Bueno, ahora traigo esta historia que escribi en mis inicios de ficker, ya saben, historia ZaDr fea :'v pero por lo mismo que sigo con la idea de borrar mi cuenta en AY, las estoy pasando aca. Octubre fue un mes sin actividad en esta cuenta pero no en wattpad donde realicé el Kinktober, por eso mismo ya no subí historias aqui, (Si queria subir el kinktober pero siento que ff no es la plataforma para eso) pero noviembre será otro rollo xD La portada es un dibujo que yo misma hice en aquellos tiempos y ya veran que el dibujo no es lo mio pero tampoco esta tan mal. Fue cuando queria aprender a usar SAI
-¿En dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Qué hago aquí?-No podía ver absolutamente nada a su alrededor. Todo era completamente oscuro. Estaba parado en medio de toda aquella penumbra. Penumbra, hasta que a lo lejos diviso un pequeño destello de luz. Se acercó lentamente hacia él; sentía como si esa luz le llamara.
Aquella luz de a poco empezó a cambiar de forma, se iba transformando en una figura humana, en una mujer adulta vestida de blanco; su vestido le llegaba hasta los talones. Ya podían distinguirse sus brazos, después sus pies y finalmente una cabeza con cabellera un poco larga, aunque su cara no podía verse tan claramente aun, pues aquella mujer estaba rodeada en una destellante aura luminosa en su rostro.
El muchacho se detuvo, de la nada le dio miedo seguir acercándose cuando vio que ocurrió, solo se quedó en su lugar.-No me temas.-Hablo la mujer.-No voy a hacerte daño, pero si no quieres venir hacia mí, yo comprenderé.
-¿Q-que hago a-aquí?-Preguntó con temor. Fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
-Esto no es más que solo un sueño.-Le respondió dulcemente.-Pronto despertaras.
-¿Pero por qué estoy soñando con usted? ¿Quién es? Ni siquiera la conozco.
-Claro que me conoces. Es solo que ha pasado tanto tiempo que ya no me recuerdas.
-Le juro que nunca antes la había visto; y si es así, no podría saberlo, no puedo ver su rostro.
-No puedes ver mi rostro porque ya lo olvidaste.
-Entonces dígame quien es usted, tal vez así ya pueda recordarla.
-No puedes recordarme ahora, entonces nunca lo harás. Pero no te culpo; han pasado quince años desde la última vez que nos vimos.
-Pero…hace quince años yo solo apenas festejaba mi segundo cumpleaños.
-Es por eso que digo que no podrás recordarme. Los niños de esa edad no pueden recordar nada.
-¿Por qué estoy soñando con alguien que conocí hace quince años? ¿Qué significa?
-Realmente no significa nada, solo es un sueño. A veces los mismos sueños no tienen ningún sentido. De hecho, yo solo he venido hasta aquí para desearte un feliz cumpleaños.
-¿Mi cumpleaños?-Eso fue lo último que alcanzo a decir. Después de eso, de la mujer se desprendió un gran rayo luminoso color blanco; en el acto, el chico tuvo que taparse los ojos, o si no quedaría cegado. Cuando volvió a mirar, la mujer ya no estaba, en su lugar, el mismo y pequeño destello de luz comenzó a alejarse, dejando al muchacho de nuevo en la completa oscuridad.
