Prólogo:
Había anochecido pronto, el invierno empezaba a acechar la ciudad y las calles se volvían más oscuras y más frías conforme avanzaban los minutos. En uno de tantos callejones, vacío y silencioso, dos personas mantenían una conversación sincera. Nadie iba a escuchar las palabras que se iban a pronunciar esa noche, de igual forma que ningún sistema de seguridad oficial podría grabar imágenes de lo que iba ocurrir en aquel húmedo y sucio callejón.
- - ¿Vas a dispararme, Nozomi?
Una voz suave y tranquila habló sin ningún tipo de reproche. La inspectora Tojo se encontraba de pie en el centro del callejón, empuñando el arma con ambas manos y apuntando a la muchacha rubia que acababa de hablar. Nozomi apuntaba a Eli con el arma oficial del departamento de seguridad. Este tipo de armamento estaba equipado con la última tecnología armamentística y se bloqueaba automáticamente si era empuñado por alguien sin permiso oficial o si el objetivo del disparo no tenía "una psique criminal". En este caso el arma estaba desbloqueada y le recordaba a la inspectora Tojo que tenía permiso para disparar y que su deber era eliminar al objetivo.
Por la mente de Nozomi fluyeron numerosos recuerdos en pocos segundos mientras mantenía a Ayase Eli bajo el punto de mira. Desde la implantación del nuevo sistema de seguridad ciudadana Sibyl que basaba sus datos y cálculos en el estado de estrés de las personas, los cambios en los departamentos de policías, el día que conoció a Eli y como todo eso mezclado las había llevado a ese callejón y en esa situación. Pensaba todo eso mientras observaba el cuello de la camisa de Eli, que estaba a pocos metros de ella.
Eli, en cambio, decidió olvidar cómo y por qué habían llegado hasta ahí. Si esos iban a ser sus últimos segundos de vida prefería deleitarse con los recuerdos más dulces que tenía; imágenes de Nozomi sonriendo cuando la propia Eli se sonrojaba por algo, su risa alegre cuando compartían algún momento de descanso en el trabajo, y su cuerpo desnudo cuando aún estaba con ella en la cama al amanecer de aquellas noches tan cortas. Sí, Nozomi era el recuerdo más hermoso que tenía Eli así que si todo iba a terminar aquella noche, que fuera por Nozomi a Eli le parecía bien.
Capítulo I: La implantación de Sibyl
"La imparable evolución de la sociedad" es lo primero que escuchó la inspectora Nozomi Tojo en las noticias que su despertador holográfico lanzaba por las mañanas para despertarla a las 07.00 en punto. Ese eslogan sobre la evolución de la sociedad se refería a la implantación de Sibyl en los departamentos de policia. El sistema, que empezó siendo un programa de Inteligencia Artificial diseñado para el control del tráfico en las autopistas era ya la base de la sociedad, estaba en las escuelas para decidir la orientación académica de los alumnos en función de sus aptitudes psicológicas, en puestos de trabajo para determinar los departamentos designados a cada individuo e incluso se utilizaban ramas de software parecidas a Sibyl para determinar las probabilidades de los cambios de la bolsa y el comercio, para leer la compatibilidad de las personas a la hora de formar parejas, grupos de amigos o compañeros de trabajo. La compañía privada que había desarrollado Sibyl era ahora la base de la forma de vida natural en todo el mundo.
Mientras Nozomi terminaba de ajustarse la camisa y los pantalones negros del uniforme reglamentario, escuchaba como un comentarista de las noticias de la radio hablaba sobre las ventajas de tener a la IA tan desarrollada e integrada en la sociedad. El análisis instantáneo de los parámetros psicológicos y somáticos de las personas era todo un avance tecnológico que ofrecía la posibilidad de calcular con precisión extrema una infinidad de posibilidades. Por eso se utilizaba y se confiaba en su eficacia, porque ofrecía la seguridad del cálculo perfecto, y más ahora que se celebraba el aniversario del día que se anunció que Sibyl también apoyaría a los departamentos de seguridad, desde ese momento, llamados Agencias de Seguridad Públicas.
La inspectora Tojo anudó su corbata observándose cuidadosamente frente al espejo mientras ordenaba al sistema informático de IA de su apartamento un desayuno especialmente calórico porque sospechaba que el día iba a ser largo e intenso. La semana pasada el departamento A había recibido varios avisos de comportamiento errático de personas cuya psique era turbia y Nozomi tenía la sensación de que a lo largo de ese día iba a tener alguna que otra excursión a la caza de estas personas.
