Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, la trama es producto de mi loca imaginación.
Mi acompañante diario
1. Problemas
¿Alguna vez te has sentido sola a pesar de estar rodeada de personas que "te quieren"? Y si, me refiero a personas que según te quieren, porque no lo demuestran. Tal vez a ti nunca te haya pasado, pero si a ella, si a Hermione Granger, y no solo una vez, sino cada segundo de su vida desde que sus "amigos" se la viven pegados a sus novias todo el día y frente a todo el mundo.
No es que a ella le moleste que los demás digan que sobra estando cerca de dichas parejitas, sino que le molesta estar en si con ellos, pues es como si estuviera sola; así que la biblioteca es el lugar perfecto para pasar el tiempo, ahí los libros la acompañan, aunque de todas formas se siente igual de sola, o al menos hasta que su acompañante diario llega a sentarse frente a ella, justo como ahora.
La castaña levanta la vista del libro que tiene entre las manos, lo mira, él igual tiene un libro y la vista clavada en él, el flequillo de su cabello cae sobre su frente cubriendo parte de sus grisáceos ojos, pero él no lo aparta. Ella sonríe de forma furtiva al recordar como fue que inició aquella relación, por llamarla de alguna forma.
Estaba en la biblioteca, sentada en la mesa mas apartada del lugar, esperando a no ser vista ni molestada por nadie, pero sus deseos se fueron al demonio cuando aquel chico pálido, rubio y de ojos grises entró al lugar, o al menos ella creyó eso. Él simplemente observó por toda la biblioteca, buscando algo o a alguien, se dirigió hacia la salida y cuando estaba a punto de irse la miró de reojo, pero no fue a molestarla, ni a insultarla, solo… se fue.
Tiempo después regresó, la castaña seguía ahí, pero esta vez él fue directo hacia ella.
— ¿Qué pasa, Granger? ¿Dónde están tus "grandiosos" amigos? Oh si, con sus empalagosas novias, y a ti te dejan olvidada hasta que necesiten de tu ayuda para sus deberes, ¿no? — dijo el rubio sentándose en la silla de enfrente.
— No — contestó la castaña levantando la mirada de su libro. — Yo estoy aquí porque me gusta estar aquí, no porque ellos me dejen olvidada — mintió, pues era cierto lo que él decía, ellos la tenían olvidada.
— Por supuesto — dijo con sarcasmo. — Eres la rata de biblioteca, lo había olvidado — se burló. — Pero ¿sabes? No te creo — se inclinó sobre la mesa — es obvio que ya no les importas.
— ¡Claro que les importo! — dijo ella elevando la voz.
— Silencio, que no sabes que esto es una biblioteca — regañó el rubio recargándose en el respaldo de la silla.
— ¿Qué quieres, Malfoy? — preguntó la castaña, era inexplicable como él la sacaba de quicio tan rápido.
— Nada, es solo que estoy aburrido y me entretiene fastidiarte — respondió poniendo sus manos en su nuca.
— Pues hace un rato no te veías aburrido, yo diría que estabas preocupado, ¿Por qué, eh? — preguntó la castaña cerrando el libro y poniéndolo sobre la mesa.
— No te importa — contestó tajante y con tono amenazador. — Pero tú me estabas diciendo que pasó con "el trío dorado" — dijo recuperando su postura.
— No te importa — imitó la chica, el rubio alzó una ceja y se cruzó de brazos.
— Vamos, Granger, sabes que quieres desahogarte con alguien y ¿con quien mejor que conmigo?
— ¿Con quien mejor que contigo? Con cualquier otro — respondió cruzándose de brazos. — Pero dime ¿desde cuando te importa lo que me pase?
— No, no, no, no, a mi me importa un bledo lo que te pase, no malinterpretes mis palabras — aclaró el ojigris.
— ¿Entonces? ¿Por qué quieres saber que es lo que esta pasando?
Él se encogió de hombros.
— Curiosidad — respondió.
— Si, claro — dijo la castaña con sarcasmo.
— ¿No me crees? — preguntó fingiéndose ofendido.
— No — respondió. — Me voy — anunció, se levantó, tomó el libro y se dirigió a una estantería para dejarlo en su lugar, cuando regresó a la mesa Malfoy ya no estaba y solo había un pedazo de pergamino que decía…
"Ya me contarás,
de eso estoy seguro.
D.M."
Llegó el momento piensa Hermione
Desde aquel día, hace casi tres meses, el rubio ha ido diario a la biblioteca y se ha sentado frente a ella haciéndole compañía; pero nunca dice nada, ni un insulto, ni una frase, ni una palabra, solo se la pasa en silencio, leyendo, hasta que ella se levanta a dejar su libro al estante y al regresar a la mesa él se ha ido y solo deja un pedazo de pergamino que dice lo mismo que en el primero.
— Malfoy — lo llama, él levanta la vista del libro, mas no dice nada. — ¿Tan seguro estas de que te contare? — pregunta.
Él solo se encoge de hombros. Hermione cierra el libro y lo deja en la mesa, se recarga en el respaldo de la silla y se cruza de brazos.
