Hola a todos. Bueno, como se sabrán algunos, Sakura Haruno es precisamente un personaje que odio con toda mi alma, así que decidí escribirle este fic, siento que me voy a divertir mucho escribiéndolo. Es totalmente anti-sakura así que están más que avisados. Como irán descubriendo, este fic no es solo de Naruto, otras series se ven involucradas, pero espero que les guste ^^.

DISCLAIMER: Ni Sakura Haruno ni ningunas de las respectivas series me pertenecen, éstas pertenecen a sus respectivos autores. Este fic es hecho puramente por fanatismo, de fan para fans =3


Diez Formas de Matar a Sakura Haruno

Capítulo 1: Es duro ser un Phantomhive

Ciel despertó con su habitual humor de perros, no había dormido bien la noche anterior y para colmo sabía que le esperaba un largo día. Clase de baile, papeleo y más papeleo, un día normal y aburrido al fin y al cabo, para colmo, esa tarde estaría llegando a su casa una invitada. Se suponía que era una mensajera de un pueblo llamado Konoha, el cual quería entablar una relación económica con él. La chica se llamaba Sakura Haruno, nunca antes le había visto, pero no tenía ganas de recibir visitas, le privaría de una nueva noche de lujuria con su amado Sebastian. Miró al demonio, el lo observaba con esa maliciosa sonrisa, cual si estuviera observando a una presa sobre la cual deseaba saltar allí mismo y desgarrar.

-Vísteme-murmuró cortante el niño.

-Yes… my lord-la sonrisa del demonio se enmarcó aún más e hizo tal cual le habían ordenado.

-¿A qué hora viene la molestia?

-Por favor amo… muéstrese mas cortés con nuestra invitada, después de todo ella viene desde muy lejos y usted, como todo un Phantomhive, debe tener buenos modales.

-A veces… a veces es duro ser un Phantomhive, te quita placeres…-lo miró a los ojos con tristeza.

-Lo sé, y prometo compensarlo mañana mismo, cuando la señorita Haruno se haya ido-sonrió el mayordomo para luego inclinarse y besar suavemente sus labios-por ahora deberá contentarse con ello.

-Sí…-suspiró y volvió a besarlo antes de que Sebastian se apartara. Se sentó en la cama para que lo calzara y luego lo miró-¿qué hay de desayunar?

-Pues hoy le he preparado un fuerte té negro, para que tenga energía para el largo día que le espera… y de comer le he preparado una torta húmeda de almendras-sonrió guiándolo al comedor para que pudiera desayunar-por cierto… hay que hablar sobre la relación de ellos dos, de está volviendo una molestia…

-¿Finnie y Bard?-lo miró confundido-¿qué pueden hacer? Solo sirven para pelear…

-Pues hacen mucho escándalo por la noche, me temo que aquello pueda perturbar el sueño de mi señor.

-Pues haz que se callen-murmuró simplemente y comenzó a engullir su desayuno en silencio, demostrando los finos modales que tenía como todo Phantomhive.

-Por cierto, la señorita Middleford vendrá a verlo la semana entrante, dice que se siente dejada de lado por usted y que vendrá a controlar que esté todo en orden por aquí, le dije que no debía preocuparse pero de todos modos insistió y no pude hacer nada-hizo una pequeña inclinación-me disculpo.

-No, tú no tienes la culpa de que Lizy sea tan pesada, no te preocupes, hablaré con ella más tarde.

-Entendido…-miró la hora-mi señor, si no se da prisa no llegará a tiempo para hacer todo lo que debe, recuerde que aún debemos ir al mercado a ver si todo está saliendo como esperábamos y los juguetes se están vendiendo como deben.

-Sí-bufó molesto, odiaba que lo apresuraran, aún así terminó su desayuno y ambos marcharon al mercado.

El día paso lento y de forma muy aburrida, a pesar de eso, Ciel agradecía que aún no llegara su visita, sensación que duró poco tiempo ya que exactamente media hora después se escuchó la odiosa música del timbre. Momentos después, su querido mayordomo apareció en el umbral acompañado por una chica pelirrosada y sonriente. No tardó ni medio segundo en formular una conclusión, esa chica era una pesada. Notó como miraba maravillada a SU mayordomo, coqueteándole, pestañeándole como una princesita. Ya le daría su lección, nadie coqueteaba con SU Sebastian, solo él.

