NA: One piece no me pertenece, tampoco sus personajes...

este es un fic de viñetas sueltas de una historia cursi en un AU en que la familia DonQuixote es algo más agradable, sin drama, odio, ni resentimientos, ni nada.. solo porque me apetece escribir cosas bonitas.

Por cierto sí, el DoffyCora es total en este fic a pesar de que no esté claramente explicitado en todas las viñetas.


1- Adopción

Arrancó la cabeza de la barbie y la lanzó contra el cristal, que para él era un espejo pero para los hermanos DonQuixote era un cristal. La cabeza de la muñeca, rubia y de plástico dio justo contra el lugar en el que se encontraba Rocinante, que observaba con atención la piel blanquecina del niño.

Rocinante se giró hacia su hermano, que miraba completamente fascinado la escena, y seguidamente miró a la asistente social que sostenía los papeles de adopción a elegir entre el niño que observaban u otro que podían ver después.

— Debo informales que en realidad si adoptan a este niño solo lo tendrán por un corto periodo de tiempo, como pueden ver por las manchas de su piel sufre síndrome de Amber Lead y lo más que podrán hacer es darle unos cuidados paliativos hasta que muera — empezó a explicar aquella mujer espigada de cabello negro corto y gafas de montura roja. Les había hablado de los distintos tipos de adopción que se podían cursar, así como detalles legales sobre el cambio de nombre del niño y que al no ser un matrimonio la adopción debería ir al nombre de uno de los dos únicamente.

Con un gesto inexpresivo, Rocinante asintió preguntándose si debían o no adoptar a aquel niño que parecía estar sufriendo tanto. Hasta donde sabía toda su familia había muerto y el único motivo por el cual estaba en aquel centro era la completa reclusión de la sala en la que se encontraba.

— ¡NO PODRÉIS TENERME AQUÍ ENCERRADO PARA SIEMPRE! — gritó el niño que ahora pisoteaba el cuerpo de la misma muñeca sin cabeza —. ¡EN ALGÚN MOMENTO PODRÉ SALIR Y OS DESTRUIRÉ A TODOS!

La asistente social caminó hasta la puerta de salida, aún bajo la mirada de Rocinante, que se mantenía serio, pero se quedó helada e inmóvil en cuanto la mirada del otro se posó en ella. Doflamingo acababa de tomar su decisión.

— Es este — dijo con una sonrisa un tanto retorcida. La carta de presentación, espantosa a los ojos de ella se hacía fantástica a los de Doflamingo —. Olvídese del otro crío, nos gusta este.

La chica sonrió y empezó a apuntar algo en sus papeles mientras agradecía que fueran tan buenos samaritanos por cuidar de un niño que estaba tan cerca de la muerte.

Rocinante, pidió a su hermano que él mismo firmara los papeles mientras caminaba hasta la salida. A pocos segundos de estallar en lágrimas por lo difícil de aquella situación, solo temía no poder hacer nada para que el pequeño Trafalgar D Water Law sobreviviera, o simplemente fuera feliz los pocos años que le quedaran de vida.