Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, hago esto sin fines de lucro
Prólogo
—Claro, no puede ser peor—se decía a sí misma por séptima u octava vez, para calmar sus nervios claro está. Sin embargo nada cambiaba a su alrededor todos unos viles incompetentes pensaba con frialdad, tal vez si despedía a unos cuantos a ver si así al fin despertaban y hacían su trabajo en vez de estar husmeando como idiotas, metiendo sus narices donde definitivamente no les convenía.
—¿Dijiste algo Akane?—preguntó Nabiki, mi hermana podría ser toda una experta en cuanto a negocios respecta pero sí que era una despistada en otros aspectos, ¿acaso era la única que notaba cómo el encargado de marketing se la comía con la mirada? Era tan obvio que tuve que toser fingidamente, lanzarle una mirada acusatoria al tipejo acosador y proseguir con la jodida junta.
—No, nada—dije tranquilamente mientras revisaba unos papeles donde estaban algunos diseños
—Bien, pues continuando con la junta debo felicitar a todo el departamento, he recibido muy buenos informes financieros. Lo que quiere decir que esta empresa no puede ir mejor—dijo como si nada, continuando con lo pendiente, desde esa mañana tenía un muy mal presentimiento; ella nunca bajaba de su oficina para "felicitar" a los trabajadores. Algo se traía entre manos, lo sabía pero no lograba adivinar que podría ser, estaba tan perdida en mis cavilaciones que no noté cuando se acabó la junta y todos se retiraron dejándonos solas a ella y a mi.
—Muy bien, habla ya no tengo todo el día, ¿qué quieres?—le dije tranquilamente, estaba nerviosa pero ella no tenía por qué saberlo
—¿Acaso no puedo simplemente venir a supervisar?—dijo con fingida molestia mientras paseaba su dedo índice por la mesa.
—Sabes que no, así que habla para poder negarme rápido y volver a nuestra vida—podía ser extremadamente fría con mis palabras, incluso cruel; pero sabía que eso a ella ni siquiera la inmutaría, no por nada era Nabiki Tendo poseedora de una de las empresas más prestigiosas de todo el mundo.
—Esta vez no podrás negarte querida Akane.—dijo tranquilamente mientras me miraba fijamente a los ojos, en ellos pude distinguir lástima, mucha lástima—Verás, has estado en mi tutela desde que yo cumplí los dieciocho años. Sin embargo para que pudiera hacerme cargo de ti tuve que prometer algo antes, de otra manera te hubieses ido con padre y sabes que en ese entonces él sufría de un transtorno mental transitorio y era algo peligroso para nosotras, y Kasumi, ya sabes que ella no podía...
—Ve al grano, ¿qué fue lo que prometiste?—dije un tanto intrigada y molesta, claro que sabía de antemano todo eso.
—En ese entonces conocí a Nodoka Saotome, una mujer muy humilde a mi parecer pero muy influyente, ella logró que el juez me diera tu tutela pero a cambio me pidió una sola cosa a la cual no pude negarme, no podía arriesgar tu integridad, lo sabes—continuó, ignorando mi pregunta, notaba como de vez en cuando se le quebraba la voz al recordar la difícil situación en la que estábamos en ese entonces, sin dinero, sin hogar, sin absolutamente nada más que ganas por salir adelante.—Me dijo que cuando ella lo necesitara tú tendrías que ir a vivir con ella en su casa y casarte con su hijo mayor, juro que intenté negarme, le dije que me pidiera otra cosa pero no quiso y viendo la situación en la que estábamos no tuve mas remedio que aceptar.—dijo ella intentando calmarse, recordar era como abrir de nuevo una herida, volver atrás y vivir de nuevo esa parte que pudo hacernos bien o mal.
—Di algo Akane—pedía Nabiki sonaba mas bien a una súplica, pero, ¿qué pretendía que hiciera?, estaba asustada, esta situación me superaba con creces, ya era mayor de edad pero sabía que tanto valía la palabra y también estaba consiente que de no haber sido por la ayuda oportuna que nos brindó aquella señora posiblemente no estaría aquí, además también le debía mucho a Nabiki, ella me sacó adelante sola, es cierto que sufrimos mucho, hubo días en los que no teníamos ni para comer pero ella supo arreglárselas y con su empeño no solo salimos adelante sino que pudimos cursar la Universidad y a partir de ahí todo fue cuesta arriba.
—Yo... no sé que decir Nabiki—fui sincera, no me quería casar con un desconocido pero sabía que tampoco me podía negar
—Solo di que no me odias por esto—no la odiaba, era lo contrario, la amaba con todo mi corazón por todo lo que hizo por mi, sin embargo estaba dolida.
—No te odio Nabiki—suspiré—simplemente necesito tiempo para asimilarlo, es todo—dije tranquilamente, me levanté, me despedí y salí de ahí, necesitaba pensar.
Eran las once de la noche cuando llegué a mi pequeño departamento, estaba cansada de tanto caminar, mi aliento apestaba a licor y definitivamente necesitaba darme una ducha urgentemente, sin embargo en mi inconsciencia revisé mi teléfono que había olvidado llevar conmigo esta mañana, definitivamente tendría problemas mañana, cincuenta llamadas perdidas; vaya, es un nuevo record pensé y rápidamente llamé al remitente, es decir, a mi querida hermana.
—¿Akane?, ¿estás bien?, estuve llamando toda la tarde—al segundo timbre me respondió, sonaba preocupada y algo enojada
—Estoy... bien, no te preocupes, olvidé mi celular esta mañana en casa. Acabo de llegar—le respondí tratando que mi voz no delatara mi estado, no esperé a que contestara y le dije un adiós con mucho entusiasmo y colgué, mañana tendría que soportar sus gritos pero hoy no tenía cabeza para nada.
Al día siguiente me desperté, hice mi rutina de siempre y salí a trotar como todas las mañanas, no quería pensar, ya suficiente tenía con el dolor de cabeza por la resaca, además ya tenía claro que quisiera o no estaba acorralada, y aceptar era mi única opción, lo único que hice fue asimilarlo. ¿No podía ser peor? ¿o sí?
¡Hola!, espero hayan disfrutado mi introducción a la historia, como pudieron notar todo está narrado desde el punto de vista de Akane, pretendo que siga siendo así en los próximos capítulos, muy bien ya se dieron cuenta cómo se desarrollará la historia, mil gracias por leer, es mi primer proyecto ojalá y lo disfruten.
Flor de Invierno