Se despertó gracias a los primeros rayos de sol que asomaban en el cielo, también ayudo un poco el sonido de su despertador cuando ya era hora de levantarse. -¿Un sueño? ¿Todo fue un sueño?-Empezó a levantarse para poder quedar sentado en su cama.-Solo un sueño.-Dijo con más calma.- ¡Oh! Hoy amaneció más soleado que de costumbre.-Pensó.-Debe ser una señal de que hoy será un gran día.-Con entusiasmo se dio una buena ducha para después vestirse con sus prendas favoritas: Pantalones negros, sus botas que le combinaban muy bien, su playera azul, y su gabardina. Desde que era más joven siempre le gusto vestirse de esa manera y pensaba que siempre seria así, se le veía muy bien y nadie nunca le había dicho lo contrario. Con gran emoción descendió las escaleras para esperar encontrarse con su hermana, pero grande fue su sorpresa al no encontrarla en ninguna parte.- ¿Gaz? ¡¿Gaz?! ¿Hay alguien?-Gritaba su nombre para obtener respuesta pero no fue así. Se dirigió al sótano, más bien al laboratorio subterráneo de su padre; al toparse con la puerta para poder entrar la golpeteó varias veces con sus nudillos hasta que su padre le abrió.
-Hijo ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la escuela? Además no tengo tiempo para atenderte, estoy ocupado tratando de terminar el proyecto en el que trabajo desde hace varios meses, quiero terminarlo para hoy, pero no será posible si me distraes.
-Aún hay tiempo para llegar a la escuela, el problema es que no encuentro a Gaz.
-Pero ella ya está en la escuela, se fue desde hace una hora.
-¡¿Qué?! ¿Por qué se fue tan temprano? ¿Y por qué no me espero?
-Se fue a la hora correcta, más bien a ti es a quien se le hizo tarde.
-¡Pero eso no puede ser, me desperté a las 6:30 como siempre!
-Debe haber algo mal con tu despertador, según mi reloj son las 7:30.
-¡No es posible! ¡Ya tenía que estar en la escuela hace media hora!
-No te preocupes hijo, si te apresuras aun puedes llegar a las demás clases.-El joven inmediatamente subió las escaleras bastante desesperado, busco con la vista su mochila hasta que la encontró, se la echo a la espalda y salió corriendo de casa, pensando en que se le hizo tarde y debía intentar llegar aunque sea para la segunda hora de clases.
¿Cómo fue posible que se le hiciera tarde? Era la primera vez que le ocurría. ¿Acaso su despertador no funcionó bien esta vez? "Gaz tuvo algo que ver en todo esto, lo sé. Con razón amaneció tan soleado hoy, pero ni siquiera es eso, lo que pasa es que me levante más tarde de lo normal pero no fue mi intención".-Se detuvo unos momentos para recuperar el aire y descansar sus piernas un poco, después continuo corriendo.-Ojala me dejen presentar el examen, por favor.- Y es que se había preparado toda la semana para ese examen, el llegar tarde implicaba perder el derecho de hacerlo, aparte de que la profesora no se tocaba el corazón por ningún alumno. Finalmente llego y recorrió el pasillo para llegar a su salón, una vez estuvo ahí y toco varias veces para que le abriera la profesora, quien salió con una carpeta llena de hojas que seguramente serían los exámenes.
-Llega tarde-Dijo con voz cortante la profesora.
-¿Pero puedo pasar?
-Sueña si cree que lo voy a dejar pasar.-Dijo con un tono frio.
-Por favor permítame pasar, usted sabe que yo soy un alumno ejemplar y nunca llegaría tarde, pero hoy mi despertador…seguro mi hermana modifico la hora a propósito y por eso…-Pero la profesora no lo dejo continuar.
-Mire señor Membrana, aprenda a que los alumnos ejemplares no existen. Todos los chicos de los cuales ha escuchado tienen promedio de diez, es porque son unos lambiscones con los maestros, pero conmigo no es el caso.-El joven estaba a punto de interrumpirle con algún argumento, pero la profesora continuo su discurso.-Además, no intente echarle la culpa a nadie de su retraso.
-Créame que le digo la verdad, mi despertador no tendría por qué haber fallado, además estuve estudiando toda la semana por esto, deme una oportunidad.
-Si le doy una oportunidad a usted, tendría que dársela a todo el mundo y esa no es una opción. Pero algo bueno sale de esto, y eso es que usted podrá venir a tomar cursos para preparar su califiacion en el examen de recuperación el cual será el próximo viernes.
