Tsunade apretó los dientes mientras arrugaba el papel en sus manos. Una orden oficial firmada por todo el Concejo Shinobi y Civil, incluso se encontraba la firma del Daimyo, aquella orden era la condena para uno de sus Shinobi. Habían condenado a un Shinobi a sus espaldas, no le habría molestado tanto si fuera otra persona, pero estaban condenando al destierro a la persona que le devolvió la sonrisa, la persona más importante en su vida.
Sin poder contener su ira golpeo su escritorio partiéndolo a la mitad. Esos desgraciados vejestorios se habían atrevido a tomar una decisión a su espalda y sobre una de las pocas personas que le importaba. Se los haría pagar, los haría arrepentir de esta decisión, lo lamentarían hasta el día que mueran. Ellos mismos habían comenzado a cavar su propia tumba y por su honor como Senju ella los haría cavar tan profundo que llegarían al mismísimo infierno.
- Shizune – levanto la vista hacia su alumna y asistente. La pelinegra temblaba ligeramente y parecía perdida en sus pensamientos, ella también le había tomado cariño al niño. Tsunade sabía que ella misma probablemente estaría igual de no ser porque ahora mismo la sangre le hervía y su deseo de venganza palpitaba amenazando con explotar violentamente - ¡Shizune despierta¡ - grito obteniendo el resultado esperado, la chica dio un pequeño salto e inmediatamente regreso a mirarla – Espero que tengas energías porque tenemos mucho trabajo que hacer –
- ¿A qué se refiere? Lady Tsunade, ya no hay nada que hacer. Incluso el Daimyo firmo – Shizune apretó la carpeta de papeles contra su pecho, le dolía enormemente lo que le estaban haciendo a un chico que siempre lucho por la aceptación de la aldea – No puede salvarlo Lady –
- ¡Te equivocas¡ - Shizune retrocedió un par de pasos intimidada por la ira en la voz de maestra – Si algo aprendí del chico es que no debo rendirme. No puedo hacer nada contra su destierro, pero me asegurare de salvar a Naruto – Shizune no entendía realmente a que se refería su maestra, pero de solo ver el brillo en sus ojos no pudo contener su sonrisa. Esta Tsunade parada frente a ella no era la misma mujer que llevaba conociendo por años. Tsunade volvió a colocarse su chaqueta a la vez que avanzaba hacia la puerta – No te quedes parada ahí, vámonos Shizune –
La pelinegra solo atino a observar la espalda de Tsunade cuando paso a su lado. Una enorme sonrisa cruzo por su rostro, nunca había visto a su maestra de esa forma. El paso firme al caminar, ese aire de grandeza, la sonrisa de confianza y la determinación desbordante en sus ojos. Todo por un simple niño, Uzumaki Naruto.
- Hai Tsunade-sama – rápidamente se dispuso a seguir a su maestra. Sabía que tenía un plan para ayudar al muchacho y ella haría todo lo necesario para apoyarla, se lo debía a Naruto, porque jamás podría terminar de agradecerle el haberle devuelto los deseos de avanza, a la mujer que consideraba como su madre.
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Habían pasado un par de días en los que Tsunade no se había detenido siquiera a tomar un vaso de Sake, en esos momentos poco le importaba su alimentación, sus vicios o los descansos. Su cerebro estaba total y únicamente concentrado en ayudar a Naruto. Había conseguido todo lo que necesitaba, ahora solo restaba hacer dos cosas.
La primera de ellas se encontraba tras la puerta. Se encontraba parada en el pasillo del hospital frente a la habitación 302, con una mano en la perilla y la otra en su corazón. Le temblaban las piernas y le zumbaban los oídos. Nunca en su vida espero encontrarse en una situación similar, tener que darle la peor noticia del mundo a su ser más querido.
