Seehh, yo de nuevo, jeje, con un cuento de Naruto. Como quedó muy largo lo dividí en dos partes. Es una mezcla de "Aladino" con una película animada que no recuerdo como se llama (no es japonesa), pero se trata de un zapatero de piel blanca que siempre trae unos alfileres en la boca, quien se enamora de una princesa (está ambientada más o menos igual que Aladino), sólo recuerdo que el zapatero, en el doblaje aquí en México, tenía la voz de René García (Hanamichi, Hyoga, Vegeta), y cantaba con la princesa una preciosa canción que se llama "Am I feeling love?" (la cual por cierto estoy tratando de conseguir ¬¬). Espero les guste mi combinación, jeje. Se esperan comentarios, críticas, jitomatazos y demás. Ah, para quienes lean "El rey ninja", esta semana (no sé qué día) subiré el último capítulo (el inédito). Ahora sí... ¡¡A leeeerr!!

EL ZAPATERO Y LA LÁMPARA MÁGICA. PARTE I

Hace mucho, mucho, mucho tiempo, en un lugar muy, muy, muuuuy lejano llamado Konoha, vivía un joven y guapo zapatero llamado Uchiha Sasuke. Él era una persona seria y reservada debido a que había perdido a sus padres desde muy pequeño, quedando sólo en compañía de su hermano mayor. Sasuke trabajaba como zapatero para poder ayudar con el mantenimiento de la casa, mientras que Itachi, su hermano, era el asistente de un escritor de libros titulados "Icha Icha Paradise".

Cierto día, el joven pelinegro caminaba por las calles, cuando de pronto escuchó sonar unas campanas.

-Miren, es el príncipe –oyó comentar a alguien

-Sí, el príncipe finalmente volvió de su viaje.

-Me pregunto si se habrá enamorado del príncipe o de la princesa del lugar a donde fue.

-Espero que no. Con lo bonito que es nuestro príncipe.

El menor de los Uchiha se abrió paso entre la gente hasta que pudo divisar un carruaje escoltado por varios hombres a caballo. Una cabellera rubia se asomaba por la ventana. El joven príncipe de ojos azules sonreía mientras miraba a la gente de su reino.

-Príncipe Naruto.

-¡Bienvenido, majestad!

-¡Qué bueno que está de regreso!

-Jeje, muchas gracias a todos –comentó aumentando su sonrisa, dejando cautivado al zapatero de ojos negros (y a varias personas más)

Sasuke volvió a casa, allí fue recibido por Itachi.

-Sasu-chan, ¿qué te sucede? -le preguntó

El menor no le hizo caso. Se sentó en una silla y suspiró mirando hacia la nada.

-Hey, Sasu-chan, ¿me estás escuchando?

Pero el menor lo ignoró.

-Sasu-chan, ¿qué te pasa?

-No te lo pienso decir.

Pero obviamente Itachi no se iba a dar por vencido tan fácilmente. Sasuke estaba en el baño mientras afuera su hermano lo esperaba.

-Sasu-chan, dime.

-No.

El menor estaba arreglando unos zapatos mientras el otro lo miraba con cara de borrego triste.

-Dime, ¿sí?

-No.

Sasuke preparaba la cena mientras Itachi buscaba unos platos.

-¿Ya me vas a decir?

-Que no.

Sasu gruñón estaba recostado en su cama intentando dormir y hacer caso omiso a la ya irritante voz de su hermano.

-Sasu-chan, anda, dime, no seas malito.

-...

-Sasu-chan...

-¡Está bien, pero ya cállate!

-Jajajajajaa, sabía que cederías.

El menor suspiró y se sentó en la cama mirando fijamente hacia la ventana.

-Hoy... me encontré con la persona más hermosa que mis ojos hallan visto. Su sonrisa es preciosa, y sus ojos azules... ahhhhh –vuelve a suspirar-. Desearía poder estar cerca de esa belleza...

-Ohh, nunca te había visto así, hermanito, y eso que eres popular con las chicas. Dime, ¿quién es la afortunada o afortunado?

-...

-¿Sasuke?

-... El príncipe...

-Ah, ya veo, el príncipe... ¡¡¿El príncipe Naruto?!!

-¿Cuántos príncipes más hay en Konoha, Itachi?

-Cielos, sí que eres de gustos exigentes. Pero es verdad, el príncipe es precioso, no te culpo por enamorarte de él, jeje.

