Kagome & Inuyasha: lagrimas de un querer. 1º Cáp. Todo lo que el viento se llevo.
A veces la gente, no se fija en lo que el mundo, y hasta sus semejantes, les dan a conocer. Es inexplicable cual indiferentes pueden mostrarse ante algunas cosas. Pero al fin y al cabo siempre terminamos atraídos por lo desconocido, y tu misma curiosidad nata te hace saber algo mas de lo antes creías temer, y que ahora sabes que el miedo solo aparece cuando no estas seguro de ti mismo.
Era una tarde calurosa, donde el sol ya cansado de iluminar la tierra iba poco a poco, escondiéndose bajo la tenue luz del horizonte. Corría una débil brisa en el vano intento de refrescar un poco el ambiente. A lo lejos se divisaban los bastos terrenos que en un tiempo atrás habían sido de un verde esmeralda, y que ahora con el sofocante calor se habían transformado en onduladas superficies amarillas y resecas. Solamente las hojas de los árboles captaban los últimos rayos de sol que podían, mientras los demás se refugiaban en el frescor de sus casas. Los pajarillos, en las ramas de los árboles cantaban perezosas canciones, como demostrando también que estaban cansados.
Pronto llegaría la noche y con ella el frescor del que todos se alegraban inconscientemente. Fuera, sentada se veía una muchacha de pelo largo y negro, ojos marrones y mirada perdida en la espesura de sus inquietantes pensamientos. Disfrutando de la soledad, mientras veía como algunos pájaros revoloteaban de un árbol a otro, con el cielo de un azul ligeramente blanquecino a sus espaldas.
Desde hacía mucho tiempo había admitido lo que sentía, y desde hacía mucho tiempo se lo había dicho. Y aunque siempre le había quedado alguna esperanza por pequeña que fuera, todas o mejor dicho esa única esperanza se esfumo cuando él le dijo a Kikyo k pasara lo que pasara, nunca dejaría de pensarla.
Inuyasha: en que piensas ¿?
Kagome: en nada… desde cuando estas ahí ¿?
Inuyasha: desde hace un rato… puedo ¿?
Kagome: sí, por supuesto.
Él se acerco más y se sentó al lado de la muchacha. Kagome siempre se había sentido segura cuando él estaba con ella, y aunque nunca dejaría de sentirlo esa vez era diferente. Ya no podía dejar de pensar en lo que se había jurado a sí misma. Kikyo había sido buena antes de aquello, y si Inuyasha volvía a su lado quizás volvería a ser la misma que el chico conoció en un principio.
Inuyasha: te has vuelto a quedar callada…
Kagome: lo siento. Sólo pensaba.
Inuyasha: últimamente siempre estas pensando.
Kagome: solo necesito reflexionar sobre lo que hago y lo que quiero.
Inuyasha: y que es lo que quieres ¿?
Kagome: lo que quiero… lo que quiero es poder olvidar.
Inuyasha: olvidar…y que es lo que quieres olvidar ¿?
Kagome: (quiero olvidar que mi amor no es correspondido) y tú que quieres ¿?
Inuyasha: lo que quiero es poder quitarle la máscara a Naraku y así demostrar a Kikyo que yo no tuve nada que ver con… Bueno yo lo que quiero es poder desenmascarar a Naraku.
Kagome: y después de eso. Volverás con ella ¿?
Inuyasha: Kagome yo no quería que tu…
Kagome: aunque no creo que sea difícil que ella vuelva contigo… Hace tiempo que vuelven los dos a sentir lo mismo el uno por el otro…
Inuyasha: ella… yo… quiero decir que… Kagome, perdóname yo no quería que te sintieras…
Kagome: Tranquilo, no me haces sentir mal, no te preocupes. No me molesta el hablar de Kikyo.
Inuyasha: no… pero yo no…como dices ¿?
