Disclaimer: Todos los derechos son de J.K Rowling.
Draco Malfoy… quizás era sólo un nombre.
Si lo buscas en un diccionario dirá que su significado es "Dragón de mal fario"; si se lo preguntas a Harry Potter puede que conteste que es un vil y cobarde mortífago; si se lo preguntas a Narcissa probablemente diga: mi hijo… sólo un muchacho que nunca quiso hacerle daño a nadie, pero si un día lo conocieras, te darías cuenta de que es mucho más que eso, que las nociones que te han dado no son suficiente, y por sobre todo, que para comprender quién es realmente Draco Malfoy, necesitas mucho más…
Draco es hijo de Lucius Malfoy, cuya cuestionable vida ha sido dedicada a Lord Voldemort desde hace muchos años. Su madre es Narcissa Black, miembro honorable de la clase alta, su apellido tiene prestigio. Como resultado, obtenemos a un chico con un futuro asegurado; su personalidad está escrita desde antes de su nacimiento, debe ser todo lo que su padre espera de él, y es el consentido de su madre, por supuesto.
Mimado, engreído, y caprichoso desde pequeño; obligado a sentirse superior al resto, cosa que durante su niñez disfruta al extremo, y que con el paso del tiempo, va olvidando por completo. Pérfido e insidioso, siempre con una respuesta hiriente que lanzar, o tan solo una sonrisa irónica que mostrar. Pero detrás de todo eso, sólo hay un niño, que no tuvo la oportunidad de conocerse a si mismo y forjar su propia personalidad, un niño manipulado y asustado, escondido en el temperamento de un absurdo prototipo.
Al comenzar su sexto año, muchas cosas cambian en él, y aquella inquebrantable máscara que ha mostrado durante años corre el riesgo de romperse en mil pedazos… ¿pero qué haces cuándo te ves expuesto al mundo completamente desprotegido?...
Capítulo 1: Neonato
"La palabra del señor oscuro es ley"
- Severus Snape -
Tiempos oscuros se avecinaban…
Draco Malfoy abrió los ojos súbitamente, su respiración era irregular y agitada…miró a su alrededor; estaba en su habitación, en la Mansión por supuesto.
Un par de golpes se escucharon sorpresivamente en la puerta.
"¿Estás despierto, Draco?"
"Si, madre… adelante" – respondió con tono indolente, frío.
Narcisa ingresó al cuarto, pero se detuvo apenas en la entrada y se mantuvo en silencio por un momento. Su hijo de 16 años, la observaba fijamente desde su cama.
"Debes alistarte… tenemos que salir…"- murmuró
"De acuerdo… ¿adónde vamos? – preguntó con una mirada escrutadora.
La actitud de su madre estaba inquietándolo más de lo normal.
"El señor tenebroso ha solicitado nuestra presencia" – dijo como toda respuesta y se marchó de la habitación.
Esas últimas palabras hicieron eco en su cabeza por un segundo antes de asimilarlas. Entonces se levantó y se preparó rápidamente como Narcisa le había indicado.
Al bajar, ella y su tía Bellatrix estaban esperándolo en la sala.
"Hola Draco… que bueno que estás listo, debemos darnos prisa para no llegar tarde" – habló ella con voz cantarina
"¿Hacia dónde vamos?"
Ella lo miró por un instante, y cruzó una breve mirada con su hermana antes de responder.
"No puedo decírtelo, pero mi señor tiene una propuesta muy interesante que hacerte"- sonrió sardónicamente
Él se limitó a asentir con un tosco movimiento de cabeza y las siguió hacia la entrada. Su madre cubrió su largo cabello con una capucha y emprendieron la marcha.
"¿Lista, Cissy?"
La aludida asintió y tomó la mano de su hijo. Al instante, desaparecieron de aquel lugar.
Todo se distorsionó a su alrededor dando vueltas a una velocidad vertiginosa antes de detenerse en el lugar de destino.
Draco abrió los ojos y miro a su alrededor, no tenía la menor idea de donde estaba, pero no preguntó. Quiso avanzar, soltándose de Narcisa, sin embargo ella afianzó el agarre negándose a dejarlo ir solo.
