Harmony Reborn
Acto I: Indicios de guerra
Capitulo Primero
Equinus, un reino que se ha mantenido a flote desde tiempos inmemorables, repleto de vida en cada uno de sus rincones con diversas razas conviviendo una al lado de la otra, donde la paz reina sin complicaciones, no muy diferente de otros reinos actuales que igualmente reinaban con paz, pues hace miles de años, durante una era ya olvidada, existió una gran guerra que azoto al mundo entero, una en la cual los pocos sobrevivientes restantes acordaron dejarle al mundo un legado donde la armonía reinara en todo lugar, dando como resultado el mundo actual.
Enfocándonos de nuevo en el país de Equinus, se trata de un gran reino que abarca un extenso territorio, el segundo país más grande del continente, opacado solo por Asgard.
El reino tiene como gobernantes actuales a los reyes Freuco de Gadel y Leiya de Gadel, quienes viven prósperamente en su castillo en la capital Ramirada, lugar donde da inicio nuestra historia, donde la pegaso Sapphire iniciara su búsqueda.
-ooo-
Teniente Sapphire Blossom reportándose al servicio. – Dije fuertemente al entrar a la habitación.
Por favor, sabes que no necesitas hacer eso cuando estamos a solas. - Respondió la dueña de la habitación, Reira de Gadel, la princesa de Equinus y mi más grande amiga.
Su porte de princesa jamás me había decepcionado, con su color azul claro y su crin café de un tono claro, con unos brillantes y esperanzadores ojos miel, que cada vez que me miran directamente siento como me alegran el día.
Hoy vestía nada más que un paño semitransparente color plata a modo de bufanda, a diferencia de sus usuales vestidos de gala, lo que significaba que no me había llamado por asuntos más serios, solo quería pasar el rato charlando un poco.
Podrías dejar de llamarme en servicio solo para esto, sabes que a mi capitán no le agrada que falte a mi trabajo solo para venir a visitarte. - Dije en tono de burla.
Pero tengo la autoridad de princesa, por eso es que no puede hacer nada para evitarlo. - Contesto a mi broma.
Igual le molesta bastante. - Termine riéndome tras soltar esas palabras.
Esa era una conversación habitual en mi día a día, pero no podría pedir cambiar esos momentos con la princesa, pues desde que éramos pequeñas hemos entablado una profunda amistad que se arraiga a nuestra rutina como si fuera imposible estar separadas más de 24 horas.
Tras platicar un rato más con mi amiga, terminamos de ponernos al corriente y salí del palacio real, encaminándome a los cuarteles, pues pronto habría nuevos reclutas y hay pocas cosas tan entretenidas como ver a los novatos siendo maltratados por mi capitán.
En el camino hacia allá me detengo a comprar unas manzanas en el mercado, pues, aunque me demore un poco de tiempo en el camino, igual terminare llegando.
Cuando me acerco al cuartel, los guardias del lugar abren las grandes puertas para mi mientras dan un saludo militar hacia su superior.
Yo contesto a su saludo y luego ellos vuelven a su posición de guardias, lo mismo de todos los días.
Me dirijo hacia el edificio de entrenamiento y en el patio fuera de la arena, esta mi capitán hablando con quien se encarga de dar el mantenimiento a los muñecos de entrenamiento y las dianas.
Me le acerco tratando de que no se dé cuenta y luego también me presento como es debido.
Teniente Sapphire Blossom reportándose al servicio. – Grite a todo pulmón tras de mi capitán.
Teniente, le he dicho que antes de presentarse ante mi debería al menos hacer ver su presencia. - Menciono algo irritado.
Es culpa suya por no notar que estoy tan cerca de usted, capitán. - Conteste con una voz más tranquila esta vez.
Mi capitán suspiro resignado – Muy bien, tan solo compórtese durante la llegada de los reclutas, ellos estarán aquí en tres días, no lo olvide. –
Orden recibida mi capitán. –
Tomé la bolsa del mercado que tenía en mi alforja y le ofrecí una manzana, para luego retirarme a mi habitación en los barracones.
Si bien no era la gran cosa, era mejor que las habitaciones para los otros soldados, bien podría comprar una casa, pero yo prefería estar más cerca al cuartel, en caso de que algo grave sucediera.
Obviamente no es como si sucederán muchos desastres por estos lares, pero igual existían días en los que una bestia peligrosa se acercaba mucho a la ciudad o sufríamos el ataque de las criaturas de la oscuridad, pero igual es más reconfortante.
Además, soy del tipo que le gusta entrenar bastante, y el hecho de que el campo de entrenamiento y la arena estén a tan solo un par de metros de donde puedo descansar es bastante útil.
Puse mi alforja en una silla junto a mi cama y me recosté un par de minutos mientras miraba el techo de madera.
