Hola, Hola. Ya sé que no soy la mejor en esto, pero tenía esta idea en mi cabeza y no resistí en subirla XD
Espero sea del agrado de los que les pique la curiosidad y lo lean. No sé todavía cuantos capítulos tendrá pero no quiero hacerlo muy largo.
Sin nada más que decir, disfruten.
...
INESPERADO
La primavera había llegado, y junto a ella se podía disfrutar con la que parecía una inalcanzable paz.
El mundo shinobi estaba plagado por donde se le viera de guerras, desacuerdos y la inacabable violencia que era el pan de cada día para las cuatro naciones. Y es que aunque así fue la vida que escogieron voluntariamente los shinobi, podían respirar más profundo cuando se vieran al fin un poco más alivianados con lo que conllevaba ser un ninja.
Agradecía poder disfrutar con tranquilidad la vida que llevaba ahora. Miraba como la pequeña mota de cabellos negros se asomaba por entre un hermoso jardín lleno de flores de todo tipo de colores que su hija disfrutaba cada día jugando en el.
—Ya es hora de entrar — se acercó en donde se encontraba la pequeña niña sentada en el pasto sosteniendo un pequeño oso de peluche de color blanco.
La pequeña levantó la mirada hacía su madre con un pequeño puchero en desacuerdo lo que hizo que la hermosa mujer sonriera.
—Vamos, te haré algo delicioso de comer— levantó la niña cargándola entre sus brazos y empezando a caminar hacia la enorme casa que se hallaba frente al jardín.
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Apagó la luz al verificar que su pequeña hija ya estaba envuelta en un profundo sueño. Sonrió cerrando la puerta del cuarto con suavidad y caminó hasta la sala desplomándose en el sofá color crema. Miró por la ventana, la noche era hermosa y fresca, el cielo estaba adornado por esos pequeños puntos brillantes que lo hacían mágico, pero toda la atención de la joven madre estaba puesta sobre luna redonda que se asomaba iluminando incesante el cielo nocturno.
Mirarla le recordaba muchas cosas sobre su pasado, recuerdos que pasaban una y otra vez por su cabeza y que aunque pasarán los años, eran tan lúcidos en su mente como el día en que pasaron.
Cerró los ojos y suspiró. Lo extrañaba demasiado, quería tenerlo entre sus brazos en ese momento. Aunque era feliz al lado de su hija, no podía negar que una pequeña parte de su ser se encontraba vacía.
La ausencia de su esposo era grande. Nunca se atrevería mostrar a su hija la tristeza que la embargaba secretamente con la ausencia del padre de la pequeña. Siempre quería mostrarse fuerte y segura ante ella. Sólo cuando se veía en soledad, era cuando se quebraba.
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De un salto subió hacia la rama del árbol más grande que encontró. Estaba cansado así que se acomodó como pudo apoyando su espalda contra el tronco del árbol.
No era el mejor lugar para dormir, pero era el más seguro. Así podría divisar fácilmente a quienes se atreverían a atacarlo durante la noche.
El único ojo que tenía visible se encontró de frente con la luna, esa noche en particular era más brillante o eso era lo que le parecía. Sentía que la luna era la única testigo de muchas cosas que habría hecho en su vida. Un recuerdo en especial paso fugaz por su mente, cosa que hizo que sus mejillas se tiñeran con un leve sonrojo.
Sacudió la cabeza y se sintió estúpido. Tuviera la edad que tuviera, esas cosas aún se le hacían muy difíciles de asimilar.
Cerró los ojos dejándose llevar por el cansancio. Lo último que vio antes de entregarse al sueño fue su redonda y confidente amiga.
Un ruido entre los arbustos lo alertó interrumpiendo su sueño. Se irguió un poco somnoliento buscando algún moviendo entre el bosque, miro hacia el cielo, aún seguía oscuro. Calculó que eran entre l de la mañana.
Bajó del árbol de un rápido movimiento, sacó un kunai de entre sus ropas y lo acercó peligrosamente a la garganta del sujeto que estaba de espaldas aprisionado contra él.
—¿Quién eres y qué quieres?— preguntó con voz tranquila pero recelosa el Uchiha.
—Yo… yo — el sujeto no sabía que responder. No se esperaba que el shinobi se diera cuenta de su presencia tan rápido.
Sasuke apretó más el filo del kunai contra la garganta del hombre haciéndolo estremecer.
—Apártate de él, Uchiha— un hombre más grande de estatura salió de entre los arboles mirando amenazadoramente el joven de cabello negro.
—¿Qué quieren?.
—Sólo destruirte— contestó con total tranquilidad mientras desenvainaba la katana que llevaba en su espalda.
—No soy enemigo de nadie— respondió con voz cansina.
Desde que comenzó su viaje, muchos shinobis pertenecientes a cualquier aldea lo buscaban, lo atacaban, incluso intentaban fervientemente asesinarlo. No era la primera ni la única vez que le pasaba. Aunque tomaba los ataques hacia él como si no fuera nada del por que preocuparse la mayoría de las veces, ya empezaba a cansarle el juego del supuesto asesino fugitivo.