Caminaron por una larga y solitaria calle a oscuras, debía ser cerca de la madrugada. Parecía un pequeño pueblecito, pero estaba claramente deshabitado. Pasaron por muchas casas destruidas, y abandonadas hacia muchos años, por lo que se veía. Bellatrix se encaminó por la izquierda hasta introducirse por un callejón que los llevo hacia la entrada de una vieja residencia.
"¿Hay que entrar allí?" – la voz de su madre sonó temblorosa por un instante
"Vamos, Cissy" – animó su hermana abriendo la puerta principal con un conjuro de la varita.
Al entrar, un montón de personas se formaron alrededor, conduciéndoles hacia la siguiente habitación.
Uno de los hombres se adelantó a los demás e hizo una reverencia.
"Señor, Narcisa Malfoy y su hijo Draco están aquí"
Se produjo un largo silencio que no fue roto por ninguno de los presentes, hasta que una delgada figura emergió de las sombras.
- Lumos…- murmuraron todos los mortífagos a coro, encendiendo sus varitas, sin embargo, la luz proveniente de ellas solo alcanzó a iluminar el perfil izquierdo de Lord Voldemort.
Narcisa se estremeció, y su hijo pudo sentirlo perfectamente por la fuerza con que presionó su mano. Había estado ante su presencia anteriormente, y le respetaba por supuesto, pero no era su sirvienta, pues sabía muy bien lo que implicaba serlo, y también sabía que el Lord Oscuro no les perdonaría tan fácilmente el error de su marido; Lucius estaba en Azkaban y alguien debía pagar por eso.
La energía de la habitación era poderosa y asfixiante.
"Buenos días…"- siseó
"Buenos días" – respondió Narcisa con voz firme
Todos pudieron percibir como una sonrisa se formaba en su afilado rostro.
"Buenos días, Draco" – repitió; esta vez mirándolo a él – es un verdadero placer conocerte…
El nombrado quiso responder, pero no pudo hablar por lo cual se mantuvo impávido ante su mirada.
"Acércate… quiero verte mejor"
Su madre lo soltó lentamente permitiéndole dirigirse hacia él.
"Pero si eres la viva imagen de Lucius…creo que podríamos llevarnos muy bien tú y yo… ¿qué dices?... estás un poco tímido por lo que veo…"
"Me encantaría, señor" – respondió finalmente, aunque la voz le tembló un poco en la última nota.
"Perfecto… porque tengo una propuesta que hacerte, los demás pueden retirarse… Narcisa quédate"
Sus seguidores dieron media vuelta y abandonaron el lugar en perfecta alineación, dejando nuevamente la habitación sumida en la oscuridad.
"¿Te interesa lo que tengo que decirte, Draco?"
"Por supuesto"
Él volvió a sonreír y avanzó un paso tronando los dedos.
Inmediatamente una luz lo alumbró por completo.
Draco tembló por dentro al verlo, pero no permitió que esto se notara en su rostro; tenía práctica en eso, por lo cual permaneció como una estatua, inmune a cualquier movimiento o gesto innecesario.
¿Es esto lo que había sentido Potter al estar frente a él?- se preguntó
"Muy bien… no quiero aburrirlos, iré directo al grano… tu madre y tú saben perfectamente que Lucius me falló" – su voz se tornó cruda y despectiva sin previo aviso – "y quiero que sepas que yo nunca olvido, Draco… debería matarlos ahora mismo, pero no lo haré…"
Narcisa abrió los ojos desmesuradamente ante sus palabras; el mago más tenebroso de todos los tiempos no era un alma caritativa, con nadie, y mucho menos iba serlo con ellos…no iba perdonarlos, ¿qué quería?
"A cambio… tú deberás hacerme un pequeño favor… dado que me falta un sirviente en mi banda, me veo en la necesidad de reemplazarlo… todo debe marchar de acuerdo al plan, y he pensado que tú, deberías ser quien reemplace a tu padre… ¿qué me dices?... estoy seguro de que te parecerá un plan maravilloso… ¿o me equivoco?"
Su sonrisa se acentuó aún más, dándole un aspecto aterrador bajo la escasa luz que lo cubría.