Siempre mantengo limpia mi habitación, por lo que telas de araña no podían ser vistas en el techo donde yo duermo, el polvo no se acumulaba en los muebles y mis cosas están siempre en buen estado, incluso mi amada espada, la cual realmente no tengo muchas oportunidades para usar.
Mi vida siempre ha sido pacifica, pero también, últimamente he tenido la sensación de que hay algo mal, como si pronto esa paz que reina en nuestras rutinas se fuera a desmoronar en cualquier segundo.
La inconformidad me impide seguir descansando y salgo de mi habitación, camino hasta el patio y comienzo a trotar, no sin antes haber calentado.
Tras pasar varios minutos, me detengo y me dirijo al campo de entrenamiento, tomo una de las espadas de madera disponibles y comienzo a practicar contra uno de los muñecos de trapo que hay en el lugar.
Repetí las mismas técnicas una y otra vez hasta que el atardecer hizo acto de presencia, descansé un poco y me dirigí a patrullar la muralla.
El patrullar no se encontraba entre mis responsabilidades, aun me servía para estar siempre alerta, además podía contemplar el extenso cielo estrellado desde un lugar alto.
Los días pasaron y los reclutas por fin harían su aparición, un evento que ocurre cada pocos años, pues los hijos de nobles eran entrenados desde muy jóvenes para poder prestar sus servicios al país, aunque fuera solo para ganar renombre o para intentar escalar peldaños hacia los altos mandos.
En Equinus las autoridades militares iban desde los reclutas, pasando por guardias, luego soldados, después elites y guardias imperiales, para después terminar como subteniente, teniente, coronel o el rango más alto, capitán.
Aunque realmente los rangos de capitán y de coronel no tenían mucha diferencia, solo porque el coronel evita responsabilidades como el entrenamiento de los soldados o la revisión de las propiedades de la armada.
Por supuesto que desde que ascendí a Teniente nadie ha podido arrebatar ese puesto de mis pezuñas, y no pensaba en dejárselo a alguien más hasta que llegara el momento de retirarme, además de que aspirar a tener un mejor puesto no cabía en mi mente, no con el coronel Sallado y mi capitán, nadie podría jamás siquiera pensar en estar al nivel de ellos dos en batalla, ni siquiera yo.
Entre los reclutas de esta generación se encontraban muy pocos que podrían aspirar a un buen puesto como soldados, la mayoría seguramente ira al departamento de orden público, pero entre ellos hubo uno que me llamo la atención.
Un semental terrestre de color blanquecino de crin rosa pálido con una franja morada en la parte derecha, además de ojos morados, hijo de campesinos nacido en una granja cerca de la frontera.
Sus habilidades estarían casi a la par de un soldado de elite, con algo más de entrenamiento seguramente podría alcanzar ese nivel, aunque la mirada de celos de aquellos altos nobles era evidente considerando su humilde procedencia
Aburrida de practicar siempre con un muñeco sin emociones, me dispuse a entablar un duelo de practica con el más prometedor recluta.
Me acerqué a mi capitán que miraba las habilidades de los reclutas mientras practicaban en batallas entre ellos y parada firme hice mi petición.
Capitán, solicito permiso para duelo con uno de los reclutas, señor. – Alce la voz lo suficiente para que los nuevos pudieran escucharme.
En voz baja comento – Siempre tan proactiva – Luego alzo la voz y se dirigió a mí – Soldado, permiso concedido. –
Muchas gracias mi capitán. – Susurre, pero estoy segura de que él pudo escuchar muy bien mi agradecimiento.
Los reclutas terminaron sus batallas y se alinearon frente a nosotros, mientras yo los miraba y examinaba cada parte de ellos.
Me acerque al terrestre blanquecino y lo invite a un duelo – Que me dices, quieres probar tu técnica contra mí. – A lo que obviamente no se negó, seguramente con el pensamiento de que soy un simple soldado, gracias a el comentario de mi capitán.
Nos dirigimos a uno de los espacios designados para los combates y comenzamos, rápidamente me acerque a él y con un rápido balanceo de espada intento golpear mi lado derecho, pero yo fui más rápida y esquive la tajada por debajo y me coloque detrás de él.
Dando una fuerte patada en sus cascos traseros obligándolo a caer y apuntándole con mi espada terminando el duelo fácilmente.
El duelo se ha decidido, la teniente Sapphire es la ganadora. – Proclamo mi capitán.
Al escuchar mi rango todos se sorprendieron, nadie esperaba que un teniente observara las batallas de los reclutas en el primer día, pues usualmente los tenientes utilizan su tiempo de otras maneras, aunque necesitaría conocer a los otros dos para saberlo mejor.