-Buenas tardes-murmuró la chica al ver que Ciel la miraba hecho una fiera-m-mi nombre es Sakura Haruno y vengo en representación de…

-…Tsunade-san, sí, ya sé…-terminó el muchacho.

-Mi señor, ¿qué clase de modales son esos?-sonrió a la chica a modo de disculpa-lo siento, hoy no es un buen día para mi señor, se ha levantado de malas…

-Ya veo…-susurró Sakura pero luego le sonrió babosamente a Sebastian-no hay problema.

-Bueno, me retiro, enseguida les traeré algo para tomar el té-dijo el demonio y luego volteó a ver a la niña-¿hay algo especial que desee?

-Cualquier cosa está bien-sonrió.

-Bien… con permiso… señorita, my lord-hizo una inclinación ante ambos y se marchó por la puerta en dirección a la cocina. No es que le gustara dejar a su pequeño Ciel acompañado de semejante monstruo, ni siquiera se conocían y ya le había coqueteado, podría hacerle cualquier cosa a su niño.

El mayordomo decidió desviarse un momento y salió al jardín. Tras caminar un buen rato encontró a Pluto descansando en su forma humana, como siempre. Odiaba a los perros pero no le quedaba de otra, no confiaba en la mocosa esa, por lo que se acercó hasta la bestia y lo despertó acariciando su lomo.

-Despierta… he de pedirte algo.

-¿Guau?-Pluto abrió los ojos y al ver al morocho allí, se lanzó sobre él, lamiendo su rostro, completamente feliz.

-No tengo tiempo para esto…-lo apartó-escucha… hay una chica acompañando a Ciel ¿entiendes?-al ver que el peliplateado asentía, continuó-quiero que la vigiles, no dejes que toque a él, y si lo hace o se pasa de lista quiero que la ataques…-al ver que el otro asentía nuevamente, acarició su cabello y se fue a hacer sus labores.

Mientras tanto, en la oficina del pequeño Phantomhive había un clima de incomodidad, ambos jóvenes se encontraban hablando de negocios, pero aún así se notaba a distancia el odio del muchacho por su visita. Sakura sabía que había hecho mal en coquetearle al morocho sin tener en cuenta a su amo, pero… era tan igual a su hermoso Sasuke-kun, o por lo menos a los ojos de la chica: ambos morochos, con ojos rojos, pálidos y un carácter duro y seco. Se había ganado el odio del chico que tenía delante, su mirada lo delataba. Lo que no sabía la chica es que pronto lamentaría lo que había sucedido.

Tras arreglar los negocios, le dieron una habitación a Sakura, ella se quedaría esa noche en la mansión Phantomhive ya que era un largo camino el que debía recorrer devuelta a Konoha y el mayordomo decía que era muy tarde como para que una chica andara sola en la calle, podría haberle pasado cualquier cosa (realmente le hubiera gustado que pasara) y por cuestión de modales, le ofrecieron alojo. La chica había aceptado encantada, ya que no sabía que esa sería su última noche. La atendieron de forma increíble, probó alimentos que nunca antes había probado, los más exquisitos manjares de Inglaterra. La pasó muy bien, entre risas, creía que la mala situación ya había sido superada.

-Nee, Ciel-san, debe ser muy difícil para ti manejar la gran compañía Phantomhive tú solo, sobre todo siendo tan pequeño…

-A decir verdad, no-respondió Ciel, cortante como siempre-además… Sebastian está a mi lado.

-Es un honor servirle bocchan-sonrió Michaels complacido, a lo que Sakura se sonrojo nuevamente.

-¿Sabes Sebastian? Eres muy parecido al chico que me gusta-se sonrojó la pelirrosa.

-…-Ciel simplemente guardó silencio, era la gota que derramó el vaso, le dirigió una mirada al demonio y éste al comprenderla, sonrió.

-Es muy lindo que diga cosas como esa señorita Haruno-le dijo a la chica para luego comenzar a retirar los restos de la cena-bien, les traeré un poco de té con el postre.

-Arigatou… Sebastian-san-murmuró apenada la muchacha.

