Prefacio:

No puedo pedir que no me guarden secretos, cuando constantemente estoy ocultando algo tan grave como aquello que ni siquiera a ustedes puedo decir. Me es difícil escribir estas líneas, me he sentido traicionado y a la vez no he tenido más opción que dejar que el sentimiento fluya tragandome el orgullo, después de todo, ¿Qué he hecho yo por los que me importan? Mentir, es lo único que he hecho. No, no he mentido, he omitido, ya que nada de lo que he dicho es falso, es lo que no he dicho lo importante, ¿Acaso me importan tanto los otros qué oculto todo o no me importan razón por la cuál no me doy a conocer? ¿Acaso será una mezcla de las dos? Sea lo que sea, espero darme cuenta.

Día 1: El mundo

Me he levantado pensando en que podría poner en el informe regular. Era Lunes, y no estaba seguro de que escribir acerca del domingo. Mi carta debía ser precisa, mas no había rastro de sucesos sobre naturales. Eso, claro según la policía, según mis ojos, había visto como dos vampiros casi se dejaron al descubierto, por suerte la gente sigue barajando la estúpida teoría del chupa cabras. ¿Debía informar sobre eso o omitirlo? Decidí informarlo, después de todo, para eso me pagan.

Tras escribir aquello me dediqué a analizar el día. Nada había pasado. Seguramente, tras dar mi informe sobre chile ya terminado, sería transferido a Argentina. La capacidad de los Vulturi para crear cuartadas y razones falsas nunca me dejaban de sorprender.

En mi viaje, ya había recorrido de Arica a Valparaiso.

Ustedes se preguntaran, ¿Hago este viaje en solitario? Sí, mi nombre es real es Theodoro Aguilar, sin embargo nunca ocupo mi nombre real, soy conocido como el mítico agente Dante, ¿Por qué mítico? Ya que no soy humano, o al menos no uno normal. Los Vulturi jamás pudieron entender por qué yo no me consideraba humano, sin embargo barajaban teorías. La primera fue que me consideraba vampiro al haber sido criado con ellos. Fue descartada, nunca me sentí vampiro. La segunda fue que me sentía superior a los humanos por convivir con ellos. Falso, no me siento superior por estar con quien este. Simplemente siento en mi pecho que no soy igual al resto de los seres racionales, ni a los bebedores de sangre, ni tampoco a los metamorfos, ni a los llamados seres celestiales como los ángeles. Entonces, ¿Qué soy? Sé que no soy humano, razón por la cual el mítico fue agregado al principio, pero debido al origen de la palabra que significa "invención del hombe" más allá de ser uno de los seres que se encuentren en la mitología.

Tenía que inspeccionar la región Metropolitana. La más grande, pero dudaba encontrarme con vampiros, sin embargo más valía prevenir que lamentar.

Saqué del cajón junto a mí cama la única pistola con la cual sería capaz de enfrentarme a un vampiro. La "Kuroi Chi", también conocida como "Black Blood" o "Sangre negra". Solo debía usarla en caso de emergencia.

Una vez que puse la pistola en mi mochila, me preparé para salir con una camisa blanca y pantalones grises, aparentando salir al colegio, cuando en realidad iría a vigilar la ciudad.

No soy un cuidador de los mortales, simplemente soy el guardían de un secreto.

Salí rápidamente del hotel, pagué la noche y me retiré con la mochila en mi espalda que solo contenía la pistola y algo de dinero, el resto estaba en la habitación.

Los lugares con mucha multitud nunca son la primera idea para un vampiro, ya que buscan lugares apartados en donde puedan causar muertes misteriosas que no causen mayor conmoción, por lo cual Santiago no era más que una ordinaria rutina.

Comencé a caminar en dirección al Parque Arauco para buscar un lugar donde desayunar (un pretexto para vigilar).

En el camino, una mujer anciana me detuvo. Miré el rostro de la mujer, algo demacrado, y las manos débiles.

-Usted es diferente.

Me lo dijo antes de que yo pudiese reaccionar. Fue directo y aterrador. Nunca nadie me había dicho algo así, y menos tan repentinamente. Esa mujer había visto de alguna forma en lo profundo de mi ser, un esboso de diferencia, que ni siquiera los Vulturi fueron capaces de ver, pero ¿Por qué?

-Sí, lo que sea.

-Usted es mortal, mas humano no es.

Fue como si un puñal atravesase mi mente. Me asusté, ¿Acaso ella conocía lo que era yo? ¡Es una mujer hablando estúpideces! Eso fue lo que pensé y me solté de inmediato. Me fui corriendo, lejos, lejos, chocando con algunas personas que me lanzaban insultos más por gusto que por molestia.

Logré encontrar un lugar solitario. Un callejón en el que me detuve a analizar la situación. Nunca pensé que aquel suceso fuese el que cambiase por siempre mi rutina.

Desde siempre mi vida fue escribir los datos de todo aquel ser que pudiese dejar en evidencia de la existencia de los vampiros. Agregué a esa mujer a la lista. Solo tenía dos referencias. Su aspecto, y donde se encontraba, sin embargo eso era más que suficiente, gracias a mi don de la memoria fotografica. No iba a dejar ningún detalle, esa mujer sería encontrada y sería alimento de los Vulturi.

Mi corazón latía, una vez más estaba acabando con la vida de una criatura, aunque solo fuese el soplón, soy tan culpable como el gatillo de una pistola. Un gatillo no mata, es la bala lo que asesina, sin embargo, ¿Quién es el responsable de que la bala salga de la pistola? El gatillo por supuesto. Todo nombre, o referencia de personas que escribo es una muerte segura, algo parecido al Death Note de la serie del mismo nombre, solo que recibía tonelas de capital por esto.

Di un gran suspiro, tenía que continuar con el trabajo.