TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN EXCLUSIVAMENTE A RUMIKO TAKAHASHI
"LA DECISIÓN MÁS DIFÍCIL"
CAPÍTULO I "CONTINUANDO LA HISTORIA"
-Entonces dime ¿Qué es lo que has decidido? –me preguntó el médico mirándome fijamente
-….- bajé la mirada, no sabía qué responderle, mi cabeza y mi corazón no se podían poner de acuerdo, tenía una mezcla de sentimientos terrible, la peor sensación que he experimentado, entonces el doctor habló de nuevo
-Sé que es muy doloroso, decidas lo que decidas el resultado será duro, pero debes darme una respuesta ahora, de lo contrario ya no se podrá hacer nada por nadie
-Yo…ya tomé mi decisión… -en ese momento, mis ojos se inundaron en lágrimas y mi alma se quebró, entonces miré a los ojos al médico y se lo dije, recuerdo perfectamente mis palabras, palabras que destrozaron una parte de mí, pero que al mismo tiempo construirían una nueva
Qué curioso ¿no?, la vida me ha llevado por caminos muy diferentes, supongo que era de esperarse ya que mi sentido de orientación no es el mejor, cuando era más joven, éste defecto era una molestia, pero ahora lo veo como una bendición, pude ir por diferentes rutas que marcaron mi vida y la cambiaron para siempre. Mi nombre, Ryoga Hibiki, mi edad, 23 años y mi destino, trágico como de costumbre, sigo sin entender por qué la vida se ha obsesionado de ésta manera conmigo, cuando pienso que por fin he encontrado la felicidad, algo por lo cual luchar y seguir adelante, algo o alguien me lo arrebata, primero, fui en busca de la venganza, en busca de alguien simplemente por obtener la revancha de una ridícula pelea infantil, luego, en medio de ésa búsqueda, caí en una maldición que hizo que mi deseo de venganza aumentara, después, me enamoré por primera vez de una chica que claramente no me correspondía ya que estaba y sigue estando enamorada de otro, que precisamente resultó ser mi mejor amigo y mi mayor rival, tiempo después, parecía que mi situación mejoraba, logré superar ese lío amoroso, tuve la oportunidad de curar mi maldición y de enamorarme nuevamente ¿y para qué? si ahora lo estoy perdiendo casi todo, no entiendo qué es lo que el destino espera de mí, por fin había encontrado la mayor felicidad que jamás había sentido y en un instante se me escapaba de las manos, ahora ese mismo destino, ese maldito destino, me obligaba a hacer una elección, a tomar la decisión más difícil
Para que esto sea más claro, relataré mi historia, empezaré por el principio, cuando tenía 16 años, mi vida giraba en torno a dos objetivos, vencer a Ranma Saotome y conquistar a la chica que yo consideraba el amor de mi vida, Akane Tendo. El resultado siempre era mismo, él me vencía y yo, por mi timidez nunca conseguía hablar con Akane sobre mis sentimientos hacia ella, me conformaba con ser P-chan, así la tendría cerca y ella me querría, tuve innumerables batallas y encuentros con Ranma, él siempre resultaba el vencedor, y yo, después de cada derrota me iba de la ciudad con la idea de entrenar con más empeño y aprender nuevas técnicas de combate, no había duda de que con el paso del tiempo me había convertido uno de los mejores artistas marciales de todo Nerima, puede que hasta de todo Japón, pero no importaba cuánto me esforzara, cuánto entrenara, Ranma era mejor, esto me apuñalaba en el alma, destrozaba mi orgullo y sobre todo la esperanza de que Akane algún día se fijara en mí como algo más que un amigo, yo ya estaba harto, cansado de que la misma rutina se repitiera una y otra vez, fue entonces que decidí hablar con Ranma directamente de una vez por todas
-¿Y bien? ¿Qué pasa Ryoga? ¿Por qué me citaste en este lugar? –me dijo Ranma mientras ambos nos sentábamos en el tejado de la casa Tendo
-Ranma, te voy a preguntar algo y quiero que me contestes sinceramente –él me miró algo extrañado esperando a que yo hiciera la pregunta -¿Amas a Akane?
