Capítulo 1:
Triste, sí, preocupada también. ¿Enojada? Puede ser. Mabel Pines, sentía un revuelo de emociones en su regreso a Gravity Falls. Casi 5 años, en los que no había visto ni a sus tíos, ni a Dipper. Ella, insistió en que se quedara con Ford, aunque le doliera en lo más fondo de su ser.
Ahora mismo, estaba en la terminal, sola. No había avisado a nadie de su regreso. Suspira, empezando una larga caminata hacia la cabaña del misterio. No había cambiado mucho, tal vez el físico. Era mucho más voluptuosa, si lo admitía, pero su forma de ser, era la misma.
Sin embargo, había dejado aún lado sus comunes suéteres. Ahora, usaba una camisa común y corriente, con shorts cortos y botines. Su cabello, se lo había dejado crecer, pero casi siempre lo llevaba en una trenza de lado.
¿Habían cambiado? Lo más probable, aún no se sentía lista. Estaba asustada, pero a la vez emocionada. No sabía que pensar, que decir, o que hacer. Fue, hasta que choca con algo, cayendo al suelo.
− ¡Perdona! –alcanza a escuchar, tocándose su frente− ¡No quise hacerte daño!
Levanta la mirada, confundida, viendo una cabellera rubia, inclinada hacia adelante, en modo de disculpa. De inmediato, imágenes llegan a su cabeza, llegando a una conclusión; Pacífica Nortwhest.
− ¿Pacífica? –pregunta confundida ¿Desde cuándo se disculpaba? – Soy yo, Mabel Pines.
Casi de inmediato, esta levanta la cabeza, llorando. Un montón de lágrimas salían de sus orbes azules. Mabel da un respingo en su sitio.
− ¿Qué haces aquí? –se aleja− ¿No deberías estar en California?
Niega, bajando la mirada. Después, se acerca un poco a Pacífica, estudiándola detenidamente. Sus ropas ya no eran caras, sino más comunes, se parecía de cierta forma a ella. Casi sorprendida por las lágrimas, la abraza repentinamente. Sabía que ella necesitaba un abrazo.
− ¿Por qué lloras? ¿Y tus padres? −.
−En lo que era la cabaña de misterio, me echaron de casa –responde murmurando− Dijeron cosas muy crueles, por eso estoy así.
− ¿Lo que era? ¿Y mis tíos? –Mabel se aparta, buscando una respuesta en sus orbes.
−Son dueños de la mansión, donde vivía, ahora se le dice la mansión Pines, y creo que tú eres una dueña de esta –a su alrededor, las personas se detienen, observando a Mabel.
Se siente algo incómoda por las miradas de miedo. Pero se sorprende, al ver como todos se inclinan ante ella, inclusive Pacífica. Se sentía como reina, pero no entendía el porqué de estas acciones. Con algo de pena, levanta a Pacífica, quien estaba asustada. Mabel os mira todos, en forma de sorpresa.
−Señores, no es necesaria esa reverencia, no soy su reina ¿Verdad? –todos la miran, como si estuviera loca− Levántense, tan solo soy una más ¿Cierto?
Nadie hizo caso. De hecho, en cuestión de segundos, no había nadie. Pacífica también quería irse, pero Mabel la detuvo. Buscando respuestas a sus dudas, Pacífica entiende que la pobre no tiene a menor idea de lo que pasaba.
− ¿Qué está pasando? −.
