-¿Peridot?- dijo lapis en busca de la gema verde. Pero el Silencio siguió reinando en el lugar, la oscuridad del granero seguía sin inmutarse. Lapis había estado regresando de uno de sus vuelos de rutina, Peridot le había preguntado si le ayudaba a transportar algunas latas de pinturas a la parte superior del granero a lo que ella de muy mala gana había aceptado, cuando ella lo hizo Peridot se veía muy entusiasmada, tanto que se atrevió a intentarle explicar que pensaba hacer con todas esas latas de pintura, cosa que la hizo incomodarse un poco.
Lapis todavía no la perdonaba por lo que hizo, así sin importarle en lo más mínimo había desplegado sus alas y rápidamente ido del lugar, dejando a Peridot con la palabra en la boca.
Tardo varias horas en regresar, cuando lo hizo ya era entrada la noche y ni siquiera regreso al granero, se quedo en la cima de una estructura metálica que había cercas. A pesar de que no necesitaba dormir, se recostó y cerró sus ojos, disfrutando de la tranquilidad del campo y los suaves sonidos de este.
Todo estaba muy en calma… demasiado para ser verdad, Peridot solía interrumpir su momento de relajación pues acostumbraba ponerse a soldar alguna cosa o porque gritaba de emoción cada vez que veía un extraño programa en la noche, sin embargo no había ningún sonido.
Esto alegro a Lapis, al fin podría tener una noche en completa calma…
Sin embargo tenía una extraña sensación en el pecho, no podía estar tranquila. Ella misma se cuestiono que le ocurría, ella siempre se molestaba por el alboroto que Peridot hacia y ahora que podía disfrutar del silencio simplemente no podía disfrutarlo, no era normal que la gema verde no hiciera algún tipo de escándalo, no era normal tanta calma.
Queriendo quitar esa fea sensación, aunque ella misma lo negara decidió bajar a comprobar que Peridot estuviera… "bien".
Ahora que estaba aquí comprobó que no había señales de su (nada querida) compañera. Subió a la parte donde la había visto por última vez. Al tocar el piso sintió una sustancia fría y un poco viscosa; era pintura derramada.
Hizo una mueca de desagrado ante la sensación, pero al levantar su vista olvido por completo todo; habían trozos de madera por todos lados, varios arañazos profundos por todos lados, varias latas de pintura aplastadas y un agujero algo grande.
Intento buscar con la mirada si la gema de Peridot se encontraba tirada por algún lugar de la habitación pero no vio nada.
Lapis se asomo rápidamente y solo pudo visualizar los visores rotos que yacían en el pasto.
Bajo y tomó los visores entre sus manos, jamás creyó poder estar preocupada por esa insoportable y pequeña gema (o almenos ella así consideraba que era).
Busco más señales, alguna pista que pudiera conducirla al paradero de Peridot, a unos 10 metros más adelante vio algunos rastros de pintura.
Desplego sus alas y con rapidez siguio el rstro, que la condujo directamente hacía el bosque cercano. Lapis bajo al notar que en cierto punto había varios arboles derribados, parecia que los habían empujado violentamente de su lugar, avanzo apresurada, habian más rasguños en arboles siguientes.
Lapis se detuvo a analizar la situación al ver que el rastro de pintura había terminado y a su vez ya no habían más arboles dañados, aún con el visor entre sus manos, buscaba lalguna solución posible, debia avisarle a las crystal gems, debía...
Lo siento...
Lapis se alarmo al escuchar esto, Peridot debía estar cercas
Yo... yo no quería
La voz era debil y se apagaba cada vez más, Lapis buscaba desesperada, intentando seguir el sonido. Alcanzó a escuchar algunos lastimeros sollozos y entonces la encontro.
Peridot estaba arriba de un arbol, tenía varios rasguños en todo su cuerpo además de pintura y hojas pegadas debido a esto, su cabello estaba despeinado y con ramitas entre el, pero lo que más le llamó la tención a Lapis fueron los destellos amarillos que habían cercas de su gema