-¡¿Qué? ¿A qué viene eso? –su expresión despreocupada cambio a una de verdadera sorpresa, para después ponerse muy nervioso
-Solo contéstame, necesito saberlo, ya no puedo más con ésta situación, yo sé los sentimientos de ella, sé que te ama, lo demuestran sus acciones, los celos que siente cuando te ve con alguien más, el deseo de saber siempre dónde estás, la ilusión y el cariño con los que te mira, yo sé todo eso Ranma, sólo que tenía la esperanza de que sus sentimientos algún día cambiaran, pero ya me di cuenta de que nunca lo harán
-Ryoga….
-Yo para ella sólo soy un buen amigo, me conformo con eso, con que ella me tenga en cuenta en su vida y nunca se olvide de mí, pero no voy a poder estar tranquilo hasta que tú me contestes lo que te pregunté, si me dices que no, ten por seguro que no me voy a dar por vencido hasta que la conquiste, pero si me dices que sí la amas, te juro que me alejaré, ya no más retos, ya no más batallas, ya no más planes para separarte de ella… yo la amo pero si su felicidad está contigo, lo entenderé, así que ¿la amas sí o no?
-Sí Ryoga, la amo –dijo viéndome fijamente, cuando lo escuché, mi corazón se rompió en mil pedazos, las lágrimas se acumularon en mis ojos pero me mantuve firme, raramente, al mismo tiempo sentí que me quitaba un gran peso de encima, luego él siguió hablando –Akane es la persona con quien quiero compartir el resto de mi vida
-Bien Ranma, es todo lo que quería saber –dije al mismo tiempo que me ponía de pie y me colocaba mi mochila en mi espalda
-¿Estarás bien? ¿A dónde vas? –mencionó parándose también
-Sí, estaré bien –dije dándole la espalda, no quería que viera que por mis mejillas rodaban gotas de agua –Me iré por un tiempo de Nerima, no sé a dónde pero por ahora me gustaría alejarme de aquí
-Entiendo
-Ranma, por favor no le comentes nada de esto a Akane, ya no tiene caso
-Sí, no diré nada, espero verte pronto amigo –me dijo al momento en que yo empezaba a caminar, de pronto escuché mi nombre nuevamente y me detuve–Ryoga, gracias
-Agradécemelo cuidando bien de Akane –exclamé sin voltearme, después me alejé saltando de tejado en tejado hasta que llegué a las afueras de la ciudad
Caminaba lentamente por el bosque, arrastrando los pies, estaba derrotado, ya nada se podía hacer, Akane y Ranma estarían juntos algún día, de eso no tenía la menor duda, pero mi corazón estaba roto, lo único que quería era estar lo más lejos posible de ésa ciudad, me iba con la idea de no volver jamás, pero algo dentro de mí me decía que eso era mentira, yo era como un perro callejero y los perros siempre vuelven cuando tienen hambre.
Me ausenté durante varios meses, dejé que mis pies me llevaran a toda clase de lugares, no tenía un rumbo fijo, lo único que hacía era entrenar, eso mantenía mi cuerpo relajado, después de todo las artes marciales ya eran parte de mí, conocí varios lugares y a varias personas, de unas logré aprender mucho, de otras no tanto, lo que me importaba era tener mi cabeza ocupada, recuerdo que disfrutaba mucho caminar bajo la lluvia, era fabuloso que el agua fría tocara mi cuerpo sin que éste se transformara, meses atrás, antes de que renunciara a Akane y me fuera de Nerima, Shampoo anunció que su abuela con ayuda y autorización de los encargados de Jusenkyo, había fabricado la cura para los que tenían alguna maldición, al principio nos pareció un poco extraño que Cologne quisiera ayudarnos, pero después de averiguar que no había ninguna mala intención, no dudamos un instante y fuimos con ella, a partir de ese día, todos pudimos recuperar nuestras vidas normales
Después de casi un año de estar fuera de Nerima, decidí que ya era tiempo de volver, estuve algunas semanas pidiendo indicaciones de cómo llegar pero finalmente logré encontrar el camino, al llegar, el atardecer comenzaba, lo primero que hice fue pasar al dojo Tendo, ahí estaba Akane, me abrazó y dijo que se alegraba de verme, a mí también me daba gusto verla, enseguida salió Ranma quien también me dio la bienvenida con una sonrisa, pero sorprendentemente, verlos juntos como una pareja, no me afectó tanto como yo esperaba, Akane y Ranma insistieron en que me quedara a cenar pero yo me negué ya que quería dar un paseo por la ciudad, caminaba sin rumbo por las calles de Nerima como siempre solía hacerlo, cuando me di cuenta estaba frente al Uchan´s y ahí estaba ella, barriendo la entrada de su local, se le miraba un poco triste y decaída, sin nada más que hacer, me acerqué a ella y la saludé.
