NOTA AUTORA: ¡ALOHA fanáticos de K-On! tantas lunas sin vernos, aquí les traigo un nuevo Fic para su entretención. Cambié un poco mis clásicos Fics por algo un poco más novedoso, solo espero lo disfruten.

Sin más a leer..

NOTA: K-ON! NO ME PERTENECE Y JAMÁS EN LA VIDA ME PERTENECERÁ!


Eran cerca de las seis de la tarde de un día otoñal, en el aire se podía sentir el suave y característico aroma, propio del invierno adosándose. Como toda tarde conforme a la estación se podían distinguir las coloridas hojas caer de los grandes árboles, dejando un privativo y colorido realce en los escalones de entrada al hogar de la familia Akiyama.

- ¿Te has fijado lo linda que se ven las hojas caer desde aquí? - Dijo Ritsu quebrando el silencio que existía hace minutos en la cálida habitación de su mejor amiga Mio.

- Pensé que estábamos estudiando - Respondió la morena frunciendo el ceño y cerrando enorme libro que sostenía entre sus manos con disgusto.

- No te molestes Mio - Mencionó con una sonrisa nerviosa mientras con las manos hacía un gesto para suavizar el impulsivo humor de su estudiosa y aplicada compañera - Sólo me distraje un poco con ese árbol -Dijo indicando con su mirada la enorme arboleda que se divisaba por la ventana de aquella habitación - ¿No crees que se ven muy lindas? - Continuó diciendo la ambarina mientras apoyaba su mentón en la mano derecha, sin quitar aquellos ojos color miel de las hojas que se dejaban caer con el viento.

- ¿Te picó algo? - Contestó algo desconcertada la bajista al ver tan extraña actitud en su hiperactiva amiga - ¡No!, ya sé, tienes fiebre ¿verdad? - Dijo con tono de burla mientras le tocaba la pronunciada frente a la castaña.

-¡Claro que no! - Dijo con algo de molestia retirando la mano un tanto fría de su amiga.

- ¿Entonces?, tú no eres de estar divagando y pensando en cosas lindas, a menos que… - Existió un silencio algo incomodo que pronto se rompió - Estés…enamorada - Finalizó con una mirada con semblantes de intensa curiosidad.

- ¿¡Qué tiene que ver eso con las hojas!? - Respondió tratando de sonar molesta para esconder el evidente nerviosismo que recorría su sangre - Parece ser que la que tiene fiebre es otra -Continuó frunciendo el ceño mientras se ponía de pie para detallar absoluto disgusto ante el tema.

- No, yo no tengo fiebre y sí tiene que ver - Dijo la morena poniéndose de pie frente a su mejor amiga - Muchos libros definen que esa actitud que has tenido hace unos instantes es precisamente estar enamorada - Prosiguió diciendo con mucha seguridad para desafiar la altanera actitud de Ritsu.

- ¿Ah sí? - Respondió perpleja y con algo de temor brotando de sus poros mientras observaba aquellos ojos color gris tan seguros de sí - Yo…- Dijo bajando su vista rápidamente para fijarla en algún punto sin fin del suelo tratando de esconder el evidente rubor que tomaba su piel.

Una inexplicable sensación helada recorría el cuerpo de Mio al ver tan inesperada reacción en la castaña, ese extraño efecto transitaba por cada arteria y vena de su cuerpo hasta detenerse en el centro de su pecho dificultando su respirar.

- Eso…¿Es un sí? - Preguntó con dificultad mientras se esforzaba por mantener muy dentro de sí aquella dolorosa sensación presionando casi el centro de su alma.

- Mio, no tenemos que hablar de esto - Respondió nerviosa mientras caminaba hasta la cama y se sentaba en ella con clara vergüenza, para posteriormente fijar su vista en las zapatillas que tenía puestas.

- Claro que sí - Dijo la ojigris acercándose a la castaña -¡Dime de una vez! - Insistió impaciente mientras se arrodillaba frente a ella para quedar casi a la misma altura de la baterista - ¿Te gusta alguien? - Finalizó tratando de buscar la mirada de la ambarina que seguía mirando un punto muerto en aquel piso.

El sonrojo se hacía ver en las mejillas de Ritsu, involuntariamente los latidos de su corazón acrecentaban el ritmo y la fuerza, de reojo veía los reclamantes y penetrantes ojos color gris observándole, tragó saliva con dificultad mientras miraba el cielo tras la ventana de esa habitación, luego inhaló y exhaló profundamente para armarse de valor.

-Sí - Respondió suave y temerosa la avergonzada ambarina mirando los ojos de su mejor amiga.

A pesar de sospechar la posible respuesta una punzada atravesó el pecho de la morena, su mente quedó en blanco y sintió como el alma se apartaba de su cuerpo dejando un vacío recóndito en sí. Con gran dificultad sacó fuerzas para mantener su postura y seguir.

