En las buenas y en las malas
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Un día en nuestras vidas
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Observó desde la terraza. La bahía se encontraba libre de barcos, al ser fin de semana, la mayoría zarpaba para pasar el día en medio de la calma del mar. El de ojos rosáceos fue hasta ahí con intenciones de hablar con su compañero, su amigo, ¿su dios? Hasta eso quizás y su hermano también.
—Julián —llamó Sorrento, acercándose por detrás suyo. ¿Se lo iba a decir?
—¿Ya decidiste? —preguntó rápidamente Julián.
Hubo un suave silencio antes de que el marino de Sirena respondiera.
—Me quedaré. —Julián se giró de golpe para mirar a Sorrento. Su rostro había permanecido catatónico en todo ese momento.
—Creí haber mencionado que...
—Era libre —señaló Sorrento sonriendo— y elijo quedarme. ¿Tienes alguna objeción? ¿Piensas que voy a dejarte solo? Mira Julián, pasé mi vida entera junto a ti y debo admitir que en parte fue... una farsa —murmuró apartando un poco la vista.
Julián trató de comprender las palabras de Sorrento. Pese a toda la mentira que vivieron durante esos años, el recibir la compañía incondicional de Sorrento era más que un regalo, quería agradecerle el detalle dándole la opción de ser libre y hacer una nueva vida, lejos de toda esa mentira.
Julián trato de comprenderlo.
—Cuando vine a ésta casa... Había dejado mi hogar en Austria, ni siquiera sabía de ti, de que nuestros padres se conocían, ni nada parecido. —Sorrento sonrió suavemente, entrando al interior de la mansión acompañado de Julián—. De la noche a la mañana, mamá y papá te adoptaron e hicieron lo posible para que tú te sintieras feliz siempre.
—Sorrento...
—Me enseñaron a compartir contigo —murmuró Sorrento— y tuve que soportar el hecho de que usaras mi otro nombre para reírte y huyeras de mí cuando mamá me encargaba cuidarte.
Sorrento mantuvo un halo suave en la voz que se tornó algo entrecortado.
—Cuando murieron, quedamos tú y yo —su voz adquirió su tono normal de vuelta—, y seguiremos siendo tú y yo, hasta el final de nuestros días o hasta que los dioses decidan lo contrario.
—¿A qué vas Sorrento?
—A estas alturas de mi vida, irme de éste lugar y hacer como que no participé de una de las conspiraciones más grandes en contra de un dios, y que ese dios había reencarnado en el cuerpo de mi amigo, al cual mi madre crió como si fuera su hijo propio, sería como negar que me llamo Maureen y que Maureen no es nombre de chica... ¿Entiendes? Soy tu amigo y pese a que ahora mismo estemos en una situación bastante complicada, lo seguiré siendo...
—Porque para eso son los amigos, para estar siempre, en las buenas y en las malas.
El shogun de Sirena se giró hacia el de la familia Solo con una sonrisa.
—No te vas a deshacer de mí con tanta facilidad, a eso iba.
—Ya sabía yo.
—Me alegra escucharlo, porque ya dejé mi carpeta en tu escritorio.
—No era necesario —dijo Julián, correspondiendo a la sonrisa—, sabes que eres el jefe después de mí.
Sorrento rodó los ojos.
Después de todo, eran más que solo amigos.
FIN
...
Notas del capítulo:
• Maureen: La razón por la cual le puse Maureen a Sorrento es porque me parecía un nombre muy curioso. Justamente una compañera mía de salón se llamaba así y bueno, cuando la presentaron pensamos que era un chico xD se lee Morín o Mourín.
Ya haré otro drabble para explicar más de éste tema :3
Espero que les haya gustado ^^/
