Disclamer: Ni la saga ni los personajes me pertenecen estos son propiedad de Stephenie Meyer, sin embargo, la historia es de mi autoría.
Agradezco a Araceli por prestarme su historia amorosa para crear esta locurita pues ella representa algunas actitudes de Bella y sus pensamientos en su mayoría, pequeña Arii espero que te guste, recuerda que los sueños pueden hacerse realidad, ya no te lamentes por lo que fue o no fue, piensa que por algo pasan las cosas. Gracias por brindarme tu amistad incondicional y por hacerme reír con tus ocurrencias ¡eres única no lo olvides! Te quiero.
Capítulo uno
Nunca sabes con que puedes tropezar
Estaba absorta en mis pensamientos de camino a la escuela, mi madre me reclamaba que "tenía que ir a hacer ejercicio" me sabía ese sermón de memoria por lo que decidí que ignorarla, un día no me haría daño, iba pensando en lo guapo que era… en su espalda marcada, en su labios bien definidos, delgados y rojizos que tanto invitaban a ser besados, en sus cabellos cobrizos despeinados y sedosos… En su forma de caminar, en su actitud, en la forma en que lideraba a sus amigos… en definitiva era el hombre que yo siempre había soñado. Lástima que no era la única que lo consideraba el hombre de sus sueños… mis amigas también se sentían embelesadas por Edward Cullen y obviamente no éramos las únicas en toda la escuela… Quizá no era tan popular pero el chico se daba sus aires de importancia.
Mi madre me dejó en la escuela como de costumbre y sentí un gran alivio de que mis oídos ya no estuvieran aturdidos con tantas recomendaciones… Seguía pensando en Edward cuando sentí que mis pies se tropezaban con algo o mejor dicho alguien… un momento, no era solo una alguien era él alguien Siempre había sido muy distraída, normalmente me tropezaba hasta con el aire y el día de hoy me había reprimido a mi misma por haber llevado zapatos altos nunca los llevaba ¿Tenía que haber sido hoy? ¿Tenía que haber chocado con él? Nunca había odiado tanto mi torpeza como hoy… esos fuertes brazos seguían sosteniendo mi cuerpo para evitar que me cayera… ¿¡Porque tenía que haber sido el! Pensando en el Rey de Roma…
–Perdón, perdóname soy muy torpe de verdad perdón...- Le dije observando con atención esas dos esmeraldas que me miraban con sorpresa decidí que lo mejor era desviar mi mirada no fuera a ser que me quedara perdida como una idiota en esos ojos verdes- ¡Oh por dios! mis cosas– estaban todas regadas por el suelo. Comprendió lo que quise decir y me soltó para que pudiera recogerlas.
–Amm… ¿Estás bien? –Nunca lo había escuchado hablar su voz era tan varonil tan seductora… supongo que su voz tenía que combinar con su apariencia "No me merece nadie" aunque en realidad de seguro no estaba pensando en mi bien… lo observé mientras recogía mis cosas, tenía apariencia de incomodidad y miraba al vacío como observando el lugar al que tenía que llegar, quizá viendo que no lo viera nadie... específicamente que no lo vieran sus amigos, porque como ya he dicho no tiene fama de cordial o caballeroso, a menos que busque algo, eso es lo que decían los rumores, yo solo me dedicaba a espiarlo nunca había tenido el valor de acercarme a él.
–Si estoy bien… gracias- Respondí dándome cuenta que probablemente me había tardado mucho en responder
–Bueno tengo que irme…- así que ¿Eso era todo? Reprendí a mi yo interior ¿pues qué esperaba, que se agachara a ayudarme a recoger mis cosas como en las películas? ¿Qué me preguntara mi nombre? Él no podía permitírselo con la actitud que tenía ante sus amigos ¡Pero yo sabía que era diferente! ¡Si estuviera conmigo yo lo haría cambiar! Yo sabía que en el fondo no era así, me lo imaginaba tierno, romántico, frágil como un pequeño niño que necesitaba de cuidados y cariños. No necesitaba a esas mujeres superficiales guapísimas que se aprovechan de su ventaja sobre nosotras las mortales y que solo se interesaban en él porque su padre era un médico con renombre en el país, no necesitaba a mujeres como Rosalie y Tanya, ese par de chicas odiosas de su edad, esta última había sido su novia y presumía a su nueva adquisición como una bolsa o un vestido carísimo de diseñador que acababa de conseguir en el extranjero, para ella él no era más que popularidad.