—Sasuke Uchiha, eres una amenaza para la tranquilidad que reina ahora entre este nuevo mundo- sus largos dedos empuñaron el mango de la katana mientras se acercaba al Uchiha con su compañero de rehén.
Sasuke no entendía por qué aún seguían viéndolo como una amenaza. Él simplemente buscaba su objetivo sin hacerle mal a nadie. Pero parecía que aunque se mostrase totalmente inofensivo para la sociedad, no era suficiente.
Rápidamente el Uchiha soltó al hombre que tenía de rehén y salto hacia las ramas de los arboles perdiéndose en el bosque. Opto por lo único que podía hacer siempre. Huir.
Sin embargo no se esperaba que lo emboscaran tantos ninjas. Paró en seco sobre un árbol mirando un lugar por donde escapar. Activó el Sharingan.
—¿Qué pasa Uchiha? ¿Eres tan cobarde que no te queda más que huir?— habló una mujer detrás de él sonriendo socarronamente.
El joven pelinegro suspiro sonoramente mientras sacaba de nuevo el kunai que cargaba, lo posicionó frente a él en modo de defensa y salto yéndose de frente hacia sus atacantes. Tal y como esperaba, no tuvieron más opción que hacerse a un lado para no salir heridos, aprovechó la oportunidad para pasar de largo y seguir huyendo, pero un fuerte golpe proveniente del shinobi que anteriormente lo había amenazado con su katana lo tumbo al suelo.
Sasuke se pasó la mano por la cara y se levantó mirando con el ceño fruncido a su atacante.
Era demasiado difícil "pelear" sin herir a nadie. A pesar de las constantes agresiones hacia él, nunca se atrevió a herir a sus "enemigos". No volvería a manchar sus manos de sangre inocente.
No otra vez.
Sabía perfectamente que los shinobi que estaban detrás de él para eliminarlo, sólo buscaban reforzar la paz que casi reinaba actualmente en el mundo ninja.
No eran enemigos como tal, solo eran personas que querían borrar todo rastro de lo que una vez fue el traidor de Konoha que estuvo en el libro bingo, Sasuke Uchiha.
El hombre alto se acercó rápidamente con su katana dispuesto y embestir a Sasuke, pero este fue más rápido y lo esquivo ágilmente corriendo a un lado para escapar de nuevo. Para su mala suerte de nuevo fue emboscado por el grupo de ninjas que acompañaban al hombre de la katana.
El pelinegro no tuvo más remedio que pensar en utilizar su poder ocular para escapar más fácilmente hacia otra dimensión. Inesperadamente fue golpeado por la mujer de hace un momento. La chica al leer las intenciones del joven Uchiha se acercó rápidamente estampando la palma de su mano en la cara del ojinegro.
—Dōjutsu jutsu de sello— susurró la kunoichi para después alejarse rápidamente del usuario del Sharingan.
—¿Qué…?
Sasuke no entendía que había sucedido, la mujer había sido demasiado rápida. Abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta que ya no tenía activado el Sharingan y no podía volver a activarlo. Levantó su flequillo y notó que el Rinnegan en su ojo izquierdo había desaparecido igual. Sus ojos volvieron a ser completamente negros como la noche.
—¿Qué rayos hiciste?— volteó a ver a la mujer que lo miraba burlonamente.
—Es un jutsu de sello— sacó una pequeña espada de su estuche de armas volviendo a acercarse a él— sella las técnicas oculares por un determinado tiempo.
Sasuke frunció el ceño. Jamás había escuchado sobre la existencia de un sello que hiciera eso. No supo cuándo ni cómo fue atacado por todos lo ninjas que lo rodeaban, no le quedó más remedio que pelear para defenderse. Sacó su katana y bloqueando los ataques de sus contrincantes pudo hacerles frente.
Así siguieron un buen rato por todo el bosque, Sasuke viéndose acorralado tuvo que seguir contrarrestando sus ataques teniendo cuidado de no herir de gravedad a alguien.
—Basta de juegos— el ninja de la katana se fue contra Sasuke hiriéndolo en el hombro.
El Uchiha gruño al verse casi inútil frente a la situación. Sus enemigos eran demasiados, no poder utilizar sus Dōjutsu no lo ayudaba en nada y el tener solo un brazo empeoraba aún más la situación.
A fin de cuentas no pudo hacer nada más que no dejarse matar.
—Adiós Sasuke Uchiha— la kunoichi sonrió para enseguida hacer unos sellos rápidamente con las manos lanzando un poderoso jutsu de fuego hacia Sasuke.
El pelinegro al tratar de esquivar la técnica de su contrincante, no reparó que se encontraba a la orilla de un acantilado que se hallaba en el bosque y cayó al vacío.
—Mierda…
Sasuke apretó los ojos con la frustración de hallarse en aquella situación tan ridícula.
Él, Sasuke Uchiha. El ninja que había sellado a la poderosa Kaguya en la guerra hace ocho años, a punto de morir por una estúpida emboscada de ninjas que lo atacaban sin culpabilidad alguna en la actualidad.
Lo último que pasó por su cabeza, fue la imagen de su esposa sonriéndole mientras sostenía a su pequeña hija.
Después todo se volvió negro.
...
Nos vemos pronto.
