El sol apenas ha salido sobre el lago situado junto a la escuela, pintando el edificio y los jardines de tonos dorados y rojizos que entran a borbotones por las ventanas de la cocina casi desierta. Sentada en una silla al estilo hindú, con los pies bajo su cuerpo, puede verse a una mujer joven de pelo corto y rojo con una taza de café en la mano. Bebe pequeños sorbos mientras su frente de llena de arrugas de concentración cada varios minutos. Lleva puesta una camiseta varias tallas más grande como única indumentaria, posiblemente usada como camisón y sus pies están descalzos aunque hay unas zapatillas junto a la silla. En un momento dado, se gira hacia la puerta y observa como una exótica belleza de piel morena y cabellos blancos como la nieve entra en la cocina, envuelta en una bata de seda morada larga hasta los pies mientras se despereza de forma sensual.
- Sólo para que quede claro, te comunico que te ODIO – Exclama la pelirroja.
- ¿Qué pasa Rachel? – pregunta la belleza de color ébano mientras abre un armario de la cocina tras otro hasta que saca un tarro lleno de galletas de chocolate.
- No he podido dormir y he decidido odiar a todos los que habéis dormido esta noche.
- ¿Algún alumno ha tenido pesadillas y te las ha transmitido? – Pregunta mientras se empieza a preparar un té.
- Más bien al contrario. Mientras dormía he sentido la necesidad de averiguar a que sabía la piel de Bobby. – Mientras observa la cara de asombro de Ororo decide especificar un poco. – En realidad creo que todos los telépatas residentes en la escuela hemos tenido esa necesidad seguida de un deseo incontenible por lamerle. Deseo que, por cierto, todavía persiste de algún modo.
- Eso sí que no me lo esperaba, la verdad. – coge una de las galletas con gesto divertido y la mordisquea al tiempo que vigila el agua del té. – Me lo cuentas o esperas que lo averigüe solita.
- Anoche cuando volvieron a la mansión, Bobby y Jean Paul acabaron en la habitación de este último. Los pensamientos que me llegaron fueron de Beaubier, y para evitar que le llegasen a todos los telépatas adolescentes de la escuela, he decidido bloquear telepáticamente la habitación. – explica Rachel mientras bebe pequeños sorbos de su café.
- Lo último que necesitamos es añadir más confusión a una situación potencialmente complicada – afirma Ororo. – algo me dice que no todo el mundo va a aceptar el cambio de orientación de Bobby con facilidad.
- Creo que mataré a Hank cuando le encuentre – asegura Rachel mientras frunce el ceño.
- ¿Se puede saber por qué mi joven amiga de ígneos cabellos planea poner fin a mi existencia? – se oye desde la puerta mientras una masa azul se balancea desde la puerta hasta situarse tras un par de volteretas sobre la mesa al tiempo que coge una galleta.
- Buenos días Henry – saluda Ororo mientras se sienta tranquilamente en una silla con su té en una mano – - Parece ser que Rachel piensa que eres en cierta manera responsable de que no haya dormido.
- ¿Y puede saberse que he hecho yo para ser el blanco de las iras de tan hermosa dama?- pregunta Hank
- Estoy segura que, en cierta forma, el que Bobby haya decidido cambiar de orientación sexual y meterse en la cama de Beaubier es culpa tuya. – se queja Rachel tras un segundo de concentración, como si comprobase algo.
- ¿Qué te hace pensar que yo tengo algo que ver? – pregunta Hank asombrado, mientras termina de comerse su galleta y coge otra – Creo que Robert es un adulto capaz de decidir por si mismo si sus necesidades afectivas deben ser revisadas y reorientadas.
- Estamos hablando de Bobby, por favor. Todos sabemos que no toma decisiones importantes sin hablar con su mejor amigo y la última vez que miré, ese eras tú. – afirma Rachel al tiempo que señala a Hank – Y en estos momentos no se me ocurre una decisión más importante que dejar de mirar bajo las faldas de las chicas y meterse en la cama a mirar que hay dentro de los pantalones de Jean Paul.