Algún otro que acepte mi invitación a una batalla de práctica. – Pregunte con la esperanza de que algún valiente aceptara, pero ninguno lo hizo.
No sé si habrá sido por lo rápido que termine mi duelo o porque prefieren no meterse con un teniente, pero a fin de cuentas todos se acobardaron y continuaron con sus demostraciones de habilidad individuales.
Como no tenía nada más que hacer ahí, me dirigí al castillo para pasar tiempo con la princesa.
-ooo-
Hoy, mi capitán me pidió que no me acercara al castillo, pues ahí habría una importante reunión en la que se discutirían asuntos importantes sobre el futuro de la nación.
Obviamente no acate sus órdenes, pues mi reunión diaria con la princesa no podría ser interrumpida simplemente por una tonta reunión entre los altos mandos de Equinus.
Aunque el hecho de no haber sido invitada aun cuando soy teniente encargada de la capital, me hace dudar un poco sobre la importancia de tal reunión.
Hace pocos días me entere de que el coronel vendría desde las montañas de Edligas solo por esa reunión, además de que los nobles de la más alta categoría, los primeros nobles, también asistirían, por lo que pensé que los tenientes y segundos nobles serian invocados, pero o fue así.
Mi curiosidad no podía esperar a que mi capitán me contara lo que ocurrió en la reunión una vez esta terminara, por lo que recurrí a mi contacto en el castillo para obtener el permiso de pasar.
Lamentablemente la princesa tampoco podía tener acceso a tan importante reunión, pero de igual forma, evadimos la seguridad y nos escondimos en un lugar donde podíamos escuchar la conversación.
Con ayuda claro de su magia, con un hechizo de invisibilidad por si un guardia nos encontraba, nos colocamos frente a las puertas que dan hacia el salón de tribunales.
A juzgar por la falta de seguridad, diría que incluso los guardias imperiales fueron excluidos.
No digan tonterías, es imposible que las figuras oscuras formen un ejército. – Dijo una voz desconocida para mí, un noble seguramente.
Acaso dudan de mi juicio. – Dijo esta vez una voz que reconocí como el coronel.
Nadie está dudando de ti, solo que el hecho de que un campamento de los oscuros se haya formado no implica que formaran un ejército. – Replico otra voz desconocida.
Pero este hecho por si solo ya es importante, las figuras oscuras jamás se habían reunido en grupos de más de seis individuos. – Menciono esta vez mi capitán.
Además, no olviden el hecho de que el origen de estas criaturas sigue siendo desconocido. – Dijo nuevamente el coronel.
Aun así, no creo que debamos preocuparnos. – Dijo la primera voz.
Pues no es porque crea que se formara un ejército maligno o algo parecido, pero si tanta desconfianza tienen, por que no solo aumentar las defensas un poco. – Dijo una tercera voz desconocida.
Esto solo es una treta de parte del ejército para que aumente su financiación, no se dejen engañar. – Dijo una cuarta voz.
Como puedes tener tales ocurrencias, creo que difícilmente el capitán Freeze se alarmaría tanto por cosas sin importancia. – Dijo de nuevo la segunda voz.
Tonterías, solo lo defiendes porque has comprometido a tu hija con él. – Respondió la cuarta voz.
Tras ese comentario, solo pude escuchar replicas e insultos en una pelea entre los nobles que se había apartado de la discusión original.
Pero tomando en cuenta lo que dicen, puedo compartir la preocupación de mis superiores, pues ciertamente las criaturas de la oscuridad jamás aparecían en grupos mayores a seis, e incluso eso era raro de ver, pues usualmente algún incauto encontraría tan solo un par de ellos o un trio cuando mucho.
Pero un campamento entero, era algo fuera de las expectativas comunes, al menos para Equinus.
Volteé a ver a mi amiga, pero lo que encontré fue algo inesperado.
Los ojos de la princesa brillaban con un blanco tan intenso que apenas podía verla, su expresión era de sorpresa y sus cascos apenas tocaban el suelo.
Entonces grito fuertemente alertando a todos en la reunión sobre nosotras, mientras su rostro mostraba temor.
El coronel se acercó y abrió las puertas para que todos pudieran vernos, pero cuando la princesa entro en la visión de los reyes, ambos se sorprendieron.
Una visión. – Dieron al unísono.
Al parecer nadie sabía lo que pasaba aquí, a excepción de los gobernantes, incluida yo, jamás había visto a la princesa de este modo.
Entonces Reira me miro directamente a los ojos mientras lagrimas brotaban de sus ojos.
Encuentra los elementos por favor, tienes que buscar los elementos de la armonía. – Me suplicaba a princesa, pero no como una princesa dirigiéndose a una teniente, como una poni común pidiéndole ayuda a una amiga.
