La cálida lluvia de verano inundaba los aires de Konoha provocando una brisa agradable, sin frio debido al potente sol en lo alto de los cielos y sin llegar a tornarse caluroso por la llovizna, era sábado por la tarde día de franquicia, ningún ninja debía estar en misión, todos sin en cambio, se mantenían alertas bajo el resguardo de la aldea, solo por precaución.
Una chica a pesar del hermoso clima, se encontraba abatida, con el rostro ausente y la mirada perdida, ¿Qué cosa seria capaz de destrozar un joven corazón? Una carta en la mano era todo lo que sujetaba con fuerza y cierto recelo de ser vista pero la maleta a sus espaldas fungía cual estandarte colmado de orgullo
Solíamos ser amigos, no se quien eres ahora a veces creo que no debí abandonarme a ti, supongo que al final de todo mi amor callado e inexpresivo no te basto, no importa mañana todo cambiara por que… es mas fácil correr.
Hacia años que me había dado cuenta, que lo que sentía por Kakashi sensei no era precisamente un lazo de amistad, sin embargo me cegué, tratando fervientemente de engañarme para creer ese cuento barato. Alrededor de 3 años (desde que Naruto se fue de la aldea) Kakashi y yo habíamos formado grandes y poderosos vínculos, ya que al ser la única parte integrante del equipo 7 todavía en función las misiones se volvieron constantes.
Él estaba acostumbrado a un mundo frio y despiadado, condenado cruelmente a ver morir a su único vínculo familiar, su amado padre, un hombre bondadoso, pero despreciado por todos por la sencilla razón de ser un legítimo héroe. Mientras que yo era una niña mimada encerrada en una burbuja bajo un mundo soberbiamente benévolo, claro esta, que eso no me salvo de entregar mi vida al servicio de asesina pagada; al oficio ninja.
Tantas cosas nos separaban, la edad, los prejuicios, el pensamiento, incluso el tiempo. Aunque debo ser clara el principal problema siempre fue el orgullo, suyo o mío, pero era la constante línea que se volvía cada vez más gruesa, y marcaba cada vez más distancia entre nosotros
Aún ahora recuerdo esos días de misión, en los que tu y yo estábamos dispuestos a entregar la vida el uno por el otro, solíamos confiar tanto en nosotros, que siempre pasamos desapercibidas las mentiras propias, creyéndolas verdad, vaya no nos dábamos cuenta de cuanto nos lastimábamos, en resumen solíamos amarnos sin saberlo
Todos notaron algo que nosotros jamás quisimos, notaron felicidad en nuestros ojos, notaron sonrisas en nuestra caras, (incluso en la tuya a pesar de la mascara), bajo nuestros "justificados" abrazos de amistad se entretejida una historia, una que tu y yo no estábamos dispuestos a escribir, y ese fue el problema en todo, el orgullo jamás permitiría que dicha historia fuese escrita.
También viene a mi memoria todas y cada una de las inocentes muestras de afecto que me dabas, y que yo sin ningún reproche me presumía devolverte, cada abrazo, cada caricia, cada palabra de aliento, todo siempre justificado bajo nuestra disfrazada amistad. Tu te diste cuenta primero que yo, siempre has sido mas avispado que yo, sin embargo ahora se cuanto te costo asimilar tu afecto hacia mi; yo me porte mas empecinada que tu, ignorando la verdad y por consecuente, tus propios sentimientos, ahora que ya no puedo verte me arrepiento, aunque mi terquedad me grita que de encontrarme nuevamente bajo esa situación, volvería a hacerlo. Aun ahora no cambio
Pero el tiempo si lo hizo tal vez, te cansaste de seguir mis pasos, y las mentiras inocentes se volcaron en mentiras descaradas, incluso hirientes, la distancia se marco al no querer ninguno de los dos ceder, y tu agotado de insistir y yo reacia a ceder, el silencio fue lo que nos acompaño. Tu y yo fuera de una misma frase, ahora somos el y yo, ella y tu. Me alegra, ella puede hacer todo lo que yo jamás logre, ella te ama y estoy segura de que tu a ella también la amas, pero igualmente se que a pesar de eso jamás me olvidaras, que suertuda ella, que ciega yo.
