¡Hola a todos!
Este fic participa en el minirreto de noviembre para El Torneo de los Tres Magos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Disclaimer: El potterverso es propiedad de JK.
—¡No, Ron! ¡No bebas eso! —gritó Hermione mientras veía como el pelirrojo se tomaba de un solo trago aquella poción.
Inmediatamente sintió el cambio. Se sentía confiado, fuerte, hábil. Incluso se sentía más alto, ¿Cómo pudo crecer tanto en tan pocos segundos? ¿De que estaba hecha esa poción? Debió poner atención a la clase de Slughorn.
Dejó el vaso en la mesa con fuerza y salió del gran comedor con paso determinado hacia la el campo de quidditch, ignorando a cierta Gryffindor que gritaba a su espalda mientras Harry trataba de detenerla.
De pronto, todo parecía mejorar. El cielo se había despejado y la lluvia había desaparecido. Los pájaros cantaban y las mariposas se acercaban a él, como alentándolo a seguir su camino hacia el triunfo.
Se puso el uniforme y salió antes que todo el equipo al campo, y al escuchar todos aquellos gritos y aplausos, su valentía aumentó.
No sabía cómo podía estar tan nervioso esta mañana. Esto era pan comido. El equipo contrario era lento y predecible, y cada vez que alguien se atrevía a acercarse a los aros, Ron hacía una jugada tan espectacular que el estadio completo estallaba en aplausos y ovaciones.
—¡Acabemos con esto, Harry! —le gritó para atraer su atención, después señaló justo hacia los asientos de los profesores, y ahí encima de la cabeza de Flitwick, brillaba la snitch dorada.
Harry atrapó la snitch y el juego terminó. Los alumnos de Gryffindor corrieron al campo a felicitar a sus jugadores por una victoria gloriosa, todos menos Hermione.
Como siempre, Hermione encontraba la manera de arrebatarle esos momentos de gloria, pero no ésta vez. Tenía a la suerte de su lado, e iba aprovechar hasta la última gota de esta. Tomó su escoba y voló hacia las gradas donde Hermione seguía sentada.
—Enhorabuena —le dijo Hermione con voz acusadora y brazos cruzados.
Ron no dijo una palabra más, se acercó a ella y la besó en los labios. Fue tan fugaz que Hermione se quedó sin habla. Ron se movió tan deprisa que cayó de su escoba.
—¿Vienes conmigo? —le preguntó ofreciéndole su mano.
—No —respondió rápidamente, dio media vuelta y salió corriendo de ahí.
Al parecer necesitaba mucho más que una botella de Felix Felicis para ganar esta batalla.