Kagome: es cierto hace tiempo que necesitaba hablar de esto… y ahora puedo convencerme por fin, de que es imposible que te saques a Kikyo de al cabeza. Y jamás me podrás ver y querer como la quieres a ella. Pero de todos modos y aún sabiendo eso, no puedo dejar de sentir lo que llevo acá adentro. Y aunque mi corazón y mi mente digan lo contrario es mejor dejarlo todo así. Todo como un momento pasajero en el que tu y yo alguna vez nos conocimos, porque yo ya no quiero sufrir más Inuyasha, ya no quiero seguir con el remordimiento de meterme entre dos personas que se quieren antes siquiera de haberte yo conocido.
La chica calló por unos minutos. Por fin había dejado que todo lo que guardaba en cabeza saliera por su boca. Inuyasha sólo escuchaba, pero no sabía que podía hacer al ver que ella se iba de su lado. Pasados unos Kagome se levanto y sin dejara k el muchacho reaccionara, miró su reloj, y después volvió a agacharse hasta quedar a la altura de él.
Kagome: sólo deseo que Kikyo sea conciente de cuanto la quieres, y lo más importante sepa valorarlo.
Las cosas más sencillas a veces son las más complicadas. Y decirlas cuesta más que admitirlas. Por eso se debe hacer lo que se siente en ese momento, y guardarlo para siempre. Un beso no se pide, solo se toma.
Kagome: fue acercándose poco a poco, y aunque temía k él la alejara, decidió arriesgarse. Pero ese temor no se cumplió, sus labios se rozaron ligeramente, sus corazones se aceleraron, y el mundo se detuvo. Todo calló, todo quedo en silencio. Todo desapareció a su alrededor, y solo quedaron ellos dos solos.
Era duro imaginar cuan difícil resultaba separarse. Era impensable saber cuando la cruda realidad pasó revoloteando cerca de ellos. Y fue entonces cuando la muchacha regreso en si. Lentamente lo mas lentamente que pudo, se fue separando de él, pero sus bocas eran como un dulce para los dos. Donde iba una, la otra la seguía como atraída.
Pero debía de terminar ya, así que Kagome levanto la mano y la poso suavemente sobre los labios del chico. Y aun cerca la volvió a retirar, mientras casi en un susurro acababa con aquel sueño.
Kagome: nunca, escúchame bien, nunca dejare de quererte, pero aun así cuando me duele decirte esto quiero…quiero que seas feliz junto a la mujer a la que has elegido, a quien amas…junto a Kikyo.
Inuyasha: Kagome…
Ella volvió a posar su mano sobre los labios del joven, y sus miradas se fundieron por unos segundos.
Kagome:…...tengo que volver a mi casa, ya es tarde.
Sonrió suavemente y se levantó. Y mientras mas se alejaba de donde se encontraba él, mas sentía que se odiaba a si misma. Llegó a su casa, subió directamente a su habitación. No comió nada, ni tampoco le hacia falta, no se sentía con ganas de hacer nada. Ni siquiera se cambio de ropa, solo se quedo quieta, recostada boca abajo, mientras las lágrimas salían de sus ojos, recorrían sus mejillas y desembocaban en la almohada. Mientras cientos y cientos de pensamientos pasaban por su cabeza como imágenes de un pasado muy lejano. Recordó la primera vez que vio a Inuyasha, cuando llegó a su nuevo colegio. Al principio se había sentido rara, pero pronto se acostumbró a ese nuevo ambiente. Su primer y mejor amiga fue Sango, después, por casualidad, conoció a Miroku, un chico bastante apuesto, aunque un poco mujeriego, que cursaba 6º grado de secundaria. Sango había quedado flechada por él; y él también por ella, pero como Miroku era tan, tan mujeriego ella no aceptaba que lo quería.
Fue al último cuando conoció a Inuyasha, Miroku los había presentado. Al principio Inuyasha le caía bastante mal, porque la trataba como si estuviera hablando con otra persona, pero después cuando todo se aclaro, él le pidió disculpas y desde entonces…
Pasaban esos recuerdos fugazmente por su memoria, mientras mas se convencía de que todo aquello no lo podría olvidar, pero que quedaría solo como un sueño.