Soltando un largo suspiro y armándose de valor abrió la puerta. Lo primero que vio le arrebato todo el valor que poseía. Siendo remplazado por ira en estado puro, Naruto se encontraba exactamente como lo había dejado hace tres días atrás. Literalmente poseía las mismas vendas que ella misma le había colocado. Reconocería su propio patrón de vendaje a kilómetros de distancia.
Cuando Naruto había llegado de su misión de rescate de aquel Uchiha. Aun le daba escalofríos de solo recordarlo. Naruto aun a pesar de tener dos agujeros en el pecho, con sus reservas de Chakra por el suelo y claramente al borde la muerte por desangramiento. Había traído a su amigo Sasuke Uchiha sobre su espalda hasta las puertas de la aldea, donde cayó inconsciente y a un paso de la muerte.
Habían sido los hermanos Sabaku, Gaara y Temari, quienes lo habían traído hasta el hospital y dejado a su cargo. Ella al verlo en ese estado prácticamente se los arranco de sus brazos y lo ingreso a cirugía. Gracias a su gran habilidad como médico y la regeneración acelerada que le otorgaba el Kyubi, había salido airoso de la situación. Apenas término su cirugía se encargó de vendarlo y transferirlo a una habitación ella misma, pero sus responsabilidades como Hokage le imposibilitaban quedarse a su lado. Así que se había encargado de asignar enfermeras para cuidar del chico, ahora veía que ni siquiera se habían pasado por la habitación. Era una idiota, la aldea ya le había demostrado varias veces que no apreciaban al chico, y nuevamente se lo refregaban en la cara.
- ¿Qué quieres Tsunade? – la rubia salió de sus pensamientos solo para ser golpeada duramente por las palabras de Naruto. No era solo la forma en que se refería a ella, sino también el tono de voz carente de emociones. Levanto su vista para observarlo, fue solo un segundo pero cuando sus ojos se cruzaron pudo verlo, él ya lo sabía – Si vienes a decirme que fui desterrado, llegas tarde –
Tsunade se quedó clavada en su lugar, no sabía que hacer o que decir. No creía siquiera posible que existiera algo que pudiera animarlo. Juntando un poco de valor se atrevió a mirarlo a los ojos, lo único que pudo ver fue dolor. Esos ojos azules que siempre brillaban rebosantes de energía y determinación, ese brillo fue opacado y reemplazado, solo dejando un gran vacío lleno de dolor y desesperación. Sus piernas se movieron por si solas conduciéndola hasta la silla que se encontraba a un lado de la cama. Desde esa posición podía observarlo mejor, las vendas que cubrían gran parte de su cuerpo se encontraban manchadas de sangre. Su postura normalmente despreocupada había sido reemplazaba por una abatida, hombros caídos, cabeza agachada y sonrisa inexistente.
- Lo siento – susurro Tsunade pero fue un tono de voz tan bajo que ni siquiera llego a sus propios oídos.
- ¿A qué vienes? – pregunto Naruto girando a mirarla – Supongo que a lo mismo que todos a gritarme y desearme la muerte. No es necesario, ya me lo dejaron claro –
- ¿Qué estás diciendo? – pregunto Tsunade atreviéndose a levantar la vista. Trago saliva al notar el rostro desfigurado por la tristeza de Naruto.
Naruto comenzó a relatarle como uno a uno sus conocidos habían ido a visitarle. Pero contrario a lo que él creía, no fue para felicitarlo o desearle la recuperación.
La primera había sido Sakura. Él al verla había sonreído y estaba a punto de decirle misión cumplida, cuando ella corto sus palabras con una sonora cachetada, luego se dedicó a lanzarle diversos insultos deseándole la muerte mientras lo llamaba demonio. Su golpe no le había dolido tanto como sus palabras, él que siempre velo por ella y prometió traer a Sasuke conociendo que provocaría su infelicidad.
Pero eso apenas empezaba, la misma escena se había repetido cuando minutos después Ino se presentó. Ella había ido un paso más allá, amenazándole con usar la influencia de su padre para apoyar el mayor castigo posible sobre él.
