Disclaimer: La siguiente historia esta basada en el manhwa Orange marmamalade, coreano. Yo lo he adaptado al ichiruki, altere partes de la historia y agregue otros personajes. Los personajes pertenecen al mangaka Tite Kubo en su obra Bleach, solo altere la historia.
Ninguno de los siguientes personajes me pertenece.

Orange Marmalade

Prólogo

Día y noche, cada parte de mí lucha por no sentirse de esta manera, por no buscar tu recuerdo, por no encontrar tu nombre. Si pudiese describir esta sensación, o siquiera poder definirla, diría que es llamada deseo.
Pero incluso esa solitaria palabra es demasiado tiesa para expresarme. Es insípida. Demasiado corta para poder abarcar todo lo que siento.

¿Sabes?

Todo el tiempo pienso en ti, a donde sea que yo vaya veo tu rostro, como una adicción; todo el tiempo pienso en cuanto quiero… beber tu sangre.

¿Lo sabes? ¿No?

Entonces déjame comenzar esta historia.


Capítulo 1: El encuentro

"¡Será una mañana muy soleada! Definitivamente. Perfecta para salir y observar el resplandeciente otoño. ¿Qué dices Anna?" Decía un hombre calvo, delante de un mapa de Japón con el clima nacional. Miró hacia la mujer a su lado, que incluso sonreía con complicidad.

"¡Opino lo mismo! Creo que será el día más lindo de este otoño. Es ideal. ¿No te parece perfecto? Son estos los días en los que me imagino conociendo a mi destinado hombre ideal"

El hombre la miró con burla. "Deja de decir ese tipo de tonterías, presentamos el clima, no horóscopos con ilusiones baratas"

Una cachetada llegó a dar a su rostro, consiguiendo que se detuviera la programación y sacando una risita en los televidentes. La programación regresó y esta vez otros hablaban. "En otras noticias, se ha conseguido nueva información sobre los vampiros…".

Esa era la típica programación del clima matutino, con los mismos presentadores que ofrecían más comedia que información en la televisión. Quizá por eso el público los amaba.

Este era el clima que se mostraba aquel día en todo el país y, tal como lo había dicho Anna, perfecto para encontrarse al destino. Aunque fueran solo supersticiones. Y este mismo ambiente rodeaba al instituto de Karakura en todo su esplendor ese día.

-¡Kurosaki-senpai! ¡Pelea!- se escuchó en el campus.- ¡Kurosaki-san! ¡Kurosaki-san!

Los gritos podían ser escuchados en todo el instituto, y cada vez se hacían más fuertes e intensos. ¿El origen? Un grupo de chicas de primer año con las hormonas alborotadas en la cancha de basquetbol del colegio.

-¡kurosaki-san! – gritó una de ellas una vez más, sobrepasando las voces de las otras chicas.

Las chicas, a pesar de ser lindas, estaban comenzando a agotar la paciencia de los hombres que jugaban en la cancha tan emocionadamente y bajo un intenso sol. Siempre que Kurosaki Ichigo jugaba, eso sucedía. Tenía a todas las mujeres detrás de él como idiotas.

Kurosaki Ichigo era un tipo apuesto, alto, ilegalmente poseedor de un excelente y musculoso cuerpo, inteligente y exótico. Llamaba la atención de todas las féminas existentes, en especial con su cabellera naranja que resaltaba sobre las demás personas. Sin duda, lo más sensual que podías encontrar en el mundo.

Los gritos fueron tan continuos que terminaron irritando a uno de los jugadores.

-¡Gritan demasiado! ¡Hagan silencio!- se quejó uno de ellos.

Uno de los jugadores, un chico alto y moreno que rara vez podía verse enfadado resopló.
-Solo estás celoso de él.

El primero le dirigió una mirada mortal a su compañero, solo estaba logrando molestarlo más.

-¡Ya dejen de hablar! ¡Vamos a jugar de una buena vez!- interrumpió el capitán de su equipo, devolviéndolos al campo.

Las chicas se quedaron calladas por el momento, mientras que los hombres ponían todo de sí mismos en el juego. Podían quejarse todo lo que querían, pero cada vez que ellas llegaban a animar a Kurosaki, solo aumentaban el deseo de ellos de lucirse ante todas. Aunque claro, nunca funcionaba. No contra las destrezas deportivas de Ichigo.