-Hola Ukyo ¿Cómo estás?
-Vaya, vaya, miren quien está aquí, nada menos que Ryoga, después de un año desaparecido
-Ya, déjate de bromas, ¿por qué no mejor me invitas a comer algo?
-Ahh está bien… –suspiró, tomó la escoba y el recogedor y entró al restaurante –…pasa
-Veo que estabas a punto de cerrar –miré las mesas que ya tenían las sillas encima, el letrero de cerrado ya estaba colocado y algunas luces estaban apagadas
-No, ya estaba cerrado –mencionó irónicamente colocándose detrás de la parrilla y sacando ingredientes suficientes para uno o dos panes japoneses, yo la miré algo apenado, ella sonrió y me indicó que me sentara, solo estábamos nosotros dos –pero haré una excepción por tratarse de ti, además te propongo algo, si tú me dices que es lo que has hecho este tiempo que estuviste fuera, yo te invito la comida
-Está bien –Ukyo preparó dos okonomiyakis y ambos nos sentamos en los bancos altos que había frente a la parrilla -¿Y qué es lo quieres saber?
-No sé, podrías empezar por contarme en dónde has estado todo éste tiempo, ¿Qué has hecho?
-Ya sabes, por aquí, por allá, recorrí gran parte de Japón y caminé a lo largo de toda la muralla China, incluso estuve unos meses en la India, es un lugar muy grande e interesante, además de seguir entrenando y aprender nuevas formas de combate
-¿En serio?, vaya, me da gusto –dijo sonriéndome, haciendo que yo como de costumbre me sonrojara –y supongo que has regresado para retar nuevamente a Ran-chan
-No, en realidad no –vi en su rostro algo de sorpresa y decepción al oír mi respuesta y antes de que me preguntara algo más me adelanté -¿y qué hay de nuevo por aquí?
-Pues… -bajó la mirada y se entristeció
-¿Ukyo?
-Ranma y Akane se casarán muy pronto Ryoga –ésta notica no me impactó mucho, desde que me fui, yo sabía que algo así sucedería próximamente, pero de los ojos de Ukyo empezaron a brotar lágrimas, fue entonces cuando se aceró a mí y me abrazó, al principio me sorprendí pero después la abrasé de vuelta
-Ukyo, calma, ambos sabíamos que esto iba a pasar algún día –intenté consolarla, pero ella se apartó bruscamente de mí
-¡Pero qué demonios te pasa!
-¿De qué hablas?
-¡Primero te vas sin decir nada a nadie, te ausentas por casi un año completo y luego regresas tan tranquilo, parece que no te importa que la chica que amas se vaya a casar con otro, además ni siquiera quieres pelear con él! ¡No lo entiendo Ryoga! ¿Acaso ya no amas a Akane?
-Ukyo…yo me fui…porque… renuncié a ella
-¡Cómo dices!
-Yo sabía que Akane nunca sería para mí, decidí dejar de sufrir… y creo que tú deberías de hacer lo mismo
-¡Cómo puedes decir eso! –dijo gritando -¡Para ti es muy fácil , tú te alejaste, no estuviste aquí viéndolo todo, pero yo sí, estuve sola enfrentando el dolor de verlos juntos, mientras que tú huías como un cobarde!
-¡Pues si yo soy cobarde tú eres una egoísta!, ¡Quieres que todo gire en torno a ti sin importarte otros!, ¡Tú no quieres a Ranma, si lo quisieras dejarías que fuera feliz, solamente estás encaprichada con el!