-¡Itachi! ¿Qué no ves el problema? Él es el futuro rey de Konoha, mientras que yo –agacha la cabeza-... no soy más que un simple zapatero... Jamás podría estar a su lado.

-Sasu-chan...

-Tengo sueño, así que ya déjame dormir –y se tapó de pies a cabeza con una cobija

Al día siguiente, Sasuke despertó algo desanimado, pero justo cuando se disponía a desayunar, Itachi entró corriendo a la casa.

-Sasu-chan, adivina, el jefe me ha dicho que lo acompañe en un viaje para recabar información para su siguiente libro. Nos iremos hoy mismo.

-Ah... bien.

-No te preocupes, sé que extrañarás mucho a tu querido y bello hermano mayor, pero volveré pronto.

-Ajá, como digas –él seguía comiendo tranquilamente

-Ah, y mi jefe dijo que te consiguió trabajo en el castillo, porque el príncipe necesita un par de zapatos nuevos para la siguiente reunión con la reina del país vecino.

-... ¡¡¿Qué?!! –le escupió toda la comida en la cara a Itachi- ¡¿Cómo que me consiguieron trabajo con el príncipe?!

-Jeje, deberías estar feliz por tener a un hermano tan bueno como yo, y que además su jefe es amigo de la abuela del príncipe. Bien, yo me voy a empacar, tú ve al castillo, y aprovecha esta oportunidad. Con tu apariencia seguro que dejas impresionado a Naruto-san.

-Déjame en paz –y se levantó de la mesa con la cara roja

-Sólo espero que no te pase lo mismo que a mí... –murmuró con melancolía

Mientras tanto en el castillo, Naruto se encontraba en el jardín jugando con su zorro mascota.

-¿Sabes, Kyuubi? –decía acariciándole el pelaje- Desearía no ser un príncipe, así sería libre, y podría encontrar a una persona que me amara por lo que soy, no por mi posición.

-Disculpe, majestad –llegó un joven pelirrojo con uniforme militar-, el rey lo llama.

-Gaara, te he dicho que en privado no me hables con tanta formalidad.

-Eres el príncipe, así que aunque seamos amigos de la infancia no puedo evitarlo.

-... Entiendo...

-Vamos, que el zapatero está por llegar.

-Síp.

Sasuke caminaba dentro del palacio escoltado por un soldado de cabello negro y gruesas cejas.

-Recuerda, tienes que poner todo el poder de la juventud en tu trabajo, así todos llegarán a admirar tus creaciones, jajajajjajajajaja.

Sasuke sólo lo miraba con una gota resbalándole por la cabeza.

-Bien, es aquí –le abrió la puerta

En aquella habitación pudo ver a un apuesto hombre de cabello café y a un joven pelinegro muy parecido a él mismo.

-Majestad –hizo una reverencia hacia el pelicafé

-Qué bien que hallas venido tan pronto –le sonrió-. Jiraiya-san me dijo que tus creaciones son excelentes, así que te pido tu mejor trabajo para hacer los zapatos de mi hijo.

-Por supuesto –entonces notó la fría mirada que el otro le dedicaba

-Sai –habló el rey-, ¿dónde está mi hijo?

-Gaara fue por él, Iruka-sama.

La puerta se abrió dejando entrar a un lindo chico rubio de ojos azules.

-Aquí estoy ya, papá –dijo caminando hacia ellos, entonces reparó en el otro pelinegro. No pudo evitar sonrojarse levemente ante tan apuesto chico, detalle que no pasó desapercibido por Sai

-Naruto –habló Iruka-, él se encargará de hacer los zapatos, así que por favor compórtate.

-Sí.

-Gaara, guíalos a donde el joven Uchiha pueda trabajar más a gusto.

-Como ordene, majestad.

Llevó a los jóvenes a otra habitación y allí los dejó solos, no sin antes lanzarle una mirada de advertencia a Sasuke para que no intentara sobrepasarse con el rubio.

-Bueno –habló el pelinegro para romper el silencio-... primero tendré que tomarle las medidas, príncipe.

-Ah... sí...

Naruto se sentó en un sillón mientras el otro sacaba una cinta para medirle el pie.

- Vaya, su piel es tan suave –pensaba el zapatero-. Creo que tendré que agradecerles a Itachi y su jefe por esta oportunidad

-Disculpa –el rubio estaba rojo-... ¿c-cómo te llamas?

-Eh –lo mira embobado-... Uchiha... Sasuke... príncipe...