Mientras los hombres continuaban su clase de educación física, las mujeres tenían un descanso. Demonios, ¡incluso su maestra tomaba un descanso! Cualquier excusa que sirviera para poder contemplar al rey de la belleza.

Sentada en las bancas junto con sus dos amigas, una peli roja observaba atontada el espectáculo.

-Hey, ¿es cierto el rumor de que Kurosaki Ichigo es misógino?- preguntó una de sus amigas.

Una rubia la miró incrédula ante la pregunta, como si fuera lo más obvio del mundo.

-¡Oh, por favor Nel! Todas las chicas que se le han declarado y sido rechazadas saben eso, por ente, la mitad de la población femenina estudiantil. ¿En qué mundo vives?-

Nel la miró con el ceño fruncido. –Pero que las hayan rechazado no quiere decir que por eso sea misógino. Tal vez es solo un rumor…

-Bueno, supongo que pudo haber sido un simple pretexto para el por qué fueron rechazadas.- comentó de repente la rubia. –Es más fácil decir que ese tipo odia a las mujeres que admitir que fuiste rechazada.

Nel se acercó a la chica con una risita estampada en los labios. – ¿Sabes Hallibel? Escuché que él incluso odia cuando una chica toca una parte de su cuerpo.

Hallibel la miró sorprendida mientras jalaba de sus cabellos frustrada.
-¡No puede ser! ¿Y cómo haré para acercarme a él?- gritaba exasperada la rubia.

Nel hizo una expresión de desagrado al no tener como responder eso, ella también deseaba poder tocarlo. –Es complicado. ¡Muy complicado!-

Las dos amigas se abrazaron molestas. Ni siquiera unas bellezas como ellas eran la excepción del odio a las mujeres de su compañero de clase, lo cual las hacía molestarse más. Una sonrisa se formó en los labios de la peli roja sentada a su lado, que hasta ahora se había mantenido callada mientras las escuchaba hablar.

-Idiotas- susurró, lo suficientemente alto como para que la escucharan. Nel y Hallibel la volvieron a ver prestándole la mayor atención. Ella no apartaba la vista del muchacho que jugaba frente a todos.- No sería divertido si él fuera un chico fácil.

Sus dos amigas volvieron a verlo a él también. Tenía el balón en sus manos, mientras uno de sus contrincantes trataba de bloquearle el paso. Con su altura y rapidez podía evitar que pasara el balón a otra persona y se sentía preparado para todo… menos para esto. Estaban en la otra esquina de la cancha, más eso no consiguió evitar que Kurosaki lanzara el balón y encestara desde esa distancia.

Fue el punto ganador. Todos los hombres de su equipo lanzaron un grito de victoria y se le acercaron para golpearlo en camarería. Bueno, no odiaba a los hombres después de todo. Una sonrisa escapó de sus labios mientras se limpiaba el sudor de su cara y alborotaba de nuevo a su club de fans.

-¿No sería interesante que a pesar de ese problema una chica consiguiera atraparlo?- comentó retóricamente la peli roja con una curva en sus labios y confianza en sí misma.

Una serie de gritos sin cesar causados por su sonrisa inundaron la zona de nuevo.

-¡Oh, ya cállense!- se volvió a quejar su compañero levantando su puño hacia ellas, mientras que Sado, el moreno, intentaba calmarlo nuevamente.

Los gritos siguieron molestándolos. Unos se cubrían los oídos y otros simplemente las ignoraban. No fue sino hasta que el propio Kurosaki las miró con odio que ellas se callaron. Aunque, mentirían si dijeran que no amaban su expresión molesta.

Del otro lado, en las canchas continuas; también de basquetbol, se encontraba el grupo femenino de otra clase esperando una a una a su turno para hacer la prueba deportiva anual. Ese día les tocaba practicar Baseball, por lo que varias estaban sentadas.

Entre ellas, una solitaria chica de cabello negro y corto, sentada al lado de un árbol para protegerse del sol. No miraba hacia ninguna parte, tan solo se dedicaba a escuchar lo que decían a su alrededor sin molestarse en unirse a la conversación.

-¡Waaaah-!- suspiraba una peli naranja de proporciones sorprendentes a su lado, mientras contemplaba la victoria de Kurosaki. -¿Cómo puede ser Kurosaki-kun tan guapo? ¡Es completamente mi tipo!