- Creo que eso es demasiada información, – asegura Hank mientras se sirve un café – pese a lo que le dije a Triss, mis intereses sexuales no van encaminados en la misma dirección en la que se han encaminado los de Robert y aunque no tengo ningún inconveniente en su elección, preferiría no disponer de cierta información.
- ¿Cierta información sobre qué? – pregunta Pícara mientras entra por la puerta vestida con vaqueros y camiseta recorriendo con la mirada a los presentes hasta que el tarro de las galletas llama su atención.
- Al parecer la parejita no ha perdido el tiempo – dice Ororo atacando nuevamente al tarro.
- No sólo no lo han perdido, sino que lo están aprovechando muy bien – comenta Rachel al tiempo que deja otra vez los ojos en blanco y se queda con la mirada perdida antes de continuar – En realidad no tengo ni idea de lo que hacen, sólo me limito a mantener un bloqueo en la habitación, pero supongo que lo normal en estos casos. - Quizás hubiera sido mejor comunicarles que los pensamientos de Jean Paul son como un faro para cualquier telépata en estos momentos.
- ¡Ni se te ocurra! ¿Tienes la más remota idea del tiempo que nos ha costado qué Bobby reaccionase? – exclama Pícara mientras empieza a prepararse un chocolate caliente – A veces pensaba que se le iban a salir los ojos de las órbitas de tanto observar a Jean Paul en el gimnasio. Y lo mejor es que estoy convencida de que no se daba cuenta. Sólo le faltaba babear y ni se enteraba.
- Y si lo teníais tan planeado… ¿Por qué a nadie se le ocurrió ponerle unos escudos mentales decentes a Estrella del Norte? – Rachel ha terminado de beberse el café y telekinéticamente mete la taza en la pila. – No entiendo como sobrevivían los telépatas de Alpha Flight. Si no fuese por mí, ahora tendríamos a unos cuantos telépatas adolescentes disfrutando en primera persona de los placeres del cuerpo de Bobby.
- La verdad es que no se me había ocurrido que se acostarían tan deprisa – Pícara mira un poco avergonzada su taza de chocolate – de hecho, creo que no me había planteado ese paso de la relación. Supongo que como todavía es un aspecto un poco nuevo para mí me cuesta pensar en los demás.
- A mí no me miréis, hace tanto que creo que he olvidado hasta lo que se siente. – comenta Ororo mientras se come la última galleta con gesto resignado. - ¿Y tú, Hank?
- En realidad me subestimas, ¡Oh poderosa deidad con poderes sobre los elementos! Dado que yo sí tenía claro que esto podía ocurrir – El tono de Hank es bastante bromista mientras le hace una reverencia a Ororo que es contestada con una pequeña lluvia sobre su cabeza- Estaba repasando la ficha de Beaubier que nos enviaron los de Alpha. Es increíble, pero tienen un apartado dedicado a las relaciones sexuales en la que comunicaban que es activo sexualmente. Decidí que, pese a no demostrarlo últimamente, existía la posibilidad de que su interés por Robert alcanzase el estado físico con rapidez, ya que está más acostumbrado que varios de nosotros al carácter físico de las relaciones afectivas.
- Traducción: En cuando descubriese que su interés por Bobby era recíproco no esperaría demasiado. - explica Rachel mientras cambia de postura, abrazándose las rodillas con los pies en el asiento de la silla mientras su frente se arruga unos instantes. – Básicamente esperó a cerrar la puerta para empezar a devorar a Bobby, aunque por lo que pude captar no estoy muy segura de quien empezó. Ya es casi la hora de desayunar. - -Con el metabolismo de Jean Paul supongo que necesitará alimentarse de algo más que Bobby tarde o temprano.
- ¿Qué he dicho sobre transmitir demasiada información? – Recuerda Hank mientras empieza a rebuscar en los armarios - ¿No quedan más galletas de chocolate?
- Salvo las que esconde Kitty para emergencias, y por que no sé donde están, me he comido todas las que he encontrado, piensa que llevo gran parte de la noche despierta. Tenía que hacer algo mientras tanto que no me requiriese mucha concentración. Y ya sabes lo que dicen del chocolate…
- ¿Crees que Emma ha captado algo? – Pregunta Pícara con tono preocupado – No creo que Scott deba saber nada todavía, al menos hasta que ellos decidan decírselo, preferiblemente parapetados tras media escuela. Algo me dice que esto va a traer problemas.