Luego le siguieron sus compañeros de los doce de Konoha. Pero no todos ellos, solo se habían presentado Shikamaru, Chouji, Kiba, Neji y Tenten. Todos se presentaron para expresar su descontento por haber lastimado a un camarada de Konoha y dar por finalizada su amistad.
Pero la cereza del pastel había llegado cuando sus dos maestros se presentaron. Kakashi y Jiraiya. Ambos habían expresado lo terriblemente decepcionados y molestos que se encontraban por haber usado una técnica como el Rasengan contra un compañero, dejándolo casi al borde de la muerte. Kakashi había expresado lo arrepentido que se encontraba de haberlo entrenado y que había creído enseñarle que los compañeros eran preciados. Jiraiya incluso llego a revocarle el derecho a convocar los sapos.
Fue entonces cuando Tsunade lo entendió. El maldito niño Uchiha quien por la minoría de heridas había despertado horas después de que lo arrastraran al hospital. Estaba segura que se había encargado de manipular la información de la batalla a su favor. Dejando parecer que había sido víctima de los ataques de Naruto sin siquiera defenderse, y gracias a la gran regeneración que le brindaba el Kyubi a Naruto, ni siquiera habría pruebas contundentes que demostraran los múltiples ataques por su Chidori. Si, Tsunade quería poner la cabeza del Uchiha dentro de un gran cuenco con ramen y dársela de comer a los perros.
- Ninguno dejo que hablara. Sabes Tsunade – la rubia trago saliva ante el tono tan deprimido y aburrido con el que hablaba – Sasuke también me ataco a matar, 2 huecos cerca de mi corazón eran suficiente prueba ¿Verdad? Tú los viste – Tsunade asintió levemente – Pero seguro que a Sasuke no le dirán nada. De hecho, seguro que lo nombran Héroe por conseguir el destierro del Demonio –
Tsunade apretó los puños con rabia, si hace unos días creía estar cabreada por el destierro de Naruto. En este mismo momento tenía las ganas de salir a pasear por la aldea con una enorme bolsa en su mano, donde guardaría la cabeza de todos los que habían dañado el noble corazón del chico. Comenzando por aquella pelirosa que hacía llamarse Kunoichi y terminando por aquel vejestorio de Jiraiya, obviamente iba a preparar un estante especial para la cabeza de todos y cada uno de ellos.
- Hace unas horas vinieron esos viejos del concejo – Tsunade detuvo sus pensamientos para concentrarse nuevamente en las palabras de Naruto – Dijeron que estaba desterrado y nombraron un montón de causas que ni siquiera escuche. Ya no me importa, ya me había resignado, ya no me quedaba nada ni nadie – Naruto se abrió su bata de hospital mostrándole a ella su pecho. Tsunade se llevó ambas manos a la boca, las heridas producidas por los ataques de Sasuke habían desaparecido totalmente, pero en su reemplazo se encontraba un largo corte vertical el cual ya se encontraba cicatrizando gracias al Chakra del Kyubi – Clave un kunai en mi pecho y lo abrí lo suficiente para clavarlo en mi corazón ¿Y sabes qué? – Tsunade no sabía que le daba más escalofríos. El hecho de que Naruto se había intentado suicidar porque nadie lo vigilaba o la tétrica sonrisa con la que lo relataba – Parece que ni siquiera tengo permitido morir, el zorro no me dejara hacerlo, tardo solo unos segundo en reparar el agujero. Perdí todo Tsunade. Mis amigos, mis compañeros, mis maestros, mi aldea. Todo – Naruto soltó un largo y pesado suspiro mientras cerraba con fuerza los ojos – No. No los perdí, es estúpido de mi parte pensar que alguna vez lo tuve, yo jamás tuve nada. Mi vida entera ha sido un desperdi… -
*BOFETADA*
Naruto abrió los ojos con sorpresa solo por un segundo. Pero luego relajo sus facciones notablemente. Tsunade probablemente se había cansado de escuchar sus patéticos lamentos y había decido por fin gritarle y despreciarlo como todos los demás. Cerró sus ojos esperando que ella diera la última puñalada que faltaba en su vida.
