Ya llevaba 2 años tratando de tener experiencia en las embarcaciones. Tenía una posición menor pero quería que notaran que hacía mi mejor esfuerzo. Mi padre fue un gran capitán en mar, a los 14 años él me dejaba ir a sus aventuras. Tenía experiencia suficiente, pero a los 27 años uno ya quiere abrirse paso solo y sin padres que te cuiden. Comencé con embarcaciones que transportaban comida, nada del otro mundo. Aún así puedo describir cada uno de los clásicos personajes que siempre se ven a bordo. El capitán, un hombre ambicioso y sensato, era la máxima autoridad del barco, después de Dios. El teniente, se ocupa de tratar a la tripulación como basura, adular al capitán y gritar las órdenes que éste le susurra. Los oficiales, hombres honrados, humillados por el teniente y recibiendo sus órdenes con resignación. El cocinero y el médico trabajan en espacios cerrados, así que jamás pude ver cómo trabajaban. Al grumete tampoco, pero es bastante arrogante porque generalmente es un pariente del capitán. Los demás (grupo al que pertenezco) se encargan de la artillería, limpieza y cualquiera que sepa las indicaciones del mar, puede manejar el timón. Me esfuerzo mucho por aprender las indicaciones pero sin profesor y con los ruidos que hay en las calles es muy difícil. Sólo puedo estudiar en la biblioteca o en mi habitación, cuando comienza la mañana. La posada donde me alojo es cómoda pero en ella hay muchos hombres sospechosos y descorteses que, si me pongo a leer en el salón donde sirven el desayuno, es posible que me agredan por mis mapas y mis libros. "Cobarde" me andarán llamando por ahí y no me importa, es mejor ser prudentemente cobarde que neciamente valiente, mi lema. En fin, creo en poder convertirme en un gran capitán o al menos poder aprenderme las indicaciones.
Hace 6 meses que no voy a alguna embarcación porque estoy buscando una de verdad y no quiero soportar de nuevo ese horrible olor a comida todo el camino. Me siento motivado por eso iré en la tarde a ver si hay anuncios en los que aventurarme para conseguir puestos.
En mi camino me crucé con Woody, un borracho de la posada que piensa que soy su amigo. Me abrazó por detrás y me saludó muy torpemente. No lo considero un amigo pero él a mí sí porque una noche cuando Woody estaba deprimido y hablaba sin que nadie lo escuchara, se puso a romper todo para llamar la atención. Yo estaba cenando y le pedí que se tranquilizara, él rompió a llorar porque creía que era amable y gran parte de la noche tuve que escuchar sus penas. Ahora estaba de buen humor y me ofreció un whisky aunque eran las 10 del mediodía.
-¿No crees que es un poco temprano para beber?- dije sin mirarle a la cara, pero aún así me imagine su desilusión.-Es que estaba por irme al trabajo.- Me excusé (más bien mentí).
Me libré de sus poderosos brazos y salí por la puerta principal, encaminándome a la oficina de actividades municipales de Coventry, un pueblo de Kent en el estado de Rhode Island, soy de Indiana pero me traslade a un lugar cercano al mar. En el pueblo había lo de siempre, marineros, pobres, balleneros y prostitutas. Casi al final, la oficina. Vi la tabla de actividades y audiciones:
Limpieza en transportación de alimentos a las 12 hs.
cocinero en exportación de plantas exóticas a las 10 hs.
Y por último, artillero y manejo de barco en equipo de rescate a las 11 hs.
Éste último me exaltó de emoción, sentía que mis pies bailaban. Me apresuré a preguntarle a un caballero muy educado la hora, eran las 11:10 hs.
Corrí a la oficina N°6, donde se hacían las audiciones y sentí alivio al ver que habían 4 personas delante mío. Me apoyé en la pared, tratando de recuperar el aire. Pensé en las posibilidades que tenía para ser artillero: muy pocas. Cuando te subes por primera vez a un barco, lo primero que aprendes es a trapear, izar velas y artillería. Nunca se sabe con qué animales uno se puede encontrar o salvajes o con algún amotinado. De cualquier modo me tenía fe en la audición. Después de mí llegaron dos personas más, un enclenque con zapatos muy sucios y un fornido que me lanzó una mirada agresiva, lo ignoré. Estaba ensayando lo que iba a decir en la entrevista. Me sudaban las manos, caminaba a cada rato por el pasillo, tragaba saliva. Todo había pasado tan rápido y me costaba procesarlo.
Pero entonces me di cuenta, me había olvidado los papeles de actividades anteriores. No tenía tiempo de volver a la posada a buscarlos, estaba tan seguro de que no encontraría trabajo hoy. Tal vez podía convencerlos de que me entrevistaran sin los papeles. El enclenque que iba detrás de mí al parecer lo pensó mejor y se fue, sólo quedamos el forzudo y yo esperando. Cuando salió el chico de la oficina, estaba por entrar y el corpulento me empujó y me susurró: "Muy lento". Me enojé mucho, hasta estaba por devolverle el golpe pero me tranquilicé y recordé mi lema. Después de un rato el gigante ése salió acompañado de un hombre de baja estatura, menudo, con una barba muy cuidada, me arrepentí de haber seguido mi lema en cuanto lo escuché decirme éstas palabras:
-Nos queda sólo un puesto para manejo de barco.- Me quedé perplejo, el impulso me hizo decir las siguientes palabras.
-Sí, estoy para manejo de barco.-Balbuceé. Me desesperé, apenas sé cuál es el este y el oeste y decidí meterme con ese objetivo. De todos modos entré a la oficina y me propuse mentir cuánto me sea posible, aunque eso signifique romper mi lema.
Me gusta la historia, espero poder seguirla. Mis conocimientos marítimos son muy limitados, espero poder saber más..
