Salvedad para Amar.
Por Cmils.
Prólogo.
El contrato decía que la señorita Swan debía casarse con el hijo del Conde de Masen. Rosalíe Swan acepta ese matrimonio arreglado para salir de la depresión que le produjo la muerte de su prometido caído en batalla... pero ¿Qué pasaría sí éste regresa y la reclama?
¿Se aceptará un pequeño cambio de prometida? Nacerá el amor con esos cambios tan inesperados.
Capitulo 1.
POV Bella.
-¿Cómo es eso de que él señor McCarty no está muerto?- Le Pregunté a Rosalíe, quien, por cierto, aún estaba procesando aquella información. Completamente sumida en su propio estado de perplejidad y ansiedad. Por así decirlo.
-Eso es lo que me acaba de informar mamá-Aclaró.
Mi hermana suspiró nerviosa y se sentó a los pies de mi cama con la mano izquierda encogida cerca del corazón.
-Según lo que me dijo ella, resultó ser que de entre todos los que cayeron en batalla el pasado semestre, existieron varias identidades confundidas y dada la similitud de contextura entre Félix Volturi y Emmett McCarty, quienes, además, también ocupaban el mismo cargo, la Jefatura asumió que era Emmett quien no sobrevivió al ataque que habría afectado a la cuadrilla que él dirigía, pero que en definitiva, Félix defendió en ése instante porque desde el día anterior éste era quien estaba a cargo por orden del mismísimo Comandante General en visita… quien, también había ascendido a Emmett de grado y le había trasladado a servir a otra repartición más grande debido a su buen desempeño como Capitán de la fuerza del norte. Y por supuesto, aquello tampoco había sido informado a tiempo a la jefatura central-Explicó aún más acongojada-Acrecentando el terrible error…
-Esa es una gran noticia, Rose-Celebré-Estuviste llorando meses su muerte. Le quieres y mucho.
-Olvidas un detalle, Bella. No puedo quererle ahora. Estoy prometida al el señor Edward Cullen. Futuro Conde de Masen.
Mis pensamientos positivos se frenaron en seco. Ella estaba en lo cierto. Ahora, mi hermosa hermana mayor, estaba prometida en matrimonio al hijo de un Conde.
-Y eso no es lo peor-Declaró comenzando a sollozar.
-¿Qué es lo peor?-Pregunté.
Suspiró pesadamente y conteniéndose.
-Lo peor…-Dijo cerrando los ojos por un segundo-Lo peor es que en éste momento, el señor McCarty está abajo, hablando con nuestro padre en su despacho.
-¿Ahora? ¿Estás segura?-Pregunté mientras me levantaba de mi cama y asomaba a la ventana.
-Si. Su carruaje está allá afuera, lo reconocería entre cientos y mamá me confirmó que se había presentado.
Me acerqué a ella y la abracé con fuerza.
-Estoy nerviosa, Bella. No sé sí él sabe de mi nuevo compromiso.
-Calma, Rose.
- Y quizás… cuál sea su reacción-Dijo comenzando a llorar de verdad.
No es justo para él que tenga que ver como mi hermana se casa con otro porque le creían muerto…
-Siendo a él a quien yo amo…-Su llanto se hizo más fuerte sobre mi hombro-No sé sí es correcto seguir queriendo al señor McCarty cómo le quiero pero así es…
-Fue él, quien primero pidió tu mano-La consolé-Quizás papá respete aquello y pueda hacer algo.
-No creo que el Conde de Masen se conforme y me libere de la boda con su hijo sin una compensación-Sollozó otra vez-Y tú y yo, bien sabemos que nuestra familia no está en condiciones económicas para poner término al contrato prenupcial que se celebró entre su familia y nuestra.
-A su hijo le has visto dos o tres veces, puede que él entienda.
Ella negó con la cabeza.
-No puedes juzgarlo de buenas a primeras y asumir que no se conmoverá con la historia de amor que Emmett y tú han protagonizado-Insistí.