— Bien, pues es tu día de suerte… voy a contarte que es lo que pasa con "el trío dorado" — anuncia la chica, no sabe si es lo correcto, no sabe si es una trampa para darle información a Voldemort sobre Harry, no sabe si en verdad es solo curiosidad, solo sabe que él tenia razón en lo que le dijo aquel día… necesita desahogarse con alguien. El rubio cierra su libro, lo pone sobre la mesa y se recarga en el respaldo dispuesto a escuchar. La castaña suelta un suspiro.
— Es cierto, todo lo que dijiste es cierto, Harry y Ron se la pasan con Ginny y Lavander todo el maldito día, me dejan olvidada y solo me buscan cuando necesitan ayuda en alguno de sus deberes. ¡Y estoy harta de eso! Ya no lo soporto, es… molesto. Pero dime ¿Qué puedo hacer? Nada. No puedo simplemente dejarlos a un lado y no ayudarlos, soy su amiga y tengo que apoyarlos en lo que pueda; porque cuando llegue el momento de enfrentar a Voldemort tenemos que estar juntos, tengo que estar con Harry, demostrarle que tiene mi apoyo. Así que no puedo dejarlos, no ahora, no después de tanto — termina dando otro suspiro.
Malfoy clava su mirada en ella. Hermione siente como los vellos de sus nuca de erizan por como la mira.
— Solo te diré una cosa, los tres… son unos idiotas — habla el rubio por primera vez en todo ese tiempo.
— ¿Qué? — dice incrédula y ofendida.
— Que son unos idiotas — repite.
— No te conté lo que pasa para que me insultaras, ni a mi, ni a… — dice la castaña antes de ser interrumpida.
— ¡Hey! Tú ya hablaste, ahora es mi turno y no se te ocurra interrumpirme, ¿de acuerdo? — amenaza el rubio, ella solo suelta un bufido. — Bien. Te diré el porque los tres son unos idiotas. Primero esta la Comadreja, bueno, con él es fácil saberlo, es un idiota por tener de novia a esa empalagosa e insoportable chica — explica.
— Si… Lavander es irritante — concuerda la castaña, pero Malfoy le dedica una mirada de advertencia. Ella suelta otro bufido, pues sabe que no debe interrumpirlo.
— Después esta Potter, la verdad es que la hermana de Weasley no esta tan mal, pero me parece que es muy… fácil.
— ¡Oye! Ginny es mi amiga y no voy a permitir que hables mal de…
— ¡Silencio! No debes interrumpirme — recuerda el rubio.
— ¡¿Y como quieres que no te interrumpa si insultas a mis amigos? — se altera Hermione.
— ¡Cállate, Granger! A menos que quieras que te saquen de aquí — la castaña guarda silencio resignada, no quiere que la veten de la biblioteca. — Así esta mejor. ¿En que estaba? Oh, si, ya recordé. Potter es un idiota, no tanto por andar con la Weasley, sino por dejarte a ti a un lado y aun así creerse el mejor amigo de todos — Hermione alza las cejas sorprendida, pero él no lo nota.— Por ultimo… estas tú y la razón por la que eres una idiota — ella frunce el entrecejo — Y es simple y sencilla… por permitir que ellos hagan eso contigo, que dejes que te usen a su conveniencia y aun así sigas junto a esos dos. Talvez tengas razón, debes estar junto a Potter cuando sea el momento de enfrentarse al Señor Tenebroso, pero no debes estar con ellos ahora, que aprendan a ser sus cosas solos, ya no los ayudes mas, Granger; si, eres una rata de biblioteca, una come-libros, una sangre-sucia, — la castaña esta por objetar pero Malfoy levanta su dedo impidiéndolo — déjame terminar, — dice para callarla — si, eres todo eso, pero ellos, que son tus "amigos", no deben tratarte como tal — hace comillas con los dedos al decir amigos. — Y no digas que no lo hacen, porque eso parece — termina el chico.
Hermione siente como sus ojos se humedecen un poco, pues en el fondo sabe que tiene algo de razón. Ella se levanta, toma su libro y se dirige con paso lento hacia la estantería correcta. Al regresar, al igual que siempre, el rubio se ha ido y solo hay un pedazo de pergamino sobre la mesa, pero esta vez tiene escrito algo diferente.
"Sabía que tarde o temprano me contarías
y sabes que tengo razón. Siento haber sido yo
el que tuvo que hacerte aceptar lo que pasa, pero
no puedes seguir sufriendo por dos idiotas como ellos,
yo soy el único que puede fastidiarte, ¿de acuerdo?
D.M."
Una pequeña sonrisa se forma en su rostro. ¿Malfoy sentía haberla hecho aceptar lo que pasaba? ¿Desde cuando el frio de Draco Malfoy sentía algo? Y aquello de "yo soy el único que puede fastidiarte, ¿de acuerdo?" no le sonó como una amenaza, sino como… algo más… como que no puede permitir que alguien le haga daño. Guarda el pergamino en la bolsa de su pantalón y después sale de la biblioteca. No sabe si después de ese día él regresara, pero al menos ya sabe que hizo bien en contarle lo que le pasa, pues como dijo, había hecho que al fin aceptara que sus "amigos" no eran tan buenos como ella creía.
