Autora: Naleeh

Título: "Blanca es la nieve" chapter 1

Categoría: Instituto Ouran Host Club

Género: GeneralHumor

Rating: K+

Summary: Haruhi sola en un viaje escolar con los CHICOS de su antiguo instituto, no es algo que Tamaki Suô pase por alto. El Host Club se verá obligado a intervenir y compartir unas plebeyas vacaciones en un mugriento albergue de estudiantes.

N.A: Es mi primer fanfic en la categoría de Ouran. Trato que mis fics sean los más fieles posibles a los personajes, aunque como es el primero que hago sobre esta serie, estoy todavía analizando el terreno. Espero que el experimento salga bien y el trabajo de sus frutos. ¡Que os guste mucho!


Para Gaby Wolf que me debe un intercambio 2x1 ;)

"BLANCA ES LA NIEVE"

1.

La semana blanca es, para muchos países, un periodo corto de tiempo en el que las clases se detienen para disfrutar de una de las muchas maravillas de la naturaleza: La nieve. Bien lo hagas con tus familiares o amigos más allegados. También puede definirse como la excusa perfecta para poder alargar las vacaciones de invierno, terminar los deberes pendientes y en el mejor de los casos descansar.

De cualquier modo, vayas a salir fuera o no en estos días, hay una cosa que seguro no entra en los planes de nadie. Al menos, no en los planes deseados. Una persona con un mínimo de inteligencia, jamás en su sano juicio, desearía tener que escuchar las incoherencias de Tamaki Suô más de dos horas seguidas.

Afortunadamente, hay una manera muy sencilla de evadirse de esto: Haciendo ver que estás muy ocupado en otra cosa. Lo que también se conoce bajo el nombre de "desconectar". El hecho de saber colar una frase apropiada en el momento indicado, fingiendo que la conversación te resulta de lo más fascinante, bastará para poder librarte de él hasta un tiempo exacto de 17 segundos. Aunque desconectar de Tamaki, no puede ser jamás cien por cien beneficioso...

-¡¿Interesante¿Qué quieres decir con eso? -bramó el chico, tirándosele al cuello y comenzando a zarandearlo, ignorando que era una persona y no un muñeco de trapo. -¿¡Te resulta interesante que puedan violar a nuestra hija?!

Kyôya lo apartó a un lado y se alisó el cuello de la camisa y corbata con la mano. Luego le dirigió una frívola mirada que consiguió helarle la sangre.

¿En qué mal momento de su vida se le había ocurrido decirle dónde pasaría Haruhi esas vacaciones?

-Tiendes a exagerar todo demasiado. Ése es tu problema. -suspiró. -Ranka me dijo que tampoco se mostró especialmente encantada con la idea. Sólo lo hizo porque sino el viaje no les salía rentable.

Silencio sepulcral.

Tamaki se llevó las manos a la boca, escandalizado al oír esto último.

-¿Rentable? -balbuceó. -¿Me estás diciendo que esa chusma va a quitarle a nuestra querida y adorada hijita el poco dinero que tiene? - arremetió de nuevo. -¡Eso es inadmisible¡No sólo la secuestran durante una semana llevándosela en contra de su voluntad¡También quieren su dinero!

-No debería haberte contado nada cuando preguntaste. Debí suponer que por mucho que te explicara, no lo comprenderías nunca.

-¡Por supuesto que lo he comprendido! Lo he entendido todo. -le acusó dolido, señalándolo con el dedo. - Esos estúpidos viajes escolares de la plebe necesitan un mínimo de personas para que puedan pagarse la estancia. Por eso contra más gente vaya muchísimo mejor.

Kyôya dejó de apuntar en su cuaderno y miró a Tamaki temiéndose lo que ocurriría a continuación. Cuando el chico se ponía serio, después de una crisis neuronal aguda, los planes que su mente elaboraba seguidamente eran dignos de echarse a temblar. Aunque también eran inevitables...

-¡Kyôya¡Consigue el número de teléfono de ese chico! -ordenó tajantemente. - Después ya puedes ordenar que te hagan el equipaje.

No se podía tener ni una semana de tranquilidad... No con Tamaki Suô.


Hogar de los Fujioka, hace dos días...