Rosalíe guardó silencio por un segundo.
- No lo sé… no lo he tratado tanto como para saberlo-Contestó desanimada.
-Tal vez, pero él sabía cuál era tu situación antes de que el compromiso entre ustedes se pactara.
De pronto se congeló recordando algo.
-¿Qué sucede, Rose?
-Él Conde y su hijo vienen hoy a visitarnos para seguir conociéndonos un poco más antes de la boda del sábado.
Sin alcanzar a decir algo más, la puerta de nuestra habitación se abrió y mamá entró buscando a Rosalíe.
-Mi vida, tú padre requiere verte de inmediato en su despacho-Le avisó a mi hermana esperando que ella compusiera un poco su estado y fueran con papá.
Mi hermana se vio a sí misma en el tocador, secó sus ojos y acomodó su peinado.
-¿Mamá sabes que ha ocurrido?-Quise saber.
-Tranquila, Bella-Me dijo-No sé mucho más que ustedes pero lo único que les puedo asegurar es que nada se ha definido.
Después de un par de minutos Rosalíe y mamá salieron de nuestra habitación abrazadas.
Mi hermana se veía calmada pero yo sabía que por dentro no podría soportar mucho más.
POV Rosalíe.
En mi mente no cabía más información. Todo me daba vueltas y realmente no sé cómo más podía controlar a mis nervios en estos momentos…
Él estaba vivo. Mi adorado Emmett. Estaba con vida…
Caminé hacia el despacho por inercia y con el corazón latiéndome rápidamente. Casi a punto de estallar.
Una de las puertas estaba entreabierta. Mamá y yo nos acercamos pero fue ella, quien las abrió completamente para dejarme pasar primero. Así lo hice, entré y sus ojos… tan brillantes como siempre, me atraparon enseguida.
Emmett me esperaba parado junto a mi padre y ambos estaban muy serios.
Mi amado estaba de una pieza, sano y salvo. Lucía perfecto y a pesar de no llevar su uniforme, vestía formal.
He de reconocer que se veía guapo. Incluso más guapo que la última vez que lo vi.
Se produjo un silencio y yo aproveché de observarlo.
Mirándole con más detalle, tenía un par de ojeras de varios días y el cabello recién cortado. Su estructura fornida parecía bastante más delgada de como la recordaba pero, aún así, seguía conservando sus músculos.
Sin poder evitarlo me fijé que tenía un corte cicatrizado ya casi invisible cerca del mentón. Aún así, no tenía duda alguna, de que esté hombre era él único que podía quitarme el aliento... en todos los sentidos.
-Señorita Swan-Me saludó él con su cortesía tan propia.
-Señor McCarty-Respondí el saludo de la misma forma-¿Cómo se encuentra?
-Bastante mejor. Gracias.
También se notaba extremadamente cansado pero yo sabía que tenía una voluntad de hierro y no se iría de aquí sin cumplir su cometido.
No olvidamos la presencia de parte de mi familia aunque lo único que yo quería era lanzarme a sus brazos.
Todos esperamos a que mi padre hablara.
-Hija mía, le pedí a tu madre que fuera por ti porque él señor McCarty se ha enterado de lo sucedido durante su ausencia en Londres-Explicó-De la información errónea que circuló acerca de su fallecimiento, incluyendo sus consecuencias…-Se interrumpió a sí mismo tosiendo algo incomodo-Precisamente, es tú compromiso matrimonial con él primogénito del Conde de Masen, lo que lo ha traído hasta aquí el día de hoy-Suspiró-Para conocer los detalles de cómo se formuló aquel próximo enlace e insiste conocer tu parecer al respecto, antes de tomar alguna determinación a seguir…
Volví a mirar a Emmett y nadie dijo nada.
-Querido…-Habló mamá-Deja que Emmett y Rosalíe intercambien algunas palabras a solas por unos momentos… yo creo que ambos lo merecen.
