Este mini fic es AU (ósea universo alterno) aquí Candy y Elisa son mujeres vampiros, mientras que Terry es un simple mortal, espero y sea de su agrado, les aviso que solo serán tres capítulos

Espero lo disfruten y me dejen sus comentarios al final, sean buenos o malos... les mando besos y abrazos.

**NOTAS** Los textos entre comillas en negrita y cursivas son pensamientos de los personajes.

Los textos en negrita son diálogos de los personajes, y lo demás de manera normal es narrativa de la historia.

Este escrito esta basado en el fan fic PASIÓN (SASUXNARU) de una excelente escritora y buena amiga ZHENA HIK me lo prestó para hacer una pequeña adaptación, y agradeciendo sus atenciones hacia mi persona le dedico esta locura... Querida Grecia, muchas gracias por darme la oportunidad de hacer esto, espero que sea de tu agrado.

Disclaimer: Los personajes de Candy Candy no me pertenecen sino al par de viejas bofas que son Mitsuko e Igarashi (o creo que así se escribe) total no vale la pena mencionarlas ya que hicieron un asco de final....

DARK GIFT

Autora: Medias Tarot

Capitulo 1

¿Viendo a ese humano de nuevo?

El silencio reino por un par de minutos, aquella chica rubia que se encontraba encima de una de las esculturas con forma de gárgola en aquella vieja edificación, calló ante el comentario de su recién llegada acompañante.

¿Qué? ¿Piensas pasar toda la noche viendo como ese simple mortal recita lo que según él los versos de las obras de Shakespeare?

Esto ultimo lo dijo en tono de burla ya que le encanta ver como la chica de ojos color esmeralda y cabello rizado se molestaba cada vez que ella se dirigía de manera burlona hacia aquel chico sumamente atractivo.

A lo mejor... insinúas volverle la vida mas miserable... ¿O quizás deseas arrancarle esa oscuridad que posee y beberla para ti?

Los tranquilos ojos verdes permanecieron mirando al mencionado humano, quien en ese instante se encontraba actuando ante cientos de espectadores en el Teatro Royal Albert Hall de la ciudad de Londres Inglaterra. El joven de veinte años de edad actualmente era la estrella de la compañía teatral Strafford, de cabellos largos hasta sus hombros en color castaño, sus ojos de un hermoso color zafiro y de facciones sumamente atractivas para toda mujer.

Su nombre: Terruce Grandchester, quien en su semblante se apreciaba el gran talento que poseía a pesar de su corta edad, actuaba de una manera tan apasionada, se sentía como en su propio mundo, pero a decir de otros, la joven rubia que lo admiraba desde aquel sitio oscuro percibía el gran vació que albergaba el alma y corazón de aquel hermoso mortal.

... Estaba afligida, a decir verdad, y pudiendo sentir todo eso que el otro desbordaba, en realidad no era difícil poder leer a los humanos, sobre todo cuando tenían alguna clase de sentimiento tan fuerte como el dolor o el enojo, y aunque en un inicio no podía hacerlo con él, termino por conocerle después de tantos años de estar cerca.

Sabes a la perfección lo que significa fijarte en un humano, tu misma eres producto de un error tan grave como ese...

¿Podrías mantener tu maldita boca cerrada por una sola vez? ... Como si no supiera las tonterías que dices... – Se puso de pie para estar a la altura de su acompañante, quien yacía recargada en una de las columnas del teatro, cruzada de brazos y mirándola por el rabillo de sus ojos.

Como lo prefieras, solo repito lo que tú pareces olvidar en ocasiones.

En un abrir y cerrar de ojos, la rubia había desaparecido, saltando a una velocidad impactante de ahí, como el sigilo de un ninja, para que la demás gente que estaba en esa sala, incluyendo al joven actor no se diera cuenta de su presencia.

¿Qué será lo que ve en ti? – Pensó mirando en la misma dirección que la ahora ausente, observaba antes con detenimiento.

Y así aquella función dio por terminado, escuchándose los aplausos y ovaciones por parte de los espectadores, los actores agradecían con dos reverencias al publico, quien continuaba de pie por la gran actuación, siendo el mas ovacionado el joven Grandchester. Elisa al ver que el telón estaba por cerrarse y que pronto las luces serían encendidas para facilitar la salida de la gente, opto por desaparecer de ahí, de la misma forma que su compañera rubia.

-¦- -¦- -¦- CYT -¦- -¦- -¦-

La palabra dolor era poco para él en esos momentos, sentía que no quería encontrarse con nadie en su camino hacia su departamento, como siempre, rechazaba las invitaciones de cualquier persona, incluyendo a sus compañeros de tablas, para el castaño la soledad era ya su fiel compañera ya que a lo largo del tiempo y desde que tenía diez años se había quedado prácticamente solo, nunca conoció a su padre, la única persona que estaba a su lado era su madre, pero ella, en una fría noche muy parecida a esta lo había abandonado... ¿el porque? No lo sabía... solo sabía que al paso del tiempo solo una cosa había cimbrado en su mente y corazón, y era el odio, un odio que día a día crecía y maldecía cada vez que se acordaba de ella.

Con un traje en color azul marino que lo hacia verse sumamente atractivo, una boina gris que le tapaba la mitad de su cara y una gabardina negra sumamente elegante, el joven caminaba por las desoladas calles de la ciudad, la noche era fría, se acomodo las solapas de su abrigo y enfundo sus manos en los bolsillos para así continuar su andar hasta su casa.