- Quiero…saber de quién - Habló la bajista sin mayores expresiones.

- Prefiero que no - Indicó la ojimiel haciendo el intento para ponerse de pie, pero las suaves manos de la pelinegra detenían sus brazos con fuerza desmedida - Mio, me haces daño - Expuso nerviosa al no poder zafarse de la bochornosa situación.

Hábilmente la bajista tomó el rostro de la castaña entre sus manos para verle a los ojos derechamente, se observaron de cerca como muchas veces lo hicieron, pero ahora con toques de profundo temor en ambas miradas.

- ¿De quién te enamoraste Ritsu? - Preguntó la morena demostrando seguridad a pesar de lo frágil que sentía su interior.

Sentía como el involuntario calor de sus mejillas se aliviaba con las frías y contradictoriamente cálidas manos de Mio, podía apreciar el sumiso tacto de aquellos pulgares rosando casualmente la comisura de sus labios. El corazón le palpitaba con ímpetu y podía asegurar que a la corta distancia que mantenían la pelinegra apreciaba su latir. Apretó su mandíbula mientras tragaba la seca y amarga saliva de su boca, cerró sus ojos con fuerza, exhalo la tensión que la contenía y respondió.

- De ti Mio - Dijo mientras sus mejillas tornaban nuevamente el color rojizo propio de la vergüenza que sentía.

Nuevamente un estremecedor frío recorrió el interior de la ojigris, las reacciones de su cuerpo no conseguían salir, se encontraban prisioneras de aquel frio inescrutable, no podía procesar la respuesta que había recibido y esa extraña sensación se reflejaba indeliberadamente en su rostro.

- Lo lamento Mio, sabía que no tenía que decirte nada - Expresó la baterista melancólicamente mientras tomaba las manos que aún sujetaban su rostro, para luego dejarlas por un momento entre las suyas mientras las acariciaba con afección - Me gustaría que nada de esto cambiara nuestra amistad - Mencionó casi suplicante mientras la miraba directo a los ojos.

Una suave sonrisa se marcó en el rostro de la pelinegra, sumisamente comenzó a acariciar las manos que sostenían las de ella con cariño - Nada de eso, no tiene por qué cambiar Ritsu, tenemos una amistad de muchos años - Expresó con plena sinceridad - Yo…yo no sé cómo responder a tus sentimientos, porque no me esperaba esto pero…- Continuó diciendo mientras trataba de liberar su mirada de aquellos ojos color miel que la aprisionaban.

- Pero…- Mencionó rápidamente la castaña que solicitaba la continuación de su frase mientras buscaba los ojos color gris de su amiga.

- Pero…debo admitir que tus sentimientos no me son indiferentes - Dijo dirigiendo su vista a las manos de la castaña que aún sustentaban las de ella.

- ¿Puedo tomar eso cómo un "También me gustas"? - Preguntó la castaña con una sonrisa a punto de dibujarse en sus labios de tan solo imaginar la posible respuesta.

La bajista soltó las manos de la baterista lentamente y las dejó entre sus piernas mientras el rubor que ya se proyectaba en sus mejillas se acrecentaba en cada segundo que pasaba. Estaba nerviosa y sentía como las palabras se quedaban en su mente naufragando sin poder salir, solo el silencio respondía por ella. Inesperadamente unas manos acariciaron el rostro de la ojigris y una respiración de carácter familiar chocó contra su semblante obligándola a observar nuevamente el profundo color ambarino de aquellos ojos.

- Quizá - Respondió muy nerviosa la morena que no atinaba a mucho.

Finalmente la sonrisa se dibujó en el rostro de Ritsu por la respuesta recibida, las miradas seguían presas la una de la otra, aquellas miradas hablaban por si solas. Con lentitud los labios de la castaña se acercaron a los de Mio y los presionó dócilmente mientras ambas cerraban los ojos para disfrutar ese diminuto instante.

- Ritsu…- Mencionó casi inaudible la pelinegra luego de separarse de los labios de la baterista.

- Tranquila Mio, iremos paso a paso ¿Vale? - Dijo la ambarina intuitivamente al acariciar la mejilla izquierda de la morena.

Un sonido en aquella habitación las sacó de ese único momento, el celular de la pelinegra sonaba y vibraba sobre aquel libro que estudiaba tan a gusto antes de verse interrumpida por la castaña. Rápidamente se puso de pie y tomó el equipo para contestarlo, su madre la estaba llamando.

-¿Mamá?... sí… ¿Cuándo vuelven?...¿En serio?... Eso es una muy buena notica… está bien, los espero, adiós. - Dijo la morena mientras hablaba por celular.

