Renuncia: todo a los hermanos Duffer. El nombre del fanfic pertenece a una canción de Pink Floyd.
Advertencias: Basado entre las temporadas 1 y 2.
Notas: No me pregunten, yo tampoco sé muy bien qué es esto (¿?).
Is there anybody out there?
"La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía".
Dylan Thomas.
Will es mitad fantasma, mitad carne.
Ha dejado la niñez a mitad de la carretera vieja, arrastrándose ya olvidada por la tierra entre los bosques. Ha dejado a la infancia casi muerta, olvidada, cuando la oscuridad lo devoró casi por completo. Aún recuerda el frío viscoso tras su espalda la noche en que esa sombra negra como el óleo le rodeó la vida, llevándoselo más profundo que el infierno.
(Pensó:
"Mamá, mamá…
me está arrastrando.
El monstruo que habitaba en mi armario,
bajo mi cama,
ha logrado alcanzarme
y está arrastrándome con sus uñas largas").
Will ha ido a un lugar más espantoso que el infierno. Sus ojos se han quedado en esa niebla grisácea y la piel le tiembla de frío como si aún estuviera entre los brazos del monstruo horrible. A Will no le importa haber sido sacado de allí, realmente no importa mucho si mamá y Jonathan le estrechan las manos llorando, no importa mucho que Mike, Dustin y Lucas lo miren con los ojos rojos del llanto y las sonrisas felices. No importa mucho. Porque él no es él.
(Piensa:
"Mamá, mamá…
¿Sigo dentro del monstruo?
¿O al final, después de todo,
soy yo quien lo devoró
y ahora vive dentro de mí?").
Will es mitad infierno, ya no es un niño.
(ha dejado su infancia veraniega vagabundeando por el Otro Lado).
Ha dejado los viejos miedos ingenuos. Will sabe que los monstruos no habitan en la casa, o en el porche, el ático o el sótano. Sabe que no tienen las uñas amarillentas, los colmillos largos, los ojos inyectados de verano terrorífico, no susurran con una voz más turbia que la noche. No. Will ya ha vivido con ellos. Son más fríos que el espacio infinito, provocan en él una soledad tan inmensa como una dimensión hueca, la oscuridad es espantosamente profunda y sin estrellas. Son silenciosos. Will lo sabe; lo sabe bien, porque ha llamado a gritos a mamá, a Jonathan, a Mike, a todos.
("y nadie ha podido llegar hasta mí").
Will es mitad carne, mitad espectro.
Lleva el infierno enredado entre sus costillas adoloridas (ese lugar es frío y vasto, infinito y solitario, igual que una galaxia sin estrellas).
A veces se puede ver a sí mismo asomado en la ventana, a veces oye gritos por la noche y son suyos, a veces oye pasos que retumban en el pasillo, como una sombra inmensa dirigiéndose hacia su habitación.
Acechando, buscándolo.
A veces mamá le mira con miedo, porque él murmura palabras frías inentendibles, pero que erizan el alma de todas formas. Jonathan también, le toquetea el brazo para ver si él sigue siendo él, y se convence que es así, engañándose. A veces puede ver la mirada extrañada de sus amigos.
Pero–
Hay cosas peores que la muerte.
(como, por ejemplo, que el cielo siempre está tormentoso, y siempre hay una mano negra y fría tocándole la espalda por detrás).
.
.
.
Will se despierta por las mañanas y sabe que ahora él mismo es el monstruo. Tiene la mirada vacía, la comisura de los labios gastados, la piel pálida, frío en su sangre y su alma, caminando en el constante fin de la nada. Y sabe muy bien que ya no hay nadie a quien llamar, nadie que lo pueda ayudar pues ya no existe niño que salvar.
Y ahora se levantará y caminará por los pasillos de la casa.
Acechando, acechando, acechando…