Y sobre el y yo, él es un ser maravilloso, noble, agradecido, me ama de sobremanera, pero para mi desfortuna jamás podre a amarlo, y no es por ti no me duele decirlo, sino por que mis ganas de amar se fueron, mi amor de la infancia y tu marcaron mi vida para siempre.
Lo increíble de todo esto es como me dijiste adiós, cuando yo por fin abrí mi corazón a ti tú, te fuiste con ella, y no te lo reprocho, simplemente no lo esperaba debí decírtelo antes, y aunque tratas inútilmente de mentirme diciéndome que es por otra cosa, te conozco demasiado.
Rompiste mi confianza en ti cuando me dijiste adiós, te lo respeto, te entrego tu libertad. ¿Amigos? Eso fue lo que dijiste, ¡Jamás! Mis oídos retumbaron una y otra vez cuando me hablaste sobre ella, ¿No estas feliz, amiga? Las palabras como una infinita canción cantada con la amargura del alma se repitió incontables veces en mi cabeza, aunque no me dolió la afirmación, que yo claramente sabía, me congelaron el corazón las palabras unidad dirigidas nada menos que a mi. Tu y yo fuera de una misma oración fue mi respuesta, ya no se que eres ahora al arrojarme a los brazos de un desconocido si mi amigo o mi enemigo, sabes yo solía saber quien eras tu, ahora eres tan solo la frágil figura que intenta ocultar la cobardía, misma que yo cargo, la cobardía por no vencer al orgullo. Mi única palabra adiós. Hoy es mi transferencia hacia el hospital general de la aldea oculta entre… no importa no vale la pena saberlo. Te escribo todo esto por que tanto tiempo callada me afecto como no tienes idea, y eso es algo que no volveré a hacer nunca: quedarme callada, se que es difícil para mi, y por eso decido escribirlo, si pudiera cambiar lo haría, si pudiera evitar que me doliera lo haría, si pudiera descongelar este corazón aunque con eso me quedara un solo y frágil aliento de vida, te lo juro lo haría.
Lamento si con estas palabras te mortifico no podía llevarme esto a la tumba, mas sin en cambio la vergüenza hasta esta me acompañara, y si no te importan estas palabras, simplemente olvídate de mi, y mi recuerdo deja partir, si alguien te culpa de mi partida échame a mi la culpa de todo que al fin y al cabo, ni siquiera lo intente. Mi corazón lo dejo contigo haz con el lo que se te plazca a donde voy no lo necesito. Lo mas triste de todo es que se que también me amabas
Recuerda siempre que para mi "Es más fácil correr"
Atte: Sakura Haruno
El atardecer mas solemne le dio la despedida a la chica dueña de las hebras rosas, una lagrima resbala al suelo quedando como único testigo silencioso de la difícil decisión, los pasos se tornan en contra de la natal aldea, dejando a su despedida sueños rotos y esperanzas huecas, un corazón olvidado y un comienzo que aunque nuevo de la misma manera incierto.
El remitente de la carta dice Kakashi, al llegar el cumulo de sentimientos escritos a su mano, línea tras línea su corazón se estruja y los sentimientos hacen meollo en su mirada, cuando escucha a la cercanía una dulzona voz llamándolo, es cuando toma el papel entre sus manos y lo arruga furiosamente, terminando por tirarlo sin interés alguno.
Los pasos de la kunoichi de mirada jade ya estaban bastante alejados de la aldea, mas no así su pensamiento, mientras que en Kakashi algo cambio, su mirada se torno frívola y su corazón desprendido.
El frio anochecer amenaza con ser devastador, impregnado con la esencia del ambiente se muestra sin compasión, la luna reacia a ver el futuro de estos humanos. El Sol, se despide de forma presurosa, ya no quiere contemplar la huida
Recuerda siempre que para mi Es más fácil correr