Una de las pocas cosas que Terry amaba eran esos momentos en que podía estar solo, sin el bullicio de la gente ni los constantes ruidos que iban y venían, el castaño se detuvo por un momento, sacando de uno de los bolsillos un cigarrillo, lo encendió y al darle la primera bocanada, exhaló el humo y respirando profundamente para continuar su andar. Aunque debía aceptar que llevaba días en los que sentía que alguien le mirara, pero eso por supuesto era imposible, se había fijado discretamente en todos los lugares en que pudiera estar escondiéndose cualquier persona, y estaban vacíos, así que supuso que su creciente paranoia había crecido desde que su madre lo había abandonado años atrás.

... Dejándolo completamente solo, pero eso ahora no era importante.

¿Quién eres? – Pregunto sin siquiera girar su rostro hacia la dirección en que escucho un ligero ruido causado por los pasos de algún intruso.

Me perdí y cuando escuche a alguien aquí, supuse que podrías ayudarme a regresar a la ciudad. – La recién llegada comenzó a caminar hacia el otro, quien se giro para verle a la cara. – Me llamo Elisa. – Dijo extendiendo la mano al estar a un par de pasos.

Terruce. – Dijo mirando con desdén la mano de la joven pelirroja que por cortesía se la extendía para luego tomarla en un rápido y sutil movimiento. - Estas muy... – No pudo terminar lo que pensó y retiro su mano. La chica sonrió cerrando sus ojos en el acto.

No traigo ropa abrigadora y la noche se puso algo helada. – Dijo la pelirroja al mismo tiempo que se frotaba sus manos tratando de generar calor. Cosa que era algo posible para ella.

Solo tienes que seguir este mismo sendero, ve derecho unos quince minutos y veraz las luces de la ciudad.

Preferiría hacerlo contigo, si no te molesta... ¿O necesitas privacidad? - Indago con burla disfrazada en su tono.

Terry la observo por un momento, se le hacia extraño que una joven, anduviera sola por esas calles tan desoladas, por un momento fijo sus ojos en los de Elisa, zafiro contra ¿rojos?

El joven al ver incrédulo la mirada algo distinta de la chica y haciendo gala de su porte ingles se quito inmediatamente su abrigo para ofrecérselo a Elisa quien con su típica sonrisa burlona lo acepto.

Sígueme... – Ordeno al instante mientras que la pelirroja de cabellos ensortijados se acomodaba en el brazo del castaño.

Pasaron caminando un buen rato en silencio, Elisa observaba cada movimiento que hiciera el otro, sonriendo de vez en cuando ante cualquier estúpido pensamiento que se le viniera a la mente, aunque en cierto modo le disgustaba no poder leer los de su acompañante, pero ¿por qué? Era un simple humano común y corriente, no tenía manera de bloquearle lo que pensaba... a menos que...

Candy... – Murmuro muy despacio.

¿Candy? ... – Cuestiono Terry dejándose llevar por un impulso que no comprendió.

Sí... – Volvió a mostrar su "sonrisa" – Pensé en una amiga que tal vez fue la causante de todo esto.

El actor dio por entendido de que Elisa, culpaba a la mencionada amiga ser la causante de que se haya perdido en la ciudad, y no le tomo mayor importancia, además, para él la vida de una desconocida, no era ni sería de relevancia alguna.

Gracias por traerme de regreso, de verdad no pensé que llegaría tan lejos. – La joven sonrió de la misma manera en que había visto a los humanos con anterioridad.

Terry solo elevó una ceja ante el gesto, que en vez de parecerle de gratitud, o parecido a la alegría se notaba tenebroso y hasta cierto punto oscuro.

Si como sea... – Respondió el ingles, mientras que Elisa se quitaba el abrigo que anteriormente le había prestado, devolviéndoselo al joven quien lo tomo y con un asentamiento de su cabeza en señal de despedida se alejo inmediatamente de aquella extraña mujer.

¿Por qué lo hiciste? – La pelirroja estuvo tentada a sonreír, pero mantuvo su rostro sereno. No necesito voltear para saber quien le hablaba, pero aún así lo hizo.

No es de lo mas amigable, sí el supiera que en un abrir y cerrar de ojos podría asesi...

Elisa no pudo terminar su frase ya que inmediatamente la rubia la tomo del cuello pegándola contra la pared haciendo suficiente fuerza evitando poder zafarse, Candy la miraba con furia haciendo que sus ojos dejaran su color verde esmeralda, para pasar a un color totalmente negro al mismo tiempo que le mostraba sus feroces colmillos.

¡Tú no podrías, ni querrías hacerle nada... eso te lo aseguro, Elisa!

Percibo una muestra de hostilidad en tu tono de voz... – habló de manera pausada ya que le era imposible por el fuerte agarre que la rubia le propinaba. Candy se calmó un poco ya que a pesar de su naturalidad e instinto asesino poseía mucho mas fuerza que su compañera, volviendo a la normalidad y soltándola en el acto.

La pelirroja se acomodo su vestimenta y tratando de indagar en la mente de su congénere le pregunto: - ¿Acaso es una amenaza lo que escuche? Oye muy bien esto Candice... No siempre podrás protegerlo de la vida, es muy joven aun... Se meterá en peligros y no siempre podrás salvarlo.

Eso no te importa... – La voz de la rubia sonaba cada vez mas fría, en sus ojos nos se podía leer nada, pero para alguien como Elisa quien llevaba siglos a su lado, no era difícil entenderla.

Tienes razón... – Contesto de manera sarcástica y con su tono ácido.

No me interesa... después de todo él es un simple mortal y tarde o temprano la muerte le alcanzara como a todos los de su especie, son vulnerables y lo sabes, delicados por naturaleza, y su destino es inevitablemente ese: Morir.

Suenas como si nunca hubieses ido una de esos "simples mortales". A pesar que lo fuiste mucho mas tiempo que yo. – Le contestó usando el mismo tono que su compañera.

Eso fue hace demasiado tiempo, "amiga"... quizás tú al igual que yo deberías de olvidar aquella época.