- Te equivocas – Naruto se tensó al sentir como los brazos de la Sannin lo rodeaban por el cuello. Tsunade lo acerco delicadamente hasta dejarlo descansar en su pecho – Tu nunca hiciste nada malo, los ayudaste y protegiste a todos ellos. Pero esta aldea está podrida desde sus raíces, me avergüenza llevar el apellido Senju – Tsunade sabía que su abuelo Harishama, el fundador de la aldea nada tenía que ver con la situación actual. Pero estaba tan asqueada de esa aldea que odiaba todo en ella – Me da asco poseer el título de Godaime Hokage –
- ¿Ba-chan? – pregunto Naruto totalmente desconcertado por las palabras que salían de su boca. Tsunade se separó lentamente pero sin romper el abrazo, solo lo suficiente para verlo a los ojos.
- Te equivocas al decir que no tienes nada – Tsunade acaricio los cabellos del joven con una de sus manos – Puede que no sea mucho, pero me tienes a mí. Soy vieja, gruñona, alcohólica y muy agresiva – Tsunade tomo entre sus manos los cachetes del rubio obligándolo a sonreír – Pero te hablo desde el corazón cuando digo que eres lo más importante que tengo y que jamás voy a abandonarte –
- Yo… yo… - Tsunade sonrió con ternura al notar que Naruto intentaba articular una frase mientras luchaba contra las lágrimas que se asomaban por el rabillo de sus ojos. Inmediatamente volvió a abrazarlo con fuerza dejando que él desahogara su dolor tanto tiempo como quisiera.
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Shizune se mordía la uña del pulgar ante los nervios. Hacía casi una hora que su maestra había entrado en la habitación de Naruto y desde entonces no sabía nada. Las piernas comenzaban a dolerle de tanto caminar en círculos por el pasillo. Tenía unas enormes ganas de abrir esa puerta para saber que sucedía. Pero el miedo a su maestra y a molestar al rubio se lo impedían.
Pero todo su miedo, sus nervios, la incertidumbre y su paciencia se fueron a la basura cuando escucho aquel llanto. Un llanto tan desgarrador, desconsolado y fuerte, que pedía a gritos la necesidad de un abrazo, ese llanto era tan fuerte que ya nada le importo. Abrió la puerta de golpe y la escena que se encontró le impidió continuar respirando.
Naruto se encontraba llorando a pulmón abierto, gritando y maldiciendo desconsoladamente mientras se aferraba con fuerza al pecho de su maestra. Mientras que Tsunade acariciaba delicadamente los cabellos de Naruto, y lo que más le sorprendió fue como Tsunade mordía su labio con fuerza dejando caer unas silenciosas lágrimas.
No lo soporto un segundo más y tras cerrar la puerta de la habitación, literalmente corrió hacia la cama. Sentándose en silencio detrás de Naruto y envolviéndolo con sus brazos se pegó a su espalda. Dejando a Naruto envuelto en un abrazo por ambas, intentándole transmitir la seguridad y el cariño que necesitaba.
Cerca de media hora es el tiempo que había tardado Naruto para calmar su llanto. Él no había llorado mientras sus lazos se iban rompiendo uno a uno, no pensaba darles el gusto de verlo derrumbarse. Pero al conocer que aún había alguien que lo apreciaba, su corazón no pudo esconder más sus sentimientos. Solo necesitaba eso, una persona a su lado, bueno, dos.
- ¿Mejor Naruto? – pregunto Shizune al separarse para poder obsérvalo, el rubio se giró respondiéndole con un asentimiento y aunque quiso sonreírle no pudo hacerlo.