-¿Qué es tan bueno de él? Contrólate un poco Inoue.- replicó una chica de cabello negro, cortado en distintas capas y largo. Era un poco masculina, pero demasiado linda y quizás la única chica que no estaba de pies a cabeza por de Ichigo.

Inoue la miró confusa e incrédula. A veces su mejor amiga podía sorprenderla

-¿Qué está mal contigo Tatsuki? – le preguntó-¿Qué no puedes ver que es muy guapo? ¿Tampoco escuchaste que le ofrecieron ser una celebridad?- comentó casi orgullosa de lo que sabía- En cuanto termine la práctica, voy a acercarme para poder verlo mejor.

Tatsuki se levantó del suelo para poder observarlo mejor a la distancia. Una risita burlona recorrió su cara. –No, no puedo ver nada apuesto en él.

-Cielos Tatsuki, me sorprendes.

La chica bajo el árbol comenzaba a aburrirse. Todos los días era la misma la charla de lo apuesto que era un tal Ichigo, y si no hablaban de eso decían otra tontería. ¿Es que era en eso lo único que pensaban las personas? Tomó un mechón de su propio cabello y empezó a jugar con él, para distraerse, pero sin dejar de escuchar a sus compañeras.

-Tatsuki, Inoue, ¿Vieron las noticias esta mañana?- las interrumpió Senna, otra de sus compañeras que recién llegaba de correr una carrera de baseball. – Era sobre vampiros.

Esta vez, los oídos de la chica bajo el árbol se agudizaron, prestando verdadera atención a la conversación.
-¿Vampiros?- preguntó curiosa Inoue. Senna la miró con un brillo en sus ojos. Amaba poder sacar al aire ese tipo de conversaciones, además de ser el centro de atención.

-Fue justo como mi madre dijo- comenzó a decir como si fuese una experta en el tema- ¡Ellos se ven igual que los humanos! Ni siquiera yo pude notar la diferencia entre nosotros y ellos.

Tatsuki mostró un rostro de repulsión. -¡¿Eh?! ¿Por qué dejan a esas cosas vagar libremente en las calles? Esos monstruos chupa sangre… ¡no puedo soportarlos!

Senna hizo cara de pocos amigos, mostrando que tampoco le agradaba la idea.

-Tienen derechos. No podemos hacer nada sobre eso.

Tatsuki comenzó a patalear con molestia.-¡Por favor! Ellos dicen que todo tiene derechos estos días.-

Antes de que pudieran seguir quejándose, la profesora de educación física llamó a las cuatro con su silbato. Ya no podrían descansar, ni hablar sobre Kurosaki, para variar.

La chica debajo del árbol se levantó junto con ellas y las siguió hasta la cancha, donde se dedicaron a estirar y calentar sus cuerpos en preparación para el juego y evitar futuras heridas. Ya habían tenido un accidente por no calentar, y ninguna quería revivirlo. Ella las escuchaba, pretendiendo no prestar atención.

-Pero…- comenzó a hablar de nuevo Inoue- ¿Por qué estaban esas cosas en las noticias?

-No lo sé…¿Supongo que los habrán encontrado bebiendo la sangre de una persona?- siguió Senna.

Tatsuki sacó su lengua en expresión aborrecida. – Eso es asqueroso. ¿Qué les está pasando a esas cosas? Qué habían dicho de ellos…. ¿que los estaban marginando a otros lugares?

Inoue las miró pensativa – Creo que hay una institución donde mantienen a esas cosas.

-¿Por qué beben sangre, para empezar? ¿Les gusta tanto?- Tatsuki miró de reojo a su mejor amiga, quien estaba amarrándose los cordones, y sonrió con malicia. –Jumm… ¿Debería probar un poco también? ¡Inoue! Ven aquí un momento…

Inoue se levantó de prisa y comenzó a alejarse de ella. -¿Qué te pasa? ¡Aléjate de mí!- pero Tatsuki solo apuró su paso para perseguirla y tratar de alcanzarla, mientras trataba de asustarla aún más haciendo parecer sus manos como unas garras y mostrándole sus dientes.

-¡Ven aquí!-

-¡No!-

Y empezaron a corretear de nuevo, Tatsuki detrás de ella. Inoue gritaba y reía al mismo tiempo, divirtiéndose con su amiga. La solitaria chica se detuvo a observar su imitación de un vampiro tratando de comer a un humano con una expresión fría en su rostro, tal y colo la que cargaba siempre. No lo sabían, pero en el fondo sentía un poco de tristeza por esas cosas.