Lo haría si cada cosa me hace recordarlo... sobre todo él– Esto ultimo lo pensó solo para ella, bloqueando la posibilidad de que Elisa escuchara en su pensamiento la frase con la que termino aquella oración, y aclarándose la garganta le pregunto: - Pero no has contestado mi pregunta inicial.

Solo me acerque a él por simple curiosidad. – Decía Elisa mientras se arreglaba su cabello, a decir verdad la pelirroja era una "mujer" sumamente elegante a pesar que desde su "transformación" nunca mas había podido reflejarse nuevamente en un espejo. - ¿En verdad nunca has plantado la posibilidad de presentarte ante él? Es simple engañarles, además en tus noches de cacería practicas ese arte... Sería muy sencillo con él también.

¡No quiero que vuelvas a acercártele, sabes que no debes convivir con humanos, y menos arriesgarte a que se dé cuenta de lo que eres! – Exclamó la rubia alzando la voz de manera furica.

Estas equivocada Candy. – Contestaba mientras tomaba los hombros de la rubia tratando de tranquilizarla. - Quien se pone en riesgo no soy yo, sabes lo que le sucede a cualquier mortal que sepa sobre nosotros... Ellos, simplemente deben morir.

Lo sé... – Dijo zafándose del agarre de Elisa y cruzaba sus brazos, dándole la espalda a la pelirroja . – Pero también conoces mi posición, no he seguido esas tontas reglas y jamás lo haré. Me sorprende que tú lo hagas ahora. – Diciendo esto ultimo la ojiverde se giro sobre sus zapatos quedando de frente de su acompañante, señalándola.

Bueno, leí un par de escritos antiguos sobre vampiros muy viejos y sus creencias. Por supuesto que todo eso esta en secreto, pero ya sabes como soy y se me hizo algo interesante saber algo de nuestros orígenes.

¡Pues entonces continua con tus estúpidas "lecturas" y déjalo en paz! – Volvió a alzar la voz y acercar su rostro quedando solo a un par de centímetros de Elisa.

La chica se separo dando un par de pasos hacia atrás, y volviendo a su tono tan característico de ella le habló: - Terry no me cayó bien, es engreído, pero creo que podría tener charlas muy amenas con él... Sí tú no tienes la mas mínima intención en acercártele, no veo porque yo no deba, además... No veo ninguna marca que indique que sea de tu propiedad... Querida Candice. – Esto ultimo lo dijo de manera burlona.

La rubia apretó su mandíbula en señal de enfado, siendo observada por Elisa quien seguía sonriéndole, ciertamente la pelirroja no le temía en lo absoluto ya que tenía mucho tiempo de conocerla y sabía perfectamente que Candy no era el tipo de vampiro que matara solo por su instinto a uno de su misma especie.

Pasaba de la media noche, poca gente era la que paseaba por los alrededores de la ciudad de Londres, otro de los factores por lo que no había tantos transeúntes era por el frío que hacia calar hasta los huesos, eso claro no afectaba en nada al par de mujeres.

Terminada ya su charla, tanto Candy como Elisa comenzaron su andar por la ciudad, siendo la rubia en fijar su mirada por donde se había marchado Terry, mientras que Elisa trato de sonreír, ya que después de todo, tal vez y solo por esa ocasión había logrado su real cometido.

Esa misma noche las dos mujeres partieron hacia un poblado mas alejado de la ciudad, cruzaron un enorme y oscuro bosque para conseguir lo que en esta ocasión, sería su cena.

Llegaron a un poblado donde pronto se veían rodeadas de gente, parecía que en aquel lugar las personas no durmieran, o poco les importaba descansar, había varias discotecas y casas de juegos, a lo que claro ellas podían entrar a su gusto y ganarles, les resultaba sumamente sencillo ya que tenían la ventaja de leer lo que los demás pensaban, y haciendo uso de la belleza que ambas poseían, el par de atractivas mujeres entraron en una de los centros nocturnos de baile.

Ya adentradas en aquel conocido bar, se dieron cuenta que en la mayoría de la gente eran jóvenes, el lugar era un conocido antro llamando Scandal. Su decoración era de estilo moderno, en medio había una enorme pista donde varias parejas bailaban al ritmo de la música que era proyectada por el DJ que ambientaba desde un segundo piso, alrededor de la pista estaban las mesas, mientras que a lo lejos se encontraba la barra donde un par de jóvenes hacían malabares con las botellas al mismo tiempo que servían y preparaban las bebidas.

Las recién llegadas se dirigieron hacia la barra, ya que para la pelirroja se le hizo muy interesante lo que hacía los barman, cuando llegaron pidieron un par de martinis, obviamente fingirían que los consumirían ya que ellas desde hace mucho tiempo no bebían nada que no fuera la sangre de los mortales.

Los minutos pasaban y ambas mujeres charlaban y opinaban lo que veían en ese lugar, cuando uno de los barman les dejo otro par de bebidas, siendo Elisa la primera en hablar ya que ellas no había ordenado mas martinis.

Oye guapo... creo que te has equivocado, nosotras no hemos ordenado estos tragos.

El joven le respondió de manera amable acercándose a su oído ya que creyó que ella no lo escucharía por la música tan alta: - No preciosa... no me he equivocado, estos martinis se los envían los hombres de allá. – Le dijo mientras señalaba una de las mesas algo apartadas de la pista, que cuando las damas dirigieron su mirar hacia ellos, los jóvenes alzaron sus copas tratando de llamar su atención a lo que la pelirroja les mostró su ya característica sonrisa.

Entonces es justo que vayamos a agradecerles... ¿No lo crees así, Candy?

¡Elisa no tengo la mas minina intención de acercarme a ese par de idiotas! Vamos... ¿Acaso no has leído sus mentes, no te has dado cuenta las verdaderas intenciones que tienen esos dos hacia nosotras?

