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Persocom 03

Seiishiro murió joven, mucha gente fue a su funeral, la encargada de los trámites fue la jefa del edificio Chitose Mihara, una amable mujer. Syaoran-chan, como lo solía llamar Seiishiro también estuvo ah, disfrazado para no ser reconocido. Al pasar las horas, todos se marcharon excepto por Syaoran-chan, Sakura y Syaoran.

—Estás triste no es cierto—afirmo Sakura con la mirada baja. Syaoran-chan no dijo nada.

—Él te quería mucho—dijo el persocom. Syaoran frunció el ceño con dolor.

—Pero te quería más a ti—declaro Syaoran, el persocom se giró para verlos. Sakura sonrió, el persocom la imitó.

—Ya no quiero "existir"— dijo Syaoran-chan bajando la mirada.

—Quédate conmigo… es lo menos que puedo hacer por Seiishiro-san… —dijo el pequeñito con culpa. Extendió su mano, el persocom la tomo. Si Syaoran-chan fuera humano hubiera sentido la calidez de la mano de Syaoran.

Syaoran ha vivido con Xiaolang (N/a. el verdadero Syaoran) un par de semanas, el día después de que llegó, Sakura se fue becada fuera del país, Syaoran cree que eso no importa porque cuando quieres a alguien no interesa la distancia. Syaoran no se acostumbra al hogar de Xiaolang, sus padres lo tratan como a un hijo a pesar de ser una máquina, aunque no sabe mucho, es muy útil para las investigaciones de Xiaolang y sus padres (N/a. Ellos son historiadores *¬*).

El día más memorable juntos fue durante el invierno al cumplirse dos meses de la muerte de Seiishiro, Syaoran tenía esa fecha marcada en su calendario, deseaba ir a visitar la tumba de su amado. Syaoran se lo hizo saber a Xiaolang y el joven aceptó a llevarlo. Xiaolang vistió muy guapo a Syaoran, e incluso hizo el esfuerzo de conseguir camelias, por supuesto que sus padres le ayudaron a pagarlas, con lo costosas que son en esa época del año.

Ese día nevó por la mañana, una delgada capa de nieve cubría las lápidas, ambos Syaoran estaban de pie frente a la tumba.

—¿Qué debo hacer?— pregunto el persocom.

—Muchos hablan con sus muertos, ayuda al duelo— explico, —además nunca sabes cuando te pueden escuchar—agregó con una sonrisa.

—Me duele…—señalo su pecho, —quiero que regreses…—dejo las flores encima de la tumba, —vuelve por favor…—dijo delineando las letras de su nombre grabadas en la piedra; —te necesito, Seiishiro-san…—declaro con tristeza, de pronto sintió una gotas en su espalda, Xiaolang lloraba mucho.

—Lo siento, no quise interrumpir…—el persocom se pudo de pie y abrazo al castaño. —Seiishiro-san, lo siento, yo no pude quererte tanto como tu me querías pero, él te quiere mucho, ni siquiera puede llorar por usted…—dijo aumentando el flujo de sus lágrimas.

—Gracias…—dijo el persocom, Xiaolang lo miró, él sonreía.

—¿Por qué?— preguntó asombrado.

—Porque tú puedes llorar por mí y sentir mi dolor…—explico el persocom, Syaoran continúo el abrazo.

De pronto comenzó a nevar, los copos de nieve caían dulcemente sobre los pétalos de las camelias como los besos que Seiishiro en el cuerpo de Syaoran. Los dos jóvenes aún abrazados, continuaron con su conversación.

—Sabes, aunque yo no "siento"… me gustaba "imaginar" que las manos de Seiishiro-san eran cálidas…—explico el persocom en voz baja.

—…eran cálidas, estoy seguro—aseguró Xiaolang con ternura.

Los dos jóvenes volvieron a casa tomados de las manos.

FIN