Ojos Negros

By: Atabik

DISCLAIMER: los personajes de Vampire Knight no me pertenecen, son propiedad de sus respectivos autores, editoriales y productoras. Ésta es una historia creada por y para fans sin fines de lucro.

ADVERTENCIA: Éste fanfic contiene spoiler del manga, y escenas un poco fuertes no aptas para mentes sensibles o menores de edad.

REVIEW: Ichinose Marianne es una profesora de la academia Cross de la cual no se cuenta la historia, sin embargo, tiene alguna importancia pues los tres hombres importantes para Yuki están de algún modo ligados a ella.

Capítulo 1.-

Meras Formalidades

Kaien Cross la encontró de camino a su academia, justo después de despedirse de "sus hijos"; algo en esa mujer llamó su atención, quizá esa mirada triste y solitaria que le recordaba a alguien o ese rostro de ángel enmarcado por un largo y abundante cabello negro; o simplemente la expresión perdida de su rostro.

-¿Estás perdida?- preguntó el hombre y ella retrocedió asustada –No te haré daño, estás a salvo conmigo

-¿Quién me lo garantiza?- preguntó la chica con determinación –éste pueblo está lleno de vampiros en busca de alimento- añadió

-Tienes razón- asintió el hombre asombrado –pero definitivamente no soy uno de ellos, soy Kaien Cross…

-Director de la academia Cross- interrumpió la chica –justo me dirigía hacia allá, soy Marianne- se presentó

-¿Marianne?- preguntó el hombre intrigado -¿Marianne a secas?

-No conocí a mis padres y nunca he tenido familia, así que no tengo apellido- dijo ella como quien dice algo sin importancia

-¿Quién entonces te dio tu nombre?- preguntó el hombre

-Yo misma lo elegí- sonrió la chica como quien confiesa una travesura lo cuál, aunado a su apariencia, la hizo parecer una niña.

El director pudo darse cuenta que a pesar de poseer una linda sonrisa y una apariencia casi infantil, el gesto triste en el rostro de la chica no desaparecía.

-Así que ibas a la academia Cross, ¿exactamente a qué?- preguntó el director –Me parece que ya no estás en edad de solicitar una plaza de estudiante

-¿Me está llamando vieja?- preguntó la chica -¡Apenas tengo 20!... como sea, en realidad estoy buscando trabajo y me dijeron que la academia Cross está solicitando profesores

-Bueno yo… - dudó el profesor -¿te parece si te invito una taza de té y lo platicamos con calma?

En ese momento el estómago de la chica hizo un sonido extraño y claramente audible que delataba su hambre, la chica se sonrojó y el director fingió no haberlo escuchado. Fueron a la academia y una vez en el despacho del director y después de un reconfortante almuerzo, dio inicio la entrevista de trabajo.

Charlaron por largo tiempo y después de algunos interrogatorios de índole profesional, el director Cross terminó por contratar a la chica más por simpatía que por aptitud profesional, eso estaba por verse aún.

-Por cierto, Marianne- llamó el director antes de que se retirara –Cuando estábamos en el pueblo mencionaste vampiros, sería una indiscreción preguntar ¿cómo es que sabes de ellos y cuánto?

-No sé mucho- dijo la chica –sólo sé que los que suelen atacar a los humanos son regularmente los llamados "nivel e", los más bajos en la pirámide, sé de los "Sangre Pura" y también sé que hay quienes se dedican a cazarlos de forma "profesional"- añadió al profesional las señas de las comillas con los dedos

-¿Cómo es que sabes todo eso?- preguntó el director

-Digamos que es una forma de protegerse, además cuándo llevas tiempo viviendo en las calles te enteras de muchas cosas, la gente no suele prestar atención a aquellos que duermen en la calle…

-Escucha Marianne- dijo el director –necesito que guardes todo esto en secreto, no menciones nada sobre vampiros dentro de la academia y mientras trabajes para mí tendrás un techo bajo el cual vivir, además me gustaría que me apoyases con un nuevo proyecto que traigo entre manos.

-Me intriga director Cross…- dijo Marianne ansiosa por escuchar sobre los planes de aquel hombre que requerían tanto secreto

-Pues verás… yo no soy un simple director de instituto, soy un Cazador y últimamente…

-Entonces es usted- sonrió Marianne –el legendario cazador del que todos hablan

-¿Todos?- preguntó intrigado -¿Has hablado de esto con alguien más?