- No se ha enterado de nada, ya que no estaba en la escuela cuando llegaron. – Asegura Rachel mientras intenta reprimir un bostezo – Los escudos de Bobby son magníficos, el único problema son los de Jean Paul y por eso me he limitado a "sellar" la habitación. Lo malo es que tengo que estar despierta para poder hacerlo.
- Charles creó escudos para los cuatro (Scott, Warren, Bobby y yo) unos días antes de que llegase Jean por primera vez a la escuela, – cuenta Hank con tono socarrón – creo que le preocupaba lo que pudiese llegar a captar después de que incorporar una chica en medio de un grupo de adolescentes de hormonas alteradas.
- Creo que es una costumbre que mantuvo durante bastante tiempo – comenta Ororo sonriendo – por que cuando nos incorporamos nosotros también lo hizo. Empiezo a pensar que no sería mala idea el ir pensando en recuperar las viejas costumbres.
- Yo estoy totalmente a favor, la salud mental de los telépatas mejorará una barbaridad. – Responde Rachel - Estoy convencida de que Bobby pensaba que Jean Paul tenía unos estupendos escudos mentales.
- Supongo que en eso tienes razón – asegura Pícara, que ya ha terminado su chocolate y se dedica a revisar los armarios en busca del tarro de Kitty – no creo que le interese que se entere media escuela antes de estar él completamente seguro. Va a ser difícil para varias personas aceptarlo y bastante duro para Bobby enfrentarse a ello.
- A mí también me preocupa, – afirma Ororo mientras observa su té fijamente – ya es bastante duro pasar por una crisis de identidad para tener que añadir a ciertas personas cuestionando tus decisiones. Y todos sabemos que quienes van a causar problemas tienen mucho peso en la vida de Bobby.
- Amén a eso, cielo – Pícara hace un gesto divertido y baja un poco el tono de voz - ¿Creéis que nuestro Hombre de Hielo se estará dejando derretir por el calor canadiense?
- Estoy segura que Jean Paul estará poniendo mucho empeño en ello – comenta Ororo en el mismo tono – pese a que parezca tan frío, yo estoy dispuesta a apostar dos semanas haciendo la colada de la escuela a que en la cama es un autentico volcán.
- Señoritas, ¡Por favor! – Gime Hank entre las carcajadas de las chicas – Se supone que tengo que poder volver a mirar a Robert a los ojos. No necesito tener ese tipo de información rondando por mi mente cada vez que hable con él.
- Increíble, parece ser que han salido de la habitación.- les comunica Rachel levantándose y buscando sus zapatillas - Me voy a dormir, no dejéis que hagan NADA hasta que me despierte y pueda trabajar en los escudos de Jean Paul.
- ¿Y por qué no te quedas a decírselo tú? – pregunta Ororo intrigada.
- Por que como no medite antes, lo primero que voy a hacer según les vea será desear lamer a Bobby y en estos momentos no creo que sea lo mejor. – Responde Rachel ligeramente ruborizada – Además no estoy segura de cómo se lo va a tomar Beaubier cuando sepa que sus pensamientos han estado en mi cabeza, y todos conocemos su genio y lo afilado de su lengua.
Según termina de hablar, se eleva y sale por una de las ventanas abiertas de la cocina elevándose por la parte exterior del edificio hasta la ventana de su habitación. Casi al mismo instante se oyen unas voces y Bobby y Jean Paul entran en la cocina parándose al descubrir como los tres ocupantes les miran mientras se ruborizan.
- Buenos días Robert, Jean Paul, tengo irme al laboratorio, tengo un experimento en el horno – dice Hank apresuradamente mientras prácticamente huye por la puerta.
- Hola chicos- saluda una Pícara ligeramente ruborizada – eres la jefa Ororo, todo tuyo. – sale disparada detrás de Hank.
- Traidores – responde una Ororo que se aclara la garganta mientras piensa como exponer el problema.
- ¿Qué pasa? – pregunta Jean Paul mientras mira fríamente a Ororo.
- Sentaros, tenemos que hablar…
FIN