Comieron un pastel de chocolate, delicioso como todo lo que el mayordomo cocinaba. El niño bebió su taza de té en un principio, pero comenzó a impacientarse al ver que su invitada solo comía. "Genial, es una gorda" pensó enrabiado. Finalmente sucedió, Sakura tomó su taza con sumo cuidado y la llevó a sus labios, probando la fuerte pero dulce infusión. Sonrió complacida, era sumamente delicioso, lo bebió de un trago. Fue entonces cuando todo pasó. De repente todo comenzó a verse borroso y la chica se sintió desfallecer. Solo pudo ver dos cosas antes de caer inconciente: ambos muchachos sonreían, el morocho mostraba una sonrisa sádica, la cual solo enmarcaba más su parecido con el Uchiha; por otro lado la sonrisa de Ciel, una sonrisa complacida y con sed de venganza. Finalmente la chica cayó rendida.

Al despertar sintió todo el cuerpo entumecido, abrió los ojos lentamente, con miedo de saber lo que vería. Se encontraba en una especie de calabozo, las paredes eran de piedra y el suelo era recorrido por una fina capa de polvo. Intentó moverse y fue entonces cuando notó que sus brazos estaban atados al techo per diversas cadenas. Escuchó un ruido y la puerta se abrió entrando el joven Phantomhive seguido de su mayordomo, ambos continuaban con esas frías y terroríficas sonrisas.

-¡Exijo una explicación!-exclamó Sakura pero fue silenciada de una bofetada.

-Voy a enseñarte… un par de reglas de la familia Phantomhive…-murmuró Ciel y volteó a ver al morocho-Sebastian…

-Yes… my lord…-susurró y le tendió un látigo, para luego abrazarlo por detrás.

-¿Q-qué vas a hacer con eso?-preguntó Sakura asustada.

-Regla número uno: nadie me falta al respeto…-dijo simplemente el muchacho y un latigazo recorrió el pecho de la muchacha.

-Hmm…-Sebastian mordió el lóbulo de la oreja de su niño, disfrutando de los gritos de la muchacha.

-Regla número dos: Sebastian es mio…-otro latigazo, otro grito.

-Regla número tres: nadie coquetea con MÍ mayordomo-esta vez fue un grito furibundo por parte de Ciel, furia que fue transmitida en el golpe.

-YA!!!!!!!!!-gritó Sakura lloriqueando a más no poder, estaba bañada en sangre y el cuerpo nunca le había dolido tanto-por favor Ciel-san… ya para… duele mucho…

-Es la idea cariño…-rió imitando su tono dolido y volvió a golpearla.

Pasaron una noche gloriosa tanto Ciel como Sebastian, disfrutando de caricias mutuas mientras escuchaban la espeluznante melodía producida por los gritos de la pelirrosa. Era una imagen encantadora: Sakura colgaba del techo con múltiples lesiones, sin poderse desmayar a causa del gran dolor que sentía. Un charco escarlata se había formado bajo ella, su sangre apestaba, ni siquiera Pluto desearía beberla. La noche se les fue entre tanta diversión y poco a poco comenzó a amanecer.

-Ya va siendo hora de que terminemos con esto, ¿no cree Bocchan?-sonrió el mayordomo.

-Claro…-dijo Ciel-traeré la leña, comunícate con Grell, que venga enseguida.

-Sí…-el mayordomo hizo una inclinación y salió, luego, Ciel volteó a ver a Sakura, quien se retorcía gimiendo de dolor. Sonrió burlonamente al ver tan lastimera escena y luego salió por leña.

Al regresar comenzaron a apilar la leña bajo Sakura, ella no entendía que es lo que iban a hacer con ella, pero definitivamente la asustaba. Ellos habían sido tan sádicos que podrían ser capaz de matarla, además ¿quién era ese tal Grell? Ciel se acercó a la muchacha sonriendo.

-¿Estás lista para experimentar un dolor aún mayor?-la miró a los ojos sonriendo.

-¿Ma-mayor?-preguntó asustada.

-Sí, mayor…-sonrió y tras prender un fósforo lo lanzó al pilón de leña bajo la chica.

Al instante la chica sintió un fuerte calor bajo sus pies y se dio cuenta de que no llevaba calzado puesto. Pronto el calor se volvió insoportable y unas horribles lenguas de fuego comenzaron a acariciar la planta de sus pies. Intentó mantener los pies arriba pero el demonio agregó más leña al fuego y éste creció de forma alarmante, por lo que cuando bajo los pies nuevamente sin poder resistir más, el fuego le llegó a la altura de las rodillas. La habitación se lleno de gritos y sollozos.

-¿Desea bailar mi señor?-le sonrió el mayor al niño.

-Encantado-respondió Ciel.

