Descripción:

Guilty narrará la historia de Leah tras terminados los hechos de Amanecer, tras lo ocurrido, ella siente que Jacob le presta demasiado atención a Reneesme, por lo cual decide que es hora de encontrar su lugar en el mundo, encontrar a la persona que necesita, así que emprende un viaje alrededor de todo el mundo buscando a su persona especial, sin embargo, al llegar a Salisbury en Inglaterra (lugar en que se decide instalar por dos meses), descubre que alguien la sigue, que alguien intenta cazarla, mientras que al mismo tiempo descubre que hay otra persona quien intenta protegerla, ¿Por qué? Esa es la mayor interrogante de Leah y por lo cual se queda en Salisbury, pero no sabe que muchos de los sucesos que pasarán allí van a ser por su causa, por un error del pasado que ella no quería recordar, ¿Es posible liberarse de las culpas del pasado o serás asechados por ellas para siempre? Y aquí comienza Guilty.

Libro 1: Sello de culpas.

Leah

Prefacio:

Nunca me dediqué a pensar mucho en mi pasado. Siempre me vi obligada a mirar al presente y al futuro, solo quería continuar adelante. Es difícil seguir cuando te falta un padre, que es como una extremidad para ti, con una madre destrozada, y un hermano en crecimiento con un gran afecto a tus peores enemigos. El poder librarte de una gran opresión como el control que alguien impone sobre ti hace que puedas madurar, haces que tu pensamiento cresca y seas capaz de manejar las cosas con más calma, pero al mismo tiempo ese profundo pensamiento te mantiene encadena a recordar el pasado, tus errores y la tristeza. Es imposible cambiar el pasado, por lo cual no me molestaría en intentarlo, solo quisiera encontrar una salida al futuro sin dolor, sin odio, ni ira, quiero encontrar toda la felicidad que meresco como persona, ¿Acaso mis errores son tan graves como para no ser perdonada? Si es así, pues entonces esperare que la muerte venga a buscarme, pero no me rendiré hasta que descubra la respuesta.

Partida

Las cosas estaban en calma para los chupasangres desde que los Vulturis se habían ido. Odiaba admitirlo, pero Bella tenía crédito al ponernos a todos a salvo, debo decir que el hecho de que nos salvara la vida me molestaba bastante, pero al mismo tiempo me alegraba de que hubiese permitido que Seth y Jacob siguiesen con vida. Yo no estaba segura de cual era mi lugar en el mundo. Me era difícil avanzar. Mientras que Seth se regocijaba con los Cullen, Embry y Quil se adaptaban a su forma de vida, a la vez que Jacob se divertía con Reneesme... agh... a pesar de que nunca tuve sentimientos romanticos por Jacob, me sentía sola. Todavía extrañaba a Sam... pero estaba encadenado a Emily, eso lo sabía mejor que nadie, y no había nada que pudiese hacer al respecto. Tenía que dejar eso pasar... había esperado mucho tiempo por dejar que eso pasara, pero todavía estaba dolida, porque fue el único romance que había tenido y terminó de forma desastroza. Aún cuando Jacob me animaba y me decía que yo encontraría a alguien como él, yo seguía teniendo dudas... todavía consideraba que probablemente me estaba volviendo esteril. Era la única mujer lobo en el mundo (que supiera yo), y mi sistema se volvía cada vez más irregular. Las menstruaciones ocurrían cada cuarenta día, eso era algo que me dejaba intranquila. Nunca esperé tener un ciclo tan irregular, ¿Acaso estaba condenada a nunca ser madre? Veía como Jacob jugaba con Nessie, veía como para él ella era como una hija, veía como Bella disfrutaba de la maternidad, ¿Acaso yo no podría disfrutar de eso nunca?

Nunca me ha sido fácil expresar mis sentimientos, por lo cual odio mi condición de licántropo, ya que revela todo a la manada, sin embargo, hago lo posible por evadirlo, por mantenerme lejos mientras sea una loba. Yo solo quería encontrar una razón para seguir viviendo. Tenía cuatro razones principales:

1_Instinto.

2_Seth.

3_Mi madre.

4_Jacob.

Esas eran mis cuatro razones, y Jacob entraba, ya que desgraciadamente ese maldito es un gran amigo y apoyo. Es capaz de controlar las sombras de una forma increbile, sin embargo era imposible que controlase el eclipse que se formaba en mí.

A pesar de lo mucho que me había dedicado a la manada y de mucho que me había acostumbrado a todo, era hora de que lo dejara a parte, tenía que conocer el mundo.

Mis planes estaban hechos. Eran las dos de la tarde y era mi cupleaños. Me iría al día siguiente.