"Soy brillante y misericordioso, ¿no lo crees, Draco?...lo único que te pido por tu vida es que te conviertas en mi seguidor, tal y como Lucius tenía planeado para ti…sólo sería adelantar un poco las cosas… piénsalo… ambos ganaríamos"
"Me niego" – replicó Narcisa con sequedad – "tómeme a mí en su lugar… si perdona a Draco…. Estaré encantada de suplir el lugar de mi marido"
La risa que siguió a su petición retumbó en el aire por varios minutos. Era una risa fría y aguda.
"Que estúpida eres, Cissy… lamento que no seas como tu hermana, ella es tanto más sensata que tú… ¿no te quedó claro?... esta no es una petición, mi palabra no se discute y tu osadía al rebatirme te puede costar muy caro"
"Pero mi Lord…"
"Crucio" – susurró indolentemente y el cuerpo de la mujer comenzó a remecerse en el suelo, mientras su ágil varita la golpeaba una y otra vez.
Los gritos de Narcisa resonaban en los oídos de Draco.
"Deténgase…por favor" – dijo empleando un tono suplicante, su voz se tiño de desesperación como nunca antes
Lord Voldemort alzó su varita dirigiendo su mirada hacia él
"¿Tienes algo que decir?"
"Deje a mi madre en paz… y haré lo que usted quiera"
El silencio invadió la habitación unos instantes mientras Narcisa lograba reincorporarse
"No Draco, no lo hagas…" – suplicó
"¡Silencio!"- ordenó Tom escuetamente mientras ella comenzaba a sollozar en silencio – "¿harás lo que sea, Malfoy?... ¿obraras como te lo ordene sin chistar?"
"Si, señor" – respondió de inmediato
"¿Cumplirás con la misión que tengo guardada para ti?"
"Como ordene"
"Muy bien… es exactamente lo que me esperaba de ti… tu coraje me sorprende y me emociona, chico… pero supongo que debes tener claro que si aceptas mi trato, lo cual debo añadir, es lo más sensato que podrías hacer, no puedes arrepentirte…o acabarás peor que tu padre"
"Lo sé, señor"
"Entonces… Draco Malfoy… ¿aceptas ponerte a mi merced y convertirte en mi más fiel seguidor para conseguir la absolución de tu padre y la salvación de tu familia?"
"Acepto" – respondió resueltamente, experimentando como un sentimiento de grandilocuencia se aglomeraba en su interior.
Él había sido elegido por Lord Voldemort.
Si Harry Potter había sido escogido para salvar el mundo, él era todo lo contrario.
Conseguiría tanto poder y fama como ningún mago en la historia, recuperaría el prestigio de su familia, acabaría con las sangres sucias, tendría el mundo en sus manos…
Una cegadora luz verde cayó sobre su brazo al tiempo que Lord Voldemort pronunciaba: "Mosmorde" y la marca tenebrosa se tatuaba lentamente en su piel.
Draco cayó de rodillas a sus pies mientras el lacerante sollozo de su madre le vibraba en sus oídos.
Un profundo dolor se extendió por su antebrazo mientras algunas gotas de su propia sangre caían al piso, pero aún así fue fuerte, debía serlo a partir de ahora.
"Felicitaciones, Draco… tu padre estaría orgulloso de haber presenciado este momento… lástima que esté en Azkaban…" – ironizó
Encogido en el suelo fue incapaz de responder, sentía que el aire se había extinguido de sus pulmones y le costaba un poco respirar.
"Draco"- llamó su madre acuclillándose a su lado – hijo… ¿estás bien? – ese amor maternal nunca antes había sido tan palpable en su voz
"El dolor pasará pronto… más pronto de lo que te imaginas" – explicó Tom suavizando la situación – ahora… mírame a los ojos
El rubio se levantó del suelo obedeciéndolo, mientras su madre lo sostenía del otro brazo.
"La misión que voy a encomendarte es secreta ¿entiendes?... nadie debe saberlo, excepto tú, Narcisa y yo… y quien yo estime conveniente eventualmente, claro… tendrás el honor de cumplir con uno de mis más anhelados sueños… y cuando lo hagas te premiaré por tu desempeño… sólo tienes una oportunidad, no puedes fallar…"
Él mantuvo la mirada altiva y sin pestañear, como un aprendiz.