Por supuesto que lo he leído... – Le respondió al mismo tiempo que soltaba una carcajada. Haciendo que la rubia hiciera un mohín en su rostro en señal de molestia. – Hasta también sé que a estas bebidas el barman les hecho unas pastillas para drogarnos. O que... ¿A poco has olvidado el verdadero motivo por el que entramos a este lugar?. – La rubia cerró sus ojos y soltando un bufido le respondió a lo que su compañera le preguntaba, asintiendo levemente su cabeza, dándole un sí como respuesta.

Mira querida. – Le dijo de manera sonriente. - Si no te "apetecen" este par de imbeciles, solo acompáñame por un momento, luego finges que vas al baño y así yo saldré con ellos de este lugar... Y bueno ya después tú te encargas de buscar tu alimento. ¡Además así terminaría de una vez por todas con estas malditas lacras, que lo único que saben hacer es engañar a las mujeres con su linda cara y después, aprovecharse de ellas para saciar sus malditos instintos carnales, comportándose como los animales que son! – Esto ultimo Elisa lo dijo en tono de ira dejando ver sus ojos que son color marrón cambiándolos a negros. Candy se dio cuenta de esto y tratando de "cobrarse" lo que anteriormente la pelirroja le había hecho con respecto al actor, de manera sarcástica e imitando la misma sonrisa burlona de su compañera le pregunto: - ¿Y de cuando acá te preocupan los mortales, que no hace un par de horas me habías dicho que no te importaba la vida de los humanos? Ahora resulta que tú, la despiadada y cruel mujer-vampiro Elisa Leegan se preocupa por lo que le pasen a los "homo-sapiens" como sueles llamarles.

La joven pelirroja cerro sus orbes para después abrirlos mostrando nuevamente su marrones ojos, y con una sonrisa de medio lado y de manera ya un tanto tranquila habló haciéndole otra pregunta a la ojiverde:

¿Qué ya olvidaste la forma en como llegue a convertirme en esto? – Preguntaba mientras se veía de arriba abajo. – Si no fuera por tu pronta intervención, aquellos malditos bastardos me habrían jodido toda la puta noche. De no ser por ti, yo hubiera muerto aquella vez.

Para Candy era fácil indagar en la mente de su compañera, pudiendo sentir que en aquellas palabras, a pesar de que las habría dicho con toda la naturalidad del mundo, percibió que había cierto dolor en ellas, y apartando su mirar de los ojos de Elisa y de manera apenada le respondió:

Es la primera vez que dices que por mi culpa te hayas convertido en lo que actualmente eres.

Ahora era el turno de la de ojos marrones de responderle a la rubia, y tomando su rostro para mirarla directamente a los ojos, tratando de que leyera lo que en su mente le estaba diciendo, mostrándole ahora si, una sonrisa sincera: - En ningún momento te estoy culpando de algo, simplemente no quisiera que jóvenes como alguna vez yo lo fui, sufrieran por lo que yo pase hace siglos, además.. Esta vida que me diste ha sido lo mejor que me haya pasado ¡Puedo ser libre! Ser y hacer lo que siempre he querido y es, la de tener toda la libertad que siendo una simple mortal no hubiera podido disfrutar.

Candy pudo captar lo que Elisa le había dicho con su mente, y dando un ligero asentamiento con su cabeza le agradeció de que no la culpara de haber sido ella la que la convirtió en lo que actualmente es y mandándole a través de su mente lo que desde un principio había planeado la pelirroja, una simple palabra: - Vamos...

Las chicas llegaron hasta la mesa donde el par de hombres de alrededor de unos treinta años las esperaban ya con copas en mano, Elisa como toda mujer seductora los saludo de manera muy "cariñosa" mientras que Candy, trataba de seguirle la corriente a su compañera, solo que no de la misma forma que ella, a decir verdad le daba asco la manera en como unos de ellos la miraba de forma lujuriosa, pudiendo leer que en la mente de aquellos humanos solo se materializaban imágenes en donde ellas yacían dormidas por la droga que le habían dado al barman para que se las pusiera en sus bebidas, mientras que las poseían una y otra vez, terminando varias veces dentro de sus cuerpos para después quitarles la vida.

Paso el tiempo y pronto las jóvenes estaban de lo mas ameno con el par de hombres, Elisa le envió una seña a la rubia de que ya era tiempo de retirarse, Candy la capto de inmediato y disculpándose con los "caballeros" se puso de pie para dirigirse al tocador. Solo que no contaban con que uno de ellos tenia la intención de seguir a la ojiverde ya que el plan de ellos era estar con las dos al mismo tiempo, pero al momento de comenzar a seguir a la rubia, el joven se detuvo en su andar y se regreso hacia su amigo y su acompañante.

Candy situada en aquel enorme pasillo donde estaban reunidas varias mujeres, observó como Elisa salía con ese par de hombre de aquel lugar, nuevamente se adentro en la mente de los mortales y vio lo que ellos tenían planeado hacerle a la pelirroja, se dio cuenta de que ambos sonreían maliciosamente, pero para su mala fortuna se llevarían una tremenda sorpresa, sobre todo considerando el peculiar estilo que tenía esta por cazar a sus presas.

Para no sentir la forma tan sádica en como Elisa terminaría con aquellos mortales, la rubia de cabellos ensortijados tenía la capacidad de bloquear sus pensamientos, y así lo hizo, y ahora tocaba el turno de ella de buscar lo que sería su alimento de esa noche.

Por otro lado Candy era mas "sensible" en cuestión de buscar su alimento, ella simplemente buscaba personas que prácticamente no quisieran vivir, aunque bueno, algunas veces hacia excepciones ya que se topaba con seres de todo tipo, violadores, asesinos o inclusive personas vagabundas.

