PROLOGO

Newcastle, septiembre 26 de 2005

Sabado 1:30pm

Respiró lentamente para tratar de relajarse, los murmullos casi imperceptibles martillaban su cabeza amplificados por la preocupación ante el inminente desastre que sabia iba a ocurrir, el corazón le palpitaba desaforadamente y el estomago le daba vueltas recordándole en un muy mal momento la poca ingesta de alimento de los últimos tres días, ese, sin lugar a dudas tenía todos los ingredientes para terminar siendo el peor día de su vida.

Él, por el contrario, parecía levemente aburrido, odiosamente sereno y malditamente inocente, casi tenía ganas de golpearlo para sacarle algo más que un suspiro de tedio pero en vista del lio en el que se encontraban, provocar un escándalo por leve y satisfactorio que fuera no causaría más que problemas. Sintió como la silla a su lado chirriaba contra la madera del suelo, sobresaltada, lo vio ponerse de pie, oh mierda, estaba tan absorta e idiotizada que no escucho cuando lo habían llamado, buena abogada estaba hecha. Había llegado la hora

- Por favor señor, tome asiento – la imponente voz de Samantha Westworth, honorable jueza a cargo del caso más controversial desde Malfoy contra Weasly, se hizo escuchar por toda la sala, a pesar de usar un tono moderado, si lo hubiera gritado seguramente no hubiera sido más efectivo. Con las manos ligeramente húmedas lo vio caminar a paso seguro hasta la silla de testigos, un enorme hombre de color con uniforme de policía muggle abrió la portezuela y sostuvo una biblia mientras recitaba de forma mecánica

- Ponga encima su mano derecha y la izquierda arriba con la palma al frente – solo verlo obedecer sin ningún reparo basto para alterarle la bilis - ¿Jura decir la verdad y nada más que la verdad?

- Lo juro – ya jurar en vano era un pecado en sí, sin pensar claro en lo que se le venía a continuación, más que verlo pudo sentir como desde la mesa del Fiscal el muy maldito se reía de medio lado, al parecer iba a soltarle un comentario mordaz cuando las palabras impacientes de la juez lo pusieron sobre aviso

- Señor Zanini, su testigo espera y yo también, proceda, esto ya dura demasiado

- Si juez, enseguida – pavoneándose, porque no podía ser de otra manera, se puso de pie frente al estrado, ella por poco y sede a la tentación de voltear los ojos pero lo evito solo a sabiendas que eso arruinaría su tan estudiada y distintiva cara de poker – ¿Puede decirle a esta corte en donde se encontraba usted el pasado viernes 18 de septiembre en horas de la noche cuando ocurrieron los hechos?

- En mi casa de Londres

- Sea más especifico – la molestia de Zanini por aquella respuesta la hizo reír, y al verle la cara de burla a él supo que la otra respuesta solo serviría para sacarlo más de casillas

- Estaba en mi cuarto, recién bañado y absolutamente concentrado en disfrutar de mi maravillosa vida sexual junto a mi recién estrenada prometida – los murmullos llegaron al punto de hacer que la jueza llamara al orden y le mandara una mirada poco grata por la pobre delicadeza de su respuesta

- ¿a qué hora exactamente? – era como un sabueso, uno feo y demás molesto

- Serian entre las 9:30 y las 10:00 – dijo con voz aburrida – no hacía mucho había llegado del trabajo

- ¿En qué consiste su trabajo?

- Soy el comandante general de uno de los escuadrones especiales antiterroristas de Londres – eso ya lo sabía todo el mundo, y por lo menos la mitad de las personas que estaban en la sala incluyéndola a ella

- Ya… - deliberadamente le dio la espalda y en un chorro de palabras soltó sin dilación - Señores del Jurado, en vista de los acontecimientos recientes y de los pocos avances que los métodos tradicionales han logrado, de los cuales por cierto no se saca nada claro aun, la Fiscalía solicita permiso para utilizar "nuestros" medios para interrogar a este testigo en especial

Mierda! Mierda! Mierda!... detrás de ella la letanía de palabrotas por parte de Neville y los demás chicos del escuadrón fue tan clara como lo eran sus pensamientos en ese momento así que solo se oyó a si misma murmurar – Oh rayos ahora si nos jodimos…

-… seria lo más sensato en este caso – su arrogante y arrastrada voz de sobradito casi la hace vomitar – además, de ese modo el acusado puede decir por si mismo que es irremediablemente culpab…

- ¡Objeción! – el muy hijo de perra tuvo el descaro de verla con desdén

- A lugar, Abogados acérquense al estrado – ella solo pudo contenerse de matarle porque sabía que nada sacaría de ello más que un enorme goce propio, ya frente a la jueza no disimulo para nada su disgusto recibiendo una mirada asesina de la otra cosecha - Señor Zabini, sabrá sin lugar a dudas que lo que pide es imposible en esta sala

- Es la única manera

- Pues le aconsejo que se busque otra, no podemos recurrir a métodos mágicos en una corte muggle además los acontecimientos nada tienen que ver con ese lado del carril

- Honorable jueza Westworth, con todo respeto esto solo hará que le demos más vueltas al asunto, además, no necesariamente tiene que ser a ojos de los muggles, podemos hacerlo sin que se den cuenta

