CONVERSIÓN

La habitación estaba en tinieblas, pero no en silencio. Los gemidos, que llevaban oyéndose sin descanso desde hacía casi tres días, se volvían más fuertes, furiosos e inhumanos a cada instante.

Uno especialmente fuerte hizo vibrar las paredes de la habitación cuando Bella sufrió una nueva convulsión.

Los temblores eran constantes, pero en aquella ocasión Edward tuvo que tensar sus pétreos brazos sobre el cuerpo de la chica para mantenerla inmovilizada.

-Bella- le susurró; sus palabras sonaron huecas pese a que intentaba infundirle ánimos a la que ya era su esposa-, todo acabará pronto.

La joven, con todo su cuerpo palpitando por el dolor, soltó un quejido inarticulado entre los brazos de él, que suspiró, desgarrado su corazón como si fuera el de un humano en lugar del de un monstruo.

Se arrepentía enormemente de lo que había pasado durante aquellos últimos meses. La felicidad desbordante que había sentido cuando Bella había aceptado casarse con él ahora sólo le provocaba ira, odio hacia si mismo por lo que había tenido que hacer a cambio…

De nuevo Bella se agitó salvajemente entre los brazos de su amante, que cada vez podía hacer menos por controlarla.

Los músculos de la joven se estaban fortaleciendo más allá de lo humanamente posible. Su sangre caliente, viva, se iba contaminando con la ponzoña de la mordedura. Su corazón ya no latía, detenido por el veneno que lenta e inexorablemente la iba transformando en una no muerta que a la vez era una no viva.

-Edward- la voz de ella, ronca en comparación a la de una vampira pero más suave que la de una humana, pilló desprevenido al Cullen.

-Estoy aquí, Bella, a tu lado- dijo él ansioso mientras se incorporaba lo suficiente como para ver las facciones de ella.

La joven se había quedado muy quieta, tanto que era imposible que respirara, y miraba con los ojos muy abiertos al techo.

-Edward- volvió a llamarlo.

-Dime, estoy aquí.

Los ojos de ella, del color de la sangre, se posaron sobre las negras pupilas de su marido, que se estremeció involuntariamente, aunque no por miedo. ¿Dónde estaban los ojos marrones de ella¿Habían desaparecido para siempre aquellas ventanas al interior de Bella? Sí, seguramente sí.

Sin embargo, fue cuando la joven vampira volvió a hablarle cuando Edward se llevó la mayor impresión. Su aliento… su aroma… había cambiado. Ya no olía como la primera vez que la vio, ya no era la sua cantante, ahora tenía la esencia vampírica que tanto repelía a los licántropos, era dulce, muy dulce… como Rosalie, Alice o Esme.

-Tengo sed, Edward- dijo ella, ajena a los pensamientos de su marido.


En fin... yo no estoy acostumbrada a colgar algo tan corto en fanfiction, pero bueno... esta es toda la historia que por ahora voy a escribir sobre Edward y Bella¡lo demás se lo dejo a vuestro imaginación!

Pues eso, que esto ha sido visto y no visto. Espero que os haya gustado el mini-relato. Fue una ida de pinza que tuve y que me apetecía escribir y, ya de paso, publicar.

Sé que es una visión negativa de como será (si es que la hay) la conversión de Bella, pues en verdad yo pienso que el aroma de Bella no cambiará tanto, pero... ¿y si lo hiciera¿Acaso Edward puede sentirse tan atraido hacia ella sólo por su condición de humana? Jajaja, sí lo sé, soy retorcida xDDD.

En fin, espero que si alguien se ha decidido a leer la historia y ha llegado hasta aquí, haya disfrutado con ella o al menos le haya parecido... "interesante" el tiempo gastado en mi. jaja.

Bss a todos y que los vampiros os vigilen a través de la ventana!!! xD