De acuerdo, son las 10 de la noche y mi mente anda activa. No se si esto es un desastre o algo interesante. Les juro que es el fic mas raro que he escrito en mi vida XD Espeor lo disfruten o al menos no me arrojen tomates (?
Dedicado a mi mejor amiga, quien me pide que escriba "Una vaina Hetero" pero por pura venganza personal, le dedico un Spirk XD
Disclaimer: Star rek ni sus personajes me pertenecen, son creación de Gene Roddenberry
Two-Shot.
Posesivo. - Spirk-
(Jim POV)
Las luces nos dejaron de envolver y nos encontrábamos de nuevo en la sala de transporte. Apenas si alcanzaba a escuchar más que voces gritando que trajeran una camilla. Mi visión estaba casi nublada y la inconsciencia amenazaba con envolverme. Me concentraba en tratar de seguir en pie, pero no sirvió y con un golpe seco, caí.
Acabábamos de volver de una misión en un planeta clase M, donde, como siempre, algo salió mal. Y todo fue un malentendido. Uno muy estúpido, de hecho. Rememorando, carecía de lógica.
Entonces, capitán Kirk – me dijo el embajador de aquel planeta, con una sonrisa un tanto siniestra sobre su rostro – Según lo que me ha propuesto, la Federación nos brindará protección planetaria y nosotros a cambio los abasteceremos de cristales de Dilitio.
En efecto, embajador – le mostré mi sonrisa encantadora, bueno, la mejor que pude poner. – Y estableceremos una base de la flota aquí, además de que mejorará su economía mercantil al poder negociar con los planetas aliados.
Interesante – murmuró aquel hombre, desviando su mirada a un punto en concreto. Luego la volvió a fijar en mí y sentí un escalofrío recorriendo mi espina dorsal. – Debería usted saber, capitán, como nuestras costumbres afirman la manera de cerrarse un trato de tal magnitud.
Confundido, me volteé para interrogar con la mirada a mi primer oficial, que se encontraba tras mío, todo este tiempo en silencio y atento al intercambio diplomático. Su única respuesta fue un leve cabeceo negativo, dándome a entender que él tampoco tenía idea de lo que hablaba el embajador.
Embajador – habló Spock, con su voz neutra y rostro carente de emociones - ¿sería usted tan amable de aclarar?
Por supuesto, señor Spock – le dirigió a él una gélida mirada, que hizo al vulcano enarcar una ceja – Nosotros no confiamos fácilmente en cualquiera que venga a decirnos que requieren de nuestro Dilitio y nos darán protección a cambio. ¿cómo garantizamos que el tratado se cumpla? – Una sonrisa maliciosa se extendió en su rostro – Deben demostrarlo, en este caso, su capitán deberá demostrarlo.
Me devolvió la mirada y yo sólo quería huir de allí. Calma Kirk, respira, sonríe.
Dígame entonces, caballero – le dije - ¿qué puedo hacer por usted para que se firme el tratado?
Soltó una leve carcajada que me heló la sangre.
Una prueba física, capitán – me guiñó el ojo. – Creo que ya sabe a qué me refiero.
Oh no. No. No. No. No. No.
Estaba seguro que mostraba la expresión más estúpida conocida en la galaxia. Pero hombre. El embajador me estaba… proponiendo… ¿sexo?
¿y no hay algún otro método para demostrarle que somos de fiar? – le pregunté con la voz un poco temblorosa. Debía haber otra salida. Sin embargo, la Flota me mataría si nos íbamos de aquel planeta sin su maldita firma en el maldito Padd con el maldito tratado.
No, Capitán Kirk – dijo con una sonrisa complacida. Lo estaba disfrutando.
Capitán – llamó Spock tras de mí, me acerqué a él, bajo la aún atenta mirada de aquel ser perverso. – Me parece que esta manera de sellar un trato es un tanto… diferente de lo acostumbrado.
No me digas, Spock – le dije, en susurros – creía que era normal tener sexo con los embajadores para poder firmar un puto escrito, gracias por aclarar mis dudas.
