Cap 1. La corriente.

Me levanté como cualquier día y como cualquier día Caroline Daniels me esperaba en el pasillo, posiblemente para quitarme los dulces que me dieron en la navidad pasada y aún guardo o simplemente sólo quería golpearme una vez más. Y a pesar de que debía huir, o al menos eso era lo que decían el par de costillas que ella me había roto en una ocasión anterior, ese día no tenía ganas de correr y a pesar de que me golpeara tanto que mis gritos se escucharían a lo largo y ancho de todo el orfanato, no pensaba correr, no esta vez.

Como lo supuse, ahí me esperaba, parecía un titán o un gigante y sus puños estaban cerrados con fuerza tal que pensé que iban a exudar sangre. Me agarró con fuerza del cuello y me dijo:

Dame tus dulces.

No quiero. –respondí yo-.

Dámelos o te romperé todos los huesos de tu hermosa carita.

No.

¿Acaso tus padres no te enseñaron que debías respetar a los mayores? Ah! Se me olvidaba eres una maldita huérfana cuyos putos padres murieron en las calles de Londres.

Caroline Daniels no era como las demás niñas del orfanato, de hecho ella no era parte del plantel, ella era hija de la directora y poseía una inmunidad que nadie más tenía. A causa de sus problemas en otras escuelas, su madre decidió traerla a estudiar con nosotras, y ese fue el peor golpe que le pudo dar a mi dignidad ya aporreada.

En ese momento sentí más ira de la que jamás había sentido y percibí que en mi cuerpo corría energía pura y con simplemente desear que ella recibiera su merecido una corriente de aire la empujó con muchísima fuerza, con tal fuerza que se rompieron algunos de sus huesos y ella quedó inconsciente en el suelo. Para mi infortunio ese hecho fue presenciado por casi todo el orfanato y minutos después estaba dando explicaciones a la directora sobre lo ocurrido.

Esa corriente se presentaba casi cada vez que yo lo deseaba, incluso había llegado a mover objetos con ella de forma voluntaria y también los hacía levitar. Experimenté con ella durante algunos meses hasta que pude dominarla por completo, también a veces escuchaba lo que los demás pensaban y me sentía grandiosamente poderosa, me sentía feliz de ser superior a los demás, me sentía por primera vez en mi vida, feliz de ser yo.