La reina se acercó a Reira y la tomo en brazos, mientras el rey se mantenía en su lugar.
La reunión acabo, discutiremos el asunto más tarde, ahora fuera. – Ordeno con una voz firme preocupado por el estado de su hija.
Salí de ahí y esperé en mi habitación sin poder dormir por la preocupación que tenía hacia mi mejor amiga.
Al día siguiente, antes de que el sol saliera por el horizonte, un guardia imperial me llevo hasta el castillo, a la sala del trono, un lugar desconocido incluso para mí.
Ahí, el rey me esperaba sentado en su trono en lo alto del salón, mirándome fijamente hacia abajo, cuando el guardia dejo la habitación, el rey se paró y camino hasta estar frente a mí.
Teniente, sabe usted lo que son las figuras oscuras. – dijo con un tono de preocupación, aunque su cara reflejaba quietud.
Pero antes de dejarme responder volvió a hablar – Por supuesto que no, nadie en esta tierra lo sabe, solo la mismísima Twilight y los otros dioses podrían saberlo.
Desde antaño, las criaturas oscuras han atemorizado a aquellos que viajan entre los reinos, y algunas veces incluso han atacado los pequeños pueblos.
Pero nadie sabe que son o por qué hacen eso.
Pero existe información que solo conocen los gobernantes de cada nación, sobre una leyenda de hace miles y miles de años.
Con el tiempo la leyenda fue perdiendo su conocimiento y, por ende, poco se sabe en la actualidad sobre lo que está pasando, pero el hecho de que mi hija le ha pedido a usted buscar por los elementos me ha hecho pensar.
Los elementos de la armonía, objetos de gran poder que son mencionados en la leyenda de antaño, lo que confirma las suposiciones del coronel sobre la posible formación de un ejército de las criaturas oscuras. – Luego hubo una breve pausa y suspiro.
Mientras regresaba a su trono, incluso después de eso, su mirada no volvió a ponerse en mí, sus ojos solo tenían visto el vacío en la habitación.
Teniente, desde este momento, le otorgo a usted la tarea de buscar por esos artefactos perdidos, no me importa cuánto le lleve, debe encontrarlos antes de que sea tarde. – Menciono afligido.
Lo hare su majestad, no volveré hasta haber cumplido con la tarea que se me dio. –
Puede retirarse teniente. –
No sé por qué se me había dado una tarea tan importante a mí, aun cuando el coronel, o incluso mi capitán podrían desempeñar un papel mejor.
Salí de la habitación y me encamine a los barracones, tome aquello que pensé podría ser más útil en mi viaje y lo coloque en mi alforja.
Cuando salí del cuartel, mi capitán estaba esperándome con una sonrisa, mientras con en sus cascos sostenía una espada de gran valor que pocas veces solía llevar.
Tenien… no, Saphire, desde este momento tu cargo como teniente ha sido revocado, hoy se te ha otorgado una tarea de mayor importancia, toma esta espada y empieza tu camino. – Me dijo con una voz de orgullo.
Pero, capitán, yo no… - Fui callada al instante.
No te preocupes, seguro te será más útil a ti que a mí, después de todo yo jamás pude blandirla en todo su esplendor, nunca tuve la oportunidad. – Respondió el.
No podía aceptar, esa era la espada que mi capitán ha atesorado desde que ascendió al más alto puesto militar posible, fue encomendada a él por el mismo rey.
Pero tampoco podía negarme, era un regalo entregado a mi desde el fondo de su corazón, sinceramente esperaba que yo fuera capaz de otorgarle un buen uso a esa brillante espada.
Una espada de filo interminable, con una hoja larga y recta de color azul plateado, como el cielo resplandeciente, un mango gris con decoraciones en dorado y un brillante zafiro incrustado en él.
Son pocos los que podrían soñar con tener una espada así en sus manos, y ahora mismo yo sostenía aquella espada justo frente a mí.
Mantenla a salvo del peligro querida Silver Blizzard. – Fue lo último que dijo antes de retirarse a su hogar, no dirigido a mí, esas eran unas últimas palabras para despedirse de su espada.
Antes de partir, pase una última vez por el mercado para comprar cosas que pensé podrían serme útiles en el camino.
Fue así como salí de la ciudad, aun preguntándome por la razón de que tan solemne tarea me fuera dada.
Pero no podía fallar ante las expectativas del rey y de mi capitán, un gran peligro se avecinaba y tenía que hacer mi parte para detenerlo.
El problema era que no tenía ninguna idea de donde comenzar a buscar.
Los elementos de la armonía, así fue como los llamaron el rey y la Reira, pero igual no tenía ninguna idea de cómo iniciar.
Pero se dónde podía encontrar una pista, la gran biblioteca del búho ancestral.
