¡Hola lectoras! Les doy la más cálida bienvenida a mi nuevo fic "En la oscuridad de tu mirada" esta historia será corta, desde el contenido en los capítulos como hasta el número de estos. Sera triste, muy triste, así que las que tengan corazón de pollo, preparen los pañuelos, la temática girara en base a lo difícil que puede ser perdonar y lo que estaríamos dispuestos hacer para redimirnos, así que si no ven mucho amor, desde ya les digo que lo siento. Sin embargo espero que le den una oportunidad al fic y a esta demente escritora. No les quito más el tiempo, sumérjanse en mi drama…

Todos los personajes pertenecen a J.K.R. Yo solo me divierto inventando locas historias.

XOXOX DLM

Capítulo 1 Código Negro

― ¿Qué? ¡No puede ser! ― esa fue la respuesta que Hermione había dado al enterarse que estaba embarazada ― no, no, no, ― decía una y otra vez en medio de un mar de lágrimas mientras se ponía de pie.

― Tranquilícese señorita, le hará daño, tranquilícese por favor ― le pedía una enfermera que caminaba detrás de ella de un lado para otro tratando de calmarla.

― ¡No, maldita sea! ¿Por qué a mí, por qué a mí? ― Hermione se dejó caer en el frío piso de su habitación en San Mungo ― ¿Por qué? – repetía entre gemidos mientras se enterraba sus uñas en las piernas.

― Desmaius ― habló una voz fría que arrastraba las palabras ― ¿Por qué no la habían aturdido? ― Preguntó molesto ― ¿que no ven que se puede hacer daño en la condición que está ahora? ― le gritó al par de enfermeras que cuidaban de Hermione mientras que con su varita la levitaba para depositarla de nuevo sobre la cama.

― Lo sentimos ― contestó la enfermera más joven, si bien el rubio era tan solo pasante de sanador, en San Mungo era toda una leyenda por sus vastos conocimientos y su magnífico desempeño, ya que no por nada él estaba a cargo del caso de la señorita Granger que era altamente confidencial y delicado. Todo eso bastaba para ser respetado y admirado.

― Salgan ― les ordeno el rubio, las enfermeras obedecieron de inmediato, camino lentamente hasta la cama de la joven y la observo, aun eran muy notables los cardenales en sus muñecas y brazos, tenía mordidas sobre sus piernas y varios hematomas alrededor de su cuello, su rostro aún estaba inflamado por los diversos golpes que había recibido, no podía evitar sentir pena por la chica y más al enterarse como había pasado todo eso.

Se le contrajo el pecho al recordar la condición de Hermione al ingresar en San Mungo aquella madrugada de verano.

Se encontraba en su hora de comida tomando una taza de café cuando una enfermera había entrado corriendo dirigiéndose a él al no encontrar a nadie más en la cafetería, eran las tres de la mañana.

¿Dónde está el doctor Marcus? ¿Dónde está? ― Casi gritaba la desesperada enfermera, el doctor Marcus era el que estaba de guardia esa madrugada.

No está, tuvo una emergencia y se marchó, me dejo a cargo ¿Qué pasa? ― Le pregunto al momento que se ponía de pie.

La enfermera lo evaluó, no sabía qué hacer, él tan solo era un pasante de sanador, un pasante arrogante y presuntuoso ― se necesita un doctor ― le puntualizo ella.

Te he dicho que estoy a cargo y si es necesario le llamare al doctor, pero primero tengo que evaluar la situación ― caminó hacia la sala de emergencias empujando en el camino a la enfermera, le disgustaba que dudaran de sus capacidades, no por nada iba tan adelantado en sus estudios para volverse medimago.

La enfermera resoplo al ver que la batalla estaba perdida ― está en la habitación siete del último piso ― le informo y camino hacia la habitación mencionada.

A Draco le intrigó que ya tuviera habitación y además en el último piso, ese lugar estaba reservado para tratar casos confidenciales, extraños o de alta emergencia. Caminó de prisa hasta la habitación. Al llegar se llevó una gran sorpresa por el panorama, jamás pensó que volvería a ver a esos tres y menos en esas condiciones.

Ron Weasley vestía solo una playera y un bóxer los cuales estaban cubiertos de manchas de sangre, Harry Potter solo unos jeans, igual manchados de sangre, sobre su pecho desnudo llevaba marcados varios rasguños muy profundos, su cabello desordenado, las gafas rotas, los dos iban sin zapatos, pero lo más extraño fue el claro miedo dibujado en sus rostros. Harry le señalo la cama.

Se dirigió rápidamente a la cama y se encontró un bulto en vuelto bajo una sábana llena de sangre, solo se apreciaba una mata de cabellos, lo hizo a un lado y se encontró con el rostro de Hermione Granger, o lo que parecía haber sido su rostro.

Recorrió un poco la sabana, se percató que estaba desnuda y llena de lesiones, rápidamente reviso sus signos vitales, constato que seguía viva de suerte, de inmediato hizo que ingresaran a la sala un equipo médico para proceder a estabilizar a su antigua compañera de colegio.

¿Qué fue lo que le pasó? – Interrogó a Ron y Harry que lucían terribles y se habían negado a dejar la habitación hasta no saber que ella se salvaría.

No… nosotros… no… no quisimos… ha… hacerlo ― dijo en forma entrecortada un tembloroso Ron que se jalaba los cabellos desesperado sin quitar su vista de encima de Hermione que seguía inconsciente.

Harry se llevó sus manos a la cara para intentar contener el llanto y se dejó caer de rodillas al piso.

Háblenle al ministro, díganle que es un código negro y nadie a parte de ustedes y yo puede entrar a esta habitación ordenó el pasante.

Código negro era como se designaba a los casos de mayor importancia y secretos en San Mungo.

Dio un fuerte respiro para dejar de lado en sus pensamientos la forma de cómo la encontró, pues ahora debía centrarse en cómo recuperarla.

Deslizó su mano por el rostro de ella y acomodó unos de sus rizos tras su oreja izquierda, ¿Por qué tú?, se preguntó el joven.