SUMMARY: A veces nos engañamos a nosotros mismos, incluso llegamos a creer que la realidad es fantasía, ¿Qué pasa cuando descubrimos que todo era verdad?
ADVERTENCIA: lemmon, OoC, mucho dulce jaja, no apto para diabéticos y chocofobicos!
Bueno muchachas nuevo fic, espero que les guste, dejen reviews para saber que les parece y continuarlo… a los que leen "que el fuego no apague nuestro amor", pronto escribiré el ultimo cap. Es que ya lo tenía por la mitad, y mi compu entró en corto, ahora me va a tocar iniciarlo de nuevo, porque al parecer se demora el arreglo.
Chapter 1: Chocolate de avellana
Gracias a los dioses Dobby era un buen elfo y le proveía sus necesarias dosis, eran momentos como este en los que Hermione sentía ganas de regalarle una tienda de ropa al pequeño amiguito.
—Mmmm ¡ahhhh! Así profesor — gemía la castaña.
—Usted es una estudiante mala, señorita Granger— susurraron en su oído, era una voz apacible, esa voz que tanto le encantaba.
— ¡Eh! Pro-profesor ¿Qué hace usted aquí? — pero que vergüenza, ¿Cómo era que la había podido encontrar masturbándose, justamente él? Hermione intentó cubrirse como pudo con el cubre cama.
—No se moleste Granger, ya no hay necesidad de eso, ¿cómo puede sentirse pudorosa, ante un hombre que la lleva viendo desnuda desde hace meses atrás? —preguntó Snape mientras subía en la cama de la joven y intentaba arrebatarle la colcha de las manos.
—Pero que esta diciendo señor, usted no…
—Claro que yo sí, es estupendo saber todo lo que uno se pierde debajo de esa pinta de sabelotodo insufrible, su túnica no le sienta nada bien, debo aclarar, pero indiscutiblemente lo mejor de todo es saber de lo que es capaz una "santica" como usted Granger. — por fin logró arrebatar la colcha de las manos de la castaña, que ya no lo evitaba mas, al fin y al cabo era algo que ella llevaba deseando por mucho tiempo. Tenerlo sobre su cama aunque fuera en una situación de clara desventaja como lo era esta.
Severus se siguió acercando a la chica, como asechándola pero aun así, sin tocarla. Quedo completamente sobre ella, sosteniendo su peso sobre los brazos, a duras penas se rosaban y la piel de Hermione se erizaba con el casi nulo contacto.
— El chocolate de avellanas es delicioso, ¿no?, lo curioso es el uso que le has dado estos últimos días, ¿saben los elfos para que lo utilizas? Claro que no, sino no te lo darían, ¿no te da pena utilizar a esas pobres criaturitas para darte placer? — a Hermione no le paso inadvertido el hecho de que él la estuviera tuteando y mucho menos el hecho de que él la había estado espiando durante los últimos días.
—Y ¿Qué sigue profesor? ¿Qué mas hay después de espiar a una estudiante, después de verla desnuda y además después de acosarla sínicamente en su habitación?
― ¿Qué te parece esto? — dijo mientras sostenía su peso en una sola mano y con la otra bajaba tocando levemente el abdomen hasta llagar a sus pliegues de donde tomo con su dedo un poco de chocolate de avellanas que allí se encontraba y lo levaba a su boca para degústalo a solo centímetros de la boca de Hermione.
Ella no pudo evitar sentir la excitación que esto le producía e instintivamente se mordió su labio inferior.
—Me gustaría más un poco de esto— respondió la castaña jalándolo hacia sí y besándolo apasionadamente, él quedó posicionado sobre ella, soltó un gemido y comenzó a besarla con frenesí.
Él vaivén de caderas no se hizo esperar más, y pronto todo era una mezcla de sudor, pasión y sentimientos. Los cuerpo se complementaban a la perfección, y sus alientos eran droga para el otro, el clímax los alcanzó al mismo tiempo y ambos se desplomaron exhaustos sobre la cama.
…
Sí, esa había sido la noche mas maravillosa que había vivido Hermione y ahora solo le faltaba girarse un poco para poder aferrarse con fuerza al hombre la había hecho sentirse mujer, por vez primera.
Con pereza pero decidida rodó sobre la suave superficie y estiró un brazo para agarrar a su amado. Abrió los ojos y se incorporó de repente, de Severus no había nada, ni un rastro, ni una pista que hiciera real lo que había pasado. Solo se encontró a sí misma desnuda y bañada en su apreciada crema de avellanas, que ahora se le antojaba desagradable.
No había sido mas que una patética fantasía, ¿quién se creía ella, como para merecer mas que eso?, todo había sido una estúpida mofa de su propia mente.
Hermione se sintió estúpida, se sintió utilizada, "y utilizada por ¿quien?, ya te gustaría a ti, que te hubieran utilizado, eso te haría ser por lo menos, un poco menos patética."
―Estúpida― se dijo a sí mima, mientras las lagrimas recorrían sus mejillas y se dirigía al baño para lavar ese desastre en el que se había convertido.
―Lo siento― creyó escuchar, por lo que se giró y buscó algo fuera de lo común en su habitación. Al no encontrarlo se sintió aun más patética y desdichada que antes. Unos temblores carcomieron sus músculos y ahora ya no podía evitar llorar y sollozar a rienda suelta.
…
¡Grandioso! Clase de pociones con el más hábil oclumente del Londres mágico y tú sigues pensando en lo que creíste haber hecho con él, ¡contrólate Hermione!
—He escuchado, que muchos piensan que mis clases son aburridas— comenzó Severus, ¿porque tenia que haber sido una fantasía? Es que de solo imaginar lo que seria probar esos delgados labios y acariciar ese cabe… ¡no! Ya deja de pensar eso necia, que te va a escuchar, ¡bórralo! ¡Bórralo de tu mente ahora! — (…) y que tal parce no les sirven para nada (…) y que (…) en fin, por eso hoy les voy a enseñar, una receta.
— ¿disculpe profesor? — Estúpida Pansy déjalo que termine, ¿no ves que haces que la magia se pierda?
¿Cuál magia Hermione? ¿La tuya con tus fantasiosas ideítas?
— Lo que escuchó Sta. Parkinson, hoy aprenderemos a hacer Chocolate de avellanas— dicho esto agitó la varita y el procedimiento a seguir apareció en el pizarrón.
Algo se quebró en el pecho de Hermione, no había sido una fantasía, todo había sido real y él la había utilizado como una muñeca y la había dejado allí sola, sintiéndose patética. Y no conforme con eso, ahora venia a burlarse de ella en clase. En un impulso del cual no se hubiera sentido capaz en otra situación, tomó su mochila y lo que pudo con la mano y salió corriendo hacia la puerta.
— lo siento no puedo— dijo Hermione en un susurro quebrado, deteniéndose frente al escritorio en el que se encontraba el profesor. Para luego salir huyendo del aula con lágrimas a rebosar en sus ojos.
La cagaste, ahora si que la cagaste,- ah no nada de eso, la cagamos ambos, además que importa, eso era lo que necesitábamos, que nos odiara, ahora si podrá olvidarse del desagradable encuentro de anoche, ¡por Merlín! Es una niña, debe estar completamente asqueada con lo que pasó ¿no te das cuenta? Fue lo mejor. -No, no fue lo mejor, y lo sabes, porque muy en el fondo también sabes que esto lo hiciste con la esperanza de que ella se diera cuenta de que si había sido real, ella pensaba que había sido una fantasía ¿Por qué no lo dejaste así?- Es solo que… no pude, ya, ¿contento?