- No permito imperdonables en mi corte señor Zabini – le advirtió con voz afilada

- Mi cliente no será sometido a la maldición imperio por ningún motivo – dijo ella con voz dura – lo que pide la fiscalía es absurdo

- Nunca fue mi intención proponer tal despropósito – si como no cerdo pomposo – lo que yo digo es mas sutil…

- De ninguna manera – le interrumpió captando de una la idea, si le daban Veritaserum estarían en serios problemas

- ¿Le da miedo acaso? – dijo con desdén – pido un receso para que al acusado se le suministre una dosis de veritaserum suficiente para que confiese, les recuerdo que además de muggle el acusado es mago y también podemos usar nuestros métodos para resolver un crimen mientras no afecte el desarrollo del caso en el mundo no mágico ni se viole la ley de confidencia de la magia.

- No está permitido utilizar las dos jurisdicciones y menos entre los muggles – la cabeza le daba vueltas, hasta ella sabía que si el juez lo consideraba aunque de manera remota cabía la posibilidad, porque para toda regla siempre hay una excepción… maldita fuera

- Debo decirle abogada que estoy de acuerdo, esto debe terminar y me parece que el señor Zabini tiene un punto

- Señora jueza, tener el veritaserum certificado demorara un mes completo, eso es mucho tiempo

- Señor Zabini, en eso ella tiene razón, a menos que justo ahora tenga la poción en la mano, debidamente certificada y en toda regla, esa opción queda descartada de inmediato

Esa sonrisa ladina y solapada tiro por tierra su última esperanza

- La tengo por supuesto, puede hacerle todas las pruebas, es completamente legal

- Entonces no se diga mas… abogada, informe a su cliente – alzando un poco el tono de voz ya que la sala estaba expectante ante tanta confidencia sentencio – tendremos 10 minutos de receso, luego de eso la fiscalía seguirá interrogando al acusado

- Si, señora... pero tengo una petición que hacer, sugiero que todos los muggles que hay en la sala sean evacuados

- Tiene razón, una vez sea administrada la poción es posible que diga cosas que comprometan al mundo mágico, ya que el jurado es totalmente squid lo arreglaré todo para que las pocas personas no mágicas salgan del auditorio

Los 10 minutos pasaron en un santiamén, y ella estaba furiosa, la noticia de que iban a darle el condenado suero de la verdad apenas le hizo efecto, simplemente se encogió de hombros y dijo en tono casual "que se le va ha hacer", le picaban las manos por las ganas de quitarle la tontería a mamporros.

El procedimiento se realizo en una pequeña sala junto al tribunal en presencia de la jueza, el maldito brebaje resulto en toda regla y eso no hizo sino retorcerle las tripas, mas cuando vio que tranquilamente ingería las tres gotas que necesitaría para soltar hasta el último de sus secretos, aunque el maldito de Zabini se las arreglo para darle por lo menos el doble

- Suficiente – verlo tan fresco la tenia cabreadísima a un punto insoportable, cuando estaba preparada para soltarle un sermón apocalíptico escucho el llamado para volver a juicio

La sala parecía más solo ligeramente mas vacia que antes, sus compañeros de trabajo se retorcían en los asientos impotentes ante el desastre, parecía que el final era inminente, hasta ella sentía grietas en su fe inquebrantable.

Zabini se acerco de nuevo para otro interrogatorio, para comprobar si el suero servía debía hacer algunas preguntas de rutina pero por el semblante que tenia era obvio que quería pasar de una a lo caliente, bueno era que no pudiera hacerlo.

- ¿Puede decirle a esta corte el motivo por el que se encuentra a modo de acusado?

- Me acusan del asesinato, tortura y desmembramiento de Dave Hester alias "Igor Romanov", alias "Rodrigo Montenegro" alias "El sarco" reconocido traficante de armas, torturador y terrorista de nacionalidad inglesa por residencia y alemana de nacimiento.

La voz tenia un timbre mecánico y ausente, era como escucharlo leer, eso la preocupo porque decía la verdad a pies juntillas

- Bien – el muy imbécil sonreía de manera horrible… a ella le iba a dar algo – ¿Reconoce a la mujer que está sentada en esa mesa? – la señalo de inmediato y ella sintió que moría al oírlo contestar

- Es Hermione Jade Granger, mi abogada defensora – nada mas?... algo raro pasaba, pero solo ella parecía notarlo, la respuesta era demasiado escueta, ella era abogada sin duda, pero lo mas importante no era eso, estaba aquel otro oficio que solo el conocía... y no lo dijo, con la dosis que le hizo tragar era para que cantara todo sin poder callarse nada

- Bueno, ¿puede decirnos su nombre completo señor? – porque insistía en preguntas tontas… Hermione no sabía que pensar de aquello, y por la cara de la jueza no era la única impaciente

- Harry James Potter Evans…

Continuara…

Jejeje, hace milenios que no escribía nada, y eso que tengo dos fics pendientes de terminar ¬¬', pero de que los termino los termino… este se me ocurrió a bocajarro pos vamos a ver como va, ya se me iba pasando la mano con el suspenso jejejeje… dejen sus mensajes y me cuentan que tal les pareció…

Besotes

Sakura