Hola a todos! Kitten aquí con mi nuevo proyecto llamado "Fairies are real". Esta historia fue inspirada en un libro que lei de pequeña que era sobre hadas, y por lo tanto le atribuyo las historias, que pertenecen a dicho libro. Espero que les guste.

Sword Art Online ni sus personajes me pertenecen. Las historias de El Fantástico mundo de las Hadas, tampoco me pertenecen. Disfruten.


-"Mab, te juro por la reina que esta es la última vez qué…" Hadabuela estuvo por regañar al hada más traviesa, cuando uno de los siete vientos vengativos que habían burlado en su camino a Avalon se percató de su presencia, y comenzó a soplar. Sopló con tanta fuerza que las hizo perder el equilibrio. Ella se distrajo y por error soltó su varita mágica Aquella que había sido la mejor, la más poderosa que jamás tendría. Hadabuela gritó desesperada, pero era demasiado tarde. Vio como su varita se estrellaba contra la montaña del hielo azul, y se dividía en mil y un fragmentos. En ese momento, el viento bandido sopló con más fuerza todavía, esparciendo los fragmentos de la varita que la mismísima Titania, reina de las hadas, le había regalado al Hadabuela, Cirella. Ella solo pudo observar, y regresar a su hogar decepcionada– Relató la señora –Y cuenta la leyenda, que esos fragmentos que se esparcieron por todos los mundos, aún pueden ser encontrados por jovencitas, como tu, y que al tocarlos, se convertirán en hermosas hadas, y dejaran el mundo mortal para vivir en uno de los tantos reinos de las hadas, o quizá incluso montar el viento como parte de una bandada de hadas de los vientos.

La niña que había estado escuchando el cuento se encontraba boquiabierta e impresionada, sus ojos avellanados brillando con curiosidad, y su largo cabello cayendo alrededor de su rostro y cuello, mientras ella se recostaba en su cama.

–Fin– Anunció la señora, arropando a la jovencita, y besándole la frente antes de apagar la pequeña lámpara de aceite que estaba en la mesita de noche junto a la cama.

–Abuela...– Comenzó la niña, haciendo que la mencionada se detuviese, y mirara con ternura a su pequeña nieta.

–¿Si, querida?

–¿Tu crees que las hadas son reales? ¿Que tal vez ese relato sea de algo que en realidad sucedió?

–Si, creo en ellas. Si las hadas no son reales, me dejo de llamar Laila Titanus...– Respondió, de repente muy seria –Buenas noches, preciosa.

–Buenas noches, abuela.– Respondió la joven, cerrando los ojos hasta que los pasos de la mayor ya no se podían escuchar. Con pasos ligeros, se levanto de su cama con una linterna, y salió al balcón por las puertas de cristal, dejando el viento pasar a la habitación y levantar levemente las cortinas.

Y mirando a las estrellas con anhelación, notó una dorada estrella fugaz que pasó veloz por el cielo. Ella no perdió el tiempo en juntar sus manos y susurrar tres veces –Desearía que las hadas fueran reales.

Luego levantó el rostro, para notar un pequeño brillo dorado destellar cual estrella en su patio. Parpadeo varias veces para asegurarse de que no estaba soñando. Luego, se encaramó con cuidado sobre la baranda del balcón, y trepó hacia el suelo con maestría; no era la primera vez que lo hacía.

Con pasos cuidadosos, se acercó al pequeño brillo dorado que se asemejaba a la estrella fugaz de hacía unos momentos en sobremanera. Cuando estuvo en su vista, notó que parecía la punta de un objeto tallado de una rama. Acercó su mano con ademán de agarrarlo, y al momento que sus dedos rozaron la áspera madera del fragmento, se sintió atacada por una sensación como de asfixia, y soltó un grito ahogado. Luego, todo se tornó negro a su alrededor.

OoOoOoOo

Faemere era una isla extraña. Todos aquellos que vivían en lugares alrededor, especialmente en el continente, crecían con aquella creencia. Ya fuera por los bosques de pinos blancos, aquellas cientas de especies nuevas que se habían descubierto allí, o las enormes y empinadas montañas de color azul como el cielo. Parecía un lugar sacado de un cuento de hadas, y eso inquietaba más que encantaba.