-¡Mira quién habla!, ¡Si es verdad lo que dices, tú también lo estás con Akane, lo único que te ha interesado siempre es vencer a Ranma, para que así quedes como el graaan héroe frente a todos! –exclamó sarcásticamente, cosa que me enfureció al instante
-¡Callate! ¡Ni siquiera sabes lo que dices!, ¡Perdiste ante Akane, acéptalo!
-¡Y tú ante Ranma! ¡Cómo siempre!
-¡¿Sabes qué?, no pienso seguir discutiendo contigo, deberías hacer lo que yo y olvidar el pasado, tratar de empezar de nuevo, pero pienso que sería inútil, eres débil! –grité perdiendo el control, ya no podía seguir soportando lo que esa chica me decía, había herido mi orgullo
-¡No te atrevas a decirme débil Ryoga, por que no lo soy!
-¡Pues entonces demuéstralo y no haciendo tonterías! –le dije acercándome a ella violentamente y tomándola de los costados, en ese momento no me di cuenta de que mi rostro estaba a pocos centímetros del de ella, quien seguía con una expresión furiosa, nos quedamos así durante unos segundos, ambos podíamos escuchar la respiración exaltada del otro, queríamos demostrar que ninguno de los dos era el débil, fue entonces cuando dejándonos llevar por el momento, por la ira y por la adrenalina que sentíamos nos besamos, yo la sujeté de sus mejillas con mis dos manos y ella rodeó mi cuello con sus brazos, no era un beso cualquiera, si uno violento y apasionado, sin dejar de besarla, la empujé levemente y ella dio tres pasos hacia atrás hasta que su espalda chocó contra una pared, mis manos bajaron hasta su cintura tratando de acercarla más a mi cuerpo, mi corazón latió muy fuerte, no quería que se terminara, a partir de ese momento supe que Akane ya no estaba en mi corazón y que ahora podría tener una nueva oportunidad en el amor, al cabo de unos tres minutos, nos separamos, aún respirábamos agitadamente, miré directo a sus ojos azules que aún tenían una expresión desafiante, me preparé para recibir un golpe o algo por el estilo, pero me llevé una gran sorpresa al sentir cómo Ukyo me abrazaba y sollozaba, yo sentía su cabeza recargada en mi pecho y podía inhalar ese embriagante aroma que su cabello desprendía mientras yo lo acariciaba.
-Lo lamento mucho Ryoga, no debí haber dicho todas esas cosas –decía con una voz quebrada mientras me seguía abrazando
-Creo que la culpa no solo fue tuya, yo también lo lamento
-Es que aún no puedo creerlo…ya no sé ni qué pensar…y ahora con ese beso…yo…
-¿Te arrepientes?
-¿Cómo?, claro que no, fue muy placentero pero no sé qué sentir, estoy confundida
-Jaja, vaya, qué curioso, para mí ese beso aclaró definitivamente mis sentimientos, en cambio a ti te confundió
-Ryoga, ya no te vayas, no hasta la boda de Ranma y Akane, no me dejes sola –me dijo con sus ojos aún humedecidos, aún estábamos abrazados
-Ukyo, si es lo que quieres, me quedaré
Y así fue, me quedé con Ukyo una temporada, unos tres meses, le ayudaba en el restaurante y me quedaba en una pequeña habitación que ella no utilizaba, esa chica había despertado en mí una ternura infinita, la veía tan frágil y desprotegida que nació en mí un deseo incontenible de permanecer cerca de ella, Ukyo tenía la capacidad de mover mis sentimientos y pensamientos de una manera increíble, ni siquiera con Akane me llegué a sentir de esa forma, era algo nuevo, único, el más mínimo detalle que ella tenía hacia mí me ponía nervioso pero feliz y emocionado a la vez, cada sonrisa, cada mirada, cada palabra, un simple "Hola Ryoga" bastaba para iluminar mi día, eso era en lo que Ukyo se había convertido, una luz en mi tan oscura existencia, ya no había duda, Ryoga Hibiki se había enamorado de Ukyo Kuonji, había días en que no podía contener mi deseo de decirle la verdad, revivía en mi mente nuestro anterior beso, quería más que nunca que se repitiera, pero recordar el hecho de que Ranma aún rondaba en sus pensamientos me detenía, no era posible, otra vez Ranma interponiéndose en mi camino, pero ésta vez no me rendiría.