Me sorprendí por la petición de mi madre y dudé por un momento de la concesión y del permiso de mi padre, púes, no era bien visto que una señorita permanezca a solas con un caballero sin la supervisión de un familiar cercano o algún sirviente y mucho menos sí el joven en cuestión era un ex-prometido… pero también, estas eran circunstancias muy especiales.
Miré a mi padre desesperada. Pidiendo al cielo que digiera que si. Él sabía cuáles eran mis sentimientos por Emmett. Sí no fuera así, él no hubiera dejado que me cortejase y menos le hubiera otorgado mi mano tiempo atrás.
Nuestro padre siempre había querido que Bella y yo tuviéramos la opción de escoger a nuestros maridos, sin importar las libras anuales con las cuales tendría que cargar por la dote, una vez efectuado el matrimonio, puesto que, él mismo había logrado casarse con mi mamá. El amor de su vida.
-Tienes razón, Renée… supongo que no hay nada de malo en que hablen por algunos instantes sí eso es lo que quieren ustedes dos...
Asentí repetidas veces poniéndome en evidencia y primero que Emmett.
Él, mi gran amor, en cambio, se limitó a mover afirmativamente la cabeza sólo una vez.
Seguía muy serio.
Mi madre nos sonrió con cierta complicidad y junto a mi padre se alejaron cerrando las puertas ante sí.
Todo era diferente pero al fin estaba sola con él.
Él hombre en frente mío después de sentir que los pasos de mis padres se hacían más lejanos también retrocedió.
Le quedé mirando intrigada.
-Señorita Rosalíe-Comenzó-Primero. Permítame decirle mi memoria me ha traicionado todo éste tiempo en la lejanía y no le ha hecho justicia, púes, usted, es aún más hermosa de cómo yo la recordaba y el tiempo le favorece cada día
Sonreí pero él seguía estando serio. Aquello me preocupó en demasía.
-Quisiera decirle también, que su persona y la ilusión de convertirla en mi esposa fueron las razones por las cuáles me mantuve con vida en el frente de batalla.
-Señor McCarty…
-Déjeme terminar. Por favor…-Me pidió cerrando los ojos forzadamente-Comprendo a la perfección que ante mi supuesto deceso, usted haya continuado con su vida…yo hubiese querido que así fuera…-Dijo con sinceridad, volviendo a abrir sus ojos y buscando los míos-Es por eso que me atrevo a molestarle y preguntarle a cerca de sus sentimientos…-Se armó de valor-Sí han cambiado y usted se enamoró de su actual prometido, sepa usted, que yo no me interpondré en su felicidad, puesto que, esa fue mi prioridad en el pasado y lo sigue siendo en hasta este momento…
-¿Y qué haría usted entonces?-Pregunté con un hilo de voz.
-Sólo me restaría desear que su vida esté llena de dicha por siempre y aprovechar la ocasión para una despedida cordial.
Su sacrificio me estremecía. Estaba segura que cumpliría su palabra sí ése fuera el caso.
-Emmett…
No soporté un minuto más, me acerqué a él lo que más pude y me le enfrenté.
-Mi felicidad fue y está contigo Emmett McCarty-Declaré antes de acercarme más e intentar abrazarlo y besarlo cómo ansiaba.
Su cuerpo estaba tenso al sentirme pero de un segundo a otro todo cambio, él lo comprendió todo y reaccionó. Al segundo siguiente me recibió entre sus brazos y su boca atrapó a la mía.
Y con un beso apasionado nos reencontramos.
-¡Oh! ¡Rose!-Me recargó contra sí, aliviado-Amor mío…
Me besó otra vez. Una, dos, tres veces… y me sentí viva otra vez.