–Si corre, estoy bien- otra vez me tarde en contestar ¡Malditas divagaciones!
Se alejó corriendo atléticamente, presté especial atención a su espalda marcada como me gustaba observarla vestía una playera azul marino y para no variar jeans Hollister todavía no se alejaba lo suficiente para no leer la marca de sus pantalones. Suspiré. ¿Acaso ese hombre no sabía vestir de otras marcas? No por nada ese apodo le habían dado a su clan "Los hollister" Luego, baje un poco más y observé su trasero... no estaba nada mal, sentí como el color subía a mis mejillas ¿En qué cosas pienso Dios mío? Volví a subir la vista, Lauren y Mike decían que estaba gordo, yo no lo creía así, pero decían que era porque yo lo veía perfecto quizá fuera eso, no lo conocía pero ya me sentía enamorada de él. Recogí mis cosas presurosa cuando me dí cuenta de que era muy tarde y que muy probablemente la profesora no me dejara pasar ¡Todo por andar de observadora!
Afortunadamente la maestra de Literatura me dejó entrar no si una advertencia de por medio; literatura era mi materia favorita y siempre prestaba atención a esa clase por eso me dejo pasar de no ser porque generalmente llegaba puntal a esa clase me hubiera dejado afuera, bueno siempre llegaba puntual a excepción de hoy, debía agradecer mi primer retraso del año a Edward Cullen aunque pensándolo bien era razonable no todos los días te tropiezas con tu amor platónico ¡¿Cómo pude ser tan estúpida? Terminó la clase antes de que me diera cuenta, seguro era porque me había pasado la hora completa fantaseando… No sabía si contarles lo sucedido a mis amigas después de todo no había pasado nada interesante ¿O sí? Me decidí por contarles.
-¡No inventes! chocaste con Edward Cullen!- Había dicho Ángela.
-¡Y te sostuvo en sus fuertes brazos!- Le siguió Jessica.
-Que emocionante- dijeron las dos a coro.- yo no le di tanta importancia al fin y al cabo no me había preguntado mi nombre ni nada, seguro que al final del día ya ni siquiera se acordara del incidente.
¡Que lástima! dijo mi vocecita interior. ¡Osh! Maldita vocecita, siempre tenía que meterse en lo que no le importaba yo no podía hacerme ilusiones con Edward Cullen…
— ¡Tienes que hablarle! había dicho Jessica — sabía que no debía haberles contado nada se la habían pasado especulando cosas todo el día y planeando también, no me molestaba que pensaran lo que quisieran, pero si me las decían, el tema y la situación acabarían por volverme loca pues después mi mente vaga empezaría a crear historias macabras de algo que nunca será y ya se los había explicado a lo que respondieron:
—¡Osh! Eres una aguafiestas, tienes que intentarlo por lo menos; además ese es el punto, si tu empiezas a pensar en ello entonces se te quedara la espinita de hablar con él y ¡así pasara! el destino los unirá- Dijo Jessica dramáticamente como relatando una historia estilo comedia romántica
—Jessica sabes que no creo en el destino
—Pues si Bella dice que no quiere hablar con el yo la apoyo, es su decisión no podemos obligarla a que haga algo que no quiere hacer— ¡Maldita psicología! Ángela era muy buena convenciendo ¡por supuesto que yo quería hacerlo lo que pasaba era que no podía era muy tímida! Pero no podía demostrarles que estaba flaqueando mi decisión
—Gracias Ángela que comprensiva… Además Jessica, el es dos años mayor ¿estás loca?
—Solo digo que se vale confiar un poco en tu ser… ya se va ¿Qué puedes perder?
Me detuve a pensarlo era cierto no haría nada malo solo le hablaría y ya, pero no podía dar mi brazo a torcer tan fácilmente, conocía a Jessica y a Ángela en cuanto les dijera que sí se pondrían como locas a pensar en las mil y una posibilidades, en cambio, si tardaba mas en responder, quizá solo pensarían en 501 posibilidades así que…
—Mi dignidad, mi tiempo, que se yo- Les respondí.