Esa noche la ojiverde se alimento con la sangre de una joven que pensaba en el suicidio, después de que la rubia se presento con ella de manera tranquila, pudo sentir el enorme deseo de la chica de ya no querer pertenecer a este mundo, así que llevándosela a un callejón sumamente oscuro y desolado, Candy la libero de todo el peso que significaba ser mortal, sacio su sed de sangre dándole una muerte llena de paz y sin dolor.

Al terminar con la joven, Candy pudo apreciar que en el semblante de Flamy, como se había presentado la chica, se había dibujado una sonrisa en su rostro. La dejo recostada sobre el asfalto de aquel callejón y se alejo de inmediato ya que pudo sentir la presencia de mortales que se acercaban.

La rubia recordó que en sus primeros años le había costado mucho trabajo madurar, la manera en como conseguía sus presas, después de todo, apenas tenía veintitrés años mortales cuando la convirtieron, y pronto se vio obligada a vivir cosas que ni siquiera imaginó alguna vez.

Candy se alejó de aquel poblado ya que se sentía fatigada por la concurrencia de la gente, observó su fino reloj de pulsera y vio que pasaban las dos y media de la madrugada, mentalmente busco a Elisa dándose cuenta que su amiga se encontraba platicando muy amenamente con un grupo de chicas en un lugar mas bohémico, como ya era su costumbre se quedaría un rato, solía hacer eso para conocer mas la vida de los humanos, explicarse sobre los cambios que el mundo había sufrido desde que ambas fueran alguna vez mortales.

La ojiverde no pudo evitar la necesidad que le gritaba desde su interior las enormes ganas de dirigirse hacia la casa donde vivía ese ser de hermosos rasgos y fuerte carácter. Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia aquel lugar, hasta que por fin se adentro en su habitación sin hacer el mas mínimo ruido, ocultándose en la oscuridad, le miraba descansar desde que era un niño, lo amaba desde entonces, y eso no era motivo para sentirse mal, Candy sonreía al verlo dormir tan placidamente en su enorme cama, por un momento sintió el impulso de acercársele y así lo hizo, obviamente tomando todas las debidas precauciones ya que no quería ser descubierta, y de esta manera, con su mano fría y pálida comenzó a acariciar las enormes hebras castañas retirándolas de la frente del joven, la ojiverde aún no se explicaba como era posible para ella amarlo, si se suponía no debía sentir mas allá del placer que la sangre de su victima le proporcionara al correr por sus venas. Pero al estar frente a Terry, toda esa explicación, simplemente pasaba a segundo termino.

¿Acaso tendría razón Elisa sobre acercársele como cualquier humano? ¿Y si por alguna razón se viera descubierta y tendría que tomar aquella simple medida que hacía cuando un humano descubría su identidad? ¿Sería capaz ella de quitarle la vida a su Terry?

Muchos años atrás cuando Terry era apenas un niño, logro adentrarse a su habitación, por un momento se distrajo y fue entonces que el pequeño se despertó, por unos segundo el niño vio el rostro de ella, pero en vez de gritar y pedir ayuda a su madre, simplemente Terry se le quedo observándola, Candy pudo sentir que el pequeño no sentía miedo ante ella, y como todo niño curioso, con su pequeña manita acaricio el frío y pálido rostro de la rubia y haciéndole una pregunta que dejo boquiabierta a la chica: - ¿Eres un ángel?

Candy simplemente le mostró una tierna sonrisa al pequeño niño y cuando estaba apunto de responderle sintió que venía acercándose la madre de Terry, desapareciendo de inmediato dejando a un niñito confundido por su extraña manera de irse. Ya afuera, la ojiverde veía y escuchaba como el pequeño relataba a su madre lo que había visto, la mujer solo sonreía al mismo tiempo que abrazaba a su hijo, pero pudo notar un semblante de preocupación en los ojos de la joven madre, mismos que años después la llevo a tomar aquella dura decisión de abandonarlo.

Desde ese día Candy decidió que eso no debía volver a repetirse y tuvo que ser mas cuidadosa en ese aspecto, pero jamás se alejo, iba y venía por unos meses en los que viajaba ya sea sola o con Elisa para conocer varios lugares y mas que nada para poder cazar sin dejar rastro de sospecha estacionario sobre sus victimas.

Regresando al presente, en donde ya había terminado de acariciar el cabello de actor, se dirigió para salir de la habitación, ya afuera y continuando su mirar desde una ventana, se daba cuenta de que estaba inquieto en sus sueños, habían pasado horas desde que lo vio paseando al lado de Elisa y no pudo evitar la sensación de molestia y rabia que sintió al verlos juntos... ¿Acaso estaba experimentando aquello que vulgarmente los humanos llaman celos?

De ninguna manera eso podía pasar, hecho culpaba a algún retorcido o bizarro pensamiento de los que comúnmente le explicaba su compañera, esos que llaman "derecho de propiedad" ya que llevaba diecisiete años siguiéndolo, lo miraba desde que tenia tres años de edad, y bueno aunque aun seguía siendo muy joven, había muchas cosas por las que tenia que pasar, y por supuesto ella las viviría a su lado, costara lo que costara, estaría ahí siempre para cuidarlo.

Solo había una cosa en la que su mente se repetía constantemente. ¿Estaría preparada para verlo morir en cualquier momento? ¿O sería capaz de intervenir justo como sucedió cuando a ella...

No, no... debía ni quería pensar en la hora en que Terry tendría que morir, sabía que como a cualquiera de su especie, tarde o temprano le sucedería, como anteriormente se lo había comentado Elisa, y era algo muy cierto a pesar de todas las idioteces, como así solía llamarle cuando su compañera sacaba su lado filosofo.