-¿Está loco?- preguntó la chica -¿Quién me creería? Ya le he dicho que la gente no suele tomar en cuenta a la gente que vive en los basureros, por lo tanto suelen tener conversaciones abiertas en las que dicen cosas que normalmente no dirían.

-¿quieres decir que te has encontrado con otros cazadores?

-Así es, por lo regular gente soberbia y petulante que cree que hace un favor a la humanidad y que se les debe rendir culto- dijo sin pensar la chica

-Etto…- se sonrojó el director –si, también los hay de esos…- añadió con cara de circunstancias

-"A pesar de que Kaien Cross está cerca, este pueblo está infestado de 'nivel e'"

-¿Qué?- preguntó confundido el hombre

-Eso es lo que suelen decir- explicó la chica

-¿Sabes? No todos los vampiros son cómo los 'nivel e', de echo hay algunos que desean vivir tranquilamente entre los humanos

-¿En serio?- preguntó la chica fascinada –Me gustaría ver eso…

-¿Te gustaría aprender más sobre vampiros y cazadores?- pregunto Kaien Cross emocionado

-¿Puedo?- dijo la chica ilusionada

-Supongo que si, así podrás ayudarme con el proyecto

El director contó a la chica sobre su idea de abrir una clase nocturna para vampiros dispuestos a convivir en paz con los humanos. Marianne escuchaba atenta y asombrada y se mostró ansiosa por comenzar con el trabajo y la preparación extra que recibiría para su trabajo con vampiros.

-Aún me queda un problema- dijo el director –Debes tener un apellido

-¿Es muy necesario?- preguntó la chica

-¿Crees poder elegirlo tu misma?

-No lo creo, de otro modo ya lo habría hecho

-Tienes razón, entonces ¿qué te parece Aoi?

-¿Aoi?- exclamó sorprendida

-Bueno, es un color que te va bien- Sonrió en director (N/A: Aoi significa azul y en las culturas occidentales es un color que relacionan con la tristeza)

-Ahora soy un color- dijo un poco deprimida (N/A: ¡ja!)

-Bien, Aoi Marianne, bienvenida a la academia Cross, desde hoy estás bajo mi cuidado

-Y a su servicio, señor director- comentó la chica

-Te mostraré tu habitación, además te presentaré a alguien interesante- sonrió

Marianne dormiría en el antiguo dormitorio de los profesores, su habitación tenía vista a un hermoso jardín y obviamente a los dormitorios de la luna. Estaba por salir a buscar el resto de sus pertenencias, cuándo de la habitación contigua salió un hermoso joven.

-Se supone que este edificio está restringido- dijo el chico serenamente -¿Quién es usted y qué hace aquí?

-Aoi Marianne- se presentó la chica –Seré una de las nuevas profesoras y el director me ha dado el dormitorio de allá para mi uso personal- señaló –Usted debe ser Kuran Kaname san, el director me ha puesto al tanto de su situación

-¿Por qué el director le ha hablado de mí? ¿Acaso usted es…?

-¿un vampiro? ¡Qué va!- sonrió –soy una simple mortal… de cualquier forma, creo que es mejor que sea él quien hable con usted del asunto

-Cierto- dijo sereno el chico -¿a dónde se dirigía? Si no es indiscreción me gustaría saber

-Al pueblo- contestó –debo ir por el resto de mis pertenencias, no esperaba tener el puesto tan pronto así que me he dejado el resto de mis cosas en el pueblo

-Si desea puedo acompañarla- dijo el chico –es peligroso andar sola por el pueblo, su sangre huele muy bien

-No quiero molestarle, mi sangre nunca ha sido una tentación para los 'nivel e', supongo que el olor a basura los repele

-Insisto en acompañarla

-En ese caso, le estaré muy agradecida

Marianne no comprendía por qué ese hermoso vampiro insistía en hacerle compañía, por otra parte, Kaname también estaba sorprendido de su propio comportamiento; no sólo había pasado por alto el fuerte olor a basura y humedad que la mujer desprendía, había logrado detectar el olor de su sangre a pesar de ello y sobre todo, había insistido en acompañarla al pueblo sin pasar por alto la naturalidad con la que hablaron de temas como vampiros, el olor de la sangre y los 'nivel e'.