El teléfono sonó insistente sobre la mesita del recibidor. Tras unos cuantos timbrazos, Haruhi se decidió por atenderlo. Aunque su padre se encontraba en casa, no estaba muy por la labor de contestar llamadas de ningún tipo.

Descolgó.

-¿Quién es? Soy Haruhi -informó de antemano, antes de que cualquiera de las compañeras de trabajo de su padre, comenzara a hablarle desenfrenadamente.

Sin embargo y para su sorpresa, esta vez la llamada era para ella.

-¡Haruhi-chan! -saludó una voz femenina al otro lado del aparato. Le llevó unos segundos reconocerla. -¿Sabes quién soy?

La chica sonrió y se sentó en el suelo, comenzando a enredarse con el cable telefónico. Aquella conversación iría para largo.

-Satoko-chan. -adivinó contenta. - ¿Qué tal estás? Hacía meses que no hablábamos. Arai-kun me dijo que también te habías cambiado de instituto. ¿Ahora estás en clase con Kenichi y el resto, no?

-Sí, yo también estuve hablando con él. -rió la otra. - De echo acabamos de colgar ahora mismo, y me ha pedido que por favor te convenza. ¡Así que no puedes negarte!

-¿Convencerme? -inquirió con curiosidad. -¿Para qué?

-Tengo que pedirte un favor, Haruhi. -comenzó. - En mi clase se ha preparado un viaje a la nieve muy improvisado. Iremos a esquiar, a patinar sobre hielo y estaremos en un albergue muy cerca de las pistas. Pero... Se ha desapuntado un montón de gente a última hora y a lo mejor tenemos que cancelar la salida.

-Vaya... Lo siento mucho.

-¡No pasa nada¡Por eso te llamo! -exclamó con energía. -¡Tienes que venirte Haruhi!

La chica parpadeó varias veces, tratando de asimilar lo que su amiga le estaba pidiendo.

¿Un viaje¿A la nieve¿A esquiar? Tenía muchas cosas que hacer, trabajos por terminar y esperaba descansar de gente en esos días. Bastante tenía con el Club de Host.

-No puedo ir. Es un viaje de tu instituto. -quiso solucionar enseguida y dar el tema por zanjado. Pero Satoko no se rindió.

-Es lo de menos Haruhi. Ya nos conoces a todos. Va a terminar siendo una excursión como las que hacíamos en los viejos tiempos. ¡Solo amigos! Así todos podrán verte, hablaremos contigo y nos lo pasaremos bien. -prosiguió. - Ya sabes, tiene que haber un mínimo de personas para que el viaje pueda hacerse y por una no llegamos. Te necesitamos, Haruhi.

-Pero... Yo no sé esquiar, ni patinar, no me gusta mucho el frío... -comenzó a excusar. - Además, tengo entendido que alquilar el equipo es muy caro. Seguro que cualquier otro del grupo se apunta.

-Es que ese es el problema... Tú lo has dicho: Otro. Por el momento soy la única chica apuntada y mis padres no me dejarán ir si no va por lo menos una más conmigo. ¡Y si no voy yo el viaje se cancelará! Todos tendrán que quedarse sin vacaciones, les romperemos la ilusión, les privaremos de una parte muy importante de su juventud...

-Satoko... -la interrumpió la chica. -No dramatices, anda.

-¿Entonces vendrás? -insistió una vez más.

Haruhi suspiró resignada.

El que hubieran decidido que aquella chica fuera la que debía hablar con ella no era casualidad. Satoko tenía una facilidad innata para convencer a las personas a hacer casi cualquier cosa. Y ella, era una chica de fácil persuasión. Era consciente de ello. Con tan sólo decirle que si no acudía, los demás se quedarían sin vacaciones, comenzaba a sentirse increíblemente culpable.

-¿Qué día es el viaje? -se atrevió a preguntar temblorosa. Dudaba que le quedara escapatoria.

-Salimos este viernes por la mañana. Estaremos allí cinco días solamente. Tendremos alquilado un autobús, así que no te preocupes por el transporte. Además, el viaje está muy bien de precio. ¿No ves que el albergue es gratis para los estudiantes?