El día tan esperado de la boda había llegado, todos estábamos en la iglesia esperando la llegada de la novia, finalmente se pudo escuchar la marcha nupcial, Akane entró en la iglesia, se veía realmente bella, parecía un ángel, Ranma la esperaba al frente de altar, no se le veía nervioso, al contrario, su rostro emanaba felicidad, los últimos meses él y Akane habían tenido que enfrentar a todos los que aún no habían aceptado su unión, Kodachi estaba más enloquecida que de costumbre, tengo entendido que ha tenido que visitar a un psiquiatra, su hermano también había peleado pero al parecer él lo entendió y lo aceptó con más calma, Shampoo tampoco quería rendirse, ella y Akane tuvieron un enfrentamiento, Shampoo perdió y no tuvo más remedio que aceptar su derrota, recuerdo que Mousse no se separaba de ella, luchaba por conquistarla, incluso habían asistido a la boda, me alegra decir que Ukyo no participó en ninguna de éstas batallas, yo quería pensar que Ranma ya no le era tan importante, eso parecía ya que durante toda la ceremonia había estado tranquila, pero con una expresión muy seria
La boda al fin se había realizado, ahora la fiesta era en un salón muy elegante, mientras los novios cortaban el pastel, Ukyo estaba en el pequeño jardín del lugar con una mirada algo perdida, fue entonces cuando yo me le acerqué, se veía hermosa, lucía un vestido color azul que le llegaba un poco más arriba de las rodillas y llevaba suelto su largo cabello
-¿En qué piensas? –le dije colocándome a un lado de ella mientras ambos escuchábamos la música que provenía de adentro del salón
-Sólo…en lo que pasó hoy…en Ranma y… -la interrumpí, oírla decir eso me molestó mucho
-No es posible que todavía sientas algo por él –dije secamente
-Es que no puedo evitarlo
-¡Qué!, ¡No Ukyo! Tienes que dejar de…-me sentí impotente al oírla decir aquello, pero entonces habló nuevamente
-Ryoga, lo que siento por Ranma es amistad simplemente, me alegró mucho verlo casado con Akane, son la pareja perfecta, por fin me quedó claro, ahora tú eres el que…- se detuvo provocando en mí mucha ansiedad
-¿Qué?, ¿qué ibas a decir?- me miró muy sonrojada, pero yo fui el que continuó –Que me quieres como yo te quiero a ti ¿Eso? Dime que era eso por favor
-Sí Ryoga, acertaste, te quiero –me dijo sonriendo tiernamente, ambos nos besamos nuevamente, ésta vez con mucha delicadeza, al separarnos no miramos a los ojos –No me dejes nunca Ryoga, prométemelo
-Te lo prometo, no me alejaré de ti jamás, siempre estaré contigo, siempre
Los días pasaron, luego las semanas y después los meses, mis viajes ya eran cosa del pasado, pero no mis entrenamientos, mantenía mi promesa de permanecer al lado de mi querida Ukyo para cuidarla y protegerla, había llegado a la conclusión de que Akane había sido mi primer amor pero esa hermosa castaña de ojos zafiro, era, es y será siempre mi verdadero amor, con ella experimenté sensaciones nuevas, me había dado cuenta de que era una chica fuerte, trabajadora, tenaz y sobretodo muy dulce, siempre me escuchaba y me tenía una paciencia infinita.
Cuando ambos cumplimos 20 años, yo le propuse matrimonio, ella aceptó y después de unas semanas nos casamos, nunca olvidaré ese día, dice Ranma que jamás me había visto tan nervioso en todo el tiempo que llevamos de conocernos que en aquella ocasión, recuerdo que mis manos sudaban enormidades y mi cara estaba más pálida que una vela, pero al verla llegar, al escucharla decir "Si, acepto", esos nervios se convirtieron en una inmensa paz y felicidad, yo me sentía realizado, por fin mi sueño se cumplía, me casaba con una increíble mujer que me quería tanto como yo a ella, además nos acompañaban todos nuestros amigos quienes se habían convertido en nuestra familia.