- Mejor así, ahora mocoso vístete y ve por tus cosas – ordeno Tsunade parándose a un lado de la cama – Shizune te acompañara – la pelinegra asintió mientras tomaba la mano de Naruto – Los veré en una hora en la puerta oeste. Tenemos un largo viaje – agrego mientras se dirigía a la salida.
- Ba-chan espera – la mujer se detuvo para mirar sobre su hombro al rubio - ¿Tenemos? – pregunto ladeando la cabeza.
- Sí. Tenemos, te veo luego – Tsunade levanto su mano a modo de despedida mientras cruzaba el marco de la puerta.
Ahora que se había asegurado que Naruto no se derrumbaría, al menos no en ese momento. Debía atender su último asunto pendiente, así que con una sonrisa en su rostro se encamino hacia la sala de reunión del Concejo.
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Tsunade soltó un largo suspiro antes de abrir la puerta doble de la sala de reuniones. Apenas puso un pie dentro todas las miradas se voltearon hacia ella. Los susurros comenzaron a recorrer la habitación, lo que provoco que sonriera. Había jurado que pagarían lo que le hicieron a Naruto y este, era solo el primer paso.
- Tsunade ¿Podemos saber a qué se debe esta repentina reunión? – Tsunade inmediatamente dirigió su vista hacia Danzo y tuvo que aguantar sus ganas de romperle la cara de un puñetazo. Ese vejestorio sonreía arrogantemente y sabía que se debía a que actuó a su espalda y ella nada podía hacer – Además llevamos esperando media hora… Si es sobre Uzumaki sabes que no puedo hacer nada. Ni siquier… -
*ESTRUENDO*
Todos en la sala dieron un salto en sus sillas ante el estruendoso sonido que retumbo en la sala haciendo vibrar levemente la habitación. Tsunade había golpeado el piso con su pie, provocando no solo un silencio sepulcral sino también un pequeño cráter bajo su pie.
- Mejor así – Tsunade avanzo un par de pasos mientras todas las miradas estaban clavada sobre ella. Al quedar en el medio de la sala recorrió con su mirada a cada uno de los presentes – No se preocupen no tomare mucho de su tiempo –
- Tsunade-hime ¿Qué es lo que dese… - Homura se atraganto con sus palabras cuando la iracunda mirada de Tsunade se posiciono sobre él.
- Les recomiendo a todos en la sala que guarden silencio hasta que termine de hablar – Tsunade hizo crujir los dedos de su mano derecha para dejar clara su amenaza, espero unos segundos pero al no recibir quejas, continuo – Si, como sabrán, esto se trata de Uzumaki Naruto. Pero no vengo para intentar convencerlos de disolver su destierro – volvió a recorrer con su mirada a los presentes y al notar la sonrisa que poseían, no pudo evitar sonreír ella también. Quería ver si podrían mantener esa sonrisa cuando terminara de hablar – Solo quería expresarles lo decepcionada y asqueada que me tienen cada uno de ustedes. Sabía que eran solo un montón de inútiles, pero expulsar al mejor Shinobi de Konoha, me dan pena –
- Tsunade será mejor que te retract… -
- Hiashi si quieres conservar tu hombría, cállate – Tsunade alzo su puño en dirección al Hyuga, quien al ver la mirada asesina de la mujer trago con fuerza – Solo quería hacerles saber que me no puedo soportar pertenecer a esta aldea. Mis antecesores deben estar revolcándose en sus tumbas si saben en lo que se ha convertido esta aldea – Tsunade saco dos cartas de su chaqueta y camino hasta dejar ambas delante de Danzo.
- ¿Qué es esto? – pregunto alzando su única ceja visible con curiosidad.
