Summary: Aquel clan que silenciosamente es más poderoso que todos, incluyendo al magnífico Clan Uchiha. Los Haruno, y su inigualable línea sucesoria.

Advertencias: Algunos OC pero ninguno muy relevante. Universo alternativo (Samurai)

Author's Notes: Mi primer ItaSaku, jejeje espero que les guste. Quise hacer algo diferente con respecto al lugar en el que se desarrolla la historia, y como me gustan los samuráis pues, quise tomarlos como modelos. La historia no cambia mucho en cuanto a técnicas, sí los vestuarios. Utilizo bastantes palabras rebuscadas como tipos de kimonos, objetos, partes de una katana, o la descripción de una habitación tradicional japonesa.

Disclaimer: Naruto no me pertenece, sino a Kishimoto-dono. La historia es invención mía, por favor NO la tomes ni publiques en otro lugar sin mi consentimiento.

¡Gracias! :D


~ CLAN WAR ~


Prólogo

Durante el Asedio de Osaka, cuando los clanes samuráis peleaban creyentes de que la figura de Toyotomi Hideyori era el legítimo gobernador del país y que ahora Toyotomi ocupaba el castillo de Osaka, y el gobierno leyasu quería hacerlo desaparecer reclutando a los Ishin Shishi, Tokuwaga, Hidetada, que con miles de hombres que, a pesar del gran número, Toyotomi seguía ganándoles rompiendo sus líneas de asedio tres veces seguidas. Por tanto Ieyasu se fue por el camino de la artillería. Meses pasaron y la guerra continuaba, hasta que Toyotomi finalmente dejó que derrumbaran las murallas exteriores de su castillo.

Junto a Toyotomi combatían también un grupo de asesinos samuráis con técnicas especiales e inigualables, la mayoría a temprana edad se volvieron asesinos, cada quién con sus propias razones. Las cicatrices estaban por todo sus cuerpos, mas no se permitían perder puesto que no era una opción. La única opción era ganar, y para ello daban todo de sí, tal vez estaban a punto de morir congelados por el crudo invierno que ya casi terminaba, quizás tenían tantas heridas que morirían desangrados en cualquier momento, podría ser que el cansancio de meses combatiendo les viniera de golpe, o bien simplemente alguna de las espadas o balas de sus enemigos podría alcanzarlos creando una herida mortal que culminaría sus vidas. Pero ellos no daban marcha atrás, sin duda el mundo recordaría ésta era, y ellos serían recordados aun si eran los enemigos. El nombre de los Akatsuki sería temido y respetado incluso al pronunciarlo.

— ¡Atrás de ti! —gritó el rubio. Había nieve todavía, el bosque estaba cubierto de cadáveres, espaldas, katanas, carruajes, algunos incendios, gritos, lamentos, y muchos choques de katanas, casi toda la nieve había tomado el color rojo gracias a la gran cantidad de sangre que se había estado derramando desde hace unos meses. Deidara, conocido por sus grandes desastres gracias a las poderosas bombas que creaba con alguna clase de material blanco capaz de moldearlo a placer, algo desconocido para los demás. Ésta vez llevaba su ojo izquierdo descubierto, logrando ver a larga distancia sin dificultad. Se interpuso entre un Tokugawa y le cortó el rostro con la katana— Nadie que no sea yo puede matarte —le dijo con voz agitada al chico con el que chocaba su espalda.