Como destruyendo mis pensamientos, Seth se acerco a mí.

-¿Qué pasa hermanito?- le pregunté con una sonrisa forzada, pero con voz dulce.

-Okay, Leah, ¿Desde cuándo eres tan dulce?- me preguntó desconfiado.

-¿Acaso no puedo ser buena de vez en cuando con mi hermano?

-No que yo sepa- río con su típico tono de mucha vida-. Bueno Leah, mamá y Charlie te esperan para soplar velas...

-Pensé que dije que no quería una celebración- protesté de inmediato-. No pienso entrar a la casa de sanguijuelas...

-Vamos Leah, puedes hacer esto fácil o difícil, pero vas a ir- me dijo Seth seriamente-. ¿No lo harías por mí y mamá?

-Es mi cumpleaños, se supone que yo tengo el derecho, sobretodo ahora que soy mayor de edad.

-El tener dieciocho no te hace completamente independiente- me dijo y comenzó a dar saltos de ansiedad-. Vamos Leah, a mamá de le partirá el corazón si no vas.

-Está bien...

-¡Wohoo! ¡Vamos!

Seth me empujó todo el camino a la casa de los Cullen. Odiaba admitirlo, pero tenían una bella casa y lo peor fue cuando entré. Estaba toda decorada, no, decorada es quedarse corta, la verdad es que jamás había visto nada igual, era como entrar en la casa de las violetas. Platos completamente finos, violetas (mis flores favoritas) que rodeaban todo el ambiente, la casa estaba cubierta por una escencia a lavanda increiblemente suave y dulce. El lugar era completamente purpura. Los Cullen me miraban con una sonrisa y me sentí culpable de mis pensamientos, pero no dejaba de pensar en ellos como... bueno, como las personas con las que menos quería compartir... que era una mejora sobre lo que era aborrecerlos.

Vi la cara de Bella que destellaba de alegría.

-Bella ha ayudado a Alice en todo- me susurró Seth-. Tienes que darle las gracias.

Una vez más "el deber" de agradecerle a Bella. Incluso le dio en el blanco a todo lo que me gustaba, me sentía mareada y bastante mal con todo esto, no podía creer que mi peor enemiga me hubiese hecho todo un desfile tan increiblemente bello.

Maldita sanguijuela que me quiere... es odioso cuando alguien te cae mal y esa persona que te cae mal te compadece y te quiere.... en cierta manera ya había aprendido a manejarlo, pero todavía me ardía en el pecho.

-Gracias Bella- le dije en voz alta, logrando sacar un verdadero sentimiento de agradecimiento.

-Me alegra que te gustase- me dijo con una gran sonrisa-. Alice y yo estuvimos preparando esto todo el día.

-Bueno, hija mía- me dijo mi madre que acercaba un pastel purpura que decía "Feliz cumpleaños mi lobita"-. Como las chicas se encargaron de la decoración, Esme y yo hicimos el pastel.

Una vez más, un chupasangres debió hacerme el pastel, sin embargo no odiaba a Esme, era imposible odiarla, ya que era demasiado adorable, era como una madre preocupada por personas que no eran sus hijos... era la única vampiresa que podía respetar y que en verdad me agradaba... algo.

-Gracias- repetí algo ida.

-Me hubiese gustado ayudar- reclamó Charlie.

-Habríamos tenida una pizza en vez de pastel- se río mi madre.

Todos rieron y me incluí en las risas, era lo mejor que podía hacer.

Me sentí en la silla central. Seth y mi madre estaban a mi lado, mientras Jacob sostenía a Reneesme en sus brazos, ¿Cómo podía crecer tanto en tan poco tiempo? Jamás había visto algo parecido, ni siquiera en nosotros, porque tambiérn crecía mentalmente a una velocidad increible...

-Antes de encender las velas me gustaría darte esto- me dijo Bella levantandose de su asiento.

Se dirigió hacia mí. Di un suspiro, a pesar de que me desagradace Bella, tenía que mantener la cortesía, no me iba a rebajar al nivel de una niña rota de cinco años. Tenía que mantener la compostura.

Me dio una pequeña caja que abrí de inmediato.

Dentro de la caja había un fino collar de diamantes que relucía tanto como los Cullen en la playa en pleno sol. Quedé con la boca abierta. Luego vi que había una billetera de cuero con un cheque de más de tres millones de dolares y cinco pasajes, todos para tres personas. Uno Mayami, otro a Brazil, otro a Roma, otro a Grecia y finalmente uno a Salisbury. Supuse que lo de tres pasajes por personas eran unas vacaciones para mí, Seth y mi madre. Quizá Bella pensaba que era hora de un reencuentro familiar.

