Candy

-Este no es un lugar para que te apliques esmalte de uñas –Mencionó Susana al poner en mi escritorio un folder – Haz que te lo firme y lo llevas a la sala de duplicados; es importante que todos los empleados tengan una copia de este memorándum

Le sonreí mientras formaba un pequeño círculo con mis labios y soplaba sobre mi uña recién pintada de carmesí.

Marqué en el conmutador el número 26 –La señorita Marlow desea pasar- Le sonreí al mirarle hacer rabietas…

Mi nombre es Candice White y estoy en esta empresa por la necedad de mi madre referente al tema "Haz algo útil con tu vida, Candice White".

Tengo 23 años, estudios profesionales truncos y una vida desordenada.

Dos hermanas que comparan sus logros con mis fracasos argumentando "En tal asignatura obtuve una A+" "¿Qué dirán nuestras amistades de tu comportamiento?"

Cuando cumplí los 8 años de edad, el obsequio de mis padres fue la carta de divorcio.

Lloré amargamente la ausencia de mi padre que la psicóloga del colegio envió una carta a asuntos familiares en donde mi custodia quedó bajo la responsabilidad de él; tal decisión no le agradó a mi madre que impugnó la sentencia y llevó el caso ante los tribunales argumentando que mi padre viajaba tanto que no tendría cuidado de mí, razón por la cual habían decidido romper con su relación matrimonial.

Mis dos hermanas crecieron junto a mamá, logrando una estabilidad en sus vidas, permanecieron hasta el final en sus colegios y hasta la universidad, lo contrario a mí.

Era divertido viajar con papá, éramos felices… podíamos establecernos en una ciudad por seis meses, en algunas otras por períodos más largos y en unas tantas, por una sola noche.

Papá se encargaba de hacerme sentir su princesa, cada noche me leía un cuento y cuidó de tal manera su vida amorosa que solamente le conocí a una persona con la cual contrajo nupcias cuando cumplí los 16 años.

Tenía, tontamente, celos de su nueva esposa que le pedí que me dejara con mamá… esa fue una mala petición de mi parte y mala decisión suya.

Mamá tenía un nuevo esposo que se esforzaba por ocupar el lugar de mi padre ante mis ojos, pero sus esfuerzos eran infructíferos ante mí.

Si el colegio, las actividades, la ropa, la habitación y muchos etcéteras que podrían llenar una gran lista, n0o me agradaban exigía el cambio del mismo… ¡Extrañaba a papá!

Así que después de los dieciséis hasta ahora he estado en casa de mamá por temporadas cortas, en casa de papá por temporadas que él pasa en casa y tengo una mejor relación con su esposa e hijas.

Cuando mamá pretendía ser enérgica acudía a mi padre quien solucionaba todo extendiendo un cheque ante la administración de un nuevo colegio; cuando papá hacía algo que no me gustaba, recurría a mi madre para pasar una temporada en su casa.

Todo marchaba tan bien hasta que mamá convenció a papá de recortarme mi presupuesto y no acceder a, lo que mamá llamaba, caprichos.

Así fue como mamá habló con su esposo y éste con su socio para darme un contrato en su empresa "Grandchester, management solutions"

Llevo dos semanas y Susana Marlow me odia, no tengo nada de gracia delante de ella; en cuanto tiene oportunidad intenta ser ofensiva y humillante.

Pero no puede conmigo.

Las chicas de mi categoría son lindísimas, trabajadoras y responsables. Me han enseñado tantas cosas en el poco tiempo que llevo en este lugar.

A veces puedo pasarme largas horas platicando con ellas de los lugares que visité durante mi niñez. No pueden creer que mi padre sea el famoso empresario William Albert White. Mencionan que de ser así yo no estaría desempeñando el puesto de recepcionista en la dirección del Señor Richard, enemigo de papá y amigo de mamá, Grandchester.

En realidad, no soy la recepcionista de él, sino de su asistente.

Richard es lo contrario a papá.

