Capitulo 1: El Bosque

Un joven muchacho bajó los escalones de su santuario. Su kimono blanco y azul de onmyoji era demasiado brillante, pero eres perfecto para su piel pálida y su pelo de color azul claro. Levantó la vista hacia su santuario, el cual ahora quedaba muy lejos y continuó su paseo. Algunas personas que paseaban le reverenciaban y le sonreían. El pálido chico sonrió y continuó su camino hacia una casa concreta. La casa parecía estar a punto de caerse, pero seguía siendo estable. Mientras caminaba, los niños salieron a su encuentro.

-¡Kuroko-dono!-gritaron y sonrieron mientras se agarraban a su kimono.

Kuroko, de piel pálida, de cabello azulado, sonrió a los dos niños pequeños que se habían aferrado a él. Entró con ellos en el interior de la casa y se sentó. La familiar era muy pobre, pero aún capaz de sobrevivir gracias a la ayuda de Kuroko. Los padres de los dos niños ofrecieron algo de té a Kuroko y se sentaron frente a él.

-He escuchado que tenéis que hablar conmigo sobre algunos espíritus del bosque. ¿Podríais explicármelo?-la amabilidad de Kuroko, incluso hacia las personas pobres en el pueblo, rápidamente se ganó el corazón de ellos.

-S-Si, Kuroko-dono-el padre empezó a hablar-Estaba cortando algo de leña, cuando de repente fui atacado por algo. No pude verlo, pero seguramente estaba enfadado conmigo, creo.

-Cuando volvió a casa-continuó su esposa- estaba cubierto de tierra y barro. Solo trajo unas pocas ramas con él.

Kuroko miró al lado de la puerta. Era verdad. Solo había una pequeña pila de ramas al lado de la puerta. Era bastante triste mirar su estado, pero Kuroko se levantó y les sonrió.

-No se preocupen. Pueden venir a mi santuario y coger algo de leña. Iré a ver lo que ha enfadado a los espíritus. Gracias por su hospitalidad, me iré ahora mismo.

Los dos niños pequeños no querían que Kuroko se fuese y se aferraron a él. Kuroko sonrió y acarició sus cabezas y les dijo que volvería a jugar con ellos. Al salir de la inestable casa, se dirigió hacia el bosque. Su casa no estaba demasiado lejos de allí. Kuroko empezó a caminar hacia arriba, subiendo una pequeña colina y entonces continuar hacia arriba. Escuchó unas pequeñas voces y se preguntó si se trataba de pequeños espíritus del bosque. No eran capaces de hacer daño a nadie ni a nada. Si la gente decidía que necesitaban leña, así era. Los pequeños espíritus del bosque les dejarían tomar un poco, pero nunca atacarían a los humanos. Kuroko continuó caminando hasta que se detuvo donde el hacha del marido estaba clavada aún en el árbol.

-Es un espíritu lanzador.-Kuroko escuchó que los pequeños espíritus del bosque susurraban entre sí y ese murmullo iba fortaleciéndose y extendiéndose por todo el bosque.

-Espíritu lanzador, espíritu lanzador.-Kuroko miró hacia abajo para sentir un pequeño tirón en la pierna, siendo este un espíritu de bosque.- ¿Sí? ¿Cómo puedo serle de ayuda?

El transparente espíritu del bosque caminó hacia las manos de Kuroko y le susurró al oído que había dioses espíritu en su bosque, reclamando lo que es suyo y no permitían a ningún humano pasar a través de él. Kuroko preguntó sobre eso, porque era capaz de entrar en el bosque. El espíritu del bosque fue colocado en el hombro izquierdo de Kuroko y caminó hacia donde el pequeño espíritu le señalaba y le dio algunas semillas de árboles. Era justo lo que necesitaban para replantar los árboles que los humanos cortaban. El espíritu hizo una reverencia y se fue con los otros espíritus que los siguieron de cerca.

Kuroko continuó andando y escuchó el fuerte ruido de golpes y pelea. Empezó a caminar hacia abajo y caminó entre los árboles, con la esperanza de que debería ayudarle a equilibrarlo. Miró hacia arriba: tres espíritus estaban luchando por quien tenía el derecho de reclamar la tierra. Un dios tigre de color blanco, otro era un zorro de nueve colas y también un Tengu. Kuroko se quedó deslumbrado por los tres. Eran muy hermosos, pero estaban destruyendo los árboles de alrededor y creando estragos.

Justo cuando los tres dioses estaban a punto de caer agotados, el pie de Kuroko resbaló y se cayó. Los tres dioses le miraron y Kuroko a ellos.

-Err…-Kuroko empezó a tartamudear. Los tres dioses continuaron mirando a Kuroko.