"Tú… vas a asesinar a Albus Dumbledore, Draco…"
Aquellas palabras lo descompensaron por completo, dejándolo atónito por un par segundos para luego pasar a una inequívoca sensación de incredulidad. Entreabrió los labios, pensó en gritar o en reclamar, pensó en tantas cosas, pero no podía retractarse ahora, no debía… y no lo haría.
Tragó saliva con dificultad. Esto era lo que él debía ser, su destino estaba marcado y debía cumplir con él.
"¿Lo harás?" – Interrogó – "¿tienes las agallas suficientes para hacerlo?"
"Si, señor…puede confiar en mí"
"Me place oír eso… puedes marcharte ya, Draco… pero nunca olvides que te perdone la vida a ti y a tu madre… y no lo haré otra vez… cualquier paso en falso te llevará al infierno ¿me entiendes bien?"
"Comprendo… y le agradezco está oportunidad, mi Lord… no pretendo desaprovecharla"
"Retírate"
Draco y Narcisa Malfoy caminaron en completo silencio hacia la salida. El primero avanzó con rapidez entre la fila de Mortífagos percibiendo las miradas sobre él, sin embargo, Bellatrix lo detuvo en la entrada.
"¿Cómo te fue?"- preguntó de forma lacónica, sin preocupación, sólo un profundo y auténtico interés
"Bien…"
"Déjame verla" – pidió con mirada desorbitada
Y allí, frente a la mirada estupefacta de más de 15 mortífagos, Draco se descubrió el brazo enseñando la marca tenebrosa.
"Pero si es sólo un chiquillo" – murmuró uno de ellos.
Bellatrix pasó dos dedos por encima, y él contuvo un quejido sin apartarlo.
"Estoy orgullosa de ti… fue una sabia decisión… ¿no estás orgullosa de él, Cissy? – inquirió levantando la mirada hacia su hermana, quien a su vez la fulminó con la suya.
"Vámonos, Draco" – susurró empujando la puerta de entrada, para abandonar aquel lugar.
Sus pasos resonaron a lo largo de la calle, mientras su hijo la seguía en silencio.
Sintió deseos de llorar, pero no lo hizo.
No había nada que pudiera hacer.
Al llegar al otro extremo del camino agarro a Draco del brazo y en un abrir y cerrar de ojos ambos se aparecieron en el jardín de la Mansión, frente al alto portón que la protegía.
Narcisa camino hacia la puerta de entrada sin mirarlo, y él nuevamente la siguió en silencio. Pasó de largo por la sala y subió hasta su habitación. Entró al baño y abrió la llave del lavabo, levantó la mirada hacia el espejo contemplando su reflejo y se mojó el rostro. Se observó detenidamente, reparando hasta en sus rasgos más mínimos, su piel pálida, sus ojos gris profuso y su nariz puntiaguda; su palidez parecía sobrehumana, las gotas de agua resbalaban lentamente por su piel, se secó el rostro con ambas manos. Sus labios delgados y bien proporcionados temblaron ligeramente. Se echó para atrás y volvió a ingresar a su habitación; su madre estaba allí.
"No te oí llamar a la puerta" – replicó con sequedad
"Es porque no lo hice, cariño" – respondió ella con simpleza. Estaba sentada en la cama con ambas manos sobre su regazo, y su largo cabello suelto cayendo como una cascada sobre su espalda.
"¿Qué quieres?" – preguntó mordazmente dirigiéndose hacia su closet
"Lo que hiciste allá, fue muy valiente Draco"
"Sólo hice lo que debía hacer" – musitó sacando una túnica de uno de los cajones
"Sólo porque tu padre soñaba con esto, no significa que tú debías hacerlo"- contradijo
"Bueno… pues ya lo hice ¿no?...no importa si debía o no hacerlo… ya lo hice"- dictaminó dándose la vuelta para quitarse la vestidura que traía.
"Draco…deja eso por un momento"
Él le hizo caso, pero esquivo pertinentemente su mirada. Sabía lo que diría y no quería oírlo.
"Eres mi único hijo, y me duele que tengas que pagar por el error de tu padre…"
"Haré lo que sea por mantenernos a salvo, madre…sobre todo a ti"
Y en ese momento Narcisa Malfoy se rompió. Se rompió cual pieza de porcelana, que cae súbitamente al suelo, sin ser sostenida a tiempo.