Sakura veía horrorizada como ambos bailaban mientras ella se quemaba viva, ¿qué no pensaban detener el fuego? ¿Acaso nadie pensaba ayudarla? Entonces escuchó que la puerta volvía a abrirse y pensó que estaba salvada. Pero esa sensación no duro mucho… quien entró no fue un policía ni alguien que parecía muy dispuesto a ayudarla. Era un pelirrojo de cabello extremadamente largo, aparentemente de la edad del mayordomo, y con cara de acosador sexual. Al ver a Sebastian se tiró sobre él y besó su cuello, Ciel bufó molesto y lo único que el mayordomo pudo hacer fue quitarse a Grell de encima.

-Sebas-chaan~~~~-gritó Grell, emocionado-finalmente reconociste tu amor por mí y me llamaste, ¡claro que vine por ti y nos iremos a tener una noche pasional en Las Vegas!

-…solo te llamé porque Bocchan necesita de tus servicios…-lo apartó Sebastian molesto.

-Oh, bueno-suspiró Grell y volteó a ver a Ciel-¿y tú que quieres conmigo?

-Pensé… que podrías divertirte un poco-cabeceó en señal a Sakura.

Fue entonces cuando Grell notó la presencia de Sakura, la música producida por sus gritos era tan hermosa que ni siquiera la había notado, pero allí estaba, quemándose viva, sufriendo indescriptiblemente, para el gozo de los tres presentes.

-Vaya vaya… pero miren lo que tenemos aquí-se acercó a ella Grell-no se que habrás hecho pero debió de ser algo muy malo-canturreó.

-Quiero irme a mi casa-sollozó Sakura entre gritos.

-Lo siento chica…-rió y luego miró a Ciel-¿puedo?

-Claro…

-Bien chica, yo acabaré con tu dolor…-dijo y notó que Sakura sonreía agradecida, pero al ver que Grell retrocedía y tomaba su motosierra, la cual había quedado olvidada en el suelo, su rostro volvió a teñirse en pánico.

Grell simplemente hizo su trabajo, riendo de manera psicópata se acercó a la chica y, tras encender su motosierra, la descuartizó totalmente. Los pedazos cayeron al fuego y comenzaron a consumirse, luego el fuego fue consumiéndose poco a poco, pero ya quedaban tan solo cenizas y sangre.

-Qué desperdicio… tendré que limpiar la sangre-murmuró el mayordomo, asqueado.

-Fue divertido ver su expresión-dijo Ciel, su ánimo había subido notablemente en las últimas horas que había durado la tortura.

-Siempre es bello ver la expresión de terror de alguien mientras muere-rió Grell sumamente feliz-bien, debo llevar esta información a mi mundo, con permiso-sonrió y tras darle un sonoro beso a Sebastian en la mejilla, desapareció.

-Hum… estamos solos-dijo Ciel mirando al demonio, quien miró su reloj.

-Bien, pues le dije que hoy lo complacería por el mal rato pasado ayer-sonrió el mayordomo, llevándose al niño en brazos.

Días después, una carta llegó a la mansión Phantomhive, al ver el sobre Ciel vio que era de Konoha, era cierto, ¿cómo iba a explicar el hecho de que la choca jamás hubiera regresado ni regresaría? Pero eso no fue lo que más lo sorprendió, sino el contenido del sobre:

Estimado señor Phantomhive:

Nuevamente le escribo desde mi pueblo. Quería decirle que pronto nos pondremos en contacto nuevamente con usted, y que nos llegó la suma de dinero acordada en el tratado, veo que por lo menos Sakura sirvió de algo, sería la primera vez que hace algo bien. También le agradezco el hecho de que ella no haya regresado, en verdad esa chica es una molestia, supongo que ya lo habrá comprobado por usted mismo, le pido disculpas por las molestias ocasionadas. No se que hará o hizo con ella pero en verdad estamos en deuda con usted, nos ha sacado un enorme peso de encima.

Sin más que decir, me despido. Le deseo la mejor de las suertes en su negocio y vida.

Tsunade

Fin


Bueno, como se habrán dado cuenta, la primer forma de matar a Sakura es torturarla hasta la muerte, algo netamente placentero si me permiten opinar =D aunque podría haber salido mejor u.u espero poder complacerlos jajaja. Espero que dejen reviews contándome sus propias ideas locas de como matar a Sakura, si hay alguna original que me guste, puede llegar a convertirse en un capítulo de este fic ;D jajaja. En fin, gracias por haber leido, espero que les haya gustado y que lean el próximo capítulo, hasta entonces!!