-¡Pero yo nunca antes he venido a cursos de recuperación, no me haga esto!
-Siempre hay una primera vez para todo.
-Eso significa que…me perderé mis vacaciones-Comento con tono desanimado.
-No solo usted, sino todos los demás que reprueben hoy, así que no será el único.
-¿Y qué espera que le diga a mi papá? ¡Si se entera que no hice el examen me va a matar!
-En verdad lo siento, pero no hay nada que pueda hacer, usted ya reprobó la materia.-Diciendo esto, abrió su carpeta y le mostro una hoja en blanco; efectivamente era el examen sin contestar, tenía impreso ya el nombre de Dib y aparte estaba marcado con tinta roja una enorme calificación reprobatoria. Se lo entrego y volvió al salón, cerrando tras de sí la puerta.
-Oh no, no, no.-Se decía a sí mismo.-Esto no puede estar pasando; nunca antes he reprobado ¡Es horrible!-No sabía qué hacer en esos momentos, simplemente podía sentirse fatal por reprobar, y lo peor fue que reprobó y ni siquiera le permitieron contestar absolutamente nada, era tan injusto. No podía sino observar a sus demás compañeros mientras contestaban su examen desde la ventana que le permitía observar el interior del salón. Vio como Zim se levantaba de su asiento para ir hasta el escritorio de la profesora y entregarle su examen; se le veía bastante contento, y a la misma profesora también; casi podía jurar que le dijo a Zim que le iría bastante bien, y no era de extrañarse; Zim era un alíen que venía de otro planeta donde seguro tenían una inteligencia superior, por lo que los problemas de matemáticas eran pan comido para él, pan comido, o lo que fuera de lo que Zim se alimentara, pues ni siquiera pan podía comer, le hacía daño a su squeedly spooch. También observo como el otro volvía a su lugar bastante feliz y sacaba una libreta para ponerse a hacer garabatos en ella y pasar el rato. En esto, Dib frunció el ceño, una clara señal de que estaba molesto; sinceramente no creía que Zim estuviera garabateando en la libreta solo dibujitos, debía estar planeando algo malvado para apoderarse de la tierra, como siempre lo ha querido; lo bueno es que nunca le ha resultado.
Esta vez, igual que las demás anteriores, Dib estaba dispuesto a averiguar lo que Zim tramaba para detenerlo. Sabía que algún día de esos, tendría éxito, y que finalmente le demostraría a la humanidad lo que Zim era realmente y que el resto no podía ver. Había veces en las que se preguntaba ¿Por qué él? ¿Por qué solo él? Únicamente Dib podía ver a través del disfraz de humano de Zim y darse cuenta que no pertenecía a este mundo. Pero eso era un hecho, solo él tenía la suficiente capacidad para notarlo, y por ello se proclamó a si mismo defensor de la tierra, y cuando lograra salvarla, finalmente llegaría a ganarse el respeto de todos aquellos que lo llamaron loco alguna vez, seria mundialmente reconocido…pero ahora…se sentía tan celoso del alíen; si no fuera por Gaz, Dib hubiera podido presentar su examen, incluso pudo haber terminado antes que Zim y todo hubiera estado perfecto, pero hoy simplemente no era su día.
Decidió sin mucho ánimo sentarse en el pasillo mientras su espalda la apoyaba contra la pared; de su mochila saco su teléfono celular y con sus audífonos empezó a escuchar música mientras se ponía a pensar acerca del sueño que tuvo en la mañana. "Debí haber conocido a una mujer cuando solo tenía dos años, pero no me imagino quien pudo haber sido". Recordó también las últimas palabras que la mujer le dijo "Feliz cumpleaños" .Y era verdad, ese día justamente era su cumpleaños, pero aparte de ella, nadie más lo había felicitado por eso; a su hermana no la había visto aun, y su padre estaba muy ocupado, igual que siempre, como para decirle esas palabras. "Esa mujer conoce mi fecha de cumpleaños ¿Cómo puede ser? Aparte de mi familia, dudo que alguien más la conozca, nunca se la he dicho a nadie". Todo lo que había pensado hasta ahora lo confundió mucho, aparte de que le bajo la autoestima: Siendo su cumpleaños, nadie lo felicita, y reprueba su primer examen. Comenzaba a preguntarse si de casualidad se hubiera levantado ese día con el pie izquierdo.