Al cabo de tres años todo marchaba sobre ruedas, mi matrimonio era feliz, mi esposa y yo trabajábamos duro en el restaurante y nos iba bien, ella me había ensañado a hacer los okonomiyakis, además yo seguía practicando artes marciales junto con Ranma y Mousse, quien por cierto también se había terminado por casar con Shampoo después de muchas peleas y esfuerzos por convencerla de que él era el indicado para ella, incluso esperaban la llegada de su primer hijo, ambos seguían viviendo en Nerima atendiendo su negocio, por su parte, mis más queridos amigos Ranma y Akane, trabajaban en el dojo y tenían gran éxito, cosa que alegraba mucho a los padres de ambos, también ahora tenían la responsabilidad de cuidar a su pequeño hijo Satori quien estaba por cumplir tres años, el chiquillo era idéntico a su padre, a excepción del cabello, ya que era azulado como el de Akane, Ranma me sigue diciendo que su hijo es su mayor orgullo y que algún día va a ser el artista marcial más fuerte y hábil de todo Japón.
Recuerdo un día muy en especial, era un día de verano, el cumpleaños del pequeño Satori Saotome, estábamos reunidos en el dojo, el lugar estaba adornado con globos y serpentinas de distintos colores, tal y como luce una fiesta infantil, todos habíamos asistido, la familia completa de los Tendo y Saotome, claro que ahora Nabiki y Kasumi igualmente estaban casadas, también estaban Mousse y Shampoo quien ya tenía 7 meses de embarazo, debo de reconocer que se veía muy hermosa, no podían faltar los padres del festejado y por supuesto mi linda Ukyo y yo. El pequeño sopló las tres velitas de su pastel para que después Kasumi nos pidiera que formáramos un grupo, quería tomarnos una foto familiar, todos accedimos y nos colocamos en el centro del dojo, mientras el señor Tendo programaba la cámara para dicha fotografía, nosotros nos ocupábamos de acomodarnos para que saliéramos de la mejor manera, el pequeño Satori fue cargado por Ranma quien se situó al lado izquierdo de Akane, Ukyo y yo nos encontrábamos a su otro costado, mi esposa se sujetó delicadamente de mi brazo derecho y todos nos preparamos para la foto, después de escuchar con claridad el clic de la cámara, sentí una terrible pesadez en el brazo del cual Ukyo se sostenía, giré para ver qué lo provocaba, me percaté de que ella tenía un semblante pálido y sus pies se tambaleaban haciendo que su peso recayera en mi brazo del cual se enganchaba con fuerza
-¿Ukyo? ¿Qué tienes? –pregunté algo desconcertado
-Uchan, ¿estás bien?- dijo Ranma ayudándome a sostenerla, todos los demás miraban algo preocupados
-Sólo algo mareada…yo…yo… -sin decir más, cayó desmayada, yo rápidamente la tomé entre mis brazos pronunciando su nombre varias veces sin recibir respuesta
-Tranquilícense, voy a examinarla –dijo el doctor Tofú aproximándose, ahora era el esposo de Kasumi, por lo tanto también se encontraba en la fiesta –Ryoga, será mejor que la llevemos al hospital, ahí podremos atenderla con más facilidad
Haciendo caso de lo que el doctor mencionó, cargué a Ukyo y en compañía de Ranma y Akane, nos dirigimos lo más rápido que pudimos hacia el hospital de Nerima, mientras que los demás se quedaban en el dojo por si algo se ofrecía. Al llegar a la clínica, el doctor Tofú me indicó que colocara a Ukyo en una camilla, después varias enfermeras se la llevaron al interior de una habitación a la que no me permitieron pasar, Ranma, Akane y yo tuvimos que aguardar en la sala de espera, mis amigos permanecían sentados, ella recargaba su cabeza en el hombro de él, ambos con semblantes serios y preocupados, yo caminaba de un lado a otro por toda la sala tal cual león enjaulado, nadie me decía nada, me estaba empezando a desesperar.
FIN DEL CAPÍTULO I
CONTINUARÁ…
