Estando fuera, haga frío o calor, bajo el sol o una fina lluvia, el cielo no es el mismo para todos. Podría alzar mi mirada y encontrar paz entre las nubes como tambièn podría encontrar un sufrimiento infinito en el más cálido cielo de atardecer. Todo depende de ti, què vives y què sientes, cuando levantes la cabeza y mires al cielo todo puede ser diferente.
Las cosas pueden cambiar si observas el mundo con alguien a tu lado.
Mi nombre es Luka Megurine. Suelo pensar demasiado mirando por mi ventana en el taller. Mi máquina de coser está cerca del cristal, me tranquiliza la preciosa vista al parque. Soy modista, sastre o como le quieran llamar. Mi ignorancia no me deja diferenciar y tampoco me importa como me digan. Tengo mi taller y mi labor, la gente viene a mi con prendas para arreglar, colocar un cierre a un pantalón, agregar un bolsillo a una campera, sencillo. Al cobrarles poco tengo una buena cantidad de clientes. No vivo como princesa, hago muchos sacrificios para poder pagar la renta, los gastos comúnes y comer algo decente todos los días. Los lujos de cositas nuevas para uso personal me los ahorro. A lo largo de mi vida, las personas me han reprochado como padres presentes que, con mi belleza podría tener una vida mejor. De eso me doy cuenta. Sin esfuerzo tengo un cuerpo bastante llamativo y deseado, un rostro delicado y unos ojazos azules. Sueno como una egocèntrica perdida, debo reconocer que mi apariencia promete. A pesar de eso, no quiero avanzar.
Ir por la vida con mis veinte años diciendo orgullosa "estudiè corte y confección de prendas" no me ha dado nada más que un "solo eres una costurera" como respuesta.
He allí otra forma de llamarme.
El resultado de todo este parloteo mental y mi admiración hacia el infinito cielo no tienen conexión. Estoy ebria, sencillamente.
Veo al hombre colocarse los lentes para admirar el bordado que le agreguè a un delicado y algo pequeño vestido. Esbozó una sonrisa dandole vueltas a la prenda, supongo que imaginando a alguien en èl.
Seguramente para su hija, ya me han tocado trabajos de parte del señor Hatsune en ropa juvenil. Le tendí una bolsa para guardar el vestido, negó con la cabeza buscando algo en su pantalón.
- Quedó muy bien Luka-. Sacó su billetera y me dejó sobre el escritorio dos billetes. Agradecí mirando el vestido celeste que cuidadosamente doblado descansaba en manos del señor. Siempre es gentil y me da un poco más de plata por los encargos, asi que deseaba de buenas que le gustara a la futura dueña. Dijo que volvería por ya no recuerdo què y se despidió. Ni bien me quede sola, recostè mi cuerpo en la pared. Rayos... mi cabeza palpitaba. Resaca Megurine, resaca.
Caminando hasta el sofá mire la hora en mi celular. Tambièn me dí por enterada de las cuatro llamadas perdidas de mi primo. Kaito, què molestia.
Me dispuse a sentarme y llamarlo pero alguien tocó a la puerta del taller. Dije una grosería en voz baja para que el del otro lado no me oyera. Estuve toda la bendita mañana trabajando y no había ni almorzado, parece que los accidentes en la ropa eran muy seguidos ese martes. Con pesadez abrí la puerta. Allí en el umbral, estaba una chica preciosa. Es decir... wow. La definición de la exclamación "Huy, que ternura! ". Era delgadita, un poco mas baja que yo, de cabello largo atado en dos coletas y de un extraño color verde agua, creo. Había visto un cabello así antes.
La mirè de arriba a abajo. No con maldad, la sorpresa de una joven tan linda me hizo mirarla detenidamente. Sentí un calorcito en la cara, ella me miraba fijo al rostro y sonreía. Parecía sorprendida.
Hell no, imagino mi aspecto de borracha fiestera ante esa especie de hada o ángel, algo mitológico e increíble. Ya, si era linda.
- Disculpeme...-. Hablaba en tono bajo, como tímida- Mi padre acaba de llevarse esto.-. Me alcanzó con las manos el vestido que el señor Hatsune se había llevado hace un ratito. Quedè pasmada , no le habría gustado? Tendría algún defecto? Salgo del trance, acababa de conocer a la hija de un buen cliente que traía nuevamente mi trabajo. Los nervios se presentaron.
- Tiene algún defecto? No te gusta? Quieres que lo haga otra vez?.
Abriendo un poco más los ojos la muchacha negó con la cabeza mis multiples preguntas. Tomè el vestido y ella bajó los brazos, con sus ojos fijos en mi. Diablos, la niña bonita me puso tensa.
- Me gustaría que le agregara algo Luka sama.-. Me tomó por sorpresa el respeto, no parecía tener menos de quince años y me hablaba asi. Vaya, me vuelvo ansiana.
- Dime.- Le dije sonrièndo. Ella no dijo nada por unos segundos y despuès dejo de mirarme bajando su campo visual. Supe que era muy timida.
- Podría agregarle... el dibujo de una mariposa en el pecho?-. Su pregunta agrandó mi sonrisa. Què inocencia.
- La quieres en algún color en especial?-. Preguntè amablemente. Entonces volvió a concentrar su mirada aquamarina en mi. La vi sonrojarse, mordiendose el labio. - Rosa, la quiero en color rosa.
Continuará.