Faltaban ya solo cinco minutos para que la clase terminara y los chicos comenzaron a salir del salón. Dib guardo su celular en su pantalón y los audífonos en la mochila; se puso de pie y cuando vio que Zim también salía, le impidió rápidamente el paso para impedir que se le escapara.- ¿A dónde crees que vas Zim?
-Quítate del camino de Zim, Dib-gusano, tengo una ¡Gran necesidad! Por ir al baño.
-Al baño…si, como no-Dijo sarcástico-A puesto a que los de tu especie no tienen ni siquiera la necesidad de ir al baño; y si así fuera ¿Por qué vas allá con una libreta en tus manos, eh?
-¡Eso no es de tu incumbencia, tonto humano!
-¡¿Qué es lo que ocultas?! ¡Dame esa libreta!-Tomo la libreta mientras tironeaba de ella para hacer que el otro la soltara pero Zim no cedía.
-¡Maestra…-Zita, una chica de la clase de Dib y Zim, comenzó a llamar a gritos a la profesora, quien seguía dentro del aula revisando los exámenes.-…Zim y Dib pelean de nuevo!
-¡Deténganse los dos!-Ordeno ella cuando ya había salido. Los tomo a ambos por detrás del cuello de sus ropas y se los llevo camino a la dirección.
-¡Espere, todo esto es culpa de Zim!-Exclamo Dib en un intento por protestar.
-¡Mientes!-Rezongo el otro.
-¡Cállense! Me tienen harta.-En ningún momento dejaba de guiarlos a la dirección.-Siempre peleando, no hay un día en el que no se peleen. Dib, ya te deje en claro que los alumnos ejemplares no existen, pero si bien quieres actuar como si fueras uno, debes saber que no debes ocasionar peleas entre compañeros. Y tú Zim, no debes ceder a que Dib te provoque, evita que cosas como estas se repitan.-Para ese entonces ya estaban frente a la puerta de la dirección, la maestra giro la perilla e hizo que ambos chicos entraran.-Director, estos jóvenes peleaban entre ellos, vea que castigo les pone.
-Si maestra, no se preocupe, yo me encargo, gracias.-La maestra cerró la puerta y dejo al director con los otros dos.-Muy bien jóvenes, siéntense.-Ellos obedecieron.- ¿Quién inicio la pelea?
-¡Él fue!-Gritaron al unísono mientras se señalaban acusadoramente.
El director hablo con voz cansada y dio un suspiro.-No sé por qué siempre me empeño en averiguar quién fue el responsable si nunca obtengo una respuesta clara. Creo que lo mejor será castigarlos a ambos.
-¡No es justo!-Dijeron a la vez.
-Si ninguno piensa ser sincero, entonces me temo que es lo único que puedo hacer.-Ambos chicos se dirigieron la mirada, para luego bajarla hacia el suelo con aire de culpabilidad.-El castigo para los dos será venir en días de vacaciones a pintar todos los salones del lado norte de la escuela para darles un ambiente más nuevo.
-Pero yo debo venir a los cursos de recuperación.-Dijo Dib.
-¿Acaso reprobó algún examen?
-Si.-Respondió avergonzado.
-Pues entonces tendrá que venir a sus cursos, y aparte a pintar los salones.-Esta última idea no le agrado para nada al chico.-De hecho, pueden empezar hoy mismo si quieren, a las 3:00 estaría perfecto. Bueno, eso es todo, vuelvan a clases.-Ambos chicos salieron de la dirección para volver a su aula.