— No necesito que me protejas —informó con voz calmada pero grave el hombre de cabello largo y azabache, lo traía atado a una cola alta, su rostro era delineado por cortos cabellos que caían hasta su mentón, todavía mantenía puesta la capa larga negra con nubes rojas, el uniforme de los Akatsuki. No había dormido en meses, así que su humor estaba ya completamente incontrolado, aunque nunca fue de un humor alegre. Chocó su espada con otro hombre que le faltaba un brazo, le plantó un puñetazo en el rostro quebrándole la nariz, y tras bajar la guardia, hundió su katana, bañada en sangre hasta la tsuka, en la garganta, sacándola luego sin cuidado. Se vio acorralado, y aunque sabía que no le quedaban muchas fuerzas, tenía la suficiente para seguir peleando unos cuatro meses más, por lo tanto esperó a que se acercaran los enemigos. Tras hacer un círculo con sus dedos índice y pulgar, y dejar sus labios dentro del círculo, escupió a su alrededor una llamarada de fuego que alcanzó poco más de tres metros a la redonda, los árboles comenzaron a quemarse y la nieve se derritió.

— ¡¿Es que eres un…?! —deseaba el rubio escupirle en el rostro un montón de palabrotas por casi rostizarlo, pero debía guardar respeto a su superior. Puesto que Itachi Uchiha era el segundo al mando— La próxima vez, al menos, avísame que harás el Katon para lograr escabullirme sin quemarme —dijo entre dientes. Lo odiaba, simplemente lo odiaba, deseaba matarlo ahí mismo.

Poco más lejos de ellos se encontraba otro Akatsuki, peleaba cortando lo que fuera con su gran espada, desgarrando carne y dejando las heridas abiertas mortales de sus enemigos, abandonándolos a su suerte, pues sabía que ninguno sobreviviría. Vio a lo lejos la llama del Katon ocasionada por Itachi, el humo comenzó a salir en seguida, pensó en que él apenas podría ocupar sus técnicas de Suiton. Kisame sonrió de costado.

— Aún le quedan fuerzas a ese Uchiha—comentó luego de estrangular a un enemigo y dejarlo caer para luego rebanarle el estómago dejando sus tripas al aire— Ésta guerra no piensa terminar —un grupo de enemigos corría hacia él, pero el miedo se olía a kilómetros. Tras sonreír nuevamente, corrió al encuentro de ellos con Samehada, derramando más sangre.


Dejó caer los cuerpos y comenzó a investigarlos, preguntándose si alguno merecía la pena de convertirlo de una excelente arma, en una marioneta específicamente. Luego de mirarles el rostro con una ojeada, emitió un chasquido con su lengua, disgustado.

— Ninguno de éstos enemigos vale la pena convertirlos en marionetas. Son un asco —aún miraba a los cadáveres, mientras movía sus dedos conectados con hilos que manejaban las marionetas que estaban peleando a su alrededor.

Su cabello era rojo y corto, sus ojos eran cafés, vestía así como Itachi, la capa negra con nubes rojas, sin ningún rasguño, sólo con manchas de sangre. Una serpiente se enredó en su pie, y antes de que fuera a morderlo sacó su espada, pero entonces su katana chocó con otra.

— Tranquilo Sasori, mi serpiente se equivocó de enemigo. No la mates —explicó el hombre de cabello largo y negro, lo traía suelto, su piel era de un blanco enfermizo y sus ojos amarillentos y delineados como el de un reptil. Lo miraban a la espera de que enfundara su katana.

— Orochimaru —dijo entre dientes— Quita a tu serpiente antes de que la haga marioneta…

— No te enojes, que sólo es un animal. Te confundió con el enemigo —se excusaba sonriendo, las malas intenciones del azabache eran casi palpables, y todo el mundo estaba enterado de eso. Traicionero como una serpiente.

La matanza continuaba sin descanso alguno, Pain quién era el Capitán de Akatsuki, mataba a diestra y siniestra, sin sentimiento alguno reflejado en su rostro, así como sus otros Pains que combatían a su lado, con sus ojos que todo lo veían. Cerca de él también peleaba Kakuzu, el conocido Hombre sin Rostro puesto que jamás se lo descubría, lo mantenía oculto aun en pelea, y sus ojos verdes sin pupila causaban el peor de los miedos a quién lo viera directamente. Entre Itachi y Kisame peleaba Hidan, el llamado Inmortal gracias a su técnica secreta, su gran guadaña de tres hojas chorreaba en sangre, más él reía casi a carcajadas. Toda su vida fue criado para la guerra, tanto que se volvió contra los suyos y decidió entrar en Akatsuki.