Me quedé anonadada, esto facilitaba mis planes de viaje.

-Gracias Bella, de verdad- le dije verdaderamente agradecida. Ahora podría partir tan pronto como quisiese.

-La idea es que te des unas vacaciones de tu trabajo- me dijo con su maldita hermosa sonrisa-. Jacob me he contado que te has mantenido muy ocupada.

-Gracias por la concideración jefe- le dije a Jacob.

-No hay problem- me dijo sonriendo-. Quil y Embry pueden cubrirlos a ti y a Seth...

-En realidad, prefiero hacer el viaje sola- declaré.

Todos me quedaron mirando fijamente y no pude evitar que el rubor se me subiese a la cara.

Subí el pastel avergonzada.

-¿Alguien quiere?

Nadie respondió y dejé el pastel de nuevo en la mesa.

Era incomodo tener tantos ojos encima mío. Seth se sentía insultado, mi madre sorprendida, al igual que el resto de la multitud de vampiros y licántropos. Era tan embarazoso, ¿Era necesario pasar por esto?

-Leah, se que obligarte a celebrar tu cumpleaños te molesto- comenzó Seth-. ¿Pero en serio me detestas tanto cómo para...?

-No te detesto- le dije de inmediato suspirando. Había llegado el momento de ser honesta-. Seth, odio admitirlo, pero te adoro como hermano... simplemente... quiero darme un tiempo para pensar que estoy haciendo en este mundo, ¿Por qué estoy aquí?

-¡¿Cómo te puedes cuestionar eso?!- me preguntó Seth sobresaltado-. ¡Leah, eres muy importante para todos!

-No cuestiono eso- dije suspirando y luego me puse la cara en la cabeza-. Simplemente... es que... creo que nunca encontraré el amor...

-Leah, ya habíamos hablado de eso- me dijo Jacob seriamente-. Tienes que tener fé.

-El amor aparece cuando menos lo esperas- me dijo Bella tratando de animarme, pero solo me hizo sentir peor, cuando vi que Edward tomaba sus manos con cariño-. Mira a Jacob y a Ness... nunca nadie lo imaginó.

-Puede ser que tengan razón- dije en un suspiro-. Pero me cansé de esperar, quizá... deba dar el paso para saber que hay alguien allí afuera... además... quiero poder dejar de pensar en papá...

El silencio fue sepulcral. Seth se sintió herido ante mis palabras, pero más que le hubiese abierto una herida, fue como si el me viese clavandome una estaca en la mano, pero no fuese capaz de detenerme. La impotencia que sentía Seth al no poder ayudarme a sobrellevarlo era enorme, al igual que la de mi mamá que se acurrucó en el pecho de Charlie un poco antes de poder volver a hablarme.

-Hija- me dijo respirando profundamente-. Lo que pasó fue un accidente.

-¡Yo lo maté!- dije repentinamente levantandome de la mesa a punto de llorar-. Fue mi maldita transformación lo que causó el infarto.

Hasta Reneesme me veía desconcertada. Nadie sabía que decirme. Los Cullen se quedaron boca abierta viendo como yo bajaba la cabeza, mientras que la compasión cruzaba por los rostros de Quil, Jacob, Embry, Seth y luego se contagiaron en el resto de los presentes.

-Necesito aire- dije suspirando-. Disculpen que haya arruinado la celebración, en serio les agradesco todos los esfuerzos... lo siento...

-No te preocupes- me dijo Bella.

¿Por qué siempre era Bella la más condesendiente conmigo? Agh... no tenía otra opciób.

-Gracias Bella...

Salí de la mansión y respiré aire fresco. Sentí como Seth y mi madre salían. Seth me abrazó de inmediato y mi madre se sumó.

No era desagradable, pero como dije antes, yo soy una persona a la que no le es fácil expresar lo que siente. Era difícil decirles "me siento como una asesina desquiciada", porque eso era lo que creía que era, pero ellos no.

Seth me abrazó con más fuerza.

-Hermana, yo también lo maté- me dijo entre llantos.

-Seth, a ti apenas te vio, el ataque empezó cuando yo me transformé, recuerda que fui la primera... no trates de tener la culpa por algo que no eres culpable.

-Ni tú tampoco Leah- me pidió mi madre al borde de las lágrimas. Me tomó las manos firmemente-. Quiero que hagas tu viaje sola... así podrás darte cuenta de quien eres y ojala de que no es tu culpa... es algo que paso... nunca nadie te ha culpado, solo tú misma.