—¡Osh como eres exagerada! obvio no pasara nada malo… piensa ¿qué es lo peor que te puede pasar que te ignore? si pasa eso sabremos que no vale la pena…
Mientras todo esto pasaba Ángela me miraba de reojo sabiendo que pronto iba a caer en su trampa solo bastaba un pequeño empujoncito…
—Sabes que te mueres por hacerlo…— Me mordí el labio ¡maldita sea! ¡Eso era verdad!
—De acuerdo lo haré… pero no será hoy… ni mañana… y muy probablemente no sea esta semana pero juro que le hablaré antes de que se vaya.
—Yeih! — gritaron las dos a coro
— ¡¿Porqué se emocionan? ¡Saben que soy muy tímida! ¡Nunca me atrevería! además no encontrare la oportunidad para hacerlo…
—Pues porque ya aceptándolo es mucho más fácil no te preocupes nosotros nos encargaremos de lo demás
— ¡No! — grité de inmediato no quería que ellas se encargaran de todo definitivamente no… bueno quizá si porque para mí sería mucho más complicado hablarle… si quedara en mis manos no haría nada por intentarlo- Ok, pueden encargarse pero no se pasen ¡porfa!
Pasaron los días y no podía dejar de pensar en aquel incidente, creo que mi adicción por Edward se hacía cada día más evidente desde aquel día que había chocado con el mi mente no había podido dejar de divagar en torno a lo que le diría en el momento en el que le hablara y siempre que me encontrara pensando en eso me reprimía a mi misma pues no debería hacerme ilusiones, sinceramente no le hablaría… y con cada día que pasaba se desvanecían mis esperanzas… además ¿Con qué motivo le hablaría? ¿Qué sentido tenía? No, no iba a hacerlo, en definitiva no lo haría…
Cierto día nos topamos con una amiga de Jessica bueno, en realidad era su prima, se llamaba Jane y era muy agradable, nos caía muy bien y casi muero con lo que me enteré ese día.
Obviamente por ser una de las espías número uno de Edward sabía cuál era su salón y cuando conocimos a Jane estaba sentada en frente de la jardinera que daba a la puerta del salón de él.
-Bueno chicas tengo que irme ya va a empezar mi clase…- y se encaminó justo a la entrada del salón de Edward.
-¡Espera Jane! ¿Ese es tu salón?- pregunté incrédula
- Si ¿por?- Dijo con el rostro más que confundido, no podía imaginarse lo indispensable que podía llegar a ser para hablarle a Edward, algo me decía que seríamos grandes amigas.
-¡Por nada luego te cuento corre a tu clase nos vemos bye!
¡No podía ser posible! ¿De verdad la prima de Jessica iba en el mismo salón que Edward? todavía no me la creía.
-Bella ¿viste eso? es nuestra oportunidad para que le hables a tu Edward mañana buscamos a mi prima…- Me dijo Jessica con entusiasmo. Claro que note el pronombre posesivo que había agregado a su nombre pero no estaba para reclamarle seguía en shock.
No podía evitarlo ya me sentía ilusionada, sentía más cerca la posibilidad de poder hablar con él, pero no sabía si quería, me daba miedo, yo no era la típica chica guapísima tipo modelo de las que seguro debía traer tras él. Tanya, por ejemplo, su ex novia, era una chica alta y blanca de cabello rubio rojizo, con un cuerpo impresionante y una sonrisa divina eso sin contar sus enormes ojos color celeste enmarcados por esas preciosas y largas pestañas; yo, en cambio, era de estatura mediana, no me consideraba fea por supuesto, eso jamás, simplemente era una chica promedio, guapa del montón, ojos color chocolate, blanca, de cabello a la cintura tono marrón y no tenia cuerpo de modelo, pero hacia mi lucha para eso me había estado yendo a correr con Victoria una amiga de mi secundaria con la que me llevaba muy bien. Me daba miedo, porque sabía que lo más probable era que sufriera su rechazo, supongo que no me sentía suficiente para él. Sin embargo esperaba con impaciencia el día siguiente. Quería saber que tan bien se llevaba Jane con él, ella era mi única esperanza.
Aquí me tienen de vuelta con una una nueva historia ¿Qué les parece?
Agradecería mucho que me lo hicieran saber con un pequeño review
Gracias por leer, prometo que intentare ser constante para subir los capitulos confio en que sea sencillo pues esta historia me cautiva, mas que esta basada en hechos reales.
Espero que sea de su agrado, nos leemos bye.