Una enorme construcción repleta de enormes librerías donde el conocimiento de todo el mundo era reunido, protegida por un búho cuya existencia es más antigua que cualquiera de las naciones actuales.
Con eso en mente, me encamine hacia ese lugar, aunque el camino me tomaría algunos días, aun siendo una pegaso con una velocidad como la mía.
Mientras caminaba a paso veloz, pensé en como acortar camino hacia mi objetivo, tomaría casi un mes llegar si voy por el camino normal, pero si en lugar de rodear por la Roar mountain, y cruzando directamente el bosque de los lamentos, llegaría en poco más de una semana.
De esa forma fácilmente llegare, después de todo tengo suficiente confianza en mis habilidades como para no ser detenida por ninguna bestia que pueda encontrarme en el camino, a menos que el gran controlador de la montaña haga su aparición.
Después de todo, un animal capaz de mantener en orden esa montaña repleta de peligrosas bestias no es cualquier cosa.
Se rumorea incluso que se trata de un animal mítico como lo es el búho guardián de la biblioteca, o tal vez el espíritu de la montaña encarnado en una forma física.
Pero esos no son más que rumores, al menos eso es lo que me gustaría creer.
Nadie jamás ha visto directamente al controlador, pero algunas veces, cuando un viajero valiente intenta cruzar por la montaña, escucha un sonido extraño que ahuyenta todo animal.
Es por eso que se le otorgo el nombre del controlador de la montaña, porque siempre lo ha hecho, al menos desde hace algunos años.
Tiempo atrás, cuando algún tonto se le ocurría ir directamente por la montaña, pocos son los que regresaban con vida, pero un día el controlador hizo su aparición.
Nadie supo de donde había salido o como había llegado ahí, pero casi todos se alegraron de que la montaña al fin era un lugar más seguro.
Incluso nosotros, la armada, nos sentíamos mejor con su aparición, pues gracias a él es que las bestias de la montaña que se acercaban a poblados cercanos disminuyeron.
Pero aun no era un lugar en el que pudieras estar totalmente a salvo, pero igual me las apañaría para cruzar.
Esta es mi primera noche desde que salí de la capital en busca de los elementos de la armonía, con algunas ramas que encontré tiradas por ahí, me las apañé para encender una fogata en un lugar que se sentía tranquilo.
Este ha sido un día en el que me he enterado de bastantes cosas, pero sin duda lo que más lamento es no haber pasado ni un solo segundo al lado de mi mejor amiga.
Desde que recuerdo, ella y yo no nos habíamos separado más de un día, incluso cuando era llevada a algún lugar fuera de la capital por asuntos diplomáticos, siempre la acompañe como su escolta, así como mi capitán escoltaba de vez en cuando al rey y la reina.
Pero ahora que inicie este viaje no sería tan solo un día, podrían incluso ser años los que pasare lejos de Reira, podría incluso no volverla a ver jamás.
Lo último que hicimos juntas fue espiar en la reunión como un par de potrillas, ni siquiera pudimos despedirnos.
Pero tengo una tarea que cumplir y no abandonare mi deber, pues mi misión sirve para proteger a aquellos a quienes amo.
Antes de dormir reviso aquello que empaque en mi alforja.
En ella, se encontraban un par de antorchas, una cuerda, comida para una semana, una manta, una cantimplora, una novela por si me aburría en mis descansos, un par de hojas y una pluma y tinta, lo último por si necesitaba tomar notas.
Finalmente caí rendida mientras las estrellas cobijaban mi pelaje.
Ya en el segundo día, me encontré mirando fijamente la Roar mountain, si bien no tendría que escalarla toda, aun necesitaba pasar directamente por esos rocosos caminos.
Hice mis dudas a un lado y me encaminé hacia mi destino.
Gracias a que puedo volar, el camino no se me hace difícil, el problema radicaba en la cantidad de criaturas que podría encontrarme aquí.
En este lugar se ha visto desde pequeños conejos hasta terribles cragadiles, y quien sabe que otras bestias podrían encontrarse en la cima de la montaña, un lugar al que ningún poni que conozca o del que haya oído hablar, haya llegado hasta ahí.
Igual no importa, no planeo escalar hasta lo más alto, solo pasare por los caminos cerca de las planicies.
Mientras me movía, encontré un buen lugar donde podría armar un campamento, cuando me acerque saque mi cantimplora y bebí un poco de agua, dejando la mitad para después.
Tome unas cuantas manzana y un pan para tener algo sólido en mi estómago y miro mis alrededores.
Poco más adelante visualice varias estatuas de piedra, algunos ponis entre ellas.
Eso solo podía significar algo, estaba cerca de la guarida de una cockatrice, una pequeña criatura con cuerpo de reptil y cabeza de gallina, con alas enormes como las de un pequeño dragón.