"- Son vulnerables y lo sabes... Delicados por naturaleza y su destino inevitablemente es: MORIR...

Echo un vistazo y vio que nuevamente dormía placidamente, se acerco de nueva cuenta a su lado pero no para acariciarle su cabello, simplemente quería adentrarse en sus pensamientos para saber que era lo que lo ponía inquieto, y así lo hizo, pero lo que vio fue algo ya visto anteriormente, algo que ella ni siquiera intento ni quiso evitar.

Se trataba de la noche en que su madre lo había abandonado, el pequeño corría un sendero largo y oscuro gritando el porque lo había dejado, a lo lejos la imagen de una hermosa mujer de cabellos lacios y rubios, del mismo color de ojos, al igual que sus bellos labios tan parecidos al joven, poco a poco se desvanecía, dejando a un pequeño niño tirado en el suelo, llorando y suplicando que no lo dejara solo

... Después de aquella noche, Candy no volvió a alejarse por mucho tiempo, supo que Terry había quedado bajo la tutela de su abuelo paterno, el duque de Grandchester, pero cuando el joven había cumplido la mayoría de edad, su abuelo lo desheredó del titulo de nobleza al darse cuenta de las aspiraciones teatrales que tenía en mente, dando por terminado toda relación y él yéndose a vivir nuevamente a aquel departamento que compartía con su madre.

Para Candy, el castaño era el que le había robado lo que pensó que había muerto junto a su antigua vida... Y era simplemente su corazón.

Una vez mas, pudo observar como el joven se volvía a remover inquieto entre las cobijas, de nuevo volvía a soñar con el abandono de su madre. ¿Acaso seria el momento ideal para presentarse ante él?

No... De hacerlo no sería como cualquier humano, primeramente porque

Terry se preguntaría como diablos le había hecho para entrar a su casa, así que mejor desecho ese pensamiento y opto mejor por mover un poco la cama del castaño para despertarlo, ella se oculto entre las sombras, el joven de inmediato se sentó a la orilla de su lecho, agitado y sudoroso, a pesar del fuerte frío que se sentía afuera.

Después de normalizar su respiración, el chico de ojos verdeazules se puso de pie, Candy admiro que solamente llevaba puesto el pantalón de la pijama, sus cabellos que estaban revueltos al contacto con la almohada caían sobre sus hombros, su abdomen marcado por el constante ejercicio al que siempre le veía someterse, varias veces se preguntaba si Terry no era una especie de ser sobrenatural, ya que su perfecta y presencia figura era sin duda un enorme placer a la vista.

Decidida en seguir ocultándose entre las sombras y para no irrumpir en la vida del actor y a una hora del amanecer, la rubia dio un ultimo vistazo al chico que ahora tomaba café sentado en un sofá, simplemente desapareció, y observando su mano fría con la que había acariciado el cabello del joven se pregunto si existía la posibilidad de salvarle de esa oscuridad que poco a poco le comía el corazón y los pensamientos...

- Tal vez si a habría. – Pensó para si misma.

-¦- -¦- -¦- CYT -¦- -¦- -¦-

Terry... Qué bien nos esta quedando la obra. ¿No crees? ¿Pero dime cómo has estado? – Dijo la chica que lo había alcanzado, mientras él caminaba apresurando el paso intentando alejarse de ella, quien indudablemente ella no entendía las indirectas ya que apresuraba el paso al igual que él.

Le miró de reojo, ella poso sus celestes orbes sobre él, y su respuesta fue simple y seca, como siempre lo era.

Bien... – Contesto a la pregunta, importándole muy poco los modales y la cortesía, la miro de lleno y agregó: - Llevo prisa, si no te importa quiero estar solo... – El castaño nuevamente apresuró el paso dejándola perpleja y atrás.

Metió sus manos en las bolsas frontales de su pantalón y erguido como era su costumbre apresuro el paso mas rápido de lo normal, el castaño sintió una presencia tras de él, rodeo sus ojos hacia arriba pensando que tal vez sería su boba compañera de teatro: Susana Marlowe, siguiendo tras de él, esperando una conversación normal a su lado. Pero no siquiera se dio a la tarea de voltear hacia atrás y sintiendo nuevamente esa misma presencia continuo con su paso hasta llegar a aquel bar que acostumbraba ir cuando terminaban los ensayos de la obra teatral.

Después de un rato y tomar un par de tragos, salió del lugar y comenzó su andar de camino hacia su casa, considerando que vivía muy cerca de ahí, no vio inconveniente en llegar caminando a su casa, miro su reloj y se dio cuenta de que ya se le había hecho tarde para ir al club hípico donde tres días a la semana iba a entrenar su deporte favorito: la equitación.

Tras continuar su caminar para llegar a la casa donde antes vivía con su madre, volvió a sentir una presencia tras de él, pero esta vez su sentido de auto defensa le intuyó que a lo mejor se tratase de alguien que quisiera asaltarle ya que se habrían dado cuenta de quien era, pero esta vez estarían muy equivocados al pensar que él sería una presa fácil.

Sin pensarlo siquiera se giro para encarar quien fuese, y confundido se dio cuenta de que estaba solo, miro a los alrededores y noto que no había nadie, ni siquiera cualquier persona extraña que anduviera cerca de ahí.

¡Estupideces, Grandchester! – Girando para continuar su camino, chocando al instante con alguien de frente a él, quien lo derribo al contacto con su cuerpo, como si hubiera chocado con un muro.

¡Pero que mierda! – Masculló molesto al verse tirado en el suelo.