La profesora llamó la atención de las dos muchachas y las mandó a la cancha principal junto con el resto de las chicas. Tatsuki murmuraba unas cuantas maldiciones en lo bajo. Ella se limitó a caminar tras ella.

-Como sea…- empezó a decir, pero solo estaban ellas dos.- Realmente apesta que ellos beban sangre.- La peli negra la volvió a ver con una sonrisa en el rostro- ¿No lo crees, estudiante transferida?

Dudó por un momento en si debía responder a eso, pero no quería causarse más problemas de los que ya tenía. -….Sí…. estoy de acuerdo.

Tatsuki la miró con aprobación antes de dirigirse al medio de la cancha, donde había un pequeño balón. Sabía que tenía algo más que decir y que se lo iba a dirigir a ella, ya que ahora estaban solas. Entonces se agachó y tomó el balón con las dos manos –Si esas cosas se aparecen frente a mí…- ella soltó el balón y le dio una fuerte patada que lo llevó al otro lado de la cancha- ¡los haré volar como esto!

La chica no pudo evitar observar como el balón volaba en los aires, lejos de su alcance, donde nadie lo pudiera encontrar ni ver. Tatsuki corrió tras él cuando su profesora se enteró.

"Sí. Realmente apesta… el verlas a ustedes hablar sobre ellos de esta forma" pensó, mientras apretaba sus puños "Realmente apesta… porque soy un vampiro"


"Hace trescientos años, debido al indiscriminado ataque que los vampiros hacían a los humanos, una política para erradicarlos completamente fue implementada. Sin embargo, los vampiros estuvieron en peligro de extinción debido a esta política. Un poco después, considerando sus derechos, esta misma política se detuvo y ya han pasado más de doscientos años desde que el trato de paz fue formado"

No estaba realmente prestando atención a las clases de historia, a diferencia de la primera vez que recibió esa clase. Ya había escuchado demasiadas veces eso como para querer repetirlo, más su profesor Sousuke Aizen se dedicaba a repetirla cuantas veces podía hasta el punto en que incluso los alumnos, que se interesaban bastante en el tema de los vampiros, dormían mientras hablaba. Ella se dedicó a mirar por la ventana, pretendiendo ser indiferente mientras él recitaba lo mismo de siempre una y otra vez.

"Ellos dicen que ya no beben sangre, pero siguen siendo entes muy peligrosos para nosotros, ayer en las noticias…"

-¿No hay alguna forma de solo rodearlos y acabar con ellos?- susurró una chica a su lado. Ni siquiera se limitó a volverla a ver. No valía la pena escucharlas.

Pero aun así lo hizo.

-Lo sé… ¿Pero cómo podremos reconocerlos? Se ven casi igual a los humanos así que no podemos ver la diferencia.

-Escuché que sus colmillos son más filosos y largos que los nuestros.-

Metió un dedo en su boca y comenzó a sentir sus dientes, llegando a uno de sus colmillos. "No se notará ¿verdad? Los limo todos los días" Pensó.

-Vi en una película que podían volar y cosas por el estilo.

"Falso"

Tatsuki, quien estaba unos dos asientos delante de ellas se volvió para unirse a la conversación -Esto es cierto así que escuchen: Los vampiros se queman vivos si les muestras una cruz.- señaló.
-Así que todos ustedes, carguen una cruz con ustedes siempre. Uno nunca sabe cuándo pueden saltarte encima.-

"Llevo una en este momento" pensaba mientras se llevaba una mano al collar que colgaba en su cuello con una cruz incrustada en él.

-Ah… tampoco pueden comer comida normal.

-Cierto. También oí que no podían comer ajo tampoco.

El tema de lo que los vampiros podían y no podían hacer siguió hasta que se dio por finalizada la clase de historia y comenzó el receso. Ella sacó su almuerzo y lo acomodó en su mesa, donde se sentaba todos los días a comer sola.

Con sus palillos, se llevó un grano de ajo tostado de ajo a la boca y se lo tragó, junto con el resto de un enorme almuerzo completamente humano. Detestaba el sabor de la comida normal, pero debía soportarlo si no quería levantar sospechas. Siguió comiendo lo mismo en paz y en silencio pero, sobre todo, sola. Hasta que una de sus compañeras se acercó a ella.