Kazuto Kirigaya, nacido y crecido en un pueblo costero del continente. Sus familiares siempre le habían contado de los miles casos de rarezas que habían sucedido allí en la isla que desde su hogar era apenas y visible. Cualquier persona cuerda se hubiera aterrado hasta los huesos, y hubiera pedido no volver a escuchar sobre tal lugar, pero el jóven investigador en entrenamiento, Kazuto, solo sentía más y más curiosidad sobre la gran isla. Sobretodo por un caso en específico. Y por eso, es que se encontraba en un barco con destino a Faemere.

[Se trata de una isla enorme que de algún modo ha sido descubierta apenas dos siglos atrás, por la historiadora y aficionada de la fantasía Lissandre Titanus. Posee un territorio extenso, que se divide en cuatro regiones principales: La ciudad de Flautrine, construida por Lissandre y sus acompañantes; El bosque de Fairith, conocido por sus pinos de color blanco; El Lago brillante de Asrai, muy visitado por sus claras y destellantes aguas, las cuales se dice que cumplen deseos; Y por último, pero no menos importante, Las azules montañas de Alseide.]

[Las familias principales de Flautrine son tan solo tres, aquellas tres que juntas la construyeron y que se establecieron allí. Los Titanus, conocidos por la cabellera y ojos de colores brillantes, y que a su vez se dividen en dos ramas: Los descendientes de Lissandre Titanus, y los descendientes de su hermana, Laila Titanus; Tambien están los Blazerun, orgullosa familia cuyas características más resaltantes tienden a poseer cabello negro o rubio, acompañado por ojos anaranjados o rojos (Muchos afirman que pueden ser descendientes de brujas); y los Iceflare, familia apartada, conocida por la tez pálida, el cabello rubio platinado o rubio, y los ojos de azúl gélido de sus descendientes.]

Mientras la información de el folleto era procesada por el joven, este notó que el barco había llegado a la costa, y que en lugar de comenzar a desembarcar a las pocas personas que estaban allí (Una jovencita rubia y su madre, un anciano y Kazuto), dejaron abordar a un jóven que parecía de la misma edad que él. Su tez era blanca, y tenía un porte estilizado. Tenía cabello corto rubio, y ojos de color verde esmeralda que parecían tener un toque azulado, lo que les daba un brillo único. El sonrió, y comenzó a hablar.

–Les doy la bienvenida, damas y caballeros, a la célebre isla de Faemere. Mi nombre es Eugeo Blazerun, Nieto de Wilhemina Blazerun, patriarca de la familia. Viendo que ya tienen sus folletos, supongo que ya conocen la información general de la isla, sus habitantes y como identificarlos. Pero lamento avisarles que hay algo que no mencionan aquellos antiguos pedazos de papel, y es el índice de misterios alrededor de la isla. Han habido mas de 35 incidentes de variada importancia en nuestra isla desde que fue descubierta, cobrandose incluso a varios de nuestros habitantes. Si aún sabiendo eso quieren continuar, síganme– Y con eso, el joven se retiró.

–Señor Capitán– Llamó la madre de la jovencita rubia que iba junto a Kazuto –¿Hará un viaje de vuelta al continente pronto?

–Si, señorita. Partiremos tan pronto como terminen las preparaciones. Si es de su agrado, puede permanecer a bordo mientras tanto.

–Si, muchas gracias.

Kazuto les observo confundido por un momento, ¿Quién haría un viaje, y al momento de llegar se devolvería inmediatamente? Se bajó del barco con lentitud, llegando a un puerto casi vacío. Allí vió al muchacho de antes hablando con otra persona, una joven, tal vez un par de años menor que el otro, de cabello color té.

–Eugeo-san, tampoco se quedó nadie esta vez. Si tan sólo no dijeras todo aquello, tal vez-– Comenzó ella en un tono cuidadoso

–¿Esconderles las cosas que han pasado en esta isla? Sería inaudito. Ni siquiera estaría aquí si no fuera porque mi madre me asignó este puesto. No quiero ver más turistas en la sección de misterios del periódico, Selka. Y si eso significa el tener que espantar a todos aquellos que vengan, lo haré.

–Eugeo-san...– Iba a comenzar de nuevo, cuando se percató de la presencia de Kazuto –¿Eh? Eugeo-san, alguien se bajó.

–¿Qué?– Entonces, Eugeo, que había estado de espaldas a él, se dio la vuelta y abrió los ojos como platos –B-bienvenido a Faemere– Alcanzó a tartamudear.

–Gracias. ¿De casualidad, ustedes no serán los guías turísticos? Es que busco llegar a la posada Swyndale...