-Mamá, te quité a papá- le dije entre lágrimas-. Se lo quité a Seth y a mi misma... todo sería mejor si no existiese.

-¡Eso no es verdad!- me gritaron Seth y mi madre.

-Te amo Leah- me dijo Seth abrazandome con fuerza.

Era oficial, estaba teniendo el peor cumpleaños que cualquier ser humano pudiese desear. Un hermano y una madre llorando por la compasión que le tenían a una hija asesina.

La tarde pasó volando para mi suerte. El ambiente era tenso, por lo cual tuve que entrar en fase. Era más fácil llevar todas las tensiones cuando se es loba, porque te sientes llena de poder y vigor, lo suficiente para dejar que los problemas sean simples contrastes, pero no para hacerlos desaparecer.

Vi como la luna llena se elevó y me dio por aullar como los antiguos lobos de las leyendas. Era un aullido triste y solitario. Les había pedido a todos que me dejaran un rato sola.

Partía al día siguiente y mi primer destino sería Mayami, esperaba que el sol me hiciera bien, además podría relajarme gracias al pack "full-service" que me había relajado Bella, el cual me daba derecho a todo lo que quisiese en el hotel, televisión con más de novecientos canales, masajes, spa, tanta comida como quisiese, ropa gratis... Bella me había dado el boleto al paraíso de las mujeres, sin embargo para mí era solo una distracción, antes de empezar el verdadero viaje. Tenía tres millones de dolares para instalarme donde quisiese.

Ya tenía preparada la visa y el pasaporte.

Finalmente llegó el día siguiente. Tenía una pequeña maleta hecha, lista para partir.

Las mismas personas que estaban en mi cumpleaños el día anterior estaban en el aeropuerto para despedirse.

Seth me tomó las manos.

-No te suicides- me pidió.

-Haré lo mejor que pueda- dije suspirando y luego acaricié su cabeza.

-Mantente relajada- me pidió Jacob.

-Disfruta de todo, no te contengas- me pidió Bella.

Siempre tan condescendiente... eso es algo que no extrañaría de Bella... si hay algo que odio es que la gente me tenga compasión y Bella me tenía más que nadie, por eso no me agradaba, en el resto de los aspectos no era tan horrible, simplemente su compasión... agh...

-Cuidate hija- me pidió mi madre tomandome las manos, sacando a Seth del espacio.

-Estaré bien mamá- le prometí y luego me encaminé para tomar el vuelo-. Nos vemos.

Vi como una gran cantidad de manos se alzabana a la vez que me dirigía a la aduana. Al entrar choqué con un hombre que tenía la vestimenta de un cowboy, incluso con el sombrero y el rifle.

-Pensaba que las armas estaban prohibidas en el aeropuerto- le dije desconfiada.

-Es una reliquia- me dijo algo enojado al verme.

Tenía una cara preiciosa, pero bastante seria, unos profundos ojos verdes y un cabello largo, pero amarrado con un colet, sobresalía solo un poco de su sombrero. Me impresione al ver que hasta los pantalones eran de cuero, los bototos parecían caros y firmes, y tenía una polera negra que le cubría del cuello a la cintura, ocultando algunos musculos y abdominales evidentes. Se veía como una persona interesante, pero tenía un aire que molestaba.

-El gobierno es bastante estricto con respecto a las armas.

-No está cargada- me dijo suspirando-. Tengo un permiso firmado por el presidente.

-¿El presidente? ¿Desde cuándo Obama le da el pase tan simple a los terroristas?

-Es un buen presidente, y sabe que no soy terrorista- me dijo riendo-. Soy su sobrino.

-Guau... el sobrino del presidente, ¿Debo inclinarme su alteza?

-Eres bastante desgradable- me dijo pasando su pasaporte al jefe de aduana, junto con el permiso.

-No te pareces a él- le dije desconfiada, mientras pasaba el pasaporte.

-Me paresco más a mi padre- me aseguró riendo-. Y parece que nos sentaremos juntos.

-Justo lo que me faltaba- le dije con un suspiro.

-Me llamo Raiden.

-Nombre extraño.

-Me lo cambié. Antes me llamaba Mike.

-Mike no te va para nada.

-Por eso lo cambié.

Ambos continuamos caminando, y seguiamos discutiendo. Era en cierta forma divertido discutir con Raiden, era el tipo de distracción que necesitaba en ese entonces. Seguramente tendría un vuelo interesante, y al final me alegré de sentarme con Raiden, ya que aunque solo discutimos fui capaz de dejar atrás el horrible recuerdo de mi pasado cumpleaños, por lo menos por un tiempo.