- Mi autoridad como Hokage me permite tener acceso a todos los archivos antiguos de la aldea. No crean que solo me senté a beber en mi oficina – Tsunade sonrió con burla mientras volvía al medio de la habitación – Obviamente esto ustedes no lo sabían debido a que son idiotas, pero Uzumaki Naruto posee una gran herencia y usando uso de mi poder como su tutora legal he decido reclamar dicha herencia y usarla para su bien –
- ¿Herencia? ¿Tutora? De que hablas Tsunade – Danzo se paró de su asiento golpeando la mesa, claramente no estaba enterado de eso. Tsunade le regalo una enorme sonrisa de superioridad, él no sabía de eso porque esos documentos solo eran accesibles para el Hokage actual.
- ¿Acaso no lo sabias? – pregunto Tsunade fingiendo estar sorprendida. Agradecía que Sarutobi haya dejado aquel plan, bendito anciano astuto, incluso muerto se la seguía jugando a todos – Como Hokage tengo el poder para designar un tutor legal para los Shinobis menores de edad si lo creo necesario. Claramente no dejaría a nadie a cargo de Naruto así que me elegí a mí misma – Tsunade soltó un pequeño suspiro de alivio, hace dos días cuando comenzó con este plan había estado a punto de designar a Jiraiya como su tutor legal, por suerte se había arrepentido a último momento. Estúpido Jiraiya – Y como su tutora mantendré su herencia a salvo hasta que él decida reclamarla. Pueden verificar que todo es legal, todos los archivos están enumerados en la primera carta –
- ¿Y la segunda? – la rubia sonrió ante la pregunta de la anciana Koharu.
- Como ya deje claro. Me decepciona demasiado en la aldea que se convirtió Konoha – Tsunade negó de manera dramática mientras intentaba contener su risa. Con un pequeño vistazo a la sala vio que algunas personas ya habían logrado descifrar todo su teatro. Shibi Aburame y Shikaku Nara, eran dos Shinobis realmente inteligentes y, tal vez, por eso eran los únicos que no firmaron a favor del destierro de Naruto – No puedo, ni quiero pertenecer a la misma aldea que ustedes – Tsunade se giró en dirección a la puerta y cuando se encontró en el marco regreso la vista mirando sobre su hombro – La segunda carta es mi renuncia como Godaime Hokage –
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Saben este fic surgio de algo que siempre me molesto.
En el 90% de los fics que he leído en que Naruto es desterrado, Tsunade siempre se queda cruzada de brazos y no hacia nada. No intentaba impedirlo, no intentaba remediarlo. Simplemente se limitaba a llorar y pedir disculpas.
En el otro 10% va un poco mas alla. Suele cortar algunas cabezas, degradar algunos rangos a los que traicionan a Naruto y revela la identidad de sus padres. Solo para hacerles ver el enorme y estúpido error que cometían.
Por dios, hablamos de Tsunade, la mujer que demostró tener mas fuerza física que el Raikage. Y con un temperamento del cual no necesito ni hablar.
Ella que siempre demostró una confianza ciega por Naruto desde que gano la apuesta. Siempre recordándole a todos de lo que es capaz Naruto y siendo de las primeras en apoyarlo. La verdad es que siempre me parecio curioso no encontrar un fic en que ella tomara medida mas drásticas, mas apegadas a su estilo. Apostar a un todo o nada. Me molestaba leer como ella simplemente se quedaba cruzadota de brazos ante el destierro de Naruto en cada fic, por Kaguya, Tsunade no es asi.
Llamarme loco pero creo que es mas probable que ella se exiliara a su lado, que quedarse en la aldea. Vamos, solo es por Naruto que ella regreso a Konoha, y si su motivo se va ¿Para que quedarse?
Me gustaría que compartieran sus opiniones sobre esto conmigo, se abre el debate.
Tambien si les gusta este capitulo piloto y quieren ver mas. Sino simplemente quedara aquí como capitulo único de algo que podría suceder realmente ante el acto de destierro de Naruto.
Sin mas que decir, me despido. Bye bye