–¡Por supuesto!– Respondió Selka, caminando hasta un pequeño vehículo turístico –Síganos, por favor.

Kazuto sólo asintió, y al sentarse en la parte de atras del vehículo que asemejaba un autobús, vió a la muchacha ponerse de pie con facilidad, a pesar de que el móvil se encontraba en movimiento.

–¿Le gustaría escuchar un poco más de la historia de nuestra hermosa isla?– Preguntó con una sonrisa.

–S-si, por favor.

–¡Entendido! Buenas tardes, mi nombre es Selka Schuberg, y seré su guía el día de hoy. Como ya debe de saber, hay tres familias principales en Faemere: Los Titanus de la rama principal, los Blazerun y los Iceflare. Pero a parte de ellas, hay otras familias con valor histórico en nuestra isla. Entre ellas se encuentran los Swyndale, fundadores de la academia de artes y de la posada, ambas que llevan el mismo nombre; También están los Greenedge, que construyeron el restaurante de mayor prestigio de este sitio; Y por último, están los Goldwick, quienes crearon la gran fuente de los deseos en el centro de la isla, y la gran plaza de Goldwick, ubicada a su alrededor. Muchos de los descendientes de las grandes familias han pasado ha portar otros apellidos, tal es el caso de la familia Yuuki, descendientes de los Titanus; y la familia Schuberg, descendiente de los Goldwick– Luego de hilar toda aquella información de manera continúa y casi sin respirar, Selka tomó asiento en una pequeña silla que estaba de frente a los asientos, y por lo tanto, de espaldas al conductor.

–Erm... Una pregunta...

–Adelante.

–¿Podría contarme un poco sobre los misterios que rodean la isla?– Preguntó. Ante la interrogante, el rostro de la muchacha pareció oscurecerse ligeramente, y su tono de voz dejo de ser tan enérgico, pero aún así respondió.

–A través de los años, han habido numerosos casos que no han podido ser resueltos en la isla. Entre ellos destacan Las risas y ruidos provenientes del bosque, y los tres jóvenes que se encontraron ahogados a orillas del lago Asrai. ¿Sobre cuál le gustaría escuchar?

–¿Podría contarme un poco sobre un caso de una joven desaparecida?

–Comencemos por la desaparición, entonces. Hace más de seis años, la familia Yuuki fue afectada por un terrible incidente, que aún hoy se considera el peor que ha vivido la isla. Se trata de la joven Asuna Yuuki, sobrina-nieta de Lissandre Titanus, que para el momento contaba con apenas 12 años de edad. Una noche, después de la hora de dormir, la joven Asuna desapareció de sus aposentos, y cuándo la señora Titanus fue en su búsqueda, encontró su pijama, que antes había estado usando, tirada ensangrentada en el jardín, casi por debajo de su balcón. Se condujo una ardua búsqueda para encontrar a la joven, o a su cuerpo, pero no hubo suerte... Hasta el día de hoy se rumorea que fue devorada por lobos, pero no hay prueba alguna que respalde esta teoría.

–Hemos llegado– Anunció Eugeo, en voz fría y cortante.

–Muchas gracias.–Les llamó Kazuto, una vez se había bajado del vehículo.

–¡Fue un placer!– Le respondió Selka –Si necesita algo, cualquier cosa, siéntase libre de visitar el hogar Schuberg, erm…

–Kazuto Kirigaya.

–Kirigaya-san.– Luego se acercó con cuidado al oído de Kazuto y susurró – Y no se preocupe por la reacción de Eugeo-san. Es que todavía le duele escuchar sobre ella, después de todo-

–¡Selka, nos vamos!

–¡Voy!– Exclamó, subiendose una vez más al vehículo. –¡Hasta luego, Kirigaya-san!

Éste último solo sacudió la mano en señal de despedida. Luego, dirigio la mirada hacia la edificación, la cuál vestía un estilizado color marfil, y un cartel de madera pintada de negro, el cual rezaba "Posada de Swyndale" en letra cursiva. Con tranquilidad, Kazuto avanzó a través de la puerta de vidrio, para entrar a el vestíbulo de el establecimiento. El movimiento de la puerta movió el carillón que colgaba junto a ella, haciendo que ésta alertara a los habitantes del sitio de su llegada. Inmediatamente después, una jóven muchacha pelinegra le recibió con una leve reverencia.