-Creí que me moría cuando me dijeron que tú…-No podía decirlo…-Quería irme contigo-Confesé desesperada, mientras sus manos recorrían mi cara limpiando las lágrimas que no paraban de salir de mi-Asistí a tu funeral. Vi cómo recibías los honores…-Sollocé- Tus padres estaban destrozados…
Los recuerdos amargos venían a mí uno tras otro.
-Mi madre me dijo que fuiste mi viuda sin serlo oficialmente, eso me dio esperanzas...
Decidí continuar.
-Casi me vuelvo loca… no comía… no salía de mi habitación y sólo lloraba llamándote. No tenía ganas de seguir sin ti...-Sollocé-La pena verdaderamente estaba acabando conmigo, en todos los sentidos. Estaba rota por dentro… sí no fuera por mi familia, por mi hermana y mis padres…-Tomé un respiro.
-Me imagino por todo lo que tuviste que pasar…
-Papá pensó que comprometerme era la única forma de salvarme. Yo acepté volver a ser cortejada para dejar más tranquila a la familia y así también otorgar a Bella la posibilidad de ser cortejada también. Pero él se adelantó y firmó un acuerdo con Carlisle Cullen, el Conde de Masen…
-¿Me estas queriendo decir que tu compromiso es una obligación impuesta?
-No lo es estrictamente, porque yo accedí, pero en cierto modo debo cumplir, sino, mi familia quedará en la ruina.
Emmett suspiró apegándome más a él.
-Por un minuto creí que había perdido tu amor...
-No, mi vida-Le aclaré-Mi corazón te pertenece a ti desde el momento en que te vi sonreírme por primera vez-Me interrumpió con un pequeño besito-Y va a ser tuyo para siempre.
-Te amo, Rosalíe-Dijo, besando ahora, mi nariz.
Nunca me lo había dicho antes y fue maravilloso escuchárselo decir.
-Y yo a ti, Emmett-Le respondí suavemente-Te amo, ahora más que nunca.
Volvió a sonreírme inclinándose de nuevo a mí y uniendo nuestros labios en un largo beso.
-Algo haremos para evitar esa boda-Declaró después de besarme como no se debería.
-Lo siento pero debo casarme el sábado con el hijo del Conde. Edward Cullen.
-No. Rose. Ahora que sé que me quieres, no dudaré en pelear por ti o robarte sí es necesario-Anunció decidido y sin poder resistirse me besó nuevamente logrando que la coherencia me abandonara por unos segundos.
-Emmett…
-No te casarás. Me oyes. No me van a volver a alejar de ti. Ni la guerra, ni tu familia, ni un contrato.
-No hay nada que podamos hacer.
-Tal vez sí lo haya-Intervino analizando la situación-Necesito hablar con tu padre ahora mismo para que me muestre el contrato. Quizás podemos interpretarlo de manera distinta o encontrar alguna cláusula o salvedad que evite que te cases.
...
Una hora y media después.
...
POV Edward.
-Sean ustedes bienvenidos-Nos recibió a mí padre y a mí, el sirviente de la casa de mi prometida -Conde de Masen. Adelante, señor Cullen…-Nos ofreció continuar-Los señores están en la sala. Síganme por favor.
Caminamos dejando que nos guiara por el corredor decorado con un muy buen gusto.
-Los anuncio enseguida-Nos avisó antes de entrar al salón.
-Gracias-Respondió mi padre.
Un segundo sirviente nos recibió las capas e hizo pasar.
Conforme, así me sentía. Rosalíe Swan sería una buena esposa para mí. Tal vez no la amaba… pero dicen que el amor viene con los años y la verdad es que, por ella, estaba dispuesto a comprobar sí lo señalado era cierto.
Tener ya casi veintisiete años y ser un soltero codiciado entre las damas de prácticamente todo Londres y sus alrededores ya me estaba aburriendo. Era hora de sentar cabeza según mi padre y yo ya le estaba encontrando razón.
Algún día me convertiría Conde y necesitaba que mi vida estuviera resulta y con una familia formada prósperamente.