La joven se llevó una mano a la barbilla pensativa. Tenía algo de dinero que le había sobrado de los regalos de navidad. Pensaba haberlo guardado para cuando llegara algún cumpleaños, o ir gastándolo poco a poco, pagándose las comidas y las fotocopias en el Ouran. Tal vez no estaría mal pensar en ella (en realidad es en los demás) y hacer un viaje con los antiguos amigos.

Eso era, un viaje sin mucho dinero, sin objetos lujosos y con calcetines por enmendar.

Sonrió acordándose de todas aquellas cosas buenas, de las que ya casi se había olvidado.

-Está bien... ¿Entonces quiénes iríamos? -accedió finalmente.


11h del Viernes. Primer día de la semana blanca...

Haruhi y Satoko habían decidido coger el metro hasta la plaza dónde habían quedado con los demás. Aquel era el punto de encuentro; el lugar dónde iría a recogerlos el autocar hasta llegar al albergue.

Ambas iban cargadas con dos pesadas bolsas, en las que habían metido lo indispensable para poder pasar una semana fuera de casa. Nada que no fuera fundamental.

Después de subir por la salida de a pié, ya que los ascensores estaban estropeados, las dos chicas sudorosas e incapaces de seguir sosteniendo por más tiempo aquel peso, alcanzaron a distinguir al resto del grupo.

-¡Haruhi-chan¡Satoko-chan! -las llamaron encantados. Luego corrieron a su encuentro a ayudarlas con el equipaje.

-¡Qué alegría verte Haruhi!

-¡Vaya¡Te has cortado el pelo¡Pareces un chicote! -reían sus antiguos compañeros.

Y así, entre varias risas y gratos recibimientos pasaron el rato hasta que, Kenichi, uno de los más altos del grupo, cayó en la cuenta de que faltaba algo.

Se giro a Haruhi que reía encantada junto a Arai-kun y Tsukasa, y le llamó la atención con dos leves golpecitos en el hombro.

-¡Ah¡Kenichi! Perdona, no te he saludado como es debido. -se disculpó al girarse y verlo. -Tienes muy buen aspecto. -sonrió.

Este le devolvió la sonrisa. Pero en lugar de preguntar sobre ella y hablar de lo maravilloso que es el tiempo, le soltó:

-¿Cómo es que has venido sola?

Todos se quedaron mirándolo en silencio y luego clavaron sus ojos en Haruhi, que parecía más perdida que un pato en un garaje con las luces apagadas.

-¿A qué te refieres? He venido con Satoko-chan.

La chica asintió a su lado corroborándolo.

-No me refiero a eso... Me refiero a que... ¿Dónde está el resto?

-¿Qué resto?

-Pues el resto.

-¡Ah! -exclamó otro chico a su lado. - El chaval que te llamó ayer a última hora¿No¿Cuántos se apuntaron¿Dos más?

-¿Dos más? -preguntó Satoko. -Podríais haberlo avisado, antes. -les espetó dolida. - Yo creía que ya estábamos todos.

-¿Entonces hemos de esperar aún a más gente? -inquirió Haruhi. -Vaya, entonces espero que no se haga muy tarde.

-Sí, se apuntaron dos pero... -habló Kenichi de nuevo. - Luego volvieron a llamar y se apuntaron otros dos... Y esta mañana a primera hora otros dos. Así que a no ser de que surja algún intendente más de aquí hasta que llegue el autocar, hemos de esperar a seis personas.

-¿Son compañeros vuestros de clase? -preguntó Haruhi interesada. - ¿O quiénes son?

-¿Eh¿No lo sabes Fujioka? -se extrañó Kenichi.

-¿Cómo quieres que lo sepa?

-Pues no sé¿No te han dicho nada¿Por qué te crees que te he preguntado?

-¿Decirme¿A mí¿Quiénes han de decirme el qué?

Justamente en ese mismo instante, el nombre de la chica se escuchó a voz en grito desde la otra punta de la plaza.

Primero rezó porque fueran alucinaciones sonoras. El eco, el viento... Cualquier cosa le valía. Ni siquiera se atrevió a girarse para no cerciorarse de ello. Sin embargo, pocos segundos después, el recibimiento habitual resultó inconfundible...

Primero un ligero tirón de hombros en su lateral izquierdo; segundo, otro tirón idéntico al anterior desde el lateral derecho. Media vuelta y...