Papá tiene un trato directo con sus socios, todos sus negocios los cierra y de manera personal; lo contrario a Richard, a quien le vi una vez… en fotografía… al ingresar a la sala de reuniones.

-Hazle pasar, Candy.

-Gracias, Margaret

Miré a Susana, le regalé una sonrisa. –Puedes pasar.

-Eres una … arggg. Esto no se quedará así, hablaré con Richard para que te eche de aquí lo más pronto posible.

La hora del descanso se acercaba, sí, ese momento en el que todas las recepcionistas nos juntábamos 20 minutos para tomarnos un delicioso café recién hecho.

Caminaba por un largo pasillo, con aire de victoria y satisfacción por negarme a obedecer a Susy Marlow, cuando miré a los chicos del área de mantenimiento.

El traje gris les diferenciaba de todos los demás, la franelilla en la bolsa trasera junto a los guantes para uso rudo y las botas industriales.

Quedé pasmada al mirarlo por primera vez… ya que no conocía a todos mis compañeros laborales…

Me perdí en esos ojos de hermoso mirar… ¡Oh! Dios… esa era la sonrisa más hermosa que pude observar. -¡Eh! Candy … Aquí

La voz chillona de Patricia Obrien me sacó de mi dulce encanto al batir su mano en alto, como si fuera una concursante para miss universo al tiempo que gritaba mi nombre.

-¡Dios! Creo que me he enamorado – Dije al tomar mi lugar

-¿Quién es el afortunado?

-No sé cuál es su nombre

-¿Trabaja en este lugar?

-Sí, en el área de mantenimiento

-Te ayudaré a saber su nombre, conozco a alguien de ese departamento que nos puede ayudar – Levantó la vista, acomodó sus gafas y comenzó a escanear a los chicos de mantenimiento.

Sabía que O'Brien haría un escándalo con su melodiosa voz –Espera, ¿Qué haces?

-Observando si entre esos chicos se encuentra Jhon

-Noooo

-Candy, tendrás toda una vida para saber que Paty es así – Llamó nuestra atención el comentario de Anny Brighter – Ahora no parará de investigar quién es el chico del que te has enamorado

-Te lo prohíbo, Patricia O'Brien – Soné como mamá mientras le señalaba con el dedo emitiendo mi sentencia – ¡Pro-hi-bi-dí-si-mo!

Las tres reímos bobamente. –Supe que Susana fue a tu apartado

-¿Cómo lo supiste?

-Se lo mencionó a mi jefa antes de dirigirse

-No sé porque no tengo gracia con ella –Sorbí mi café.

-Porque eres bonita

-Porque estás en presidencia gracias a las recomendaciones de tu familia

-¡Patricia! – Dijo Anny retándola

-¡Qué! – Respondió esta sonriente

-No le regañes, Anny, es la verdad… mi madre se ha empeñado tanto en que sea útil…

-Algo no me queda claro, ¿Por qué aquí y no con tu padre?

-Porque mamá cree que soy el resultado negativo de mi padre, es decir, que él me hizo así de irresponsable al cumplirme todos mis deseos; papá no se opone a que me desarrolle laboralmente pero dice que de cualquier manera mi futuro está seguro gracias a lo que él ha construido para mí

-Para ello debes conocer bien lo que tu padre hace ¿No?

-¡Por supuesto que lo sé! Tantos años viajando de aquí para allá y de allá para acá, he conocido tanta gente, sé exactamente como cerrar los negocios de papá… sé todo lo que papá hace y dice ante sus clientes y sus socios…

-Entonces… ¿Qué haces aquí?

-Ya lo saben; cumpliendo el requisito de mamá

-Y ¿No extrañas esos días de derroches y más?

-¿Te refieres a lo económico?

-Ajá

-No, porque cuando viví con papá todo el dinero que él me daba yo ahorra una parte y ha prometido que todas mis mesadas de este año me las entregará en cuanto yo concluya este período laboral con Richard Grandchester. Así que, al cierre de este año, tendré un buen capital económico

-¡Quién fuera tú!