Dio otro vistazo a la mujer, parecía más una niña, era bonita, parecía una muñeca, pequeña, menuda, de piel nívea, enormes ojos negros como su largo cabello que caía abundante sobre sus hombros y espalda a la altura de la cintura. Vestía toda de negro, una blusa demasiado grande para ella que llevaba arremangada a la altura de los codos con dos botones superiores desabotonados y debajo una falda negra, corta con medias y zapatos negros de piso (N/A: sin tacón). A pesar del olor, pudo notar que la chica hacía un esfuerzo por lucir presentable.

Llegaron a un callejón sin salida, al fondo podía verse una enorme mancha de sangre, varios gatos hurgaban entre la basura y las ratas hacían nido en los rincones. Marianne espantó a algunas de ellas, movió un enorme contenedor de basura con gran esfuerzo, luego un colchón viejo, roído y lleno de chinches y sacó una vieja maleta envuelta en una bolsa de plástico; se metió más en el hueco y sacó una bandeja con sus cosas de aseo personal cuidadosamente envueltas en bolsas de plástico.

-¿Aquí has vivido?- preguntó Kaname asombrado

-Hai- dijo la chica volviendo a acomodar todo –Este ha sido mi hogar por casi diez meses, no es un palacio, pero es más de lo que había tenido hasta ahora fuera de los dormitorios de instituto

-¿Qué clase de vida has llevado?

-¿Te sorprende?- preguntó burlona la chica –Los humanos hacen muchas tonterías, tienen hijos y los abandonan en los templos, luego alguien los recoge y creen que los orfanatos se harán cargo, pero siempre hay falta de recursos y entonces pasan de uno a otro hasta que llega el día en que no pueden ser adoptados y definitivamente deben empezar a vivir por su cuenta, entonces buscan trabajos y viven sin llamar la atención para evitar un encuentro con tutores inexistentes… se esfuerzan por ir a la universidad y se gradúan con honores pero sin un yen partido por la mitad, entonces no queda más que vivir entre basura y esas cosas haciendo lo mejor que se puede…

Kaname se paró en seco, Marianne lo notó y se detuvo también, se giró para ver al chico y fue recibida por los brazos de Kaname que la rodearon en un cálido abrazo. Marianne siempre había evitado el contacto físico, para ella era sinónimo de dolor, pues desde pequeña siempre había sido blanco preferido de los abusones debido a su apariencia y estatura. Sin embargo, después de la sorpresa inicial, Marianne pudo sentir los fuertes y firmes brazos que la sostenían y el peculiar olor del chico; lo apartó sin brusquedad y completamente sonrojada, giró sobre los talones y siguió andando.

-Lamento si te ofendí de algún modo, no fue mi intención- se disculpó el chico

-Sólo… no acostumbro el contacto físico- explicó la chica sin mirarlo –Na… nadie me había abrazado antes, no… no pretendí causar tu lástima

-Así que tu orgullo es inversamente proporcional a tu tamaño- sonrió el vampiro divertido

-Si quieres ponerlo de esa forma- dijo la mujer y Kaname pudo darse cuenta de que su voz sonaba forzada

-No pretendía hacerte llorar- dijo seco el chico

-No estoy llorando- dijo ella –Me sudan los ojos (N/A: ¡ja!)- explicó y soltó sus cosas deteniéndose –lo siento, no pretendía… no pensé que reaccionaría de este modo- se secó las lágrimas con el dorso de la mano y comenzó a reír –debo lucir patética de ésta forma

-Para nada- dijo Kaname secándole las lágrimas con su pañuelo –pero me gustaría borrar esa expresión triste de tu rostro

-Nadie lo ha logrado hasta ahora, así que te deseo suerte- dijo la chica –lo único que han logrado es hacer crecer ese hueco en mi interior… temo que algún día termine tragándome

-¿Qué si eso sucede?- preguntó intrigado

-Supongo que me llenaría la oscuridad

-Hablando de oscuridad… Aoi san, antes hablamos de vampiros ¿no te asustan? Quiero decir, todo el mundo dice que los vampiros son…

-Monstruos que se alimentan de sangre humana y van por allí regando muerte… eso es lo que dicen- dijo la chica –Supongo que personalmente considero más peligrosos a los humanos que a fin de cuentas hacen lo mismo con su especie…

-Serás una buena profesora, será interesante tenerte en la clase nocturna- sonrió Kaname