- ¿Todo Bien? - Preguntó Ritsu que la observaba sentada desde la cama con curiosidad.

- Sí, era mi mamá, llamaba para decirme que mi papá fue ascendido, ahora trabajará para el ministerio de defensa, será el secretario de planeamiento estratégico antiterrorista del país.

- Woa, suena bastante poderoso ese cargo - Expuso sorprendida la baterista al escucharlo - ¿Y llegan mañana? - Preguntó tratando de salir de su estado.

- Sí, mañana en la tarde- Comentó sentándose en la cama junto a su amiga.

- Genial, así no estarás sola - Dijo la castaña acariciando la mano de Mio y regalándole una de sus usuales sonrisas.

Tres semanas pasaron desde aquel día, Mio esperaba fuera de la universidad a la baterista que aún no salía de sus clases. Estuvo así unos minutos, miró hacia la entrada principal y se encontró con la figura de la ambarina que conversaba muy a gusto con sus compañeras de asignatura, sus miradas se encontraron y la ambarina corrió como de costumbre hasta donde se encontraba la pelinegra.

- ¿Tardé mucho? - Preguntó al momento de estar frente a la bajista.

-No, para nada - Dijo regalando una hermosa y espontanea sonrisa.

- Vamos a casa entonces - Expuso la castaña comenzando a caminar luego de retribuirle la sonrisa.

- Pues, ¿Me puedes acompañar a comprar algo para mí padre?, está de cumpleaños hoy y me gustaría hacerle un regalo - Expresó la pelinegra siguiéndole el paso a su amiga de la infancia.

- Claro que sí, ¿Te parece el centro comercial?.

- Si, es perfecto.

Las chicas pasearon por el centro comercial y compraron el regalo para el señor Akiyama, caminaron por las calles adornadas por las hojas que caían de los árboles, sus risas se surtían con el sumiso viento otoñal que las acompañó como cada día hasta la casa de los Akiyama.

- Me la pasé muy bien - Indicó la baterista al llegar a la entrada de la casa.

- Si, yo también - Dijo la morena con una linda sonrisa dibujada en su rostro- Gracias por acompañarme - Finalizó sonrojándose levemente.

Ritsu se acercó lentamente a la morena sin dejar de ver aquellos ojos color gris que adoraba, puso su mano izquierda con sutileza sobre la cintura de la bajista, procurando no invadir su cuerpo acercó su rostro al de ella, sus respiraciones chocaban nuevamente sus ojos se observaban con atención y necesidad. Ritsu tragó saliva amargamente, agradeció no ser golpeada por su usualmente impulsiva amiga, al verse en ventaja acortó la distancia que las separaba rosando levemente los labios de la pelinegra. Mio no rechazó el acto y con apocamiento cruzó sus brazos en el cuello de la ojimiel para continuar el tímido beso. Ritsu por su parte rodeó el cuerpo de la morena entre sus brazos y envolvió con sus labios la cálida y dulce boca de Mio. Al finalizar el inexperto beso solo se sonrieron y observaron, no hacían falta las palabras para describir el sentimiento, solo bastaba con mirarse.

- Ya se hace tarde - Indicó la castaña rompiendo el silencio que embargaba ese atardecer.

- Sí - Respondió con un rubor en su rostro mientras observaba la bolsa del regalo - Nos vemos mañana entonces, pasas por mi ¿verdad? - Preguntó mirando aquellos ojos que la hacían viajar en dimensiones desconocidas.

- ¡Como todos los días! - Respondió sonriente la castaña que poco podía ocultar su felicidad.

- Bien, nos vemos entonces - Dijo la morena devolviendo la sonrisa.

- Déjale mis saludos al tu papá - Mencionó la ambarina antes de darle un sorpresivo beso a la ojigris. - ¡Hasta mañana Mio-chuan! - expresó guiñándole un ojo para luego salir corriendo del lugar.

Eran pasadas las 23:49 y un desagradable sonido entorpecía el dormir de la baterista de "HTT", de mala gana miró su celular que vibraba sobre su cajón, con dificultad miró quien llamaba, era un "número desconocido", dudó profundamente en contestar, pero luego de unos segundos se decidió por recibir la llamada.

- Diga…- Contestó semi dormida.

- Ritsu, soy Miyuki , la madre de Mio.

- Ah sí, señora Akiyama, ¿sucede algo? - Preguntó con tranquilidad la baterista mientras rascaba su frente.

- Secuestraron a Mio…


NOTA AUTORA: uuuuuh! jjajaja, sólo espero que les haya gustado, cualquier sugerencia, comentario, zapatazo, Bombazo, golpe, agresión …deben hacerlo en el Review, espero como siempre algún comentario. C:

de ante mano, GRACIAS POR LEER.