Su más peligrosa arma, su mirada capaz de convertir cualquier ser viviente en piedra y sus afiladas garras.
Para mí, lo mejor sería evitar un confrontamiento, por lo que rápidamente abandone el lugar y continúe mi camino.
Desde aquí ya no podía descuidar mis pasos, en cualquier momento un animal salvaje podría saltar de la nada y atraparme entre sus fauces.
Sin embargo, durante la mayor parte del trayecto, solo he estado vigilando en vano, ningún ser se acercó a mí, cosa que en sí ya es extraña.
Una montaña tan peligrosa como esta nunca es tan calmada, pero la noche se acerca y debo montar guardia en un lugar para poder dormir.
Suerte que traje algunas ramas de mi campamento anterior, así podría hacer una fogata nuevamente.
Antes de que el sol se pusiera, encontré una buena cueva, no es muy profunda, pero servirá para mi propósito.
Coloco la fogata muy cerca de la entrada en caso de que algún animal quiera acercarse, tomo la manta de mi alforja y la coloco sobre el suelo para recostarme sobre ella.
Es la segunda noche, alejada de mi mejor amiga y sin un rumbo que seguir.
Guiada solamente por la esperanza de que en la gran biblioteca del búho ancestral se encuentren las respuestas a lo que busco.
Nuevamente miro la Silver Blizzard y la coloco a mi lado por si necesitara pelear durante la noche, poca precaución aquí podría conducirme a la muerte.
Y sin embargo ningún peligro me ha buscado en mi camino.
Algo debe estar pasando para que ni un sonido sea escuchado, pero seguramente es algo que no me incumbe.
Dejare a la diosa de la naturaleza encargarse de eso, después de todo yo no debería interferir en sus asuntos.
Rezo a Twilight para que mi viaje siga tranquilo hasta encontrar lo que busco y cierro mis parpados en busca del descanso.
Despierto, miro a mi alrededor y todo se encuentra como lo deje la noche anterior, con la fogata a punto de desaparecer.
Bebo hasta la última gota de agua y me como un sándwich de margaritas, uno de mis desayunos favoritos.
Tomo mis cosas y retorno mi camino.
El día de hoy es tan tranquilo como ayer, sigue siendo inquietante, pero no puedo más que avanzar.
Un par de horas después, al fin veo el final de la montaña, solo tengo que bajar volando y mis dudas se aclararan.
Pero un sonido me detiene, el aullido de un lobo, seguido de varios más.
Volando lo más rápido que pude, sin mirar atrás, perseguí la meta que se alzaba frente a mí, temiendo que aquellos aullidos no fueran de simples lobos.
Y mis esperanzas fueron aplastadas un segundo después, cuando un temible warg se abalanzo contra mí desde una roca cercana.
Por suerte logre esquivar el zarpazo, pero un warg nunca estaba solo, y una manada de ellos eran tan peligrosa incluso como una hydra.
Los warg, lobos más grandes que el promedio que alguna vez fueron corrompidos por las fuerzas de la oscuridad cuyas almas fueron arrancadas.
Eso se cree que son los warg, debido a que su razonamiento es parecido al de un lobo común, pero sus movimientos y su mirada hacen parecer que carece de alma.
Y el warg detrás de mí tiene esas características sin dudar, pues esa milésima de segundo en la que clavo su mirada en mí fue suficiente para darme cuenta.
Pensando que estaría a salvo bajo la montaña, volé aún más rápido, con toda la velocidad que mis alas me pudieran otorgar, pero mi pensamiento era erróneo.
Debajo, al menos seis warg esperaban mi llegada, mientras que tras de mí otros tres me impedían cualquier escape.
Si volaba hacia la montaña o al bosque ellos aun podían trepar las rocas o los árboles y alcanzarme, y si volaba demasiado alto, una parvada de buitres podría abalanzarse en mi contra.
Solo me restaba pelear.
Tome mi espada y me coloque en posición de defensa, esperando a que ellos se abalanzaran sobre mí.
De esa forma podría esquivar la mayoría de sus ataques saliendo de entre ellos con tan solo un par de rasguños.
Luego tomaría mi espada y la ensartaría en el corazón de uno de ellos para luego hacer un corte horizontal lastimando a quienes estuvieran a su lado.
Pero no se movían, eran cautelosos, con si mirada fija en su objetivo esperando cualquier signo de debilidad.
Nadie hacia nada, ambos esperábamos que el otro tuviera la suficiente iniciativa como para lanzarse al ataque sin pensar.
De seguir así, su victoria estaría asegurada, pues a diferencia de ellos, yo tengo las de perder, cuanto más tiempo pase, mayor será el estrés dentro mío.