-Uh... n-no me llames... con tanta formalidad...

Ambos se miraban fijamente con las mejillas cubiertas por un ligero tono carmesí. Siguieron en silencio durante buen rato, de vez en cuando se lanzaban fugases miradas, y sin que ellos lo supieran, estas acciones habían sido vistas desde la puerta por cierto pelinegro.

Sai caminaba con molestia. Entró de nuevo a la habitación donde se encontraba el rey.

-¿Sucede algo, Sai? –preguntó al ver la cara de su consejero

-... Su majestad, he estado pensando en que el príncipe ya tiene 18 años y sigue sin compromiso. Eso me preocupa un poco.

-Es verdad, pero Naruto no se ha enamorado de ninguno de los príncipes o princesas que le han sido presentados.

-El príncipe necesita de alguien que lo cuide, alguien en quien él confíe completamente... –ahora hablaba con tono insinuante

-Sai, tú muy bien sabes que Gaara ya está comprometido oficialmente con Lee.

Un tic apareció en el ojo de Sai.

-Cofcof, eso lo sé, majestad, pero yo no hablaba de Gaara.

-¿Ah, no?, ¿entonces de quién?

El tic aumenta y Sai pone una sonrisa forzada.

-Me refería a mí, Iruka-sama. Soy el consejero del rey, y además también conozco al príncipe desde hace mucho tiempo, le he tomado bastante cariño, así que me gustaría ser yo quien estuviese a su lado.

-He de admitir que eres buen candidato a la mano de mi hijo, Sai, pero Naruto será quien decida, ¿entendido?

-Claro, majestad –hizo una reverencia y pensó-. Naruto será todo mío, y por si se resiste debo conseguir aquél objeto. Ah, es verdad, el zapatero me será útil, jujujuju

Sasuke había terminado con todos los arreglos necesarios, ya sólo faltaba que confeccionara los zapatos.

-Dentro de tres días los tendrá listos, príncipe –le dijo

-Gracias...

-Bien... debo irme...

-Ah... Cuídate mucho... Sasuke.

El mencionado se sonrojó al escuchar su nombre salir de aquellos finos labios.

-Sí... igualmente...

Lee guió de nuevo a Sasuke a la salida. El pelinegro, mucho más animado, volvió a casa para ponerse a trabajar, haría unos zapatos que con tan sólo verlos, el rubio lo recordaría.

Por la tarde, Naruto estaba en el balcón de su habitación mirando el Sol ocultarse. Su zorro llegó y se sentó a su lado.

-Es extraño –comentó el príncipe-, pero él dejó una gran impresión en mí –sus mejillas se tornaron de un lindo rojo-. Quiero verlo...

TOC TOC TOC

-Adelante.

-Con permiso, majestad –dijo el pelirrojo entrando por la puerta

-Gaara, ¿qué te dije?

-Lo siento, es la costumbre. Naruto, ¿por qué no bajaste a cenar? Iruka-sama te estuvo llamando.

-Es que no tenía hambre.

-A mí no me engañas. Para que no bajaras a comer al menos un plato de ramen debe ocurrirte algo serio. ¿Qué sucede?, ¿te puedo ayudar en algo?

-Descuida, estoy bien, Gaara.

-Mmm –lo miró sin creerle-... De acuerdo, lo dejaré por ahora, pero si quieres hablar sabes que puedes contar conmigo. Con su permiso, majestad –hizo una reverencia porque sabía que a su amigo le molestaba aquella formalidad

-Gracias, Gaara –sonrió vengativamente-. Ah, saludas a Lee de mi parte, por favor.

La cara del chico se tornó del mismo tono que su cabello. Miró seriamente al rubio y salió.

-Jejeje, es tan divertido molestarlo –suspiró-. Quiero verte, Sasuke –miró hacia su reino y sonrió-. Ah, ya sé lo que haré.

La noche cayó en el reino. Naruto esperó hasta que todos los sirvientes durmieran; se colocó una capa que le cubriera la cabeza y con sigilo salió al patio. Allí se escabulló entre los arbustos hasta toparse con un agujero que él y Gaara habían encontrado cuando niños. Antes de salir a través de él algo jaló su capa.

-Lo siento, Kyuubi –dijo acariciando a su mascota-, pero no puedo llevarte conmigo. Cuida de mi papá, por favor.

El zorrito miró con tristeza como su dueño huía del castillo.