Debo confesar que mi búsqueda fue en secreto y que reconozco que llevó bastante encontrar a una mujer idónea que reuniera todas las características esenciales para ser mi esposa, y claro, que por supuesto no estuviera comprometida o ya casada.
Nunca fui un conquistador pero jamás me faltaron propuestas de señoritas casaderas con intenciones sabidas, que, en ocasiones, dejaban de ser decentes. Claro, todas aquellas eran producto principalmente a mis a mis rasgos físicos, a mi futuro título, a la riqueza de mi familia, a la mía propia y según algunos cotilleos, también a mi enigmática y cautivante personalidad.
Mi única hermana, Mary Alice, fue de gran ayuda para encontrar a Rosalíe Swan, sin saberlo, ya que, era ella quien la conocía, gracias a un par de amigas en común. Mi hermana sabía varias cosas de su persona, entre ellas, lo relativo a su desafortunada historia amorosa con su prometido fallecido en batalla luchando por salvaguardar la expansión del Imperio Británico, hace ya, más un par de meses. Aquello me interesó, púes, sí yo hubiera podido dejar de lado mis responsabilidades y enlistarme, lo hubiera hecho sin ninguna duda y en esa misma repartición. Quizás por eso, le pedí a mi hermana que la llevara a casa de mis padres y me la presentara. Por supuesto. Una vez que la conocí, su extraordinaria hermosura llamó mi atención de inmediato y quise en saber aún más de ella. Supe en ese entonces, que tiene veintiuno años, que le gustaba pintar porcelana y la música. Averigüe también, por Alice, que su familia era respetable y de excelente reputación y que la educación que había recibido toda su vida había sido distinguida y digna para convertirle en una verdadera dama y señora de alguien importante.
Esos antecedentes me bastaron para saber que sería una buena Condesa en el futuro.
Llegar al compromiso fue algo realmente sencillo gracias a que el padre de ella, Charles Swan, un médico de prestigio con algunos negocios referentes al traslado marítimo hacia América y pariente lejano de la Familia Real, aunque sin títulos, quien, temiendo que su hija no superara lo vivido y se alejara del mundo aún más, había aceptado de inmediato y con gran gusto la propuesta que mi padre le había hecho a través de un par de conversaciones. El contrato se celebró hace dos semanas para casarla conmigo éste fin de semana.
Que más podía decir de mi prometida. Realmente, no mucho más, ya que sólo la había visto tres veces… con la de hoy, serían cuatro. Contaba con poder pasar un tiempo a solas junto a ella para saber su opinión al respecto de nuestro compromiso tan repentino.
Cuando entramos a la habitación se encontraban en ella los señores Swan, Rosalíe, un hombre al que no conocía y el juez ante quien firmamos el contrato pre-matrimonial.
-Buena tardes-Saludamos mientras el sirviente se retiraba cerrando las puertas.
Y los cinco respondieron con cortesía el saludo pero Charles se dirigió a nosotros visiblemente sorprendido o afectado por algo.
-Conde, Edward. Permítanme presentarles a quien fue prometido de mi hija Rosalíe y que por un error en la milicia fue declarado fallecido-Nos introdujo al caballero-Él señor Emmett McCarty.
Para mi sorpresa, ahora entendía todo.
El señor Swan, continuó:
-Quiere hablar con nosotros y con ustedes respecto al compromiso pactado.
Y el ambiente instantáneamente se tensó.
Hola!
Esta una idea que partió después de leer tantas excelentes adaptaciones que ustedes mismas han subido. Quise hacer algo con mi toque. Creo que será una historia corta y como siempre se aceptan todas las ideas y críticas para seguir construyendo esta historia y por supuesto será agradecido en el siguiente capítulo…A y todavía estoy dudando en el ranking T que le di. Creo que podría con el transcurso de los capis convertirse en M, ustedes decidirán eso.
Un abrazo.
Cami.