Sí, estaba muy nervioso y cuando eso pasa, el sarcasmo sale a flote.
El vulcano enarcó una puntiaguda ceja, pero prosiguió.
El embajador aclaró que debía ser una prueba física y de usted – dijo con su voz aun calmada – pero no mencionó explícitamente qué clase de prueba física. Bien puede ser la actividad del coito o algo tan simple como un estrechón de manos.
Tienes razón – murmuré, con un ápice de esperanza creciendo en mi interior – sin embargo, creo que prefiero no descubrirlo.
El embajador, irritado por la continua charla, se acercó a nosotros y colocó un brazo sobre mis hombros. Pude ver al vulcano tensarse y colocar las manos tras su espalda.
Señores, señores – murmuró el embajador – me parece que no han leído sobre nuestra fisionomía bien, pues me parece que olvidaron la parte en la que nuestro sentido auditivo es uno de los más sensibles en el universo, más sensible que el de un vulcano. – Miró a Spock, y dejó claro que no le agradaba su especie.
Sin embargo – prosiguió – me temo que sus suposiciones son ciertas.
¿Qué… - la voz se me escapó.
Me parece que esta es una manera muy imprudente de continuar – dejó salir mi primer oficial.
Oh, vamos, señor Spock. Usted no se verá implicado en esto, así que no debe quejarse.
Por el contrario, embajador – continuó – Mi deber es proteger al capitán a costa de todo y esta es ciertamente, una acción peligrosa dado que, como bien mencionó, no conocemos mucho sobre su fisionomía y podría herirle.
¿Protegerlo a costa de todo? – dijo el embajador, soltándome de una vez y con sus ojos encendidos de ira, se plantó frente al vulcano. - ¿Acaso me considera una amenaza? O peor, ¿lo que yo escucho, es en sí, una amenaza?
El desafío bailaba en el aire, tangible y espeso.
Silencio. El silencio inundó la habitación. Ambos hombres se miraban a los ojos con aires de querer mutilarse el uno a otro. Yo estaba estático.
El silencio apremia – Gruñó el embajador. Luego, sus ojos se abrieron de sorpresa y luego volvió a la ira. – Ya entiendo…
Habló como si hubiera hecho el mayor descubrimiento del universo.
No debe preocuparse, señor Spock – sonrió y me miró de nuevo – No pretendo quitarle a su pareja.
¿Qué?
¿Qué? – pregunté, mientras sentía como los colores se me subían a las mejillas.
Me parece que ha malin…
Oh, no, nada de eso, señor Spock, comprendo bien – se acercó de nuevo a él, el desafío volvió a instaurarse en medio. – Sin embargo – le susurró con malicia – No puedo prometer no lastimarle un poco.
Y se armó el caos.
Spock le tendió un puño en la cara, haciendo que ese odioso rostro dejara ver una línea de líquido azul saliendo de la herida. De inmediato, toda la guardia del embajador se encontraba en la pequeña sala de reuniones. Yo me defendía a punta de phaser, pero aun así eran muchos y nosotros solamente dos. Por orden del embajador, el capitán debía bajar sólo. No contaba con la presencia del vulcano.
Tres guardias sujetaron a Spock y lo tendieron de rodillas contra el piso. El embajador se acercaba a él con una daga en la mano. Me horroricé y le apunté a la cabeza, disparándole y dejándolo inconsciente en el suelo. Otro guardia, que no había notado, me tenía en la mira y disparó su propio phaser contra mi abdomen. Dejándome gravemente herido. Me sostuve la herida y le dispare, dejándolo fuera de combate y luego a los guardias que retenían aun a Spock. Acabamos con los pocos que quedaban, pero por los pasillos se escuchaba que venían más en camino.
Spock sacó su comunicador y sosteniéndome de un brazo, para evitar que cayera, pidió que nos transportaran. Pude notar, por entre la bruma, que su uniforme tenía una gran mancha verde que se expandía con rapidez sobre su pecho.
Y llegamos a la sala de transporte.
Y Por muy extraño que esto suene, tiene continuación XDDDD