Draco se quedó de pie, mirándola. Una sensación de angustia se apodero de su pecho, pero a pesar de eso, no derramó ni una sola lágrima, mientras el llanto de su madre se intensificaba.
"Sólo los débiles lloran" – se repitió mentalmente, y no le importaba que su madre lo fuera, pero él no era alguien débil, no debía serlo.
Su padre se lo había enseñado desde pequeño
"Recuerda bien, Draco…sólo quienes son débiles lloran… y tú eres un Malfoy, eres fuerte por naturaleza; cuando sientas que vas a llorar tienes que reprimirlo, golpear algo, desahogarte de otra manera… las lágrimas te convertirán en un perdedor"
Por eso, se quedó quieto, jugando muy bien su papel. Ocultando cualquier ápice de angustia o desazón en su mirada. Esos sentimientos no eran apropiados para alguien como él.
Ser un Malfoy, era más que orgullo y pureza de sangre, era una imagen inquebrantable que debía mantener contra cualquier efecto que pudiera amenazarlo.
Caminó hasta su madre y puso una mano firmemente sobre su hombro.
"Todo saldrá bien, confía en mi"
"Si lo hago, Draco" – murmuró, y luego se levantó de la cama y abandonó la habitación, dejando solo el eco de la puerta al cerrarse tras de si.
Y luego todo fue silencio.
Draco se agazapó sobre el colchón y enterró la cabeza en su almohada. Se mordió la lengua resistiéndose a las ganas de llorar. No iba chillar como una niñita. Si su madre confiaba en él, todo saldría bien, era todo lo que necesitaba. Su brazo aún le dolía, pero no le importaba demasiado, ya pasaría…
Aún quedaban un par de semanas para entrar a Hogwarts. Sería un año difícil, tal vez, pero sentía que lograría superarlo. No era sólo su vida la que estaba en juego… tenía mucho que ganar, y también mucho que perder si no lo hacia.
"Debo matar a Dumbledore" – se repitió, como queriendo hacerse la idea. Convencerse a sí mismo.
Después de eso, tendría toda la gloria que podría desear…
Se dejó llenar por ese sentimiento de complacencia y ensoberbecimiento.
Tendría todo lo que quisiera.
Principalmente deseaba borrar esa sonrisa confianzuda y socarrona de los labios de Potter… para ver si así olvidaba ese complejo de héroe que tenía.
Porque él era mucho mejor que Harry Potter…
Pero pensar en ello no le servía de mucho realmente… quería demostrarlo, tenía esa ansia de poder y fama que cualquier chico de su edad, y él había tenido la fortuna de ser escogido para conseguirlo.
"Fortuna no" – se corrigió a sí mismo en sus entrañables pensamientos
Porque Draco Malfoy había nacido para el éxito…la suerte sólo era para los perdedores como Weasley.
Y meditando acerca de eso se durmió. Arrimado a su almohada, sumiéndose en un sueño cada vez más profundo, sin ser capaz de ver que había atravesado la puerta hacia el mundo de la oscuridad… donde las sombras gobernaban, y desde donde no sería capaz de escapar.
Ahora que la marca brillaba sobre su antebrazo, las cosas jamás serían como antes…
Hola a todo aquel lector curioso que haya llegado hasta aquí, si es que hay alguien allí tras la pantalla :)
Antes de dejarlos ir en paz, sólo quisiera darles la bienvenida a mi primer fic de Harry Potter y darles algunos detalles al respecto.
La verdad es que esto lo escribí hace mucho tiempo, porque siempre quise saber un poco más de los Slytherins, por lo cual esta es mi versión personal acerca de ellos, durante el sexto libro.
No dejen de considerar que es la visión de una adolescente, por lo cual no creo ser capaz de manejar los personajes tan magistralmente como J.K., sobre todo con los pocos datos que reveló acerca de ellos durante los libros, sin embargo, encontré esto entre mis archivos y decidí darme la oportunidad de escribir aquello que siempre quise leer, por lo cual apreciaré cualquier comentario que quieran hacer sobre este primer capítulo.
Espero que lo hayan disfrutado, y si deciden acompañarme en esta locura, estaré enormemente agradecida.