Y la fiel dama de los Akatsuki, los esperaba dentro del Castillo, fingiendo ser una de las simples mujeres que residían ahí. Esperaba a que se filtrara el enemigo para pillarlo por sorpresa. Jamás esperarían que una mujer los enfrentara, ni mucho menos una tan bella como ella, vistiendo un Edo Komon celeste que hacía juego con su cabello corto azul adornado con una extraña flor de pergamino en la cabeza.

Zetsu avisaba a los demás cuando se renovaban los enemigos con más hombres de batalla, sin duda el enemigo intentaba ganarles sólo por número, puesto que no tenían cabeza para combatir y aunque portaran armas de fuego, poco les servía contra los Akatsuki, a quienes más les temían. Todo el mundo alguna vez escuchó de los Satsujin-sha Akatsuki(*1), y todo el mundo les temía.


Entonces ocurrió el Asedio de Verano de Osaka, pasó la exterminación de toda la familia Toyotomi, la madre de Hideyori, su único hijo, el mismo Hideyori, a excepción de su esposa que al ser nieta de Ieyasu, fue enviada de vuelta con su familia. Y los Tokuwaga dominaban todo Japón.

Los samuráis perdieron su poder, sus tierras, y no tenían más opción que abandonar su katana y volverse miserables campesinos con recuerdos de guerra, ni si quiera podían crear duelos entre samuráis, fueron prohibidas cientos de artes marciales. Algunos samuráis pudieron ser campesinos, otros se dedicaron al contrabando y robo. Cada muerte, cada suceso malo, era vinculado con algún samurái que rondaba.

Pero jamás se volvió a escuchar a los Satsujin-shan Akatsuki(*1), algunos dicen haberlos visto, otros dicen que murieron, y otros, dicen que se esconden a la espera de rebelarse nuevamente para marcar otra era.

Todo samurái vive y muere por su espada, una vez que se ha convertido en un asesino, lo será toda la desdichada vida. No existe el cambio, no existe samurái sin su katana.


Palabras Desconocidas:

(*1) Asesinos Amanecer


CURIOSIDADES:

Éste prólogo está mezclado con una historia real pasada en Japón en la que, en vez de ser los Akatsuki quienes se hicieran tan famosos por ardua pelea, fue realmente una fuerza policíaca del último período del shogunato. Conocidos bajo el nombre de Shinsenguimi quienes además de sus enemigos, también se enfrentaron contra el famoso Battousai el Destajador dentro de la misma batalla.

NOTA: Escribiendo ahora mismo, me entró la duda ._. resulta que lo leí hace tanto tiempo que no recuerdo bien, pero me parece que ésta guerra es recordada bajo el nombre de Batalla de Toba-Fushimi.


Autor: ¡DEJADME VIVIR!

Ya sé, no me golpeéis por favor, guarden sus katanas, luego podréis torturarme, juro que no correré a ningún lado sólo dejadme deciros que...lo lamento ¡Sí, ya sé que no es suficiente! ¡Pero lo lamento en serio! T~T Han pasado casi tres años, sé que queréis torturarme y matarme para luego revivirme y seguirme torturando ¡Lo sé, y créanme que os encuentro absoluta razón! ...ni si quiera merezco vivir ;o;

Presiento que con lo siguiente que os diré querrán torturarme eternamente pero debo decíroslo: No sé por qué dejé de subir.

¡No, no me matéis aún! TT-TT como han sucedido tantas cosas, os juro que no recuerdo la razón exacta, aunque igual podría ser debido a todo en conjunto. En primer lugar, descubrí la magia sobre escribir creando mis propios personajes con sus propias personalidades y "técnicas" (habilidades-magia-poderes) dentro de sus propias tramas. Incluso acabé un libro de casi 500 páginas, os juro que amo escribir, pero supongo que mi libro me cegó tanto que dejé mis fanfics de lado...¡No a posta! Que os quede claro.