Tendría que dar el primer golpe, no sería algo fácil.
Cambie mi posición y coloque mi espada en mi boca, tendría que ir con todo desde el inicio, utilizaría las técnicas por las cuales fui ascendida a teniente contra una manada de wargs.
Un pegaso soldado usualmente utiliza sus alas para sostener su arma, pues la fuerza de los pegasos radica en sus alas, su mayor poder de ataque solo puede mostrarse cuando lo hacen de esa forma.
Pero para mí, las cosas son diferentes, de pequeña mis alas eran demasiado frágiles y apenas podían sostenerme en el aire, difícilmente podía tomar cosas con ellas.
Por lo que fui criada casi como una poni terrestre, también fue la razón por la que me uní al ejército de Equinus, para demostrarme a mí misma que no era una débil potranca como en mi niñez.
Durante años ejercite mi cuerpo con el fin de llegar a ser lo que soy ahora, una yegua capaz de volar y con la fuerza suficiente para ser quien yo quisiera.
Y mi sueño se vio cumplido cuando tenía 20, pues nada más cumplirlos me aliste a las fuerzas armadas y un par de meses después logre entrar.
Hace ya 11 años desde entonces, ahora soy incluso mejor, la mejor entre los tenientes, gracias a mis esfuerzos.
Tome a Silver Blizzard como si se tratara de un estoque y cargue hacia adelante intentando apuñalar a un warg.
Pero se trataba de una finta, pues sabía que cuando intentara cortar a cualquiera de ellos, dos más aprovecharían para saltar sobre mí.
Mis sospechas eran correctas y los warg a su lado izquierda y derecha se abalanzaron hacia donde estaba yo.
Pero antes de que me alcanzaran utilice mis alas para impulsarme hacia atrás y nuevamente cargar hacia adelante cortando horizontalmente con mi espada, lastimando de gravedad a los enormes lobos.
Vengan a por mí. – Fue la única frase que dije antes de que el resto se moviera en mi contra.
Un par más intento atacarme por detrás pero ágilmente pase por debajo de sus garras sin recibir daño mientras usaba la espada para cortar la pata de uno de ellos, algo que no hubiera podido hacer con mi antigua espada.
Otro intento agarrarme entre sus fauces mientras salía del ataque de los anteriores dos, pero use mis cascos traseros para detenerme en seco y saltar sobre él.
Seguido de eso, enterré mi espada en el centro de su cabeza, eliminando así al primero de los wargs.
Con uno de ellos muerto, el resto se volvió más agresivo y cuidadoso.
Mientras evaluaban la situación, aproveche para volar rápidamente hasta otro y asestarle un corte, pero logro esquivarlo a tiempo y solo un rasguño se mostró entre su pelaje.
Luego por mi derecha, las garras de un warg venían directo hacia mí, cuando pensé en esquivarlas me di cuenta de que tras de él, otro de ellos había saltado para golpearme cuando mi cuerpo estuviera más atrás.
Gracias a la fuerza combinada de todo mi cuerpo, logre volver hacia delante, soportando los cortes causados por las garras de quien estaba delante mío logre evitar que el que había saltado terminara conmigo.
Entonces nuevamente me sorprendí, quien me acababa de atacar, se giró rápidamente y con un fuerte zarpazo volvió a golpearme, pero usando la espada en mi boca logré detener sus garras.
Tras de mí, un trio esperaba a que el agarre que tengo de Silver Blizzard se debilitara para atacar, sin embargo, soltando la preciosa espada salte hacia atrás para estabilizarme y correr hacia adelante golpeando su rostro y recuperando mi espada.
Con mi espada devuelta, utilice mis alas para lograr un corte rotatorio y cortar a quienes estaban detrás y él de delante con un solo ataque.
Con siete heridos y uno muerto, sin contar al del rasguño, la batalla se volvía a mi favor, pero aun sentía una gran inquietud, como si dentro de poco las cosas dejarían de favorecerme.
La manada se separó en un círculo para atraparme dentro y vigilar mis movimientos entre todos, mientras seguían moviéndose para evitar mis ataques.
Necesitaba una forma de acabar rápidamente con esto, mis heridas duelen y sangran sin parar, algo en las garras de los warg evita que se cierren rápido.
Si no me daba prisa, podría terminar por cansarme y poco a poco mis movimientos se volverían lentos y torpes.
Mientras pensaba, delante mío uno dejo el circulo para atacar, pare el golpe con mi espada y cuando me disponía a contraatacar, el warg volvió al círculo.
Esa era su nueva estrategia, si seguían de esa forma ganarían sin duda, aun cuando alguno de ellos podría morir por los cortes que le cause, eso aun los llevaría a la victoria.