-¡Todo es tu culpa Zim!-Dib dejo de caminar para enfrentársele.
-¡¿Mi culpa?!-Zim también se detuvo.- ¡Mientes sucio humano! Si no fuera porque te metes siempre en donde no te llaman, nada de esto hubiera pasado.
-Jóvenes-La voz del profesor con el que ahora les tocaba clase, estaba en el pasillo también y a ambos los sacó de su discusión.- ¿Qué hacen afuera de su salón? Vamos allá.-El profesor los guio de nuevo al aula y en todo el resto del día, ni uno ni otro se dirigieron la palabra, solo se dedicaban miradas de odio mutuamente pero nada más; no querían tener más problemas por volver a pelearse.
La hora de la salida llego y Dib se fue con paso tranquilo a la secundaria de su hermana para irse junto con ella a casa. Espero hasta que saliera y solo así ambos emprendieron el camino juntos, pero de igual forma ninguno iniciaba una conversación, hasta que Dib hablo primero.-Bien, ¿Ya estarás muy feliz, o no Gaz?-La pregunta no le hizo gracia a su hermana.
-¿Acaso se ve que este feliz, o qué?
-Bueno, ciertamente nunca demuestras estar feliz exteriormente, pero debes estarlo ahora interiormente, porque gracias a tu mala broma reprobé mi examen.
-Yo no te he hecho ninguna broma, tonto.
-¡No finjas más, sé que fuiste tú! ¡Cambiaste la hora de mi despertador a propósito para que llegara tarde!
-Ah, eso.-Dijo como si nada.-A eso yo no le llamaría broma Dib, yo le llamo venganza.
-¡¿Por qué lo hiciste?!
-¡Porque extraviaste mi Esclavo del Juego!
-¿Ese estúpido videojuego? Yo no lo extravié ¿Por qué haría algo así?
-Sé que lo escondiste en algún lugar para perjudicarme. Más te vale que cuando lleguemos a casa me digas donde lo tienes o si no…-Dejo la frase sin terminar, dejando que su hermano se imaginara lo peor que Gaz podría hacerle si no recuperaba su videojuego.
-¡Por tu culpa no tendré vacaciones esta vez!
-Ese el precio que tienes que pagar por lo que hiciste.
-¡Ya te dije que yo no hice nada!-Se la pasaron discutiendo todo el camino. Ambos estaban en su máximo punto de enojo, cada quien con su respectiva causa, y en parte Dib a la vez se desquitaba con Gaz lo que no pudo desahogar con Zim. Cuando llegaron a casa cada quien se encerró en su habitación, azotando las puertas fuertemente. Dib sabía que Gaz podría entrar en cualquier momento, si era posible, con un cuchillo en mano para hacerle daño; no quería lidiar con ella estando con ese carácter, así que le puso seguro a la puerta para no dejar que entrara.
