Había una frase que escuche hace mucho tiempo y a la que he llegado a sinceramente odiar debido a como de cierta es, "Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo". Suena risible, ¿cierto? Su advertencia es profunda y dolorosa pero, desgraciadamente, muy pocos la reconocen.
Ahora soy un hombre moribundo con una comprensión muy amarga de la necesidad de desear cuidadosamente. Si me hubiesen dicho hace años que el cumplimiento de mi deseo, compartido con una parte importante de la población mundial, iba a tener este precio me habría reído en sus caras. Yo era un importante general, la única persona aparte de unos pocos más que veía la verdad, que nosotros eramos los humanos perfectos, sin las manchas conocidas como mutantes, brujas, metahumanos y supergenios en nuestras familias. ¿Quienes podrían comprender la realidad del universo mejor que nosotros? ¿Quién si no podía saber con certeza que esos seres eran abominaciones que no merecían existir?
No entendíamos nada.
Quizás él si lo hizo. No lo se. Tal vez por eso se suicido, porque comprendió que había condenado al mundo con sus actos y decidió reunirse con su familia en la muerte. Me habría encantado haberlo acompañarlo.
Frank Castle. Si, era así como se llamaba. Mato varios de los supers después de que su familia muriese en el fuego cruzado entre los Vengadores, los X-Men y unos alienígenas. No había puesto un pie en la cárcel cuando varias personas influyentes que habían sufrido grandes perdidas por culpa de las peleas entre héroes y villanos lo contrataron, dándole armas, información, fondos y cualquier otro recurso necesario para que matase a todos los superhumanos. Los mutantes, Spiderman, Venom, Hulk, los Inhumanos, H.Y.D.R.A., el Duende Verde, los Cuatro Fantásticos, los Vengadores,...todos murieron a manos de un solo hombre, sin necesidad de robots gigantes o enfermedades diseñadas, hasta que solo quedaba uno por morir en el mundo.
Él y Daredevil lucharon hasta que Frank lo acuchillo, descubriendo en el proceso que era Matt Murdock, un antiguo amigo de su infancia, y suicidándose después de que compartiesen unas últimas palabras, probablemente porque la culpa que sentía tras matar a tanta gente era demasiada para considerar vivir con la misma.
Mientras celebrábamos la última victoria de la humanidad sobre los anormales a nadie se le paso por la cabeza que quizás la hubiésemos cagado a lo grande, por lo que, cuando una semana después Dormammu ataco y mato a millones de personas, nadie pudo detenerlo hasta que su hermana, Umar, apareció en la Tierra para matar a Thunderbolt Ross buscando vengar la muerte de Hulk, quién aparentemente había sido su amante, y decidió arrastrarlo de vuelta a su dimensión natal.
Pronto se hizo claro que eliminar a los superhumanos no había sido una buena idea, dado que sin ellos todos los extraterrestres, demonios y entidades sin nombre que habían intentado conquistar o destruir la Tierra anteriormente tenían vía libre para atacar, con la única razón por la que la humanidad logro sobrevivir tanto tiempo siendo que a todas esas criaturas no les interesaba compartir territorio y se peleaban entre si.
Los Kree y los Skrull cayeron como buitres sobre un cadáver meses después, forzando a lo que quedaba de S.H.I.E.L.D. a aliarse con los Shi'ar. Estos últimos, tras descubrir que había pasado con los X-Men y sus otros aliados en la Tierra, juraron no volver otra vez al planeta y dejaron detrás los restos de los buques que habían sido destruidos durante la contienda.
Los mejores científicos y ingenieros intentaron replicar su tecnología, pero sin gente como Doctor Doom, Reed Richards o Tony Stark trabajando en esos proyectos apenas lograron avanzar tecnológicamente, por lo que, cuando los Badoon atacaron, tuvimos que depender otra vez de alienígenas, en este caso un grupo de mercenarios llamados los Guardianes de la Galaxia. Los habrían contratado para defender el planeta, pero un fanático religioso arruino cualquier posibilidad de negociación al matar a Star-Lord y Moon Dragon, los únicos humanos que formaban parte del grupo.
Viéndolos irse del planeta para no volver, la humanidad, incluyéndome, finalmente tuvimos que aceptar que estábamos cosechando lo que habíamos sembrado al matar a nuestros protectores. Nuestro planeta estaba muriéndose, el hambre y la guerra se extendían por el globo y el nivel de suicidios era el más alto de toda la historia, por lo que, cuando apareció un extraterreste plateado volando en una tabla de surf, muchos respiramos aliviados sabiendo que el Devorador de Mundos iba a llegar pronto para librarnos de nuestro sufrimiento.
Se que voy a ir al Infierno cuando eso pase, pero no me importa. Lo único que puedo desear es que Galactus haga un trabajo rápido de forma que podamos escapar de la existencia miserable que tenemos ahora.
