Disclaimer: Sólo el drabble/viñeta es mío.

Personajes: Emily Fitch, Naomi Campbell.

Summary: Jamás pensó que lo admitiría.

Notas: Dedicado a Leeh. Lo siento, esto fue lo que se me ocurrió.


Emily es todo.

Tiene miedo, le tiemblan las manos y las rodillas, tiene un gran nudo en la garganta y uno mucho peor en el vientre. Mira al frente y sólo ve cabello rojo y labios rojos y mejillas sonrojadas, todo es rojo, todo es Emily. Todo, todo, todo.

Su lengua es roja cuando Emily se acerca y la hace chocar contra la suya. Gime entre los labios que se unen y se mueven, los brazos sin buscar su cuello por miedo a romperla y que se aleje. Emily es diferente, Naomi lo sabe. Emily es la chica con quien ella quiere estar.

Naomi vivió muchos años en negación, pero en las noches el recuerdo de Emily Fitch la azotaba con sus caderas y la dejaba con ganas de decirle al mundo la verdad, que ella quería a esa pelirroja en su cama y en su vida para siempre.

Emily, con sus ojos marrones como el café o el chocolate, o la canela; no, mejor, sus ojos marrones como la tierra húmeda que las rodea mientras sus labios recorren el camino desde su cuello hasta el lugar donde la rubia siempre quiso ser tocada por ella.

Abre la boca y deja que un jadeo suave escape entre ellos, deja que se enrede en el aire y la envuelva con desesperación. Desliza tímidamente los dedos hacia los hombros de Emily, pero en realidad Naomi sólo está allí dejando que la pelirroja haga lo que quiera con ella.

Emily Fitch no lo sabe, pero desde hacía muchos años que podía hacer lo que quisiera con Naomi Campbell. Desde el primer día que caminó frente a ella y la rubia miró directamente a esos ojos marrones que brillaban con miles de estrellas en las pupilas, desde la primera vez que su dulce voz dijo un breve y tímido saludo. Emily sólo dijo Hola y ya Naomi estaba pensando en los Sísísí.

Luego la pelirroja la besaría, seguramente drogada, y eso bastaría para que la rubia no pudiera dormir en las noches pensando en su lengua, en sus manos, en su cabello y en sus caderas. Todo, todo, todo. En su cama, en el suelo de la habitación, en un parque, en todos lados.

Cuando las estrellas en sus ojos le indican que ha llegado al máximo placer, Naomi entierra una mano en el hombro de Emily y la otra en la tierra húmeda, gime algo que suena a Emilyjoderjoderpordiaaaah y arquea la espalda.

Minutos más tarde Naomi tocaría a Emily durante un minuto y ella alcanzaría el éxtasis, ambas se recostarían y dormirían hasta la mañana siguiente.

A la mañana siguiente Naomi se arrepentiría, porque el miedo no la dejaría aceptar que Emily es todo.

Todo.