–Bienvenido a la posada Swyndale. Mi nombre es Suguha Swyndale. ¿Tiene usted una habitación reservada?– Preguntó la jóven, en tono profesional.

–Si, mi nombre es Kazuto Kirigaya, y he reservado la habitación número 30…– La muchacha pareció un poco sorprendida, pero tan solo caminó detrás del escritorio, y saco una llave metálica, que tenia un llavero de madera que tenía el número 30 tallado. –Por favor, acompañeme.– Luego de estas palabras, comenzó un recorrido a través de varios pasillos con puertas de madera que tenían grabado el número de habitación. 1, 2, 3, 4; Y dieron la vuelta hacia la derecha. 9, 10, 11 y 12; y continuaron en línea recta. 17, 18, 19 y 20; subieron por una amplia escalera, dejando atrás otro pasillo que terminaba en el número 24. Una vez arriba, siguieron en línea recta hasta una habitación que estaba Al final del pasillo, y que tenía el número 30 inscrito. Suguha extendió su mano, y temblorosamente giró el pomo de la puerta, revelando una habitación muy vieja, llena de telarañas, polvo y suciedad.

Suguha se quejo entre dientes sobre algo del poco uso y las personas de servicio siendo unos cobardes. –Disculpe esto, Kirigaya-san, es que no se ha utilizado ésta habitación en casi 6 años...

–¿Eh? ¿Y por qué es eso?– Preguntó él, con genuina curiosidad. Ella miró a ambos lados antes de hacerle unas señas para que se aceracara, y comenzó a susurrar.

–Se rumorea que ésta habitacion trae mala suerte, por aquello que sucedio con la familia Yuuki...Verá, ésta era la habitación de la jóven Yuuki que desapareció aquélla fatídica noche...– murmuró con un dejo de tristeza. El solo posó una de sus manos sobre el hombro de la muchacha, y le sonrió cuando ésta volteó.

–No se preocupe, de todos modos tengo que ir a comer. Mientras estoy alli pueden acomodar la habitación.

–Muchas gracias, Kirigaya-san. Y disculpe la molestia..– Le respondió ella, caminando de regreso al vestíbulo.

–Ya le dije que no tiene que preocuparse. Hasta luego.– Se despidió, dejando su equipaje con la muchacha, y saliendo una vez más. Luego, sacó un pequeño papel doblado de su bolsillo, y al desdoblarlo, resultó ser aquél folleto que le habían entregado poco antes de su desembarco. Leyó la dirección de el restaurante más cercano, y comenzó su camino.

OoOoOoOoOoOo Una hora y media después Alrededor de las 07:30 pm

Kazuto caminaba por las limpias calles de Flautrine, una vista poco común para las personas que vivían en el continente, puesto que dicho sitio estaba ya muy contaminado, y aquella característica solo hacía que Flautrine fuera visto como aun más ajeno a las personas del continente.

Con tranquilidad, y la vista en el mapa, el daba paso tras paso, un pie delante del otro, sin mirar adelante. Actualmente se hallaba en la plaza de Goldwick, en el camino de vuelta a la posada. Sin darse cuenta de a donde caminaba, de repente impactó contra otra persona que parecía haber estado haciendo lo mismo, y pareció murmurar algo justo después.

Con una mueca presente, Kazuto se levantó del suelo, y estuvo a punto de ofrecerle ayuda a la persona con la que había chocado, cuando se dio cuenta de que el espacio frente a el estaba completamente vacío, y solo quedaba un pequeño peine de color dorado brillante.

Con lentitud, recogió el extrañamente pesado objeto y lo guardó. Luego miró a su alrededor, por si la persona con la que estaba seguro de que habia chocado se encontraba cerca. Fue sin decir, no hubo nada de suerte. Con una decepción inmensa ante ello, Kazuto dio pasos pesados de vuelta a su posada, donde fue recibido por la amable muchacha de recepción, que una vez más lo guió por los largos pasillos hasta llegar a la habitación que tenía el número 30. Aquella vez, a diferencia de la anterior, se encontro con una habitación pulcra, que ya tenía el escaso equipaje de su ocupante sobre la cama. Consistía de cuatro paredes de color perla, un techo de madera pura, y suelos del mismo material. A el lado este de la habitacion, habia otra puerta de madera similar a ma de entrada, que probablemente guiaba hacia un baño. Al norte de la habitación había un balcón separado a penas por dos grandes puertas de cristal. Los muebles de la habitación variaban entre tonos crema, marfil, a excepción de aquellos hechos de madera. Había una amplia cama, una mesita de noche con una vieja lámpara de aceite. Del otro lado de la habitación, junto a el balcón, se hallaban un librero, un armario y junto a el, un sofá de tres asientos. Kazuto se despidió de la trabajadora con unas pocas palabras de agradecimiento y se inclinó.