Mi presentimiento era esto, algo estaba mal desde un principio, ellos me habían subestimado antes pero ahora me atacarían con todo y yo no podía huir.
La tranquilidad entonces se presentó dentro de mí, la muerte me esperaba y lo sabía, pero no me iría sin pelear.
Me tranquilice y clave la Silver Blizzard en el suelo, de ella sentí una leve brisa fría, pero seguramente sería por la falta de sangre y la fatiga.
Cuando un lobo me atacaba, lo esquivaba y golpeaba su rostro o alguna de sus heridas anteriores, mientras que el tiempo pasaba.
Perdure dentro del circulo varios minutos más y mi debilidad era cada vez más evidente, entonces sin darme cuenta el circulo dejo de moverse.
Cuando me percaté de eso, supe que algo aun peor que ellos había llegado, pues todos miraban a una sola dirección por arriba del lugar.
Girando mi cabeza hacia el lugar que ellos veían, supe el por qué se habían detenido.
A unos cuantos metros sobre el aire, una enorme ave se alzaba, un águila gigante había descendido de lo más alto de la montaña.
Era imposible que un águila gigante se encontrara aquí, pues ellas solamente viven en las cordilleras Ridork y en la arboleda del viento, y ninguna de ellas se acercaba a este país.
Pero mis ojos no podían engañarme, al menos no cuando una manada entera de wargs tenía su mirada fija en ella.
Y sin que mi vista pudiera seguirla, el águila bajo hasta aquí y tomo uno de los lobos entre sus garras y se elevó nuevamente.
Era tan terrorífica esta ave que incluso pudo sobrepasar la velocidad con la que mis ojos la ven.
Esa ave, es el claro ejemplo del por qué nadie debe aventurarse en la Roar mountain.
Un pensamiento fugaz inundo mi mente, ese era el controlador, no podía ser nada más que eso, la razón de que la montaña se mantuviera tan calmada era debido al acecho de esta gigantesca agila.
Subestime la montaña y me sobreestime, era imposible desde un principio que lo lograra, debí haber rodeado por el camino en lugar de atravesar, pero ya era tarde.
Mi momento había llegado, ni siquiera mis habilidades podrían salvarme, incluso un pequeño batallón seria fácilmente eliminado aquí, como estaba pasando con los warg.
Volando con el lobo entre sus garras, aflojo su agarre y la bestia cayo desplomándose contra el suelo.
Nada más ver esa escena, los demás intentaron escapar como podían, el ave atrapo de nuevo a uno de ellos mientras el reto escapaba montaña arriba.
El águila tomo la cabeza del warg con si pico y la arranco como si fuese la cosa más fácil del mundo, dejando caer el cuerpo y dándose un festín con los ojos del canino.
Luego bajo hasta tierra y extendió sus alas que fácilmente tenían una envergadura de seis metros.
Fue cuando la mire fijamente a los ojos, pues su miraba estaba centrada en mí, ahora era yo su objetivo, no había escape.
Incluso ahora, en el terror absoluto, no me había rendido, daría pelea contra cualquiera que osare enfrentarme.
Quise tomar mi espada y atacar, pero las heridas en mi cuerpo no me lo permitieron, me desplomé en el suelo sin poder hacer nada más mientras el titán se acercaba a mí.
Me tomo entre sus garras y voló nuevamente mientras mis parpados se cerraban y la oscuridad invadía mi vista deteniendo cada uno de mis sentidos.
Pero aun antes de caer desmayada, pude sentir lagrimas provenientes de mis ojos.
Así, una historia es contada por el viento.
Autum Wind, una cuenta que fue creada para escribir historias más tranquilas a las que suelen verse, que usualmente están llenas de acción, o al contrario repletas de amor.
Sin embargo, irónicamente la primera idea que tuve para escribir fue la de una Equestria situada en un mundo gobernado ahora por una IA, en la que solo unos cuantos se oponen a su dictadura.
Pero antes de subir aquella historia, preferí escribir primero esta que fue otra de las ideas que tenía en mente y que se sitúa miles de años en el futuro, donde cualquier indicio de la nación de los ponis ya fue olvidada.
Por supuesto escribir esta historia me lleno de inspiración para continuar la narrativa, a diferencia del otro Fic, del cual únicamente logre escribir unas míseras 3000 palabras a lo mucho.
La razón de eso fue que en esta aventura puedo utilizar aquello por lo que cree esta cuenta, narrar una historia tranquila y además combinarla con la violencia y la acción de la otra, aunque aquí seguramente se verá más de lo segundo.
Pero para no alargar este mensaje terminare pidiendo que, si encuentran alguna falta de ortografía, tienen alguna duda o solamente desean dar su opinión del Fic, pueden hacerlo en las Reviews.
Muchas gracias por leer.