Reí -¿Creen que ha sido fácil vivir así? ¡Claro que no lo es! Todo ese dinero no podrá pagar, nunca, que mis padres vuelvan a estar juntos, desde mis ocho años he pasado la navidad con uno u otro, pero no juntos… siempre había obsequios caros postergados en casa de mamá o de papá, tengo dos hermanas mayores para las cuales parece que no existo, tengo un título profesional a la mitad … mi vida es un caos

-Candy, si tu padre es un magnate al igual que el Señor Grandchester… ¿Por qué te fijas en una persona del área de mantenimiento?

-¿Es un capricho?

-¡Dios, no! Papá lo aprobaría, mamá no… pensaría exactamente lo que ustedes en este momento; y ni qué decir de mis hermanas… a mí no me importa que no tenga recursos económicos

-Habrá muchos prejuicios

-Éste chico de los ojos hermosos, no sabe quien soy, los únicos son el Señor Grandchester, su asistente y ustedes dos. Dudo que Richard le llame para contarle acerca de mí y si ustedes me guardan el secreto… entonces no habrá por qué temer

-Tienes razón; aquí eres una de nosotras

-Así que comencemos el plan para que lo conozcas…

Sonreímos y nuestro descanso llegó a su final

Terrence

Jugaba con una aplicación en el móvil mientras estaba sentado en el sillón de la oficina de papá. Mi hermano Mark le explicaba, desesperadamente, a nuestro padre que se oponía a su decisión.

-Yo no tengo problema – Dije sonriente al mirar a mi padre completamente relajado ante los argumentos de Mark – Si quieres, puedo ocupar la presidencia, no tengo ninguna objeción de viajar al viejo continente

-Tu hermano no tienen ningún problema, y tú, Mark, tienes muchos

-Papá- Me miró- Terrence no podrá vivir ni un día lejos de aquí… Es igual a mí, estamos tan acostumbrado a todo lo que América representa para nosotros

-¡Claro que no!; hermano, habla por ti. No necesito que me involucres

-Admítelo, Terry, estás acostumbrado a los lujos que nos brinda papá y tampoco aguantarías un día en Londres.

-Puedo vivir sin lujos – Disparé sin pensar

Mark dibujó una gran sonrisa malévola en sus labios; era claro que yo únicamente le estaba llevando la contraria delante de mi padre, ya que mi madre no permitiría que yo abandonara la universidad para viajar y hacerme responsable de la empresa familiar. Caso contrario con mi hermano, quien ya había concluido sus estudios de pregrado.

Arlete, la asistente de papá, interrumpió avisando la audiencia programada con el encargado del mantenimiento de la empresa.

Papá le extendió un sobre recordándole la inducción -Sí, Señor, a partir de la próxima semana

-Arlet, pídele al jefe de mantenimiento que nos dé un par de minutos –Solicitó Mark

Arlet asintió y nos dejó solos.

-¿Qué estás pensando?

-Que si no tienes problemas con renunciar a los privilegios del apellido Grandchester, hagamos una apuesta, yo estaré en Inglaterra al menos seis meses, mismos que tú, querido hermanito, estarás en el área de mantenimiento de esta empresa

-Mi novia trabaja en este lugar y no le agradará

-Susana no es tu novia

-Casi lo es

-Bien, tengo alguien a quien atender – Interrumpió papá, llamando por el interphone a Arlet y a John.

Después de escuchar el reporte de John y las solicitudes, papá mencionó –Mi hijo Terrence quiere conocer esta empresa desde los cimientos, así que John, le ruego que le enseñe en seis meses todo lo que él necesita para lograrlo y Arlet, billete sencillo para una persona a Inglaterra para mañana mismo, a nombre de Mark Grandchester. – Lo que comenzó como una broma papá lo tomó como una firme decisión para nuestro futuro cercano…