Luego, tomo el pequeño objeto dorado en sus manos, y lo examinó cuidadosamente. Era un pequeño peine de oro con mango para sostenerlo, dientes afilados y con espacio amplio entre ellos, y un delicado diseño de espirales a un lado. Luego de ello, soltó un bostezo, por lo que se quitó sus lentes, colocándolos en la mesa de noche, y apagó la lámpara de aceite; con intenciones obvias. Poco después, cayo profundamente dormido...

OoOoOoOoOoOo

Kazuto se sorprendió al despertarse en un claro del bosque, despistado. En su mano derecha se hallaba el peine dorado, y en la izquierda una linterna. Se percató de que era de noche. Con pasos lentos, comenzó a alejarse del claro con intención de hallar la salida, pero justo en ese momento lo escuchó. Detrás de sí, se escuchaba un leve sonido, cual el de un carillón de conchas marinas, en un suave melifluo que distrajo al joven, haciéndolo voltear y caminar en dirección de la canción. Mientras más se acercaba, más claro y fuerte se hacía la tonada, que tomaba la forma de una canción suave, cual canción de cuna.

"…Pasos indecisos van,

Por el bosque pasearán

Un secreto develaran

Y en brillo renaceran..."

Pronto, llegó al sitio que tanto buscaba. De repente, quedó boquiabierto por asombro de aquella vista, que solo podía llamarse inefable. Había una pequeña fuente circular en el centro de aquél claro. Sentada en el borde, se encontraba la persona más hermosa que hubiera visto en su vida. Larga y lustrosa cabellera azul que llegaba hasta el piso; tez blanca y brillante, como aquella de una muñeca; Largas pestañas que escondían sus parpados cerrados mientras usaba sus dedos para peinar su largo cabello.

"…Pasos confiados van

Con el don de la eternidad,

La belleza celestial

Y gran riqueza espiritual…"

"Vuelen certeras,

Mis mariposas

No se detengan

De rosa en rosa

Vuelen confiadas

Y nunca paren... de... soñar…"

Luego, cual si tuviera un sexto sentido, la increíblemente perfecta dama de largos vestidos azules y chal transparente, paró su canto, y abrió los ojos para observar a aquél intruso que había llegado a su claro, fulminandole con su mirada celeste.

El, casi hipnotizado se acercó a ella un par de pasos más, y luego, hincado en una rodilla, extendió su mano derecha, ofreciéndole el objeto dorado.

Ella sonrió levemente, y se levanto para ir a su encuentro. Tomó el pequeño objeto de la mano de el muchacho, y posó sus labios sobre el reverso de esta, riéndose al notar el _sonrojo de él.

Luego, retrocedió un par de pasos, le ofreció una sonrisa y murmuro –Siempre sueña alto y jamás no te dejes corromper por la codicia, pues tu nombre en brillo escrito está.

Luego, soltó en su voz risueña –Deseo desaparecer, deseo desaparecer, deseo desaparecer...

Y tal cual el viento hubiera escuchado su deseo, pronto fue envuelta en un pequeño tornado de gotas de la fuente, que al dispersarse, demostró no contener nada.

OoOoOoOoOoOo

Kazuto despertó como de un susto. Recordaba haber soñado con algo muy extraño, y haber perdido algo. Luego, con desesperación busco el pequeño peine dorado por toda la cama en la que había dormido, pero no encontró absolutamente nada. Luego, observó el dorso de su mano derecha, aquél que la bellísima dama había rozado con sus suaves labios. Allí, se hallaba una marca singular. Un par de alas simétricas de color plateado. Con decisión expresada en su rostro, tomó su bolso y emprendió un nuevo viaje, a la antigüa biblioteca de Flautrine: "El Archivo Histórico Titanus"


Espero que les haya gustado, si quieren, le haré una continuación, aunque hasta ahora planeo que sea solo esto. Si quieren ver el resto, solo comenten y les daré un segundo capítulo. Eso es todo, dejen un review si les place, y nos leemos luego.

~Aiko.