-Hey, Rukia.- la llamó.- ¿Quieres comer con nosotras?- señalando hacia una mesita con dos chicas más.

-No gracias- contestó lo más amable posible.- me siento más cómoda comiendo por mi cuenta.

-Ah… ¿Así que es eso? Ok…- y se marchó.

Bueno, y ese fue el último instante en que su almuerzo pudo ser tranquilo. La misma chica que la había invitado a comer estaba a tan solo unos pasos de donde ella estaba y estaba hablando demasiado fuerte.

-¿Qué rayos le pasa? Le pregunté para ser considerada. Es una zorra. Nunca la he visto tratar de hablarle a alguien desde que se transfirió. ¿Acaso se cree mejor que todas nosotras?
-Ah… te refieres a Kuchiki Rukia… supongo que ella es así.
-Bueno, ella puede verse muy atractiva. Escuché que los chicos del aula contigua la llaman "La princesa del huelo"
-¿Qué? No puede ser… eso es asqueroso.
-¡Hey! Habla más bajo. Nos va a escuchar.
-Tarada. Quiero que nos oiga.

Y bien que las escuchaba. Pero Rukia ya tenía suficiente de ese tipo de personas, no necesitaba prestarles atención. No importaba a donde fuera, era lo mismo en todas partes. A lo lejos, Tatsuki la miraba preocupada. No podía entender por qué le gustaba estar sola. ¿Siquiera eso la hacía feliz?

Antes de que la hora de almuerzo terminara, Rukia se dirigió a los baños como todos los días. Ese era quizás el momento que más odiaba de todos. Entró a uno de los cubículos una vez que se hubo asegurado que no había nadie a su alrededor y vomitó todo lo que había metido a su estómago.

Después de haber sacado toda la porquería que comió, se limpió la boca con un paño. Eso siempre la cansaba, después de todo debía vomitar todos los días una gran cantidad de comida que su sistema digestivo se negaba a digerir, aunque nunca se pudo acostumbrar bien a ese proceso.

"Nadie debería vivir de esta forma".
Jaló la palanca del inodoro, para luego bajar la tapa y sentarse en él. Se acomodó lo más que pudo mientras sacaba de su bolso un pequeño empaque de jugo rojo. Este tenía un anuncio que lo declaraba como jugo de tomate, pero todos sabemos que no era eso.

-Esto es sangre de cerdo…- se dijo a sí misma.

Cerca de la era del fin de la erradicación de los vampiros, descubrieron por pura casualidad que la sangre de cerdo era un sustituto adecuado para la sangre de humanos. Desde ese entonces, los vampiros se han alimentado de este tipo de sangre, consiguiendo que el mundo les devolviera el derecho a vivir en él.

"Me siento estúpida" pensó. Tomó una pajilla y perforó el hoyo del empaque, para luego succionar la sangre y alimentarse decentemente por fin en el día.

Rukia nunca había bebido sangre humana en su vida, tampoco su hermano, ni su madre, ni su padre, y ninguno de ellos pensaba hacerlo pero, de todos modos, la vida era injusta para los vampiros. Por los errores de sus antepasados, ahora ella debía pagar con el odio de la sociedad, estaba acostumbrada a ello, pero no lo aceptaba.

Con una última bebida, terminó con su verdadero almuerzo con satisfacción. "Hmmm- Me siento mejor ahora".

Rukia cerró sus ojos y respiró profundamente en el pequeño cubículo. Lo mejor para ella y su familia, era simplemente ignorar todo lo que decían. No era la primera vez que había escuchado a los humanos hablar de ese modo de los vampiros y estaba segura de que no sería la última. Solo podía vivir su vida del modo en que lo hacía en ese momento.
Después de todo, no fue sino hasta que el mundo le gritó que era un monstruo, que ella pensó que hacía algo mal. En efecto, no sentía que lo que hacía estaba mal.

Así había nacido y así iba a morir.

"Estás haciéndolo bien Kuchiki Rukia" pensó para sí misma.
Luego se volvió a ver al espejo frente a ella en el cubículo y se dijo: -Lo estás haciendo bien.


-¡¿Qué?! ¡¿Fue mi tío?! – reclamaba Rukia por el teléfono frente a la estación de tren, la tarde ya sobre ella.