Lamento mucho haberos dejado, a veces veía en mi correo mensajes de FanFiction y aún así no le hacía click. Hasta hoy.

Hoy comencé a leerlos, aunque la mayoría eran sobre actualizaciones de las historias que leía, habían algunos que me dejasteis vosotros, y me emocioné tanto que fue...extraño, es decir, hacía casi tres años que no leía comentarios acerca de mis historias, y al escribir un libro original...obviamente no puedo entregárselo a cualquiera porque podrían plagiarlo—además de que a nadie más le gusta leer como a mí de mis cercanos, menos ver anime—y por lo tanto, había olvidado qué se sentía ser "criticada" positivamente, igual hubieron algunas no tan positivas pero ¡Bah!

El punto es que, luego de tres años descubrí que mi pareja preferida era ItaSaku *-* y al reencontrarme con mi historia me enamoré jajajajaja de vosotros también me enamoré :$ así es que, planeo acabar ésta historia como se debe, seguirla...quizá modificar pequeñas cosas, y continuarla hasta que todo se solucione :'3

Claro que, espero que vosotros me dejéis acabar la historia primero para luego matarme por tanta espera xD

Os quiero mucho :'3 de verdad, habéis despertado un lindo sentimiento en mí que no sentía hace muchas lunas.

Buenas noches, o días. Muac :*


FUERA DE ESCENA

Dentro de un teatro, siete filas hacia atrás desde las primeras butacas rojas, había tres personas mirando con plena concentración a quienes venían a las audiciones.

— Ok, el siguiente —dijo la Directora. Sakura estaba a un lado a punto de caer dormida, y Naruto al lado de la muchacha, devorando incivilizadamente una pobre hamburguesa.

— ¿Quedé? —preguntó el chico parado en el escenario.

— Ichigo, ¿Qué parte de «necesitamos a un hombre con aspecto atemorizante, atractivo y calculador, frío e inteligente, además de sexy y hot» no comprendiste? —el joven se fue arrastrando los pies al cabo que la directora suspiraba con cansancio.

Pasó el siguiente chico, con rostro de adolescente y ojos expresivos, aparentaba unos quince. Sin nada de atemorizante ni frío, ni sexy o hot como ella imaginaba. Ya estaba descartado, pero no podía ser vulgar así que lo entrevistó igual que a los demás:

— Bien ¿Kazuto Kirigaya? —leyó en un papel, el joven asintió— Cuál es tu sueño…

— Acabar un juego…

— Ah, un gamer —adivinó— ¿Qué juego?

— Sword Art Online —de golpe ella supo quién era. Casi no lo había reconocido con ese uniforme escolar.

— ¿Kirito? —él asintió repetidas veces— …el Espadachín Negro.

Continuaron con la entrevista paulatinamente, hasta que acabó el tiempo y con ello las audiciones. Ya no quedaba nadie, y Naruto con Sakura dormían cada quién a su modo—el primero con la boca abierta, y la última apoyando su cabeza en el brazo de la silla. Hasta que vibró su móvil y lo miró con desgano:

«Mi hermano se fue hacia la audición», no tenía idea de quién era el mensaje, ¿Qué hermano? ¿Quién rayos era?

Y de atrás de las cortinas del costado apareció un joven con el cabello negro recogido en una cola baja, unas hebras se escapaban y delineaban su rostro. Sus ojos se encontraron y ella vio en esos orbes negros afilados a su personaje, logró imaginarlo con el hakama encima y supo que ningún otro podría tomar el papel sino él.

— ¡TE COMPRO! —gritó despertando a los dormilones. E Itachi supo que su hermano lo había engañado al hacerlo entrar por la puerta de atrás.


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