Ahí fue empezó a desquitarse aun con todos los muebles de su cuarto; seguía sin poder hacer que el enojo se le pasara. Comenzó dándole de golpes y patadas a su cama, haciendo que las sabanas se desacomodaran y que el colchón se moviera de su lugar. Berrinchaba como si de un niñito pequeño se tratara, igualmente se quejaba de todo lo malo que le ocurrió ese día y empezaba a decir malas palabras en contra de Zim…si tan solo él estuviera ahí para oírlas… Luego se fue contra los posters que tenía pegados en la pared; los arranco todos y los despedazaba con sus manos hasta que no quedo ninguno. En su habitación tenía un pequeño librero, se fue contra él y contra todos los libros que estaban ahí, los tiraba por el suelo sin ningún cuidado y también a algunos les arrancaba las hojas. Su propia ropa, una lámpara de noche, su despertador, todo eso quedo botado en el suelo o hecho pedazos, en especial ese último aparato. Finalmente terminaría por romper con su propio puño el espejo de cuerpo completo que colgaba de la pared; esto ocasiono un gran desastre de vidrio roto y también el que su mano derecha empezara a sangrar gracias a los cortes que se dio al impactar con el espejo. Por fin sus fuerzas se agotaron y solo pudo ir y tumbarse en la cama desordenada; la sangre de su mano ensucio las sabanas pero no le importó, solo comenzó a quedarse dormido tal vez solo por unos diez minutos, pues se despertó al acordarse de Zim y lo que estuviera tramando en esos momentos. Se dispuso a abandonar la casa para ir a espiarlo como siempre y detenerlo, pero antes busco en el cajón de su mesa de noche unos vendajes que tenía guardados para colocárselos alrededor de su mano lastimada para que dejara de sangrar. De alguna forma u otra, algo lo hizo dirigir la mirada hacia el suelo; ahí encontró tirada una pequeña fotografía, fue lo único que le importo mirar, ni siquiera le dio mayor importancia al resto del desastre que hizo. Se acercó y tomo la foto entre sus manos. Esta mostraba a una mujer de aproximadamente treinta años de edad; curiosamente guardaba un gran parecido con Gaz.- ¿Quién es?-Se preguntó Dib. Se guardó la foto en uno de los bolsillos de su pantalón. Salió de su cuarto y bajo las escaleras para salir, pero la voz de su padre lo detuvo.
-Hijo, que bueno que llegaste; llama a Gaz y dile que quiero que los dos bajen al laboratorio en este instante, hay algo que quiero mostrarles.
-¿Puede ser después? Ahora debo salir y…
-¡Dije en este instante Dib!
-Está bien, ya voy.-Fue de mala gana al cuarto de Gaz, toco la puerta para que le abriera.
-¿Qué es lo que quieres? ¿Vienes a devolverme mi videojuego?-Preguntó.
-No, pero tranquila, no quiero pelear; papá dijo que nos quería a los dos en el laboratorio justo ahora.-No importaba que tan furiosa estuviera Gaz entonces, siempre que se trataba de su padre hacia su mayor esfuerzo para calmarse y solo así se fue delante de Dib para ir al laboratorio. Su padre tenía la puerta abierta para recibirlos ahí y les dijo con bastante entusiasmo:
-Hijos, hoy es el día en el que al fin termine el proyecto en el que estaba trabajando desde hace tiempo.
-¿Y cuál es ese proyecto?-Pregunto Gaz.
-Princesa-Hablo el profesor amablemente para intentar levantarle el ánimo a su hija, ya que su tono de voz no se mostraba muy alegre.-ya sé que a causa de este trabajo los he descuidado bastante tiempo, pero créeme que vale cada segundo. Les presento ¡La primera máquina del tiempo funcional en la historia!-Diciendo esto levanto con orgullo su mano derecha, mostrándole a sus hijos que en ella sostenía un simple reloj en color oro, bastante moderno, por si fuera poco, aparte de tener manecillas que ya te marcaban la hora, en su centro tenía una pantallita donde se mostraba la fecha de ese día de forma digital. Su pulsera era de acoplamientos montados de metal dorado que hacían juego con la caja del reloj.
-Es solo un reloj-Comento Dib sin mucho entusiasmo.
-Un reloj muy bonito.-Agrego Gaz de la misma forma.
-Eso es lo que aparenta, pero en realidad si es una máquina del tiempo. Si se dan cuenta, la hora digital representa el día de hoy; si quisiéramos viajar al pasado o al futuro, solo es cuestión de poner el día exacto en el reloj digital.-Comento feliz.
-Papá, hablando del día de hoy, se celebra una fecha importante ¿Lo recuerdas?-Dib esperaba que su padre recordara su cumpleaños y que lo felicitara por eso.
-Oh no Dib, yo soy malo recordando las fechas importantes. No recuerdo ni siquiera el día en que naciste.
