Hola a todos, se reporta nuevamente Fernanda con un fic de Noodle y 2D. Esta vez la historia no se ambienta en la Edad Media, sino que a comienzos del siglo XX. Me inspiré en la canción de Chilote Campos titulada Corazón de escarcha. Con gusto hubiera puesto la letra, para que sea más sencillo comprender la narración, mas pueden buscar este tema chileno en YouTube. Les suplico que me perdonen si no les divierte el relato. Nos vemos, ojalá hayan tenido unas buenas Fiestas Patrias. ¡Viva nuestro Chile!

La estrella más bella

La fama del carácter duro de Murdoc Nicalls era conocida en toda la comarca. Se rumoreaba que su severidad era fruto de la vida desgraciada que llevó, aunque no había quien pudiera asegurar esto, pues Muds evitaba toda conversación que se centrara en su pasado. Por otro lado, la extraña tez verdosa del muchacho, sus ojos desiguales –negro y rojo- y su afición al alcohol y a las mujeres no le granjeaban la simpatía de los habitantes del pueblo.

Un día se vio obligado a viajar a Japón por asuntos de negocios. La víspera de su regreso, el mozo paseaba por una playa solitaria cuando escuchó débiles quejidos. De inmediato desenfundó su arma y preguntó varias veces quien estaba ahí, sin obtener respuesta. Siguió la voz y no pudo menos que estremecerse a la vista de alguien, delgado y con gafas, que cargaba a una niña de escasos meses.

-¿Cuánto tiempo lleva así? –se acercó el joven.

-No lo sé.

-Pediré ayuda, no se preocupe –rasgó su camisa para vendarle las heridas y lo cubrió con un abrigo.

-Veo que usted es una buena persona, por eso le ruego que se quede con la pequeña.

El chico recibió a la bebé en brazos. Era una tierna criatura de piel de porcelana, ojos parecidos a brillantes esmeraldas y suaves cabellos morados. Sonrió al ver a Murdoc, observó por último vez al herido, bostezó tiernamente y cerró los ojos, quedándose dormida al poco rato.

-Yo soy Kyuso, ella se llama Miho. Prometa que no volverá al País del Sol Naciente.

-Lo prometo, señor.

-Si supieran que está viva, la usarán para un experimento muy cruel. Sé que no me queda mucho tiempo, mas muero feliz sabiendo que un futuro esperanzador la aguarda.

Kyuso, sostenido por Murdoc, dio las gracias, inclinó su cabeza y ya no respiró. El extranjero dio sepultura frente al mar, meció a Miho, depositó un beso en su frente y susurró:

-Ya verás que a mi lado no tendrás nada que temer.

Pasaron los años y la nipona se convirtió en una hermosa virgen. Murdoc no escatimó en gastos para su educación, vestuario y alimentación, y depositó en la japonesa toda la ternura que albergaba su alma. Sin embargo, tardó en darse cuenta de que sólo Russell, el administrador de la hacienda, y Del, su amigo de infancia y llavero del fundo, le dirigían la palabra a la niña y se mostraban atentos con ella. Los demás se sentían atemorizados, en la misma medida que deslumbrados, por su belleza, de ahí que la admirasen de lejos, como a una estatua. Procuró compensar la falta de amigos con viajes, lecturas, diálogos y uno que otro obsequio. Empezó a temer por el porvenir de la señorita y juzgó que lo mejor sería buscarle un esposo de su misma clase social.