Atrapada.

-¿Nos echabas...

-... De menos?

Aquello debía ser una pesadilla. Tenía que ser una pesadilla. Un sueño habría sido mucho más bonito... ¿por qué estaba dormida, verdad? Haruhi, despierta...

-No...

-¡Ah sois vosotros dos! -exclamó Arai nada más verlos aparecer. -Me alegro volver a veros.

Parecían sacados de una revista de deportes de invierno. El primero de ellos con pantalones de corte cargo en beige y un enorme chaquetón militar en granate, con capucha de alguna extraña piel seguramente traída de la Antártica. El segundo vestía muy parecido al primero, sólo que con colores invertidos y una bufanda que le llegaba casi hasta los pies, en tonalidades grises y plata. Además había decidido adornar su cabeza con unas gafas de ventisca.

Miraron al pobre chico con cara de pocos amigos.

-¿También has venido tú? -preguntaron al mismo tiempo, señalándolo sin tapujos. -Parece que estás obsesionado con Haruhi siguiéndola allá a donde vaya. ¡Eres un acosador!

Arai se quedó helado. No era el recibimiento que se esperaba.

-¡Mirad quiénes fueron a hablar! -les reprochó la otra, bastante, muy enfadada. -¡Hikaru¡Kaoru¿Qué estáis haciendo aquí?

Ambos se encogieron de hombros.

-Recibimos un chivatazo de unas vacaciones esta misma mañana y no dudamos en apuntarnos.

-No nos perderíamos por nada del mundo una semana de esquí en los Alpes.

El resto de chicos se quedaron contemplando el cuadro en completo silencio. Comenzaron a dudar sobre si era bueno que aquellos los acompañaran en su salida a la nieve. Satoko no pudo evitar cuchichear por lo bajo: "¿A los Alpes¿Pero de qué van estos dos¿Son ricos o qué?"

-¿QUÉ? -bramó Haruhi incapaz de decir otra cosa. -¿Cómo que a los Alpes¡Nadie ha dicho que fuéramos allí!

Los gemelos se miraron entre ellos pensando en varias posibilidades.

-¿Entonces cuándo vais a esquiar no vais allí? Es lo más normal...

-¡Vamos a ir a una montaña de aquí al lado¡Solo está a una hora en coche! -aclaró la chica.

-Aaaah... Debimos haberlo supuesto. -se percató Kaoru.

-La plebe no tiene suficiente dinero para salir del país aunque nosotros nos apuntemos. -sentenció Hikaru.

Haruhi ya casi no se sentía las manos de la fuerza con la que cerraba los puños.

-Entonces no sé porqué trajimos tantas cosas.

-¿Trajisteis?

Los dos asintieron y señalaron a una decena de camiones aparcados en batería cerca de la plaza. Varias personas se habían acercado allí para curiosear.

-¿Qué demonios es eso? -quiso saber Haruhi. Aunque sabía que se arrepentiría de haberlo preguntado.

-¡Qué va a ser, tonta¡Nuestro equipaje!

Los ojos de los antiguos amigos de la joven no cabían en sus órbitas.

-Lo indispensable para poder disfrutar de unas vacaciones en la nieve. -aclararon. - Dos motos de nieve, diez pares de esquíes a conjunto con el resto del equipo...Los ha diseñado mamá...

-¡Sólo hemos cogido uno para cada día!

-Sí. Y también las tablas de snowboard, los trineos, unos cuantos perros Akita...

-Básicamente lo indispensable. -zanjaron finalmente.

Haruhi fue a abrir la boca para replicarles, despacharles y prohibirles que se adjuntaran a sus propias vacaciones con toda esa jeta que tenían. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, cuatro limusinas más (acompañadas también de respectivos camiones, que ya no cabían aparcados en la plaza) hicieron su aparición.


Fin de éste capítulo...

N.A: No soy partidaria de ninguna pareja en especial de esta serie, aunque supongo que habrá algunas que me motivarán más que otras. Por eso mismo no tengo pensado nada acerca de esto para el fic, no obstante, aceptaría sugerencias.

Si queréis que lo continúe ya sabéis lo que tenéis que hacer. ¡Bombardearme a Reviews! XD