Muy temprano por la mañana, la gente del pueblo salía a hacer sus compras matutinas. Naruto curioseaba en los puestos. Divisó a tres pequeños mirando las manzanas con ojitos brillosos.

-¿Tienen hambre? –les preguntó el rubio, a lo que los tres pequeños asintieron

Naruto tomó tres manzanas y le dio una a cada uno.

-¡Gracias! –dijeron los niños contentos marchándose a toda velocidad

El príncipe se dispuso a seguir su camino, pero el dueño del puesto lo sujetó del brazo.

-Mocoso, más te vale tener dinero para pagar lo que le diste a esos chiquillos.

-Eh... disculpe, pero yo no tengo dinero.

-¿No? –lo apretó con más fuerza- Entonces tendrás que pagarlo de otra forma... Auch –lo soltó al sentir un golpe

Unas monedas cayeron a los pies del individuo.

-Ahí tienes –dijo el Uchiha menor mirándolo fríamente-. Ahora déjalo en paz –jaló al chico y se fueron

El pelinegro lo llevó hasta una calle donde no había gente a la vista.

-¿Bien? –lo cuestionó- Al menos deberías agradecerme.

-Ah... yo... Muchísimas gracias, Sasuke...

-¿Cómo es que sabes mi nombre?

-Porque –se descubre la cabeza- soy yo.

-Narut... Es decir, príncipe Naruto –el chico se sonrojó-. ¿Qué hace aquí?

-Sólo –deditos estilo Hinata- quería verte otra vez.

-Yo... tú... bueno... Vamos, Sasuke, aprovecha esta oportunidad ¿Q-quieres pasear conmigo...?

-Sí, me encantaría –contestó emocionado y avergonzado a la vez

Se volvió a cubrir la cabeza para que nadie lo reconociera, y tomado de la mano de Sasuke, se dejó guiar por el mercado.

-Toma –dijo el pelinegro dándole una manzana cubierta de caramelo-, a mí no me gustan mucho los dulces, pero mi hermano dice que sabe bien.

El rubio mordió un pedazo y lo saboreó gustoso.

-Síp, está muy rico –sonrió mientras se pasaba la lengua por los labios para limpiar los restos de caramelo

Sasuke se quedó embobado por lo sensual (según él) de aquél movimiento.

-¿Estás bien? –le preguntó Naruto preocupado

-S-sí, no tengo nada.

Continuaron paseando juntos todo el resto del día. Era curioso, con sólo haberse conocido el día anterior parecía que ambos habían estado esperando al otro durante mucho, mucho tiempo.

Al atardecer, los chicos se encontraban sentados bajo un árbol al lado de un pequeño arrollo.

-Este ha sido el mejor día de mi vida, Sasuke –le dijo el rubio feliz

-Lo mismo digo –no pudo evitar sonreír ante la cara del chico-... Naruto.

-¿Eh? Es... la primera vez que me llamas sólo por mi nombre.

-¿Te molesta que lo haga?

-Al contrario, me hace muy contento el escucharte pronunciarlo.

-Naruto...

Aproximaron sus rostros hasta sentir la respiración del otro, pero justo a milímetros de que sus labios se encontraran se vieron rodeados por un grupo de soldados.

-Que príncipe tan problemático eres –le dijo uno de ellos

-Shikamaru –el rubio lo miró asustado

-No debió salir de esa manera, príncipe.

-Lee.

-Majestad –agachó la cabeza al oír aquella voz tan seria-, será mejor que venga con nosotros.

-Sí... Gaara...

-En cuanto a ti...

El pelirrojo se paró delante del Uchiha, pero antes de poder lanzarle al menos un golpe Naruto se colocó entre ambos.

-Detente, Gaara. Sasuke no tiene nada que ver, yo lo obligué a que viniera conmigo.

-Pero príncipe...

-Déjalo, Gaara. Sería muy problemático que el jefe de la guardia real se ande peleando con un zapatero del reino.

Sasuke lo miró con molestia por aquél comentario.

-Tiene razón, Gaara –apoyó su novio, ya que le agradaba el pelinegro-. Lo mejor será regresar con el príncipe cuanto antes al castillo.

-Bien. Príncipe, vamos a casa.

-Sí –agachó la cabeza sin voltear a ver a su acompañante por ese día-. Lamento las molestias, Sasuke... Y muchas gracias por todo.

-Naruto...

Ahora fue el pelirrojo quien lo miró con molestia. ¡Ese plebeyo había osado llamar por su nombre al príncipe!