¡Lo siento, pensé que me habías escuchado llegar! – Dijo Elisa recién llegada y sonriendo tal falsamente como había aprendido a lo largo de sus muchos años, y que a pesar del tiempo todavía no dominaba tan bien. - ¿Te ayudo? – Completó, extendiéndole una mano al actor quien la miraba sorprendido desde el suelo, ya que se le hizo muy extraño como una simple chica delgada tuviera semejante fuerza como para derribarlo.

Hmm... – Entrecerró sus ojos gruñendo por lo bajo, aceptando de mala gana la mano ofrecida, ya que para su orgullo se le hacía lo mas estúpido que una mujer fuera la que lo ayudara a levantarse y mas haber sido derribado por ella.

Cuando Terry tomo la mano de la chica pelirroja, este abrió sus ojos mas de lo normal, ya que Elisa estaba tan fría, pareciera que acababa de salir de un congelador, el castaño se preguntaba que rayos tenía esta chica que tanto le inquietaba.

Hace una noche muy fría... ¿No te parece? – Y pronto y contra su voluntad se vio haciendo platica de la manera mas estúpida y pronta posible para no ser descubierta ya que se dio cuenta de la reacción del actor cuando hizo contacto con su mano.

"Sigo sin poder leer tus pensamientos... Sin temor a equivocarme, aseguraría que es Candy quien me bloquea tu mente ¿Qué guarda ahí? ¿Temerá acaso que encuentre su punto débil en este chico?"

¿Vas a tu casa? – Pregunto cuando el joven estaba sacudiéndose su atuendo retirando algún resto de tierra.

Así es...

¿Puedo acompañarte? – Indago siguiendo al castaño quien ya había comenzado a caminar.

Conozco bien el camino... Gracias. – Contesto ácido. Pero Elisa no se daría por vencida, e importándole poco continuo junto a Terry como si no hubiera mencionado tal cosa.

"Lo tengo" – Pensó la pelirroja, cerrando sus ojos por un momento, sin detener su paso, conciente de que quizás lo que haría le traería problemas con la rubia, pero sabía de sobra que como era Candy le perdonaría fácilmente sus deslices, considerando que era la única compañía que en realidad había tenido a lo largo de tantos años y además que eran grandes amigas, ya que solo intentaba hacerle un favor.

... Muy a su manera, claro esta...

En el camino se toparon con la figura de la rubia, que estaba recargada en la pared, vestida en color negro, con un pantalón , un suéter entallado a su cuerpo que le hacia resaltar sus bellas curvas, botas altas del mismo color, siendo cubierta con un largo abrigo que estaba abotonado solo hasta la mitad, su cabello largo lo traía suelto, haciéndola ver irresistiblemente bella.

Candy se irguió al verlos venir, Terry se detuvo al sentir aquellos ojos verdes sobre él y después sobre Elisa... Preguntándose ¿Quién era esa chica?

¡Ah Candy, que bueno verte por aquí! Dime querida... ¿Sucede algo malo?

La ojiverde permanecía en silencio, mirándola con extrañeza, al menos para el castaño esto se le hacía de lo mas extraño, pero para Elisa no, ya que fingía no recibir ningún reclamo a través de puros pensamientos que personas como Terry no podían escuchar.

"¿Por qué me enviaste esa imagen? ¿Qué pretendías haciéndome creer que Terry estaba muriendo?"

"Vamos amiga no seas gruñona... ¡Le tienes frente a ti, mirándote como su fueras un raro espécimen! ¿Por qué darle esa mala impresión? Recuerda querida Candice que la primera impresión jamás se olvida."

Candy aspiro profundamente y luego camino a paso lento directamente hacia ellos, Terry se sorprendió así mismo queriendo retroceder, pero ¿Por qué? ¿Acaso era temor al estar en frente de ese par de mujeres? De manera directa desecho ese pensamiento, total, como era posible que huyera ya que él sin duda era mucho mas fuerte que ellas, bueno al menos eso creyó.

¿Pero porque le perturbaba al presencia de esas dos?

La rubia por su lado, se detuvo al leer en el pensamiento ajeno, aquel miedo. ¿Por qué Terry le temía a ella? Y algo en esa perspectiva le hizo sentirse ofendida. Además el actor había pasado del ingenuo temor a la hostil indiferencia hacia su persona... Estaba totalmente desubicada ante todo aquello, en realidad no entendía para nada el comportamiento del humano que estaba frente a ella.

¡Pero que mal educada soy, Terruce ella es Candy, mi mejor amiga desde hace cientos de años! – Bromeó con la verdad sabiendo que el actor no le creería, pero recibiendo una mirada inquisidora por parte de la rubia, a quien no le había hecho mucha gracia la manera en como Elisa los había presentado.

¡Pero salúdense como personas comunes! Vamos Terruce, Candy no muerde. ¿Cierto amiga? – Dijo viéndolos a ambos y sonriendo de manera irónica.

Mucho gusto. – Saludo frío y cortésmente, para luego comenzar su camino dejando a una Candy desconcertada por la manera tan ácida en como la saludo.

Terry se despidió de la pelirroja y pasando del lado de la rubia e ignorándola con terrible facilidad. Candy herida ante ese rechazo, le tomó del antebrazo y lo miró, Terry se sorprendió de la manera en como la recién conocida lo sostenía ya que se le hizo de lo mas raro la fuerza que demostraba Candy con aquel simple agarre, pero eso no le prohibió mostrar su fiera mirada zafiro en las orbes esmeraldas de la chica.

¿Por qué Terry era mas hostil con ella que con las demás personas?

¿Qué era lo que le sucedía?

El castaño se soltó sin siquiera mostrarse remotamente amigable o amable con la joven, entrecerró sus ojos un poco y mirando de frente con prepotencia, continuó su antiguo camino.