Desayunó lo más rápido que pudo y abandonó su apartamento en dirección a la Agencia de Seguridad de Pública. La ciudad no era del agrado de Nozomi, ella gustaba más de la tranquilidad de un largo paseo en silencio sobre un paraje desierto que del ruido y el ambiente cargado de cientos de personas y cientos de máquinas caminando, desplazándose, ejecutando acciones o analizando hechos. La ciudad entera era un caos ordenado y sistematizado de gente y de circuitos, podría decirse que el paseo que Nozomi daba por las mañanas hasta la oficina era lo que menos le agradaba del día. En cambio, por la noche, cuando caminaba de nuevo hasta su apartamento el zumbido cibernético de toda la tecnología que les rodeaba era más suave, la actividad se reducía muchísimo por la noche y había más calma.
- Buenos días Tojo-san, que tenga un buen día durante su jornada laboral – la voz mecánica de la recepción de la oficina de la Agencia saludaba todos los días a Nozomi de la misma manera. A Nozomi y al resto de trabajadores que cruzaban las puertas de la oficina por la mañana.
Nozomi pasó ligeramente de largo y se dirigió directamente al despacho del departamento A de investigación. Al entrar se encontró con sus dos compañeras de equipo. Umi y Rin parecían tener una discusión animada y no se dieron cuenta de que Nozomi había entrado en la habitación:
- - ¡Pero no puedes largarte así por las buenas! – gritaba Rin con cierto aire de indignación - ¡Umi, me debes el turno de esta noche!
- - Yo no he pedido el cambio de departamento, me he enterado esta mañana…
- -A ver, a ver – Nozomi no pudo mantenerse al margen más tiempo al ver que Umi realmente estaba recogiendo sus cosas y amontándolas en una caja de cartón - ¿Qué es eso de que te cambian de departamento?
Umi le enseñó a Nozomi un sobre con el logotipo de la Agencia de Seguridad Pública. Dentro había una orden de traslado de departamento, Umi había sido destinada a una unidad de seguridad superior.
- -Ara, Ara… - Nozomi sonreía con picardía – ¿la directora Minami quiere otro guardaespaldas?
- -¡Nozomi!
A Umi no le hizo gracia el comentario pero al menos Rin había dejado de quejarse y gritar. Iba a echar de menos ver a Umi sonrojada por cualquier cosa; Umi era una gran compañera en la calle, era de confianza y estaba entrenada rigurosamente. Tenerla de compañera había sido un honor pero si había conseguido un traslado a un puesto mejor por méritos propios, debía alegrarse por ella y no sentir pena por sí misma.
- -No ha sido por mi trabajo y Kotori no ha tenido nada que ver…
Los rostros de Rin y Umi estaban ahora serios.
- -Chicas solo he llegado tarde cinco minutos ¿qué ha podido pasar para que pongáis esas caras? Venga ¡Un traslado es algo bueno!
- -Me trasladan porque esta mañana ha regresado la unidad que enviaron a Rusia…
Nozomi se dejó caer sobre su silla. Con la mirada perdida había dejado de ver los rostros de Umi y Rin para empezar a recordar de golpe todo lo que llevaba un año procurando olvidar. Sí, justo un año; el día que implantaron el sistema Sibyl en los departamentos de policía, un grupo de élite fue enviado a Rusia en "misión especial", un grupo formado por ciertos inspectores con aptitudes militares y experiencia suficiente para no dejarse llevar por el miedo en una situación de pánico. Diez inspectores dejaron la recién bautizada Agencia de Seguridad Pública ese día y no se había sabido nada de ellos hasta justo un año después.
- -Nozomi… - Umi intentó encontrar alguna reacción en el estado de shock de la pelimorada.
- -¿Han vuelto todos los inspectores que se fueron? – Fueron las únicas palabras que Nozomi acertó a decir en voz alta.
Rin y Umi no supieron cómo enfocar la situación. Quizá había alguna forma de tratar el tema con el suficiente tacto como para no alterar la psique de la inspectora Nozomi.
- -Sí, todos – dijo una voz a su espalda. La voz de alguien que acababa de entrar el despacho del departamento A.
No le hizo falta girarse para saber que la voz era la de una inspectora alta y rubia, de ojos azules fríos pero de sonrisa cálida. Ayase Eli acababa de entrar en el despacho de Nozomi tras haberlo abandonado un año antes. Trescientos sesenta y cinco días preguntándose acerca de Eli ¿Acaso Eli la había olvidado? ¿Quizá había muerto en esa misión especial? ¿Habría encontrado una sustituta rusa que calentara su cama? ¿Podría ser eso? Quizá Eli ya no la quería…Con cada pregunta se hacían añicos los recuerdos que tenía de Eli. Tanto había pensado en ella que ahora que la tenía delante no podía reaccionar, no podía pensar ni asimilar que había vuelto.
