Nota. ninguno de los simpáticos y no tan simpáticos elfos me pertenecen, todos ellos y los lugares son obra del profesor Tolkien a quien le estamos muy agradecidos por crear tan fantásticos personajes para que la gente ociosa como yo, tenga algo que hacer en los días como estos cuando llueve a cantaros.
Si los Elfos Volaran
"Si los elfos volaran por encima de las montañas, podrían traernos el sol y salvarnos." *
Esta frase seguía molestando a Legolas Greenleaf después de mucho tiempo de haber llegado a las costas de Aman. Si bien no guardaba ningún resentimiento en contra de Olorin, mejor conocido como Mithrandir por los elfos de su raza, la connotación que tuvo en él seguía dando vueltas por su cabeza.
–¿Porque los elfos no podremos volar? –se preguntaba –Debe haber algún modo, alguien debe saber como –Decía en voz alta mirando a las gaviotas sobre la playa.
Decidido fue a buscar a Mithrandir para que le aclare las cosas.
–Desde luego que los elfos no pueden volar, si Eru hubiese querido que los elfos volaran los habría creado con alas –Le dijo Mithrandir cansado por las insistentes preguntas de Legolas –Sólo Earendil surca los cielos por la gracia de los Valar, un elfo por sí solo no podría hacerlo.
–Yo creo que los elfos podremos volar algún día, aunque todavía no sé como – Le respondió.
–Mi querido amigo, si algún día se ve a un elfo cruzando los cielos, te prometo que me afeitaré la barba –Le dijo Mithrandir en tono de burla, pero Legolas le había tomado la palabra y estaba decidido a probar que Gandalf se equivocaba.
Así que Legolas fue en busca de los elfos más sabios que conocía. Aunque hay que decir no era tarea fácil, pues él vivía a en Tol Galen y pocas veces había visitado la ciudad de los Noldor o Valinor.
Buscó a Galadriel y le pidió consejo,
–¿Conoces alguna manera en que los elfos puedan volar, hay algún elfo que sepa como? –le preguntó, pero la Dama Blanca no estaba de buenas ese día pues se enteró de que Mandos había decidido liberar a los hijos de Feanor, y preguntas de ese tipo la sacaban de quicio.
–No conozco la respuesta a tu pregunta –Le dijo –¿Por qué no le preguntas a Celeborn, él tal vez sepa? –Le respondió para librarse rápidamente de su inesperado visitante.
Legolas no tuvo más remedio que buscar a Celeborn, quien por suerte no estaba muy lejos. Legolas le hizo la misma pregunta. A lo que Celeborn respondió
–Parece que te aburres demasiado y por eso se te ocurre cada cosa muchacho, lamentablemente no conozco a ningún elfo aquí capaz de realizar semejante tarea, pero tal vez si exista uno que conocí hace mucho tiempo, su nombre es Celebrimbor, pero aquí de seguro lo encontrarás bajo el nombre de Telperinquar.
–¿El creador de los tres anillos? –preguntó Legolas incrédulo.
–Sí, jamás conocí otro elfo más hábil, aunque nada bueno haya resultado de su obra –Celeborn recordó la guerra del anillo.
Legolas decidió entonces ir a buscar a Celebrimbor, pensando en que diría su padre si supiera que su hijo salió en busca de la ayuda de un elfo noldo que tantos dolores de cabeza les había ocasionado.
Llegó a Tirion y allí busco a Celebrimbor quien vivía en las afueras de la ciudad donde podía trabajar en la forja a su gusto.
–¿Hay alguna manera de que los elfos puedan volar? –le preguntó Greenleaf.
–Si la existe no la conozco, pero sé de alguien que puede saber –Le dijo Celebrimbor en un tono amable, más del que hubiera esperado de un feanoriano –Mi padre, Curufinwe Atarinke. Todo lo que sé lo aprendí de él, sin duda él podrá ayudarte. Recientemente fue liberado de Mandos y ahora vive en Formenos con sus hermanos.
Legolas ahora iba más dubitativo que antes a Formenos, si su padre se enterara de lo que hacía seguro lo repudiaría por ir en busca de uno de los asesinos de su propia raza.
Llego a Formenos y allí encontró a los siete hijos de Feanor quienes no esperaban que un elfo de los bosques pariente lejano de Elu Thingol los buscara para pedir su ayuda.
–Jamás se me había ocurrido algo así –le dijo Curufin que todavía estaba sorprendido por el pedido –la manera en que los elfos puedan volar, no sabría como hacerlo. Aunque creo que conozco a alguien que si sabría como –Le dijo mirándole de reojo –Mi padre, Curufinwe Feanaro, quien reside ahora en los pasillos de Mandos.
Legolas estaba descorazonado, ¿cómo podría preguntarle a alguien que permanece en los pasillos de Mandos? Además si la mitad de lo que había oído sobre este elfo era cierto, dudaba mucho de que pudiera recibir su ayuda. Sin embargo ya había llegado muy lejos y no era la hora de rendirse, así pues salió rumbo a Mandos pensando en que si su padre lo viera seguro intentaría matarlo si no se moría primero del disgusto.
Llegó hasta el mismísimo Mandos para pedirle autorización para hablar con Feanor. Mandos se sorprendió por la naturaleza de la petición. En verdad jamás había pensado en eso, así que frotándose la barbilla le dijo
–Sólo por ser uno de los nueve te permitiré que hables con Feanor, pero no te aseguro que él sea muy cooperativo –Y en verdad le intrigaba la reacción de Feanaro para con el elfo sinda.
Legolas se acerco hasta el lugar donde El Espíritu de Fuego esperaba sentado el día de su liberación, y le hizo la misma pregunta que a los demás, pero al no encontrar reacción alguna de Feanor añadió.
–Sólo Earendil puede surcar los cielos por la gracia de los valar.
Feanor de pronto se volvió y le sonrió a Greenleaf
–Por el momento no sé como, pero puedes volver en tres días con mi hijo Curufin y mi nieto Celebrimbor para que te ayuden en esta tarea.
Legolas le sonrió de vuelta. Jamás pensó que recibiría ayuda de nada más y nada menos que de Feanor. Pensó entonces que todo lo que decían de él y su familia eran exageraciones y que él no era tan terrible como le habían dicho.
Después de los tres días Legolas volvió con Curufin y Celebrimbor, quienes estaban tan asombrados por el mensaje de su padre que no dudaron un momento en seguir a Legolas. Mandos los dejó pasar pues estaba sorprendido por el repentino cambio de Feanor quien desde el día de la visita de Legolas parecía más alegre, incluso le pareció escucharlo cantar por sus pasillos.
Junto con Curufin y Celebrimbor, Legolas y Feanor, construyeron un aparato parecido a un biplano.
–Lánzate desde un lugar alto y verás como surcas los cielos como si fueras un ave –Le dijo Feanor a Legolas –Mis hijos y mi nieto te acompañaran y verán que nada te pase.
Legolas le sonrió y le dio las gracias.
Curufin que se había quedado un momento más, para hablar a solas con su padre le preguntó –Padre ¿por qué de pronto sentiste ese repentino interés en ayudar a este elfo sinda en particular?
–Mi querido Curufinwe, es simple –le dijo apoyando una mano sobre su hombro –Porque si este aparato funciona podremos volar hasta donde está Earendil y recuperar el Silmaril.
*El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo, Libro Segundo, capítulo 3, El Anillo va al Sur, Página 393.
