Notas: Historias escritas para el reto de la comunidad 30vicios en Livejournal. No planeo que tengan continuidad, de ser así lo indicaré, y aunque no estén relacionadas, ciertamente parten de mi interpretación de los personajes y aquello que no esta confirmado en el canon de la película hecha por Disney.


Compañeros bajo el hechizo.

-Hubo una vez en la que Belle inicio la lectura de un libro con "Había una vez...".

El libro le pone incomodo. No quiere saber si las princesas serán rescatadas y los hechizos se desvanecerán, o si los príncipes dejarán atrás sus disfraces y volverán a ser apuestos y encantadores a causa de un beso. Es sencillo para ellos: siempre fueron encantadores. Belle podría dejar que le acompañase en largas caminatas, leerle sentada a su lado frente al fuego, y no mostrar horror al tocar su garra, pero jamás le besaría. Y sí existiese la más remota oportunidad, él no lo permitiría. Una rana es una rana, y nadie esta más conciente que él sobre lo que es una bestia. Quizás si bastase con besar la mano de Belle… pero claro, tendría que explicárselo para no asustarla, y sería un favor generoso y no amor verdadero. Los príncipes en los cuentos que gustan a Belle tienen la ventaja de pedir misericordia a las doncellas sin importar sus sentimientos, porque para ellos el amor siempre llega después del beso y la transformación. Solo con pensar en las diferencias existentes entre él y aquellos príncipes (caballeros sin esfuerzo, encantadores hasta doler, perfectamente odiosos) le hace maldecir nuevamente a su suerte.

El libro se cierra de golpe. ¿Desde cuando Belle ha dejado de leer en voz alta?

-No te gusta la historia.

-¡Me gusta, me gusta mucho! Sobre todo la parte en la que ese desgraciado…

-El Príncipe Encantador.

-...el desgraciado y desdichado Príncipe Encantador... -rezonga entornando los ojos.

Belle le mira expectante, y de repente se siente como si estuviera perdiendo de alguna manera.

-¡Es su culpa!

-Perdona ¿dices que es culpa del príncipe que gruñas mientras leo?

-¡Por supuesto¡Siempre quejándose, como si no supiera que en el momento en el que dijera "oh dulce doncella, un beso me devolverá mi aspecto y mi reino" cualquiera le besaría¡Esa no es una verdadera tragedia!

Belle se pone de pie sonriendo con la paciencia de quién escucha a un chiquillo. Como si él, no un Príncipe Rana cualquiera, nada menos que un Príncipe Bestia, no entendiese de maldiciones y hechizos.

-¿Besarías a una princesa aunque fuese una rana? -pregunta Belle mientras busca en los ficheros.

-¡Sin dudarlo!

No quiere ni siquiera pensar en lo que habría hecho años atrás, siendo un niño, pero tras la maldición esta seguro de no volver a cometer el mismo error, y tampoco dejaría a la deriva a alguien que sufriese su mismo mal. Sigue a Belle por la biblioteca, pensativo.

-¿Y tú? -se pasa la mano por el pelo de la nuca y habla bajito, con timidez -¿Besarías al Príncipe Encantador?

El sonrojo invade rápidamente el rostro de Belle. Deja de buscar en la estantería mientras acomoda probablemente el mismo mechón que en ocasiones cae sobre su frente.

-Solo podría besarle si llegáramos a conocernos mejor.

Belle continua buscando en la estantería. A él le gustaría saber el nombre del libro para hacer algo con sus garras y no solo tragar saliva y toser y con un carraspeo aclararse la garganta.

-¿Qué buscamos? -pregunta Bestia intentando sonar casual.

-Una verdadera tragedia -y escucha la sonrisa en la voz de Belle. -¡Aquí esta!

Ella cierra los ojos y abraza el libro. -¡Te encantará!

Belle siempre dice lo mismo de cada libro, segura de que al leerlo cualquiera sería capaz de disfrutarlo. Ha resultado más o menos cierto por la excepción de los príncipes y princesas maldecidos bajo disfraces o inconvenientes más glamorosos que el suyo. Aunque Bestia esta dispuesto a admitir que ser una rana puede ser difícil al convertirse en algo tan indefenso. Regresan a la mesa y al ofrecerle la silla con caballerosidad, como Lumierè le aconsejo, recibe un gracias y una cálida sonrisa. Con esa recompensa le resulta más fácil recordar hacerlo. Él toma asiento y tras unos momentos de silencio ella le muestra la portada del libro, sonriendo emocionada.

-Romeo y Julieta.

Belle suspira de una forma que le intriga y no puede evitar sonreír entusiasmado.