-Andando, majestad –intervino Shikamaru al sentir el ambiente tan pesado-. Capitán Gaara.

-Sí, volvamos.

Sasuke sólo se quedó allí de pie mirando como se alejaban. Apretó los puños con furia.

-¡Maldito chico sin cejas! Ya verás que me quedaré con Naruto.

De vuelta al castillo, Naruto se encontraba con la vista puesta en el suelo mientras su padre lo regañaba.

-¡¿Se puede saber en qué estabas pensando!? –le cuestionó con mucho enojo- ¡Haz traído de cabeza a todos en el castillo!

-Lo siento.

-Sentirlo no basta. Por haber escapado de esa manera estás castigado hasta nuevo aviso. No podrás salir siquiera al jardín. Ah, y he estado pensando seriamente que quizá con una pareja se te calmaría esa hiperactividad e irresponsabilidad.

-¡¿Qué?!

-Escucha, ya eres un adulto, a estas alturas, como heredero del trono, ya deberías estar casado, o al menos comprometido. (Higary: Y eso que sólo tiene 18 años O.O)

-...

-Quería que te enamoraras, hijo, pero si dentro de una semana no eliges a alguien digno, te comprometerás con Sai.

-¡¿Qué?! ¡No, papá! No es que lo odie, pero él es un pervertido.

-Hey, que estoy escuchando ¬¬ –dijo el pelinegro mirando a unos metros la discusión

-Pero si es la verdad, y lo sabes ¬¬ –dijo Naru observándolo

-Malo T.T

-Calmados los dos. Ya he dicho, Naruto, tienes una semana para encontrar a alguien digno de gobernar Konoha a tu lado. Ahora ve a tu habitación y medita sobre tu comportamiento, jovencito.

El menor, muy molesto, dio media vuelta y salió rápidamente de la habitación.

-Me pregunto si estaré haciendo lo correcto –comentó el rey suspirando

-Descuide, majestad –dijo su consejero-. Tarde o temprano él tiene que aprender la seriedad necesaria para gobernar el reino –y sonrió mientras pensaba- Jujujuju, ya casi eres mío, Naruto. Ahora sólo debo asegurarme de que nadie interfiera

Mientras tanto Naruto estaba tumbado boca abajo en su cama haciendo caso omiso a la voz de su amigo pelirrojo.

-Entiendo que estés molesto conmigo –le decía-, pero también tú debes entender que eres el futuro rey de Konoha, y por lo tanto no debes actuar de manera egoísta. Además –puso cara molesta- no es conveniente que te relaciones con gente que no pertenece a la nobleza.

-¡No hables así de él! –le gritó- Tú no lo conoces.

-Naruto... no me digas que en serio te gusta ese tipo.

-¿Y qué si así fuera?

-Pues vete sacando esas ideas de la mente y busca a alguien de sangre noble, o si no terminarás casado con el pervertido de Sai.

-Déjame solo, Gaara.

-Pero...

-¡Es una orden!

-Como desee, majestad –y salió de aquella habitación

Por otra parte, Sasuke se encontraba en su casa trabajando en aquellos zapatos para la persona que le había robado el corazón. Estaba muy concentrado hasta que oyó que llamaron a su puerta.

-¿Quién rayos será a estas horas? –comentó con molestia

Abrió y se topó con un chico pelinegro muy parecido a él, quien venía en compañía de un joven de largos cabellos grises que usaba lentes.

-Buenas noches, Uchiha Sasuke.

-¿No eres uno de los que trabajan en el castillo? –dijo con indiferencia

- Grr... Se nota que es Uchiha Cofcof, mi nombre es Sai, soy el consejero del rey, y él –señala a su acompañante- es mi asistente, Kabuto

-¿Qué quiere el consejero del rey de mí?

-Necesito tu ayuda para una misión especial, es simplemente ir a buscar un objeto muy valioso.

-¿Por qué yo?

-Jujuju, te gusta el príncipe Naruto, ¿verdad? –Sasuke entrecerró los ojos- No te culpo, él es bastante lindo, cualquiera se derretiría ante sus pies –la vena en la frente del otro chico amenazaba con explotar-. Si aceptas ayudarme sin hacer preguntas hablaré con el rey para que te permita acercarte a su hijo, y quién sabe, a lo mejor lo terminas conquistando. ¿Qué opinas?

Sasuke meditó las palabras de Sai. Había algo demasiado sospechoso en todo ese asunto, pero no podía negar que la oferta era bastante tentadora.