Candy se quedo mirando al frente por unos segundos sin pensar en nada, con su mente en blanco, sin poder creer lo que recientemente había sucedido, ni siquiera Terry le había dado tiempo de hablar y este ya le había tomado a mal. Además en su ultima mirada había visto un pensamiento que no le agradó del todo bien, a primera impresión ya le había caído mal, y como se lo dijo Elisa anteriormente "la primera impresión jamás se olvida"

No parece interesarle mucho conocerte, ni siquiera tu amistad o compañía. – Menciono Elisa lo ya obvio, haciendo gala de sus sarcásticos comentarios fuera de tono.

La rubia guardo silencio por unos minutos, para después mirar con seriedad a su compañera.

No entiendo porque lo hiciste, ¿Qué ganabas tú con presentármelo? ¿Qué no te basta con que solo lo vea en silencio como lo he hecho durante todos estos años? ¡Sabes Elisa... Así estaba bien, así quería seguir, no me importaba pasarme todos los años que le quedan de vida mirándolo solo de lejos!

¿Por qué interfieres en los pensamientos de Terruce? – Le pregunto ignorando lo que le acababa de decir la ojiverde.

¿Para que quieres saber lo que piensa? – Le contesto alzando la voz de sentirse frustrada al no tener respuesta a lo que anteriormente le había preguntado a la pelirroja.

"¿Por qué?" – Se pregunto sabiendo que Candy la seguía escuchando, pero ignorándola se marcho, dejando a la rubia quien al ver que su compañera se alejaba, inmediatamente se fue para alcanzar al castaño.

¡Terry espera! – Le gritó tratando de llamar su atención, a lo que el actor le ignoro por completo, por lo que la joven se planto frente a él.

¡Es grosero de tu parte dejar a alguien con la palabra en la boca, y mas si se trata de una dama!

Perdone usted mi lady... – Dijo de manera sarcástica y en tono de burla haciendo una reverencia ante la chica. – No me dio la gana y mucho menos me interesa entablar una conversación contigo. – Se movió para continuar con su andar a lo que la ojiverde también lo hizo quedando nuevamente frente a él.

¡En verdad Terry! ¿Cuál es tu problema conmigo?

El actor frunció el ceño, la verdad no sabía del porque de la insistencia de la joven y hasta donde quería llegar.

¡Te invito a salir!

¡¿Qué?! – Pregunto asombrado el ingles, al ver la forma tan directa y rápida la proposición de la ojiverde.

¡Me gustas eso es lo que sucede, por eso Elisa quería presentarnos!

¿Hacia donde quieres llegar? – Pregunto incrédulo, tratando de indagar en los pensamientos de la joven.

Bueno... lo que pasa es que me gustaste mucho desde la otra noche que te vimos actuar. – Contestó dando signos de vergüenza, tratando de que con esa actitud Terry la aceptara.

No creo que sea buena idea... – Respondió de la misma actitud con la que se había alejado cuando la conoció, retirándose para seguir su camino hacia su casa.

¡Vamos! Prometo no morderte... – Le insistió nuevamente poniéndose frente a él, pero esta vez mostrándole una bella sonrisa.

El actor soltando el aire de manera calmada y con una de sus manos retiró de su frente un mechón de sus cabellos, miro directamente a los ojos a la rubia, dejándole ver que había ganado, Candy por su parte sintió que había logrado su propósito soltó el aire y cuando estaba a punto de hablar, el joven la tomo fuertemente del brazo para aprisionarla contra la pared, mirándola con furia.

¿Qué es lo que tú y tu amiga pretenden? ¿Acaso quieren llevarme a un lujoso restaurante? Donde claro, nos vean juntos y así llamar a la prensa para hacerse publicidad de cómo dos hermosas chicas conquistaron al actor de moda de teatro y salir mañana en primera plana en los diarios de la ciudad.

Mejor... ¿Por qué no lo hacemos de una sola vez? – De pronto Terry quiso apoderarse de los labios de la rubia, a lo que Candy siendo mas fuerte que él, lo empujo de tal manera que el chico saliera disparado, quedando a mas de dos metros de donde estaba, la ojiverde solo lo miraba.

¡Perdóname... Por favor! – Fue la disculpa de la chica hacia el castaño, quien continuaba en el suelo, observándola sorpresivamente, mientras que ella corría a toda velocidad adentrándose a un oscuro callejón.

Terry inmediatamente se puso de pie, dándose cuenta de que había entrado a lugar peligroso para ella, y cuando quiso alcanzarla ya la chica misteriosamente había desaparecido.

CONTINUARA....

MUCHAS GARCIAS POR LEER ESTA LOCA IDEA.... ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO, COMO YA HABIA DICHO ANTERIORMENTE SERA UN MINI FIC YA QUE NO ME GUSTA HACERLOS LARGOS, AGRADEZCO SUS COMENTARIOS YA SEAN BUENOS O MALOS Y QUE ME DIGAN QUE LES PARECE LA "AMISTAD" DE ELISA Y Candy, ME ARRIESGUE A HACERLO DE ESE MODO YA QUE SIEMPRE LAS PONEN DE ENEMIGAS Y BUENO YO QUIZE HACERLAS AMIGUIS... Jejeje

LES AVISO QUE EN EL SIGUIENTE CAP. VIENEN COSAS ALGO FUERTES, Y NO SE... QUIEN QUITE Y SE ME OCURRA DARLE UNA MUERTE DOLOROSA A LA SUSANA... PORQUE NUESTRA RUBIA TIENE KE CONTENERSE LOS DESEOS DE ASESINARLA. Jejeje ESPERO Y ME ACOMPAÑEN EN EL SIGUIENTE CAP. QUE YA SERA UN POQUITO MAS LARGO. ESTARA LISTO LA PROXIMA SEMANA, ¿ENTONCES QUE... ME ACOMPAÑAN??

BESOS Y ABRAZOS DE SU AMIGA Ana Lilian Panti.