Bills se sentía extraño. Su corazón palpitaba con fuerza, le sudaban las manos y perdía la concentración. Nunca tuvo esos síntomas, se sentía enfermo. Sin embargo, no sabía que es lo que su cuerpo padecía.
Pero de lo que si estaba seguro es de quien era el culpable. Desde que lo vio esa vez, sintió una sensación de molestia en su estomago. No se trataba de hambre, el sabía perfectamente cuando tenía hambre.
—¿Qué me sucede? —murmuró.
—Disculpe señor ¿Dijo algo?
—No es nada Whis. Tráeme algo más para beber... Si es un licor mejor.
—¿Se siente bien?
—¡no preguntes y ve a buscar lo que te pedí! —vociferó molesto.
—Ya, ya. Estoy yendo—le contestó mientras se dirigía a la cocina. El ángel conocía el temperamento del dios de la destrucción, pero no entendía por que reaccionó de esa forma hace un momento. Whis no hacia nada más que preocuparse por él.
Aunque a decir verdad, Bills se ha estado comportando extraño los últimos días. A veces, se quedaba mirando en un punto específico con una expresión seria, como si estuviera pensando eso lo que lo tenía así.
Estaba muy distraído, lo notó cuando lo vio sorprenderse al entrar a la sala.
—Aquí tiene señor Bills, una botella del mejor vino que tenemos. Aunque no le permitiré tomar más de una copa.
—Tomaré tanto como quiera.
—Lo noto extraño señor. Claro que no lo dejaré embriagarse.
Whis observó perfectamente como Bills reaccionó ante su comentario abriendo los ojos con sorpresa. También notó como intentaba disimularlo.
—Estoy perfectamente bien, Whis. Me sorprende que te equivoques —dijo levantándose y caminando hasta donde estaba su asistente. El dios intentó quitar de las manos del más alto la botella de vino, pero este reaccionó velozmente, como siempre, y levantó su brazo alejando la botella de su señor.
Bills miró desafiante a su ordenanza, este igual. El dios agradeció mentalmente a que cediera antes de reprocharle algo.
—Extraño que me equivoque, ¿no? Con su permiso — dijo Whis para luego retirarse a la cocina. Mejor dejaría de insistir, al parecer Bills no lo admitiría.
No admitiría que actuaba extraño desde que volvieron del torneo que se celebró entre los universos 6 y 7.
El dios de la destrucción no admitiría que algo nuevo surgía en su interior desde esa vez en que poso sus ojos en el supremo Kaiosama al que estaba ligado por el resto de su vida.
El día en que el Supremo Kaiosama fue a buscar a Bills a su planeta, las cosas empeoraron. Shin fue hasta su hogar para pedirle que lo acompañara hasta la tierra a informar lo que un ser llamado Zuno le comentó.
—¿Por qué debemos ir también? Sabes, es un viaje de más de media hora —le dijo Bills, aun sorprendido de que ese ser se encontrara en su planeta, aunque no lo demostraba.
Era la primera vez que conversaban, según recuerda. Durante el último encuentro, se encontraban lejos uno del otro, y luego de que todo terminara no se le ocurrió decirle nada.
—Esto se trata de información que puede ayudarlos a resolver el problema de la identidad de Black. Del viaje no se preocupe, puedo llevarlos hasta la tierra en un segundo.
—la identidad de Black a mi no me interesa —contestó cortante. No sabía por que le contestaba de esa forma, no quería. Los profundos ojos del shin-jin mirándolo directamente lo ponían nervioso.
—Pero creí que...
—Señor Bills por favor, no le cuesta nada. Además podríamos aprovechar y traer más provisiones para que siga preparándole esos platillos que tanto le gusta.
—...Está bien, me convenciste —. Genial, no tenía que demostrar su preocupación por los terrícolas, por que de verdad le preocupaba su bienestar.
Bills agradecía en silencio que Whis entendiera cuando intervenir, como lo hizo hace un segundo.
—Bien, partamos de inmediato. Es urgente.
—Cierto ¿Y cómo nos llevarás en un segundo?
—Se trata de una técnica que adquirí hace poco —le comentó Shin mientras se acercaba hasta Bills. Cuando trato de tomar su mano...
—¿Qu-qué tratas de hacer? —. Bills sintió los latidos de su corazón acelerarse.
—Debo tocarlo para tele transportarlo conmigo —explicó el Supremo Kaiosama con algo de pena. Debió aclararlo antes.
—Entiendo — dijo Whis ofreciendo su mano. El shin-jin la tomó y volvió a ofrecer su otra mano a Bills. Este, tratando de disimular su nerviosismo lo mejor que pudo, colocó su mano sobre la del mas bajo. Se sorprendió al sentir la suavidad de la piel de shin-jin.
—Kai kai.
Instantáneamente aparecieron en el balcón de la Corporación Cápsula.
—¡vaya! Sorprendente Supremo Kaiosama —. Nunca tuvo la oportunidad de ver la técnica de los Supremos Kaiosama, ya que no se llevó bien con ninguno de los anteriores, por lo que Whis siempre se encargaba de transportarlo a donde debía ir.
Cuando volteó a verlo, notó que su elogio hizo sonrojar al shin-jin, causando que Bills sintiera un ligero calor en sus mejillas. Solo esperaba que no se le notara tanto como al shin-jin.
Afortunadamente, solo Whis se dio cuenta.
«¿Será que Bills esté...»