-Acepto.

-Excelente. Entonces andando, mientras más rápido mejor.

Los tres se internaron al bosque de la muerte, el lugar más peligroso del reino. Durante el camino, Kabuto iba explicando la misión a Sasuke.

-Lo que estás buscando es una vieja lámpara que se encuentra en lo más profundo de la cueva de las luciérnagas (Higary: Eli, tomé prestado el nombre de la cueva en "Dime..." n.n). Debes ser precavido, se dice que allí dentro hay muchos tesoros, pero no debes tocar ninguno, sólo la lámpara. Tendrás un límite de dos horas.

-¿Qué pasa si no salgo en ese tiempo?

-Pues... digamos que nadie ha salido para contarnos qué sucedería, jeje.

Finalmente llegaron a la cueva ya mencionada. Sasuke traía consigo una antorcha.

-Recuerda –dijo Kabuto-, sólo tienes dos horas.

-Ya lo sabes –Sai sonreía-, si lo logras te ayudaré con el pequeño príncipe.

Sasuke iba avanzando por el interior de la cueva. Era verdad lo que Kabuto y su copia barata, es decir, Sai, le habían dicho: las paredes de la cueva estaban llenas de distintas piedras preciosas, desde zafiros y rubíes hasta diamantes. Pero eso no le importaba al Uchiha, él sólo iba en busca de la lámpara, así podría tener una oportunidad con Naruto, además estaba seguro de que no le era indiferente al príncipe (Higary: Sasu es un vanidoso ¬¬). Llegó a una parte de la cueva que parecía estar iluminada por los rayos de la luna, allí se encontraban toda clase de tesoros como joyas, obras de arte, etc., y justo al final, sobre una especie de columna de rocas, se encontraba una vieja lámpara. Con cuidado se acercó a ella y la tomó con sus manos.

-¿Por qué querrá ese sujeto algo como esto? –se preguntó mirando curioso la lámpara

Dio media vuelta listo para marcharse, pero al dar el primer paso se tropezó. Para no caer se agarró de la pared, sin embargo lo hizo con tanta fuerza que sin querer arrancó uno de los zafiros que allí habían.

-Maldición, tengo un mal presentimiento con todo esto.

Un extraño sonido comenzó a inundar el lugar y el suelo comenzó a vibrar.

-¡Rayos!

El Uchiha salió corriendo a toda velocidad tratando de esquivar las piedras que caían sobre él. Siguió avanzando hasta divisar la salida.

-¡Deprisa! –gritó Kabuto

-¡Arroja la lámpara! –pidió Sai

Sasuke dudó en hacerlo. Estaba seguro de que aquél objeto tenía algo, sólo había que ver la expresión en la cara del consejero. De pronto, el suelo se quebró y el chico cayó por la grieta.

-¡Nooooo! –gritó Sai- ¡Mi lámpara!

-Hay que irnos, Sai-san –dijo Kabuto-. Alguien podría venir a investigar debido a todo ese ruido.

-Tsk, está bien. Maldito Uchiha, pero no importa, dudo que sobreviva después de esto, jajajajaja.

Sasuke abrió los ojos. Se encontraba dentro del cráter que se formó en la cueva, dado a la enorme profundidad le sería imposible escalarla y salir.

-Genial, ¿ahora qué haré?

Contempló la lámpara que aún tenía en sus manos.

-Bueno, quizá sirva para hacer algo de luz, aunque está algo sucia.

La frotó unos instantes, en ese momento el objeto se iluminó y el zapatero comenzó a rodearse de una cortina de humo.

-¡¿Pero qué...?!

Tras todo el humo apareció un hombre muy guapo de cabellos plateados, traía un ojo parchado y una máscara que le cubría parte del rostro. Y eso no era todo, lo que más sorprendió a Sasuke fue... ¡que estaba leyendo un tomo del Icha Icha Paradise! El mismo libro en el que su hermano ayudaba a su jefe a escribir.

-Jujujuju, no cabe duda que los libros de Jiraiya son los mejores –se percata de la cara con la que el chico frente a él lo veía-. Eh... cofcof –guardó su libro e hizo una reverencia ante el pelinegro-. Es un placer conocerte al fin, mi nuevo amo.

-¿Quién eres tú, pervertido? –le preguntó Sasuke con desconfianza

-Mi nombre es Kakashi –sonrió-, y soy el genio de la lámpara.

CONTINUARÁ...