-¡¿Cómo dices?!-¿En verdad su padre era tan olvidadizo como para no recordar las fechas en que nacieron sus hijos? Pues al parecer así era.
-¿Esa cosa funciona?-Pregunto la chica, ignorando el comentario de su hermano.
-Eso es lo que vamos a averiguar.
-Papá, no entiendo.-Comento su hijo con algo de molestia.-Tu mismo hace tiempo comentaste que hacer intercambio de objetos del presente en el pasado era algo peligroso y estúpido*, ahora si un ser humano viajara en el tiempo, eso sería mucho peor. ¿Entonces por qué construiste una máquina del tiempo?
-Despreocúpate por eso, yo nunca dejaría que ustedes utilizaran esta cosa porque no sabemos qué consecuencias puede traer. Además de que es probable que no funcione correctamente, existe la posibilidad de que le indique viajar a una fecha determinada y te mande a otra equivocada, o podrías incluso quedar atrapado en el tiempo para siempre, pero de todas formas, el ser humano no será el primero que haga un viaje en el tiempo; será un chimpancé. Así comprobaremos si es seguro, y si funciona, ¡Será el descubrimiento más reconocido mundialmente!
-¿Y qué tal si no sirve?
-En ese caso habré desperdiciado dos meses de mi vida trabajando en esto.-El profesor desde un rincón del laboratorio, fue y regreso trayendo consigo una jaula con un chimpancé adentro.- ¿No es lindo?-Refiriéndose al chimpancé.- Mande a traerlo desde hace una semana y llego esta tarde mientras estaban en la escuela. Ahora salgamos de aquí. No haré una primera demostración sino hasta que toda la prensa llegue, ya mande a llamarlos también.-Diciendo esto Dib y Gaz abandonaron el laboratorio mientras su padre colocaba el reloj encima de un pedestal para después oprimir unos botones para activar el código de seguridad de rayos laser con una clave de números; así ya nadie podría tener acceso a pasar de nuevo si no era obteniendo esa clave correctamente.
Una vez estuvieron de nuevo en el primer piso de la casa, el profesor les dijo que se quedaran ahí cuidando al chimpancé sin hacer nada más.-Mientras tanto saldré a comprar bocadillos para cuando los demás lleguen.-Se despidió de ambos y se fue a hacer ese mandado.
Gaz se sentó en el sofá mientras la jaula con el chimpancé estaba frente a ella.-Sabes Dib ese chimpancé se parece a ti; más bien, tú te pareces a él.- Al ver que su hermano no le dijo nada, reiteró.-¿Escuchaste lo que dije?
-Gaz…esto es perfecto.-Comento con voz animada. Seguía parado ahí mirando hacia las escaleras que descendían al laboratorio, sin mirar fijamente a Gaz.
-¿A qué te refieres?-Lo miro extrañada.
-Me refiero al reloj ¿No entiendes? ¡Podría usarlo para viajar al pasado y demostrarles a todos que Zim es un alíen desde el principio!
-Estás loco ¿Pero que no oíste lo que papá dijo? Es peligroso intentarlo, no sabes que es lo malo que podría pasar.
-¡Tengo que intentarlo!-Le grito.-No importa si muero en el intento.
-De todas formas necesitas desactivar los rayos laser para obtenerlo, nunca podrás lograrlo.
-Yo vi cual fue la clave que papá oprimió.
-¿En serio?
-Sí. Ven, acompáñame.
-Oh claro, me gustaría averiguar si en verdad te quedas atrapado en el tiempo para siempre, seria grandioso.-Juntos volvieron abajo. Dib abrió la puerta que después de todo no había quedado bien cerrada, se acercó al pequeño tablero que estaba en la pared para oprimir el código y que los rayos laser desaparecieran. Cuando finalmente no hubo más obstáculos en el camino, tomo el reloj entre sus manos y casi con una gran desesperación apretó los botones del aparato, indicando con ellos la fecha en la cual Zim llego por primera vez a la tierra.