"Umm… supongo que cometió un error mientras estaba ebrio, sabes cómo es él cuando se pone así."

-¿Pero no bebió sangre de algún humano verdad?-

"¡Qué estás diciendo! ¿Acaso él parece alguien tan valiente como para hacer eso? Y nuestros colmillos se han roto bastante, así que es difícil penetrar la carne ahora de todas formas."

Rukia sabía que su madre no podía verla, pero aun así frunció el ceño y dejó salir un alarido molesto –Dile a tío que deje de beber ahora mismo. ¿Y si algo grande pasara…?-

"Jaja lo haré" se burló su madre en la otra línea. "No te olvides de recoger a Mamoru antes de venir"

-Esta bien. ¿Ahora adónde va a vivir?... Oh. Estoy contenta de que no sea tan lejos".

Rukia cortó la llamada con un aire descontento, no es como que si hubiera hecho algún crimen grande, o mordido a alguien, pero igual es marginado. Ella sabía muy bien que su tío siempre había sido de ese modo, haciendo cosas imprudentes y peligrosas, pero igual odiaba a los humanos y las decisiones que tomaban.

Decidió hacer caso omiso a lo que ocurrió con su tío, no es como que si lo que dijera fuese a resolver esto, de hecho, podría traerse problemas a ella y a toda su familia. Cuando finalmente el tren llegó a la estación, subió a este. Maravillosamente vacío y con pocas personas en él.

El día le estaba cayendo realmente pesado. Había tenido una agotante clase de educación física con un equipo incompetente de baseball por lo que debía esforzarse más si quería tener todos los puntos en actividad física, además de tener que escuchar a todos hablar de los vampiros –aunque fue culpa de su tío- más las chicas molestas que la invitaron a unírsele, las clases que se alargaron y lo tarde que ya era. Fue un día estresante.

Estaba muriéndose de sueño. "¿Debería dormir un rato? Aún falta mucho para mi parada…. ¡no, rukia! La última vez te quedaste dormida y perdiste la parada de tren!" pensó.

Pero por supuesto, el relajante sonido del tren y el silencio que la rodeaba pudieron con ella y sin querer, acabó dormida.

Soñaba que estaba viajando en un bus de primera clase, donde te llevan la comida a tu asiento. Solo que, por supuesto, su comida era hecha de sangre. Y la mejor sangre que había probado en su vida. De pronto el bus tembló.
El movimiento repentino en su sueño le hizo saber que se había quedado dormida, y que habían llegado a una nueva parada del tren. Bueno… confiaría en su sentido de orientación de la inconsciencia. Estaba a punto de probar un nuevo platillo, cuando un olor dulce tomó el control de sus cinco sentidos. Buscó el origen de aquel olor, que la llevó a un trozo de carne en la mesa. ¡Olía delicioso!

"¿Qué es este olor? Es tan dulce…." Rukia se acercó al trozo de carne. "Yo… quiero comerlo."

Entonces lo mordió. Y esperó. Esperó pero el sabor de su sangre no llegaba, sus colmillos no perforaban la carne. Entonces abrió los ojos.

Creo que la palabra "atónita" le iría muy bien a su expresión en esos momentos. Frente a su rostro, demasiado cerca, no había un trozo de carne, sino el cuello de un chico, un chico que la miraba impactado. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Estaba tratando de perforar su cuello. Sin dudar e instantáneamente, se apartó de él.

-¡Ah!- exclamó. Él solo la miró extraño.

-Tú… ¿Qué eres?...- preguntó asustado.

Pero no más asustado de lo que estaba ella. ¡Mierda, mierda, mierda! Estoy en problemas…

Espero que le haya gustado. Es mi primera adaptación :)
La verdad esta historia me encantó, pues no la típica historia de vampiros que quieren comerte y debes huir, ni tampoco es como Crepúsculo. Es uno de mis mahwas (mangas) coreanos favoritos asi que espero que lo lean también, esta bajo el mismo nombre.

Recuerden, quizas cambie ciertas cosas conforme avance la historia, depende de lo que ocurra. Y por supuesto, por si no lo notaron un poco con Inoue y Tatsuki, cambian un poco sus personalidades. Pero los personajes principales me parece que si se parecen bastante a Ichigo y Rukia, por eso decidí adaptarla.

Agradecería reviews :D
se despide: Ichirukiyui