Los personajes pertenecen a Hidekaz Himaruya. La historia es mía.

Aportación al evento de Entente Cordiale en LJ de Fruk me bastard.

Pareja: Nyo!Francia e Inglaterra; uso de nombres humanos.


Marianne abrió los ojos suavemente, ya con la sonrisa aún antes de despertarse, y le picó una mejilla suavemente.

Él sonrió.

-Elizabeth Taylor se sentiría celosa de esos ojos violetas- la saludó, intentando sonreír ante que llorar y sonrojarse.

Ella frunció la boca con gesto felino, con las comisuras aún levantadas.

-¿Quién es Elizabeth Taylor?


Un grito agudo y lleno de pánico le desgarró los oídos. Soltó la tela y la aguja y siguió el sonido. Ella estaba desplomada, con su eternamente perfecto moño deshecho, y envuelta en una sábana. Cuando Arthur se inclinó para abrazarla dio un respingo, entornó los ojos y le abrazó como si la vida le fuera en eso.

-¡No dejes que me toquen! ¡No dejes que me toquen!

-¿Quiénes, Marianne? -murmuró, levantándola a pesar de su resistencia.

-¡Pues ellos, que vienen! -se lleva las manos al pelo desordenado- Me quieren operar pero yo no quiero, y tengo miedo. No les vas a decir, ¿verdad? -sonríe, temerosilla.

-No, claro que no.


-¡Hey! ¿Cómo me miro?

El inglés ya sabía que era pregunta con trampa, porque con una cosa o con otra, al final sabría lo que pensaba. Sí, claro que lo sabe, en alguna parte de su subconsciente, esa que no tiene mucha voz o voto cuando la francesa se asoma con el pelo color caramelo desperdigado por la espalda, los hombros y las clavículas; la boca húmeda y entreabierta, y ese vestido crema y rojo que se acaba de comprar (aunque Marianne diga que es crudo y marsala).

Se emboba un poco, deja de intentar hacer una sopa decente, se sonroja, y le tira media aceitera a la cacerola. Marianne se ríe, un poco sorprendida que, por más que pasa el tiempo, sigue haciendo ese montón de cosas al mismo tiempo. [Ella comenta que es más fácil si simplemente le dice que la ama. Él se sonroja y le manda decir que se calle la boca].

Marianne se acerca, sin realmente intentar ser sensual [y ahora exclama que siempre lo es, él dice que no sea tan vanidosa; ella contesta que no es su culpa de que le guste tanto], y le toma ambas manos. Él le busca la boca, la mejilla, donde se deje, como siempre, la francesa se aparta un poco y le susurra entre la oreja y la mandíbula.

-Todavía no me has contestado.

Él tartamudea, ella vuelve a reírse, y le besa antes de que se aparte. Arthur, como cualquier persona con dos dedos de frente, se lo devuelve, y pasa una mano por su espalda. Y lo siento, no Marianne, tú, inglés, porque las tres horas que pasó escogiéndolo fueron en vano, porque NO lo va a estrenar. Al menos no en público. Entonces, no lo siento tanto.


No se lo digan a nadie, pero en realidad está bastante contentillo de que no lo recuerde, porque así no podrá avergonzarle, y él podrá quitarse un poco la pena y seducirla.

-Wanna dance?

Después de un mínimo gesto de contrariedad, una sonrisa, una mano y un teléfono conectado a las bocinas, le pide que le imite.

-You'll never know how much I really love you, you'll never know how much I really care...-comienza, y ella sonríe porque de eso sí que se acuerda, porque siempre le canta, se clama un poco y trata de seguirle, con mucha más gracia de la que a Arthur le parece justa y necesaria.

Él le sonríe, de veras, ya no intentando encantarla, de esas que no te das cuenta, sin poder evitar tener un poco las mejillas rosas, y le da unas vueltas bastante amplias, que la falda con vuelo de Marilyn Monroe que trae puesta ella lo hace merecedor de una foto de revista.

-I'm in love with you -con su acento gracioso y cantarín, él le sigue en la canción, hasta que le cuelga los brazos al cuello y le detiene suavemente de los hombros- No, de verdad. Je t'aime.

Lo besa en la mejilla, él relaja el rostro en ese gesto de felicidad de gramófono, y le abraza. Ella comienza a hacerle cosquillas, Arthur se dobla muerto de la risa, y la carga de la cintura, dándole vueltas hasta que entre carcajadas le implora que la baje.


Marianne se asoma por la ventana una vez más, convencida de que alguien la llama. Detrás suyo, Arthur suspira, y le dice que habrá sido algún vecino bromista. Ella le sonríe, encantadora, y él se conmueve enteramente.

Y ella es feliz.


Gracias por leer. Dejo mi ask abajo, por alguna duda o aclaración.

¡Disfruten del evento!

ReaKafka