Disclaimer: Ni KHR ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Akira Amano-Sensei, menos el fic, que fue creado por esta cabeza que teniendo que actualizar otros fics, pues saca un Drabble, asi como para variar(¿?)
Escribir un drabble, una viñeta, un one-shot o un long-fic equivale a haberme esmerado y dejado incluso horas de mi tiempo en algo para que ustedes disfruten, así que a favor de la Campaña "Con voz y voto":
Agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras: "Como manosearme una teta y salir corriendo".
Ergo: déjense de manoseos indiscretos, escribir un par de palabras no les va a costar la vida y, en todo caso, me alimentan a querer seguir adelante.
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Todos los días, en el restaurante al que suelo pasar por un expresso, un ángel de cabellos castaños aparece por esas puertas, con sus hipnóticos ojos color caramelo y suaves labios de tonalidad rosa que piden, a quien los ve, ser probados de las maneras más pecaminosas que el mundo pueda imaginar.
Habla con el cajero, ordenando el mocaccino que le gusta, pasando por el lugar con esa cadencia tan característica en su andar que me vuelve loco, sentándose a dos mesas, de frente a mí y volviendo su mirada a la ventana que da al exterior de la tienda, perdiéndose en sus pensamientos y dejando que mis ojos recorran a gusto su cuerpo.
Tan delgado y apetitoso, su ropa acentúa aquellas finas curvas que mis manos sueñan con recorrer a placer, deseando estrecharlo y saciar mi hambre por él.
Decido acabar con esto y en un acto de valentía me acerco, logrando que su mirada se pose en mí, sin entender muy bien el porqué de mi presencia.
Pero no lo resisto, me inclino atrapando su boca, al principio se sobresalta sin saber cómo reaccionar, pero los segundos pasan y su resistencia desaparece. El sabor dulce de la bebida aún permanece en sus labios y lo degusto a voluntad, le obligo a retroceder de tal manera que su cuerpo queda recostado sobre el amplio asiento. Sus ojos están desorbitados y no entiende muy bien lo que sucede.
La vista es simplemente excitante y no me contengo de hacerlo mío en aquel lugar. Sin importar la gente que está en el restaurante perdidos en sus propios mundos. Ni los cajeros que toman pedidos. Todo el ruido queda reducido a nada, mientras aquel ángel de cabellos castaños se retuerce bajo el toque de mis manos, mirándome con lujuria e invitándome a marcar como mío su cuerpo.
—Señor, ¿desea más café?
La pregunta lo saca de su mente, observando que su ángel ya no está, se había marchado y nuevamente estaba solo en aquella mesa, volvió su mirada al camarero.
—La cuenta, por favor.
—En un momento.
El muchacho se retiró permitiéndole suspirar por tercera vez. Han pasado más de tres meses desde que lo vio y solo en sus fantasías puede hacerlo suyo, la realidad es otra, ya que su hermoso ángel Tsunayoshi está comprometido y en una semana será su boda.
